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Educacion integral
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Josema- Cantidad de envíos : 350
Nivel de Aportación : 411
Fecha de inscripción : 15/01/2011
Localización : Barcelona
Re: Educacion integral
http://www.educacionprohibida.com.ar/
Recomiendo también el libro Pedagooogía 3000, que podéis bajar de aquí: http://www.revistalaquefaltaba.com/libros.html
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Invitado- Invitado
no escolarizacion
Incluir la no-escolarización entre "las asignaturas pendientes" que le quedan a la Educación en el siglo que ahora comienza refleja el hecho de que el sistema educativo del nuevo milenio no puede ser completo si no se abre a iniciativas que surgen precisamente de una visión crítica de la institución de la escuela y de las limitaciones de la misma.
No se trata de restarle mérito a la escolarización generalizada que ha cumplido una función vital en el siglo XIX y XX y ha contribuido precisamente a que hoy tengamos una sociedad tan matizada que precisa diferentes formas de educación, pero sí dejar claro que la sociedad cambia y que la escuela no es el primer logro de nuestra época que se vuelve contraproducente por su uso masivo.
Muchos expertos (entre otros John Gatto, Ivan Illich y John Holt) han ahondado en la crítica de la escuela y sus posibles alternativas. Su visión fue resumida intuitivamente por mi hijo que con nueve años quiso quedarse en casa, ya que concluyó que el malestar experimentado por él en varias escuelas se debía a la institución misma, "porque es imposible que a 20-30 chavales les interese la misma cosa en el mismo momento".
El hecho de ser enseñado no necesariamente equivale a aprender, y todavía menos si se impone un plan de estudios (sea explícito u oculto). La curiosidad y el interés propio juegan el mismo papel en el proceso de aprendizaje que el hambre y el apetito en la alimentación. La obligación prolongada de tragar (comida o conocimiento) fácilmente causa trastornos (de la alimentación o del aprendizaje).
La desescolarización voluntaria significa que los padres asumen la responsabilidad de la educación de sus hijos por razones que varían mucho y en formas muy distintas, adaptadas a las necesidades de los niños. A veces se siguen los libros del colegio y algunas familias se han puesto de acuerdo con las autoridades para que los niños vayan a la escuela de vez en cuando para examinarse. También las hay que dedican de 2 a 4 horas al día al trabajo escolar, mientras otras no siguen ningún horario sino que los padres se disponen a responder a las preguntas que surgen espontáneamente de los niños y a ayudarles con sus proyectos, sabiendo que se puede aprender de distintas formas y no solamente de los libros de texto.
Con los niños en casa los padres pueden ver lo que necesitan, pues cada cual es un mundo diferente que además está cambiando continuamente. Para enseñar a los hijos en casa no hace falta tener estudios formales. Sí hay que saber leer, escribir y hacer cálculos sencillos, además de saber dónde está la biblioteca más cercana. Lo más importante, sin embargo, es que se tengan ganas de estar con ellos y que uno/a mismo/misma tenga curiosidad por aprender cosas nuevas.
Estudiar en casa no significa además estar en casa todo el tiempo. Más que ser maestros el papel de los padres muchas veces es poner en contacto a sus hijos con otras personas y otros entornos sociales.
La educación en casa nunca sustituirá completamente al colegio, pero es una alternativa que para muchas familias soluciona los problemas inherentes al diseño de la institución "escuela". La experiencia de varias generaciones "desescolarizadas" en condiciones de perfecta legalidad en el extranjero (Reino Unido, Francia, Australia, Canadá o los EE UU donde ahora mismo hay 1 millón y medio de niños sin ir al cole) demuestra la validez de esta alternativa y desmiente los habituales prejuicios (falta de socialización, dificultades a la hora de estudios superiores o de conseguir trabajo etc) sobre la misma.
En España muchos expertos, psicólogos y educadores pregonan todavía sus dogmas no sólo sobre los supuestos beneficios de la escolarización, sino también sobre los daños irreversibles de la no escolarización sin haber conocido personalmente algún niño que haya crecido sin ir al colegio. Su argumento preferido es el de la socialización, al estilo de los que esgrimen que para hacerse hombre hay que ir a la mili y no mencionan que también existe una socialización negativa.
De esto habla por ejemplo Vicente Garrido, profesor de psicología criminal. El relaciona la escalada de la delincuencia juvenil con el hecho de que "la estructura familiar perdió su capacidad de socializar, de establecer patrones de comportamiento en los niños" y añade: "... la familia es el agente socializador por excelencia." Muchos pedagogos acusan el aumento de la edad de escolarización, que obliga al 100% de la población entre 14 y 16 años a estar escolarizada, de disparar la agresividad en los colegios.
La diferencia entre la socialización de niños escolarizados y no escolarizados es que los primeros pasan muchas horas al día con muchos niños de la misma edad, mientras que los últimos se socializan a través de contactos más individuales con niños y jóvenes de edades diferentes y con adultos. Estudios realizados en países donde ya existen varias generaciones de personas no escolarizadas muestran más bien que los niños no escolarizados son más cooperadores y que ven a los adultos como aliados y no como enemigos.
En España hay un número creciente de familias sin escolarizar a sus hijos, que prosperan en medio del vacío legal existente entre la Constitución española que dice: "La enseñanza básica es obligatoria y gratuita" (Art. 27.4), pero precedida por la frase: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones" (Art. 27.3) y la LOGSE, una ley de rango inferior a la Constitución, en la que "enseñanza" se ha transformado en "escolarización". La toma de posición de los jueces ha sido decisiva para llenar el vacío legal. Luis Columna, el mismo juez que en 1994 condenó en Almería a 150 padres por absentismo escolar, tras advertir que ante un conflicto de objeción a la escuela habría que estudiar caso por caso, niega que "exista responsabilidad penal ante un caso de este tipo [desescolarización consciente], ya que los padres no hacen dejadez de sus obligaciones con los hijos sino todo lo contrario, velan por ellos al plantearse cuál es el mejor método educativo que les conviene"("El Mundo", 29-3-95). Desde entonces han habido varios precedentes jurídicos que establecen que la "formación educativa efectuada al margen de la enseñanza oficial es perfectamente aceptable en el marco de libertades diseñado por la Constitución".
Ninguno de los jóvenes que en España ha superado la edad escolar sin ir al colegio ha tenido problemas a la hora de incorporarse a la enseñanza superior o al mundo laboral, a pesar de que en este país todavía no se han formalizado mecanismos como los que hay en otros países (EE UU, Canadá, Australia, Francia, Inglaterra) donde la educación en el hogar es completamente legal desde hace varias generaciones.
Una red de apoyo informal de familias con niños no escolarizados en España viene celebrando encuentros en diferentes puntos del territorio nacional desde el año 1994, ofreciendo a los niños la posibilidad de convivir con otros que también aprenden en casa y a los padres u otros adultos interesados en el tema la oportunidad de intercambiar experiencias e impulsos. Desde el año 1997 se está editando también el boletín "Crecer sin Escuela" , que trata de temas como la legalidad, la situación en otros países, la práctica cotidiana de la no escolarización, ideas y documentos para el debate pedagógico, experiencias de familias, recortes de prensa y cartas de contacto (Apdo de correos 45, C.P. 03580, l'Alfàs del Pi, Alicante).
-Péter Szil
No se trata de restarle mérito a la escolarización generalizada que ha cumplido una función vital en el siglo XIX y XX y ha contribuido precisamente a que hoy tengamos una sociedad tan matizada que precisa diferentes formas de educación, pero sí dejar claro que la sociedad cambia y que la escuela no es el primer logro de nuestra época que se vuelve contraproducente por su uso masivo.
Muchos expertos (entre otros John Gatto, Ivan Illich y John Holt) han ahondado en la crítica de la escuela y sus posibles alternativas. Su visión fue resumida intuitivamente por mi hijo que con nueve años quiso quedarse en casa, ya que concluyó que el malestar experimentado por él en varias escuelas se debía a la institución misma, "porque es imposible que a 20-30 chavales les interese la misma cosa en el mismo momento".
El hecho de ser enseñado no necesariamente equivale a aprender, y todavía menos si se impone un plan de estudios (sea explícito u oculto). La curiosidad y el interés propio juegan el mismo papel en el proceso de aprendizaje que el hambre y el apetito en la alimentación. La obligación prolongada de tragar (comida o conocimiento) fácilmente causa trastornos (de la alimentación o del aprendizaje).
La desescolarización voluntaria significa que los padres asumen la responsabilidad de la educación de sus hijos por razones que varían mucho y en formas muy distintas, adaptadas a las necesidades de los niños. A veces se siguen los libros del colegio y algunas familias se han puesto de acuerdo con las autoridades para que los niños vayan a la escuela de vez en cuando para examinarse. También las hay que dedican de 2 a 4 horas al día al trabajo escolar, mientras otras no siguen ningún horario sino que los padres se disponen a responder a las preguntas que surgen espontáneamente de los niños y a ayudarles con sus proyectos, sabiendo que se puede aprender de distintas formas y no solamente de los libros de texto.
Con los niños en casa los padres pueden ver lo que necesitan, pues cada cual es un mundo diferente que además está cambiando continuamente. Para enseñar a los hijos en casa no hace falta tener estudios formales. Sí hay que saber leer, escribir y hacer cálculos sencillos, además de saber dónde está la biblioteca más cercana. Lo más importante, sin embargo, es que se tengan ganas de estar con ellos y que uno/a mismo/misma tenga curiosidad por aprender cosas nuevas.
Estudiar en casa no significa además estar en casa todo el tiempo. Más que ser maestros el papel de los padres muchas veces es poner en contacto a sus hijos con otras personas y otros entornos sociales.
La educación en casa nunca sustituirá completamente al colegio, pero es una alternativa que para muchas familias soluciona los problemas inherentes al diseño de la institución "escuela". La experiencia de varias generaciones "desescolarizadas" en condiciones de perfecta legalidad en el extranjero (Reino Unido, Francia, Australia, Canadá o los EE UU donde ahora mismo hay 1 millón y medio de niños sin ir al cole) demuestra la validez de esta alternativa y desmiente los habituales prejuicios (falta de socialización, dificultades a la hora de estudios superiores o de conseguir trabajo etc) sobre la misma.
En España muchos expertos, psicólogos y educadores pregonan todavía sus dogmas no sólo sobre los supuestos beneficios de la escolarización, sino también sobre los daños irreversibles de la no escolarización sin haber conocido personalmente algún niño que haya crecido sin ir al colegio. Su argumento preferido es el de la socialización, al estilo de los que esgrimen que para hacerse hombre hay que ir a la mili y no mencionan que también existe una socialización negativa.
De esto habla por ejemplo Vicente Garrido, profesor de psicología criminal. El relaciona la escalada de la delincuencia juvenil con el hecho de que "la estructura familiar perdió su capacidad de socializar, de establecer patrones de comportamiento en los niños" y añade: "... la familia es el agente socializador por excelencia." Muchos pedagogos acusan el aumento de la edad de escolarización, que obliga al 100% de la población entre 14 y 16 años a estar escolarizada, de disparar la agresividad en los colegios.
La diferencia entre la socialización de niños escolarizados y no escolarizados es que los primeros pasan muchas horas al día con muchos niños de la misma edad, mientras que los últimos se socializan a través de contactos más individuales con niños y jóvenes de edades diferentes y con adultos. Estudios realizados en países donde ya existen varias generaciones de personas no escolarizadas muestran más bien que los niños no escolarizados son más cooperadores y que ven a los adultos como aliados y no como enemigos.
En España hay un número creciente de familias sin escolarizar a sus hijos, que prosperan en medio del vacío legal existente entre la Constitución española que dice: "La enseñanza básica es obligatoria y gratuita" (Art. 27.4), pero precedida por la frase: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones" (Art. 27.3) y la LOGSE, una ley de rango inferior a la Constitución, en la que "enseñanza" se ha transformado en "escolarización". La toma de posición de los jueces ha sido decisiva para llenar el vacío legal. Luis Columna, el mismo juez que en 1994 condenó en Almería a 150 padres por absentismo escolar, tras advertir que ante un conflicto de objeción a la escuela habría que estudiar caso por caso, niega que "exista responsabilidad penal ante un caso de este tipo [desescolarización consciente], ya que los padres no hacen dejadez de sus obligaciones con los hijos sino todo lo contrario, velan por ellos al plantearse cuál es el mejor método educativo que les conviene"("El Mundo", 29-3-95). Desde entonces han habido varios precedentes jurídicos que establecen que la "formación educativa efectuada al margen de la enseñanza oficial es perfectamente aceptable en el marco de libertades diseñado por la Constitución".
Ninguno de los jóvenes que en España ha superado la edad escolar sin ir al colegio ha tenido problemas a la hora de incorporarse a la enseñanza superior o al mundo laboral, a pesar de que en este país todavía no se han formalizado mecanismos como los que hay en otros países (EE UU, Canadá, Australia, Francia, Inglaterra) donde la educación en el hogar es completamente legal desde hace varias generaciones.
Una red de apoyo informal de familias con niños no escolarizados en España viene celebrando encuentros en diferentes puntos del territorio nacional desde el año 1994, ofreciendo a los niños la posibilidad de convivir con otros que también aprenden en casa y a los padres u otros adultos interesados en el tema la oportunidad de intercambiar experiencias e impulsos. Desde el año 1997 se está editando también el boletín "Crecer sin Escuela" , que trata de temas como la legalidad, la situación en otros países, la práctica cotidiana de la no escolarización, ideas y documentos para el debate pedagógico, experiencias de familias, recortes de prensa y cartas de contacto (Apdo de correos 45, C.P. 03580, l'Alfàs del Pi, Alicante).
-Péter Szil
SYAMASUNDARA- Cantidad de envíos : 67
Nivel de Aportación : 77
Fecha de inscripción : 28/05/2009
Re: Educacion integral
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http://eltatanet.blogspot.es/1305708725/canviem-din%C3%A0mica-ja-no-hi-ha-permanencies-obligades/
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http://www.lavioleta.org/nospresentamos.htm
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SYAMASUNDARA- Cantidad de envíos : 67
Nivel de Aportación : 77
Fecha de inscripción : 28/05/2009
crecer sin escuela
Crecer Sin Escuela
Cuando hablamos de la no-escolarizacion utilizamos distintos términos como: "escuela en casa", "educación en casa", "aprender en casa" o "crecer sin escuela". Empleamos estos conceptos como si fueran la misma cosa. Muchas veces, creo que lo hacemos sin pensar en lo que de verdad significan, y sin darnos cuenta que son conceptos muy diferentes.
Entonces ¿Qué significa "Escuela en casa"? La imagen que a la mayoría de nosotros nos viene a la mente suele ser, justamente, la de una escuela en la casa. En esta escuela se utilizarían los mismos libros de texto, se exigiría a los niños aprender determinadas materias, a determinadas edades y, en vez de profesores profesionales, los padres serían los que se ocuparían de la enseñanza de sus hijos. Muchas veces, sólo conocemos este modelo y, por esta razón, lo utilizamos cuando comenzamos nuestra andadura como padres de niños no-escolarizados.
Pero, bastante pronto, los padres solemos llegar a la conclusión de que esto de la escuela en casa no funciona, porque, realmente, no queríamos la escuela, ni siquiera la escuela en casa. Entonces optamos por la "educación en casa". Es educación, no escuela. Y la palabra educación es mucho más amplia: puede ser una educación muy diferente a la de la escuela. Son los padres, y no la escuela, quienes deciden qué valores y qué conocimientos desean para sus hijos y la educación resulta más flexible e individualizada.
En la escuela, es el plan de estudios y los profesores quienes deciden lo que los niños tienen que aprender, cómo lo tienen que aprender, con quién, con qué y cuándo. Consideran que el niño es como una taza vacía, que hay que llenar de conocimientos, y que hay que educar para que sea un ser sociable. Educación o escuela en casa parten del mismo concepto, con la diferencia de que, en casa, el niño tiene más libertad de decidir cómo quiere aprender, su educación es más individualizada y hay que dedicar mucho menos tiempo a las tareas "escolares". Pero son los adultos quienes deciden lo que hay que aprender y cuándo.
A muchos de nosotros tampoco nos gusta la idea de "educar en casa" y preferimos llamarlo "aprender en casa", que es otra cosa completamente diferente. Aquí el niño, el que aprende, es el sujeto. Aprender es lo importante, y aprender puedes hacerlo sin que nadie te enseñe, y puede ser el mismo niño quien decide lo que quiere aprender, cómo y cuándo. Parte de una filosofía diferente sobre el aprendizaje y sobre la vida. El niño es como una planta pequeña, que crecerá hasta llegar a ser un árbol. Uno será un manzano, otra una palmera, otro un castaño... El papel de los que están a su alrededor es darles el espacio suficiente para poder crecer y desarrollarse a su manera y según su potencial.
El concepto "aprender en casa" tiene una limitación y nosotros hemos preferido llamarlo "crecer sin escuela". Y lo hemos hecho porque tampoco queríamos limitarlo a la casa, ya que no se aprende únicamente en casa. Aprender es algo que hacemos siempre, en todos los sitios, a todas las horas del día, de forma individual y a todas las edades.
En nuestra sociedad se piensa que para aprender algo, esto debe ser enseñado, por lo menos a partir de los 6 años. Porque, los niños pequeños aprenden muchísimas cosas sin que se las enseñemos. Creo que estamos de acuerdo en esto, pero, cuando llegan a los 6 años les enviamos a la escuela y les tratamos como si hubieran perdido esa capacidad de aprender por sí mismos y necesitaran ser enseñados para poder aprender las cosas.
Cuando son pequeños aprenden a hablar, que es una cosa complicadísima. Hablar es mucho más que usar la boca y la lengua para hacer distintos sonidos. Luego tienen que aprender el idioma, que no es tarea fácil, lo puedo garantizar yo misma que he aprendido el castellano siendo adulta, y todavía me queda mucho para hablarlo bien. No enseñamos a nuestros hijos a hablar, simplemente hablamos con ellos y hablamos entre nosotros ¡Creo que nadie habla con sus hijos para enseñarles a hablar! Hablamos con ellos porque estamos enamorados de ellos y hablar es una parte de la comunicación que tenemos con ellos.
Aprender a andar es también un proceso muy complejo, como podrían contarnos las personas adultas que han tenido que aprender de nuevo a andar después de un accidente. Pero los pequeños lo hacen solos.
También aprenden un montón de otras cosas, porque la esencia de la naturaleza humana es ser curioso, querer saber cómo funcionan las cosas, querer entender el mundo a tu alrededor. Quieren explorar el mundo, quieren dominarlo y quieren cambiarlo.
Los niños dedican bastante tiempo a observar. Nos observan a nosotros, los adultos, y nos imitan. Observan la naturaleza y todo lo que hay en su alrededor. Lo van tocando, probando, para ver lo que sucede. Preguntan, piensan, preguntan de nuevo, prueban de nuevo y, entonces reflexionan, hacen otra cosa y vuelven a preguntar. Cada cual a su ritmo. Y a su manera.
Los que tenemos varios hijos sabemos que lo que le interesa a uno no le interesa al otro. Uno se despierta temprano y con mucha energía y el otro prefiere quedarse en la cama hasta muy tarde y tiene más energía por la noche. Preguntan cosas diferentes, sus reflexiones son diferentes.
Aprender a leer por ejemplo: Si les dejamos, podemos ver que cada niño busca su propio método. Algunos aprenden mientras les leen, memorizan las historias y, al fin las leen. Otros aprenden con las cajas de los cereales, los carteles de la calle... Algunos aprenden los sonidos de las letras, otros de las sílabas, otros de palabras completas. Hay niños que aprenden a leer a los 4 años por sí mismos y otros a los 12 años.
Y aprenden a andar. Cada uno lo hace cuando está listo para hacerlo. Algunos antes de un año, otros al año y medio, incluso más tarde. Hay una tendencia en nuestra sociedad a pensar que es mejor aprender pronto a andar, a hablar, a comer solo, a dejar los pañales, etc. Pero en general se entiende que es algo individual y que no pasa nada si uno tarda un poco más que otro.
Pero cuando el niño llega a la edad escolar, se acaba esto. En la escuela se piensa que los niños, a una cierta edad tienen que saber ciertas cosas. En las familias con niños no escolarizados hay más flexibilidad, no es tan estricto, pero también allí sucede que los padres se ponen nerviosos cuando el niño de 9 años todavía no sabe leer.
En nuestra sociedad se sobrevalora el aprendizaje intelectual, y un aprendizaje intelectual a una edad temprana. Como nosotros, padres y madres que dejamos a nuestros hijos crecer sin escuela, hemos ido a la escuela, hemos mamado esta manera de pensar y, a veces nos cuesta aceptar que nuestros hijos pasen todo el día jugando, y jugando, y jugando... en el fondo, nos pondríamos más contentos si se sentaran con un libro.
Pero, su juego es importante, es serio, muy serio. Allí no deberíamos meternos, si ellos no lo piden, porque el riesgo es que lo vamos a estropear, que queramos hacer algo más "educativo". Lo mejor es simplemente observar. Observar cómo hacen sus propias reglas y normas. Observar como focalizan toda su atención en la tarea que tienen entre manos, sin importarles las limitaciones, sin prisa. Observar que, mientras están jugando, están demasiado ocupados para comer o descansar.
Hay niños que pasan todo el día jugando con el Lego, construyendo máquinas, vehículos, edificios, a veces mirando las instrucciones para construir alguna cosa, otras veces inventándolo. Así pasan horas y horas, días y días. Mi hija, pasaba días, semanas, incluso meses preparando una coreografía para "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi. Otra niña se pasa el día pintando. Otro niño jugando al fútbol o cocinando. Todos los días, durante años.
No están haciendo trabajo escolar, pero tienen la posibilidad de dar todo de sí mismos, en aquello que les interesa, y cuando sean adultos pueden hacer lo mismo, porque han aprendido a concentrarse en algo y no dejarlo escapar. Han aprendido el valor de la libertad de perseguir sus propios intereses y han sido felices. Los intereses normalmente cambian, pero siempre pondrán el mismo interés y esfuerzo en cualquier cosa que hagan.
Si los niños hacen estas cosas cuando tienen 4 ó 5 años, todos lo vemos bien. Pero, cuando tienen 10 ó 15 años, seguramente escucharemos a la gente quejarse diciendo que les dejamos demasiado libres, y que como los niños por naturaleza son vagos, siempre van a hacer lo que es más fácil y nunca van a aprender lo que hay que aprender (las cosas que se aprenden en el colegio). ¿Son vagos los niños? Los niños que están forzados a hacer cosas que no les interesan y que no tienen sentido para ellos, se pueden resistir e intentar todo para no tener que hacerlo. Tal vez es esto lo que se interpreta como "ser vagos". Pero yo lo llamaría estar de huelga, que es otra cosa. Y si observamos a los niños cuando están haciendo lo que les interesa, lo que menos se puede decir es que son vagos. Si observamos un niño pequeño que está intentando andar, para nada es vago. Sería mucho más cómodo seguir tumbado, en vez de luchar para ponerse de pie, caer y levantarse de nuevo, caer de nuevo, hacerse daño, intentar de nuevo, etc. En sus juegos, los niños no son vagos, muchas veces intentan justamente lo que es difícil, lo que requiere mucho esfuerzo, lo que es un reto.
El otro día estaba recogiendo castañas con mi hija. Yo cogía solamente las que ya estaban fuera de la cáscara, pero ella se empeñó en recoger las que todavía estaban dentro de una cáscara cerrada, inventando varias maneras de hacerlo, investigando las cáscaras por fuera y por dentro y pinchándose mucho. Quien eligió lo fácil fui yo, no ella. Y si, en vez de querer cambiar la manera en que los niños hacen lo que hacen, les observamos podemos ver que de vagos nada.
Cuando los niños tienen la libertad de crecer sin escuela, no piensan que esto es matemáticas, esto es lenguaje, esto es ciencias. Su vida no está dividida en asignaturas. Muchas veces, ni se dan cuenta que están aprendiendo, porque no es su meta. Quieren saber algo, no quieren aprender por aprender. Hemos tenido muchos periodistas en casa, y una pregunta típica a mis hijos fue "¿Cómo aprendes en casa?" Mis hijos ponían unas caras de tontos, diciendo que no, no aprendían nada. "¿Pero qué hacéis en casa todo el día?" "Dormimos mucho, comemos bien y lo pasamos bien", contestaban. Al principio me daba vergüenza, y para la próxima entrevista trataba de enseñarles cómo explicar lo que hacían en casa, en términos de aprendizaje. No funcionó. Ponían igual cara de no entender la pregunta. Y hoy día, se lo agradezco, porque he aprendido que, para ellos, esta terminología no significaba nada, ellos no estaban aprendiendo en casa, estaban simplemente viviendo sus vidas felices. Aprendí que nos tocaba a nosotros, los padres, traducir a los demás lo que hacían nuestros hijos, en términos que los demás podían entender: historia, geografía, matemáticas, etc.
Cuando los niños aprenden libremente, no se puede evaluar su proceso desde fuera, no se puede hacer exámenes cada año para ver si se desarrollan según su edad. No necesitan evaluaciones de fuera, ellos establecen sus propias metas, tienen sus propios patrones de medida y no están luchando por la aprobación de los adultos. Sería completamente contraproducente presionarles a producir algo para tranquilizar o otros (padres,vecinos, abuelos, asistentes sociales...) Como el desarrollo es tan individual y los intereses también, simplemente no se puede medir. El otro día vi a un señor mayor subir el Mulhacén, y pude ver su cara de contento, porque logró hacer algo que era un reto para él, y no necesitaba ninguna aprobación de nadie. Eso me recordaba lo que tantísimas veces he visto: esas caras tan contentas en los niños que han podido hacer algo que llevaban tiempo intentando hacer (andar tres pasos, construir una caja, hacer una tarta, multiplicar 8 por 8, tocar una pieza difícil en su instrumento, etc.).
¿Cuál es nuestro papel como padres? Dejar a nuestros hijos vivir sus propias vidas, dejarles libres para utilizar sus mentes, para pensar sus propios pensamientos, no significa abandonarles, significa estar mucho con ellos, responder sus preguntas, dar nuestras opiniones, hablar con ellos, proporcionar herramientas y oportunidades cuando son requeridas. Y creo que esto se facilita si los padres tienen una vida interesante, con ganas de aprender y desarrollarse, y están allí cuando a los niños les hace falta algo. La verdad es que todo es bastante fácil cuando, al fin, podemos liberarnos de la manía de educar a los niños. El proceso de liberarse de esta manía a veces es largo y duro. Yo todavía estoy en ello.
Cuando los niños tienen la libertad de poder dedicarse a sus intereses, disponer de su día libremente, hacer las preguntas que surgen de su interior, no hacer nada cuando les da la gana; cuando pueden estar con personas de todas las edades y también estar solos, aprenden. Aprenden solos, de otros, de los libros, de sus errores, de los fracasos, crecen como personas. Viviendo en este mundo, inevitablemente van a aprender a leer, escribir y contar, de esto no tenemos que preocuparnos. Y como adultos van a ser felices, entusiastas, tolerantes, confiados en sí mismos, flexibles, creativos, individualmente distintos, personas que sabrán cuáles son sus talentos e intereses y que disfrutarán desarrollándolos.
Cuando hablamos de la no-escolarizacion utilizamos distintos términos como: "escuela en casa", "educación en casa", "aprender en casa" o "crecer sin escuela". Empleamos estos conceptos como si fueran la misma cosa. Muchas veces, creo que lo hacemos sin pensar en lo que de verdad significan, y sin darnos cuenta que son conceptos muy diferentes.
Entonces ¿Qué significa "Escuela en casa"? La imagen que a la mayoría de nosotros nos viene a la mente suele ser, justamente, la de una escuela en la casa. En esta escuela se utilizarían los mismos libros de texto, se exigiría a los niños aprender determinadas materias, a determinadas edades y, en vez de profesores profesionales, los padres serían los que se ocuparían de la enseñanza de sus hijos. Muchas veces, sólo conocemos este modelo y, por esta razón, lo utilizamos cuando comenzamos nuestra andadura como padres de niños no-escolarizados.
Pero, bastante pronto, los padres solemos llegar a la conclusión de que esto de la escuela en casa no funciona, porque, realmente, no queríamos la escuela, ni siquiera la escuela en casa. Entonces optamos por la "educación en casa". Es educación, no escuela. Y la palabra educación es mucho más amplia: puede ser una educación muy diferente a la de la escuela. Son los padres, y no la escuela, quienes deciden qué valores y qué conocimientos desean para sus hijos y la educación resulta más flexible e individualizada.
En la escuela, es el plan de estudios y los profesores quienes deciden lo que los niños tienen que aprender, cómo lo tienen que aprender, con quién, con qué y cuándo. Consideran que el niño es como una taza vacía, que hay que llenar de conocimientos, y que hay que educar para que sea un ser sociable. Educación o escuela en casa parten del mismo concepto, con la diferencia de que, en casa, el niño tiene más libertad de decidir cómo quiere aprender, su educación es más individualizada y hay que dedicar mucho menos tiempo a las tareas "escolares". Pero son los adultos quienes deciden lo que hay que aprender y cuándo.
A muchos de nosotros tampoco nos gusta la idea de "educar en casa" y preferimos llamarlo "aprender en casa", que es otra cosa completamente diferente. Aquí el niño, el que aprende, es el sujeto. Aprender es lo importante, y aprender puedes hacerlo sin que nadie te enseñe, y puede ser el mismo niño quien decide lo que quiere aprender, cómo y cuándo. Parte de una filosofía diferente sobre el aprendizaje y sobre la vida. El niño es como una planta pequeña, que crecerá hasta llegar a ser un árbol. Uno será un manzano, otra una palmera, otro un castaño... El papel de los que están a su alrededor es darles el espacio suficiente para poder crecer y desarrollarse a su manera y según su potencial.
El concepto "aprender en casa" tiene una limitación y nosotros hemos preferido llamarlo "crecer sin escuela". Y lo hemos hecho porque tampoco queríamos limitarlo a la casa, ya que no se aprende únicamente en casa. Aprender es algo que hacemos siempre, en todos los sitios, a todas las horas del día, de forma individual y a todas las edades.
En nuestra sociedad se piensa que para aprender algo, esto debe ser enseñado, por lo menos a partir de los 6 años. Porque, los niños pequeños aprenden muchísimas cosas sin que se las enseñemos. Creo que estamos de acuerdo en esto, pero, cuando llegan a los 6 años les enviamos a la escuela y les tratamos como si hubieran perdido esa capacidad de aprender por sí mismos y necesitaran ser enseñados para poder aprender las cosas.
Cuando son pequeños aprenden a hablar, que es una cosa complicadísima. Hablar es mucho más que usar la boca y la lengua para hacer distintos sonidos. Luego tienen que aprender el idioma, que no es tarea fácil, lo puedo garantizar yo misma que he aprendido el castellano siendo adulta, y todavía me queda mucho para hablarlo bien. No enseñamos a nuestros hijos a hablar, simplemente hablamos con ellos y hablamos entre nosotros ¡Creo que nadie habla con sus hijos para enseñarles a hablar! Hablamos con ellos porque estamos enamorados de ellos y hablar es una parte de la comunicación que tenemos con ellos.
Aprender a andar es también un proceso muy complejo, como podrían contarnos las personas adultas que han tenido que aprender de nuevo a andar después de un accidente. Pero los pequeños lo hacen solos.
También aprenden un montón de otras cosas, porque la esencia de la naturaleza humana es ser curioso, querer saber cómo funcionan las cosas, querer entender el mundo a tu alrededor. Quieren explorar el mundo, quieren dominarlo y quieren cambiarlo.
Los niños dedican bastante tiempo a observar. Nos observan a nosotros, los adultos, y nos imitan. Observan la naturaleza y todo lo que hay en su alrededor. Lo van tocando, probando, para ver lo que sucede. Preguntan, piensan, preguntan de nuevo, prueban de nuevo y, entonces reflexionan, hacen otra cosa y vuelven a preguntar. Cada cual a su ritmo. Y a su manera.
Los que tenemos varios hijos sabemos que lo que le interesa a uno no le interesa al otro. Uno se despierta temprano y con mucha energía y el otro prefiere quedarse en la cama hasta muy tarde y tiene más energía por la noche. Preguntan cosas diferentes, sus reflexiones son diferentes.
Aprender a leer por ejemplo: Si les dejamos, podemos ver que cada niño busca su propio método. Algunos aprenden mientras les leen, memorizan las historias y, al fin las leen. Otros aprenden con las cajas de los cereales, los carteles de la calle... Algunos aprenden los sonidos de las letras, otros de las sílabas, otros de palabras completas. Hay niños que aprenden a leer a los 4 años por sí mismos y otros a los 12 años.
Y aprenden a andar. Cada uno lo hace cuando está listo para hacerlo. Algunos antes de un año, otros al año y medio, incluso más tarde. Hay una tendencia en nuestra sociedad a pensar que es mejor aprender pronto a andar, a hablar, a comer solo, a dejar los pañales, etc. Pero en general se entiende que es algo individual y que no pasa nada si uno tarda un poco más que otro.
Pero cuando el niño llega a la edad escolar, se acaba esto. En la escuela se piensa que los niños, a una cierta edad tienen que saber ciertas cosas. En las familias con niños no escolarizados hay más flexibilidad, no es tan estricto, pero también allí sucede que los padres se ponen nerviosos cuando el niño de 9 años todavía no sabe leer.
En nuestra sociedad se sobrevalora el aprendizaje intelectual, y un aprendizaje intelectual a una edad temprana. Como nosotros, padres y madres que dejamos a nuestros hijos crecer sin escuela, hemos ido a la escuela, hemos mamado esta manera de pensar y, a veces nos cuesta aceptar que nuestros hijos pasen todo el día jugando, y jugando, y jugando... en el fondo, nos pondríamos más contentos si se sentaran con un libro.
Pero, su juego es importante, es serio, muy serio. Allí no deberíamos meternos, si ellos no lo piden, porque el riesgo es que lo vamos a estropear, que queramos hacer algo más "educativo". Lo mejor es simplemente observar. Observar cómo hacen sus propias reglas y normas. Observar como focalizan toda su atención en la tarea que tienen entre manos, sin importarles las limitaciones, sin prisa. Observar que, mientras están jugando, están demasiado ocupados para comer o descansar.
Hay niños que pasan todo el día jugando con el Lego, construyendo máquinas, vehículos, edificios, a veces mirando las instrucciones para construir alguna cosa, otras veces inventándolo. Así pasan horas y horas, días y días. Mi hija, pasaba días, semanas, incluso meses preparando una coreografía para "Las Cuatro Estaciones" de Vivaldi. Otra niña se pasa el día pintando. Otro niño jugando al fútbol o cocinando. Todos los días, durante años.
No están haciendo trabajo escolar, pero tienen la posibilidad de dar todo de sí mismos, en aquello que les interesa, y cuando sean adultos pueden hacer lo mismo, porque han aprendido a concentrarse en algo y no dejarlo escapar. Han aprendido el valor de la libertad de perseguir sus propios intereses y han sido felices. Los intereses normalmente cambian, pero siempre pondrán el mismo interés y esfuerzo en cualquier cosa que hagan.
Si los niños hacen estas cosas cuando tienen 4 ó 5 años, todos lo vemos bien. Pero, cuando tienen 10 ó 15 años, seguramente escucharemos a la gente quejarse diciendo que les dejamos demasiado libres, y que como los niños por naturaleza son vagos, siempre van a hacer lo que es más fácil y nunca van a aprender lo que hay que aprender (las cosas que se aprenden en el colegio). ¿Son vagos los niños? Los niños que están forzados a hacer cosas que no les interesan y que no tienen sentido para ellos, se pueden resistir e intentar todo para no tener que hacerlo. Tal vez es esto lo que se interpreta como "ser vagos". Pero yo lo llamaría estar de huelga, que es otra cosa. Y si observamos a los niños cuando están haciendo lo que les interesa, lo que menos se puede decir es que son vagos. Si observamos un niño pequeño que está intentando andar, para nada es vago. Sería mucho más cómodo seguir tumbado, en vez de luchar para ponerse de pie, caer y levantarse de nuevo, caer de nuevo, hacerse daño, intentar de nuevo, etc. En sus juegos, los niños no son vagos, muchas veces intentan justamente lo que es difícil, lo que requiere mucho esfuerzo, lo que es un reto.
El otro día estaba recogiendo castañas con mi hija. Yo cogía solamente las que ya estaban fuera de la cáscara, pero ella se empeñó en recoger las que todavía estaban dentro de una cáscara cerrada, inventando varias maneras de hacerlo, investigando las cáscaras por fuera y por dentro y pinchándose mucho. Quien eligió lo fácil fui yo, no ella. Y si, en vez de querer cambiar la manera en que los niños hacen lo que hacen, les observamos podemos ver que de vagos nada.
Cuando los niños tienen la libertad de crecer sin escuela, no piensan que esto es matemáticas, esto es lenguaje, esto es ciencias. Su vida no está dividida en asignaturas. Muchas veces, ni se dan cuenta que están aprendiendo, porque no es su meta. Quieren saber algo, no quieren aprender por aprender. Hemos tenido muchos periodistas en casa, y una pregunta típica a mis hijos fue "¿Cómo aprendes en casa?" Mis hijos ponían unas caras de tontos, diciendo que no, no aprendían nada. "¿Pero qué hacéis en casa todo el día?" "Dormimos mucho, comemos bien y lo pasamos bien", contestaban. Al principio me daba vergüenza, y para la próxima entrevista trataba de enseñarles cómo explicar lo que hacían en casa, en términos de aprendizaje. No funcionó. Ponían igual cara de no entender la pregunta. Y hoy día, se lo agradezco, porque he aprendido que, para ellos, esta terminología no significaba nada, ellos no estaban aprendiendo en casa, estaban simplemente viviendo sus vidas felices. Aprendí que nos tocaba a nosotros, los padres, traducir a los demás lo que hacían nuestros hijos, en términos que los demás podían entender: historia, geografía, matemáticas, etc.
Cuando los niños aprenden libremente, no se puede evaluar su proceso desde fuera, no se puede hacer exámenes cada año para ver si se desarrollan según su edad. No necesitan evaluaciones de fuera, ellos establecen sus propias metas, tienen sus propios patrones de medida y no están luchando por la aprobación de los adultos. Sería completamente contraproducente presionarles a producir algo para tranquilizar o otros (padres,vecinos, abuelos, asistentes sociales...) Como el desarrollo es tan individual y los intereses también, simplemente no se puede medir. El otro día vi a un señor mayor subir el Mulhacén, y pude ver su cara de contento, porque logró hacer algo que era un reto para él, y no necesitaba ninguna aprobación de nadie. Eso me recordaba lo que tantísimas veces he visto: esas caras tan contentas en los niños que han podido hacer algo que llevaban tiempo intentando hacer (andar tres pasos, construir una caja, hacer una tarta, multiplicar 8 por 8, tocar una pieza difícil en su instrumento, etc.).
¿Cuál es nuestro papel como padres? Dejar a nuestros hijos vivir sus propias vidas, dejarles libres para utilizar sus mentes, para pensar sus propios pensamientos, no significa abandonarles, significa estar mucho con ellos, responder sus preguntas, dar nuestras opiniones, hablar con ellos, proporcionar herramientas y oportunidades cuando son requeridas. Y creo que esto se facilita si los padres tienen una vida interesante, con ganas de aprender y desarrollarse, y están allí cuando a los niños les hace falta algo. La verdad es que todo es bastante fácil cuando, al fin, podemos liberarnos de la manía de educar a los niños. El proceso de liberarse de esta manía a veces es largo y duro. Yo todavía estoy en ello.
Cuando los niños tienen la libertad de poder dedicarse a sus intereses, disponer de su día libremente, hacer las preguntas que surgen de su interior, no hacer nada cuando les da la gana; cuando pueden estar con personas de todas las edades y también estar solos, aprenden. Aprenden solos, de otros, de los libros, de sus errores, de los fracasos, crecen como personas. Viviendo en este mundo, inevitablemente van a aprender a leer, escribir y contar, de esto no tenemos que preocuparnos. Y como adultos van a ser felices, entusiastas, tolerantes, confiados en sí mismos, flexibles, creativos, individualmente distintos, personas que sabrán cuáles son sus talentos e intereses y que disfrutarán desarrollándolos.
SYAMASUNDARA- Cantidad de envíos : 67
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Re: Educacion integral
Saludos foraneos
Me encanta este hilo que habeis propuesto y su informacion audiovisual .Devo decir que estoy totalmente dehacuerdo con esta idea de educacion que se plantea aqui.
Ademas creo que el sistema educativo que oficialmente esta impuesto no esta enfocado en el aprendizaje del ser humano sino mas bien en el adoctrinamiento de cara a ser futuros trabajadores ovedientes y sin iniciativa propia.
Mucha de la materia que se estudia no servira de nada en la vida del alumno y no se educa a los chavales en un tema tan importante como es el respeto la educacion civica y los valores humanos hacia otras personas.
En cambio se fomenta la rivalidad la esclusion y el populismo.
Esta es mi opinion que quiero compartir con los foraneos.
Me encanta este hilo que habeis propuesto y su informacion audiovisual .Devo decir que estoy totalmente dehacuerdo con esta idea de educacion que se plantea aqui.
Ademas creo que el sistema educativo que oficialmente esta impuesto no esta enfocado en el aprendizaje del ser humano sino mas bien en el adoctrinamiento de cara a ser futuros trabajadores ovedientes y sin iniciativa propia.
Mucha de la materia que se estudia no servira de nada en la vida del alumno y no se educa a los chavales en un tema tan importante como es el respeto la educacion civica y los valores humanos hacia otras personas.
En cambio se fomenta la rivalidad la esclusion y el populismo.
Esta es mi opinion que quiero compartir con los foraneos.
arcangel- Cantidad de envíos : 23
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Fecha de inscripción : 12/11/2010
Localización : ASTURIAS -ESPAÑA
Re: Educacion integral
Enlukder escribió:
Gracias por el enlace, ese es un ejemplo de buen futuro, ya me gustaria poder asistir al evento, si va usted y nos puede comentar que tal fue todo sería de agradecer Enlukder.
Que bello su espacio virtual de Conciencia Ecuménica, siempre que puedo me paso a leer..... escribir hace mucho que no escribo en él pero espero activarme un poco más por estos lares ahora que me fluye internet mejor.
Saludos a tod@s .
evamaria- Cantidad de envíos : 226
Nivel de Aportación : 262
Fecha de inscripción : 08/07/2010
Cuál es el enfoque correcto para educar a los niños?
Esta es una tarea especial porque estamos educando a aquellos que aun no están familiarizados con el mundo. Y lo más importante aquí es organizar un entorno para ellos. Un niño necesita una conexión con otros niños y juntos deben ser organizados en un grupo.
En el proceso de estudio deben sentarse en un círculo común y sentir que son fuertes sólo cuando están unidos. Un maestro no es sólo un maestro, sino un educador, un mentor. Es como un amigo mayor de los niños. Sentado en un círculo con ellos, él oculta su entendimiento adulto del mundo y hábilmente los guía hacia la unidad. Lo más importante es mantener esta unidad.
Cada persona llega al éxito sólo bajo la condición de que esté unido con otros y alcance resultados de grupo con ellos. El éxito de cada persona está determinado por cuánto ayuda a otros. Evaluamos a cada persona no por sí mismo, sino sólo por los logros alcanzados en el grupo y a través del grupo.
No necesitamos alumnos “sobresalientes” o listos, y no preguntamos “¿Quién lo sabe?” buscando un héroe que pruebe ser más listo o experto que los otros. No queremos esto. Lo que queremos es que los niños sientan que tanto la pregunta como la respuesta están dirigidas al grupo, que lo más importante es estar juntos, e incluso si la respuesta es incorrecta, aun así es correcta porque hace surgir una solución común en la cual cada uno participa.
Si hay oportunidad de hacerlo, un grupo más joven debe trabajar con educadores que sean dos o tres años mayores. Los niños aprenden de ese tipo de instructores mejor que de ningún otro, admirándolos como si fueran “ángeles”. Y esto obliga a los chicos mayores, en su turno, a estudiar para no equivocarse frente a los más jóvenes. Como resultado, ganamos doblemente: los niños de 10 años felizmente aprenden de los de 13, regocijados de que los chicos mayores les dediquen tiempo y atención. Y los de 13 años estudian el material, estimulados por la sensación de importancia, con el fin de educar a los más jóvenes.
Los niños deben ser educados para que puedan juzgarse correctamente unos a los otros, juntos y por separado. Si alguien actuó indebidamente, debe organizarse una “discusión de tribunal” en la que estudiamos el incidente y sus causas, examinando cuestiones tales como, “¿Fue esta acción correcta o no? ”¿hubiera actuado yo de la misma manera en su lugar?” Cada persona debe asumir la responsabilidad de llevar a cabo un intensivo trabajo sicológico interno.
.Nuestra principal preocupación no es tanto darles un conocimiento específico, profesional, sino darles el enfoque correcto hacia la vida. La persona debe saber en qué clase de mundo vive y cómo debe funcionar la sociedad humana para mantener una interconexión armoniosa entre todas sus partes.
Enseñamos a nuestros niños la sicología interna de la conexión entre ellos. Esto los desarrolla grandemente a nivel interno, permitiéndoles aprender nuevo material..
Un ejemplo de una educación adecuada funciona mejor que cualquier otro ejemplo porque muestra todas las ventajas del método de estudio global, integral en un grupo que está permeado por la unidad, el amor y las relaciones correctas. Esto me permite ver con mis propios ojos cómo este enfoque abre la habilidad de percibir de la persona y lo forma de una manera diferente.
leila- Cantidad de envíos : 13
Nivel de Aportación : 35
Fecha de inscripción : 19/08/2011
Re: Educacion integral
No iré evamaria, la verdad es que me cae un poquito lejos
Me alegro que te guste el espacio de Conciencia Ecuménica, aunque más que mío es de todos. El conocimiento no está en manos de nadie, más bien en manos de todos. Es mi opinión.
¡Un abrazo!
Me alegro que te guste el espacio de Conciencia Ecuménica, aunque más que mío es de todos. El conocimiento no está en manos de nadie, más bien en manos de todos. Es mi opinión.
¡Un abrazo!
Invitado- Invitado
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