Cuarta Dimensión (O Quinta, según la cosmogonía)

Nadie puede escapar de la mente. Somos partículas mentales, neuronas de un gran cerebro cósmico y lo seguiremos siendo por los siglos de los siglos. Da igual que nos muramos, cuando morimos pasamos a niveles intermedios entre este nivel mental y el siguiente, a no ser, que hayamos aprendido lo suficiente en la última encarnación para pasar al siguiente curso. Dependiendo de grado de evolución del individuo y sus circunstancias a la hora de la muerte, escogerá una de las siguientes posibilidades.

Algunos mueren pero están demasiado apegados a seres o cosas del planeta, quizás no quieran aceptar que han muerto o no lo sepan. También los hay que deciden quedarse por aquí un tiempo por algún motivo, todos ellos se quedan haciendo de las suyas según su consciencia. Ellos dan origen a las apariciones fantasmagóricas, ya sean de índole positiva o negativa. Tras un periodo de tiempo indefinido van al lugar que les corresponde en sintonía con su propia vibración, ya sea alta o baja.

Otros seres pasan a un nivel intermedio donde pueden revivir partes de sus vidas para comprender mejor o pueden simplemente descansar. Después de un periodo vuelven a encarnar en él planeta para seguir aprendiendo los misterios de la creación y la consciencia.

Hay seres que durante su última vida ya accedieron a la vibración del siguiente nivel, la cuarta dimensión. Evidentemente es allí donde van después de su muerte. En la cuarta dimensión nos encontramos en otra realidad de este mismo planeta. En ella, todo lo que pasa por nuestra mente se manifiesta automáticamente. Si pensamos en Manolito, aparece. Si piensas en un bocadillo de mortadela, ahí está. Si piensas que estas esquiando pues ahí lo tienes, la pista que tú quieras, con nieve virgen. En esta dimensión se encuentran aquellos que aprendieron a llegar a la armonía consigo mismos, cuando estuvieron en la versión del planeta en la que nos encontramos. Esta dimensión puede parecer maravillosa y de hecho lo es.
Pero debemos darnos cuenta, de que si nos preocupa algo, esto también se manifiesta, nos asustamos al ver nuestra preocupación manifestada y la cosa empeora, perdemos el control y en diez minutos hemos creado el peor de los infiernos. Así cielo e infierno son dos posibilidades que el ser puede manifestar porque le da la real gana. No se le puede dar a nadie que no tenga cierto control sobre la calidad de sus pensamientos, el poder de manifestar, por su propia seguridad. Ya que si comienza a pensar negativo puede generar un infierno del que no sería capaz de salir jamás.
Aquellos que aún encarnados en la tercera dimensión, consiguen llegar a la cuarta a través de la consciencia, cuando mueran o antes si aceleran lo suficiente su vibración, pasarán definitivamente a la cuarta para proseguir el viaje de la consciencia por las mansiones del universo. Ya no volverán a este planeta en la tercera dimensión, a no ser, que lo hagan voluntariamente para enseñar, como algunos grandes maestros de la humanidad. Los que viven todavía aquí pero ya han llegado a la cuarta, van fusionando la tercera y cuarta dimensión en la realidad ordinaria. Eso explica los asombrosos poderes de manifestación de algunos iniciados.

La apariencia de la cuarta dimensión es diferente para cada persona según sus preferencias, para mí es una playa con un mar de luz, una luz dorada que procede de una espectacular puesta de sol. Pero si otro prefiere que sea un desierto o una montaña, así será. Todo esto claro está , es algo perteneciente al mundo interior, y que no tengo ningún interés en demostrar.

Así como diez personas harían diez fotografías distintas de la misma modelo, el universo puede manifestarse de infinitud de maneras distintas, para distinta gente.

Para aclarar más las cosas, ya que algunos lectores me han preguntado que como soy capaz de afirmar todo esto, tengo que recomendar la lectura de diferentes libros de yoga, en lo que se habla de esto y de mucho más.

Primero el Bhagavad Gita, libro de miles de años, clave del yoga y valorado por todo estudioso de la filosofía oriental. En él Krishna, dialoga con Arjuna, su discípulo. Habla Krishna de la vida en muchos otros planetas, de seres de todo tipo y de la infinitud del universo, mucho más basto de lo que la mente humana es capaz de imaginar.

Autobiografía de un Yogui, de Yogananda, al final del libro, el maestro de Yogananda muere. Después de unos días se aparece a Yogananda su maestro y le cuenta que se encuentra dando clases en otros planetas, hablando de los distintos caminos de evolución después de la muerte. Por no mencionar la cantidad de personajes extraordinarios que aparecen en el libro. Como Babaji, un Yogui que lleva miles de años viviendo en el Himalaya y fuente del Kriya Yoga. En los Yoga Sutra de Patanjali, este al final habla de los Siddhis que puede alcanzar un yogui, entre ellos está levitar, manifestar todo aquello que le plazca y mucho más. El Yoga es mucho más que hacer unas posturitas los martes y jueves de seis a siete. Los yoguis siempre han hablado de lo misterioso del universo y las extraordinarias facultades de la mente libre de condicionamientos, así que aconsejo a todo aquel que le parezca extraño todo este tema que busque por los viejos libros de yoga, para ver un poco más en profundidad de lo que habla esta disciplina.

El viaje de la consciencia es eterno, un caminar sin fin por nuevas dimensiones y universos, siempre descubriendo nuevas verdades y mentiras sobre nosotros mismos. Buen Viaje.

Po yo tambien opino asi, es mas Yoganet, ayer me decia mi novia que somos particulas diminutas del gran universo y le dije: pues yo casi siempre he pensado que el planeta tierra es un gran cerebro y cada humano o cada ser es una neurona
de ese gran cerebro....pa que tu veas tio....
Salud maestro....!!!