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Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
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Concienciacción :: Religion :: Islam
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Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
La Toráh y los Salmos
Un Compañero una vez le pidió al Mensajero de Dios que hablara sobre sí mismo. Él dijo: «Yo soy aquel para quien Abraham hizo el salat y de quien Jesús transmitió buenas nuevas». (18)
A esto se refieren los siguientes versículos coránicos:
«¡Señor nuestro! Haz que surja en esa comunidad un Mensajero de entre ellos, para que les recite Tu Revelación y les instruya en el Libro (que Tú le revelarás) y la Sabiduría, y les purifique (de falsas creencias y doctrinas, de pecados y de todo tipo de impurezas). Es cierto que Tú eres el Glorioso poseedor de irresistible poder, el Omnisapiente» (2:129).
Y Jesús, hijo de María, dijo: «¡Oh Hijos de Israel! No cabe duda de que soy el Mensajero de Dios enviado a vosotros, confirmando (todo aquello de la verdad contenida en) la Toráh que fue revelada antes de mí, y trayendo las buenas nuevas de un Mensajero que vendrá después de mí, cuyo nombre es Ahmad». Pero cuando llegó a ellos (toda la humanidad incluyendo las posteriores generaciones de los Hijos de Israel) con los signos manifiestos (de ser el Mensajero de Dios), dijeron: «Esto (lo que predica y hace) es obviamente (nada más) que hechicería» (61:6).
Se esperaba al Mensajero de Dios. Todos los Profetas precedentes hablaron de él y predijeron su llegada. El Corán (3:81) expresamente declara que Dios hizo un pacto con los Profetas, en el cual todos ellos prometían creer y ayudar al Mensajero que vendría después y que confirmaría el Mensaje que ellos habían traído. (19)
Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad. El difunto Husayn Yisri encontró ciento catorce de tales alusiones y las citó en su Risalat al-Hamidiyya. Citamos unos ejemplos aquí, comenzando con: «El Señor vino del Sinaí, brilló para ellos desde Seír; resplandeció desde el monte Parán» (Deuteronomio 33:2). Esto se refiere, respectivamente, a la Misión Profética de Moisés, Jesús y Muhammad. El Sinaí es el lugar donde el profeta Moisés habló con Dios y recibió la Toráh. Seír, un lugar en Palestina, es donde el profeta Jesús recibió la Revelación Divina. Parán es el sitio en el que Dios se manifestó a la humanidad por última vez a través de Su Revelación al profeta Muhammad.
Parán es una formación montañosa ubicada en La Meca. Es mencionada en la Toráh (Génesis 21:19-21) como el área del desierto en donde Hayar fue abandonada por su marido Abraham para vivir con su hijo Ismael. El pozo de Zamzam también está localizado allí. Como se indica en el Corán (14:35-37), Abraham abandonó a Hayar e Ismael en el valle de La Meca, que era entonces un lugar deshabitado entre las sierras de Parán. Debido a tales predicciones evidentes en la Toráh, los judíos esperaban al Último Profeta y sabían que aparecería en La Meca.
El versículo del Deuteronomio, según la versión árabe publicada en Londres (1944), sigue así: Él vino con gran número de santos; en su mano derecha había un hacha de fuego de dos filos. Esto hace referencia al Profeta prometido, que tendría muchos Compañeros con el más alto grado de santidad y al que le sería permitido, e incluso ordenado, luchar contra sus enemigos.
El Señor me dijo (a Moisés): «Es cierto lo que han dicho. Levantaré un Profeta entre sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará de todo lo que yo le mande. Mas a cualquiera que no oyera las palabras que él les diga en mi nombre, yo le pediré cuentas» (Deuteronomio, 18:17-19).
Está claro en estos versículos que un Profeta entre sus hermanos, como tú significa un Profeta de la descendencia de Ismael, ya que Ismael es el hermano de Isaac, el antepasado de los Hijos de Israel. El único Profeta que vino después de Moisés y se pareció a él en muchos aspectos (por ejemplo, trayendo una nueva ley y haciendo la guerra contra sus enemigos) es el profeta Muhammad. El Coránseñala a este: Sin duda os hemos enviado (Oh pueblo) un Mensajero, un testigo en vuestra contra (alguien que atestiguará en el Más Allá con respecto a vuestros actos como respuesta al Mensaje de Dios), precisamente como enviamos un Mensajero al Faraón (73:15).
Abdullah ibn Amr, un asceta al que el Profeta recomendó que no dejara de dormir con su esposa y que ayunara sólo un día sí y un día no, se relató que había dicho: «Todo el mundo que ha seguido las religiones anteriores sabe que Dios enviaría un Profeta a la humanidad como portador de buenas nuevas y advertidor». Leí personalmente en la Toráh estos versículos sobre él:
¡Oh Profeta! Te hemos enviado a la humanidad como portador de buenas nuevas, como apoyo y refugio para la gente común y corriente, aquel que les previene. Eres Mi siervo y Mensajero. Te he llamado Mutawakkil —aquel que deposita su confianza en Dios—. Él no es un grosero, un petulante ni una persona enojada, tampoco grita en las calles. No repele el mal con el mal; por el contrario, disculpa y perdona. Dios no lo hará morir antes de que él dirija la nación desviada al camino recto declarando que no hay más deidad que Dios. (20)
Este informe fue confirmado por Abdullah ibn Salamy Kab al-Ajbar, los eruditos más cultos de la comunidad judía en la época del Profeta. Después se convirtieron al Islam. También leemos sobre Muhammad en los Salmos de David:
Dominará de mar a mar desde el río hasta los confines de la Tierra. Ante él se postrarán los moradores del desierto, Y sus enemigos lamerán el polvo. Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. Todos los reyes se postrarán ante él; Todas las naciones le servirán, porque él librará al menesteroso que clame, y al afligido que no tenga quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos. Vivirá, y se le dará del oro de Sabá, y se orará por él continuamente. Todo el día se le bendecirá. Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; y se balanceará su fruto sobre la cima, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; Le llamarán dichoso (72:8-17).
Los Evangelios
De manera más enérgica y frecuente que cualquier otro Profeta, Jesús dio buenas nuevas sobre Muhammad. En el Evangeliode Juan, Jesús promete su llegada utilizando varios nombres:
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Paráclito no vendría a vosotros; mas si me fuera, os lo enviara. Y cuando él venga, convencerá al mundo de la culpa de los pecados, de la justicia y del juicio (Juan, 16:7-.
Aquí, el Profeta Muhammades mencionado como el Paráclito. Esta palabra griega significa «el que distingue la Verdad de la Falsedad». Los comentaristas cristianos le han dado varios significados, según la edición de la Biblia, como por ejemplo Consejero («Gideons International»), Ayudante (American Bible Society), o Consolador («Company of the Holy Bible»), y afirman que es una alusión al Espíritu Santo. Pero nunca han podido establecer si el Espíritu Santo descendió después de Jesús e hizo lo que dijo Jesús que haría.
Si, según los cristianos, el Espíritu Santo es el Arcángel Gabriel, él de hecho vino muchas veces ante la presencia del profeta Muhammad para llevarle las Revelaciones Divinas. Además, Jesús mencionó y predijo al Paráclito con otros nombres, pero con la misma función:
Cuando venga Paráclito, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí (Juan 15:26).
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Cuando venga el Espíritude verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará de todo lo que haya oído, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber (Juan, 16:12-14).
No hablaré ya mucho más con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí (Juan, 14:30).
¿Quién ha venido después de Jesús sino el profeta Muhammad, como Consolador que ha confortado a tantos seres humanos ayudándoles a afrontar su miedo a la muerte, sus preocupaciones sobre el futuro y las enfermedades espirituales? Como Ayudante, ¿quién ha ayudado a la humanidada alcanzar la verdadera paz y la felicidad en ambos mundos? Como Príncipe del mundo, ¿quién ha gobernado casi la mitad del mundo durante catorce siglos y se ha convertido en el ser más querido de miles de millones de personas? Como Espíritude verdad, ¿quién ha atestiguado a Jesús, le trajo la gloria reafirmando su Misión Profética contra la negación de los judíos y la falsa deificación de los cristianos y restaurando su religión en su pureza prístina por el Libro revelado a él?
Aunque Jesús y otros Profetas predijeron la llegada de Muhammad, y mientras muchos cristianos creyeron en él y se hicieron musulmanes unas décadas después de su muerte, ¿qué defectos le atribuyen algunos cristianos occidentales al profeta Muhammad, persistiendo en negarlo? Mawlana Yalaluddin Rumi, un gran santo sufi, expresa en la estrofa siguiente las buenas nuevas encontradas en el Evangelio sobre el profeta Muhammad:
En el Evangelio, Mustafa —Muhammad— es mencionado con todos sus atributos. El misterio de todos los Profetas está en él; él es un portador de felicidad. El Evangeliolo menciona con su forma y rasgos externos, y también con sus virtudes personales y cualidades proféticas.
El Antiguo y Nuevo Testamento, a pesar de la autenticidad discutible de sus versiones actuales, todavía contienen referencias al profeta Muhammad. Hemos citado algunas de éstas. Si un día las copias originales o las menos alteradas de la Toráh y del Evangelio salieran a la luz, contendrían referencias explícitas al Último Mensajero. Esto se puede deducir de las Tradiciones Proféticas que dicen que el Cristianismo será purificado de sus elementos prestados. (21)
Muchos otros esperaron al Profeta
Debido a las numerosas predicciones de su llegada, todo el mundo esperaba al profeta Muhammad. En aquella época oscura de la historia de la humanidad, ésta esperaba a alguien que destruiría la incredulidad y reanimaría al mundo. El Judaísmo y el Cristianismo, siendo religiones reveladas por Dios en su origen, no tenían nada más que ofrecer. Aquellos que habían estudiado los antiguos libros sin prejuicios, en particular el monjeBahira, esperaban su venida.
Muchos en La Meca también lo esperaban. Una de las personas más destacadas era Zaid Ibn ‘Amr, el tío de ‘Umaribn al-Jattab. Él había rechazado la idolatría, había vivido una existencia pura y solía dirigirse a la gente así: «No hay ningún bien para vosotros en los ídolos que adoráis. Yo sé de una religión que pronto será enseñada y divulgada. Será proclamada no más tarde de unos cuantos años a partir de hoy, pero no sé si viviré bastante para dar fe de ello».
Según Amr ibn Rabia, Zayd dio una descripción detallada del Profeta esperado:
Espero a un Profeta que está a punto de venir. Aparecerá entre los descendientes de Ismael y los nietos de Abdulmuttalib. Es de estatura media, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Su pelo no es rizado ni liso. Se llama Ahmad. Su lugar de nacimiento es La Meca. Su gente lo obligará a dejar su ciudad, y emigrará a Yazrib —Medina—, donde su religión se extenderá. He viajado de un lugar a otro buscando la religión de Abraham. Sin embargo, todos los eruditos judíos y cristianos con los que he hablado me han aconsejado esperarlo. Él es el Último Profeta; ningún Profeta vendrá después de él. No podré vivir bastante para verlo, pero he creído en él.
Al final de su introducción, Zaid dijo a Amr ibn Rabia: «Si vives el tiempo suficiente para verlo, salúdalo de mi parte». Pasaron años antes de que el profeta Muhammad declarara su Misión Profética. Amr ibn Rabia, atestiguando su fe en el Profeta, explicó lo que Zayd le había dicho y le transmitió sus saludos. Muhammad devolvió los saludos y añadió: «Vi a Zayd en el Paraíso, arrastrando sus ropajes». (22) Waraqa ibn Nawfal, un erudito cristiano y el primo paterno de Jadiya, estaba entre aquellos que buscaban la verdad. Cuando la primera Revelación llegó, Jadiya contó a Waraqa lo que había pasado. Waraqa le contestó: «Muhammad es un hombre veraz. Lo que él vio es lo que sucede al comienzo de una Misión Profética. Aquél que vino hasta él es Gabriel, que también vino hasta Moisés y hasta Jesús. Muhammad será un Profeta. Si vivo lo suficiente para ser testigo de su declaración de Misión Profética, creeré en él y le apoyaré». (23)
Uno de aquellos que buscaban al Último Profeta era el judío Abdullah ibn Salam. Los judíos tenían tal confianza en él que le llamaron «el erudito y el noble». Era tan grandioso como los más grandes Compañeros, como Abu Bakr y ‘Umar, y Dios consideraría su testimonio en el Coránde tal modo:
Di: «¿Habéis tenido en cuenta el hecho de que este Corán es de Dios, y que a su vez vosotros no creéis en el mismo cuando un testigo (como muchos) de entre los Hijos de Israel (ésos que tenían conocimientode la Revelación) había dado testimonio a sus semejantes y (también) había creído, ya que vosotros sois demasiado arrogantes para creer: (esto no es una clara desviación y mal)? No cabe duda de que Dios no guía a los malhechores» (46:10).
Este gran Compañero describe cómo encontró al Profeta:
Cuando el Mensajero de Dios emigró a Medina, fui a verlo, como hicieron todos los demás. Estaba sentado entre un grupo de gente cuando yo entré, y decía: «Dad el alimento a otros y saludadles». Su discurso era tan dulce y su rostro era tan encantador que me dije: «Juro por Dios que alguien con tal rostro no puede mentir». Sin tardanza declaré mi creenciaen él. (24)
Los judíos y los cristianosde aquel tiempo reconocieron al Mensajero de Dios. Como el Corán señala: «Aquellos a los que otorgamos el Libro (con anterioridad) le conocen (al Mensajero con todas sus características distintivas, incluida la dirección a la que se volverá en Oración) como conocen a sus propios hijos»(2:146). Después de su conversión, ‘Umar preguntó a Abdullah ibn Salam si había reconocido al Mensajero de Dios. «Lo reconocí» le contestó Ibn Salam, y añadió: «Puedo dudar de mis hijos, mi esposa puede haberme engañado, pero no tengo ninguna duda sobre que el Mensajero de Dios es el Último Profeta». (25)
Aunque los judíos y los cristianoslo reconocieron, una mayoría le envidió y, por prejuicio y envidia, no le creyó:
Y cuando (ahora) les ha llegado un Libro de Dios, confirmando (de la verdad de) lo que ya poseían —y a pesar de que con anterioridad pidieron la victoria contra (las tribus de al-Aws y Jazray, que entonces eran) los incrédulos, (diciendo: «El Último Profeta vendrá y os derrotaremos y destruiremos bajo su liderazgo»)— y cuando les llegó lo que reconocían (también como a sus propios hijos), no creyeron en ello. Por lo tanto, la maldición (rechazo) de Dios sea sobre los incrédulos (2:89)
Después de su conversión, Abdullah ibn Salam dijo al Mensajero de Dios: «¡Oh Mensajero de Dios! Escóndeme tras una esquina y luego convoca a todos los eruditos judíosde Medina y pregúntales sobre mí y mi padre. Su evaluación será seguramente positiva. Entonces déjame salir para declarar mi conversión». El Mensajero de Dios aceptó esta sugerencia.
Cuando los eruditos judíos se reunieron, el Mensajero de Dios les preguntó qué pensaban de Ibn Salam y su padre. Todos contestaron: «Están entre nuestra gente más culta y noble». Entonces, el Mensajero de Dios preguntó otra vez: «¿Cómo reaccionaríais si él me reconociera?» Ellos respondieron: «¡Es imposible que te reconozca!». Entonces salió Ibn Salam y declaró su conversión, con lo cual los eruditos judíos inmediatamente cambiaron su actitud y contestaron: «Ibn Salam es el más infame de entre nosotros, ya su vez el hijo del más malvado». (26)
El profeta Muhammad había sido buscado durante siglos. Salman al-Farisi era uno de aquellos buscadores. En un principio fue zoroastra, y había abandonado Persia, su país de nacimiento, por su ardiente deseo de encontrar la verdad eterna. Antes de abrazar el Islam, trabajó para varios monjes cristianos, y fue el último de ellos quien le aconsejó en su lecho de muerte:
Hijo, no queda nadie a quien pueda recomendarte. Pero, según lo que leemos en nuestros libros, el Último Profeta está a punto de aparecer. Él vendrá con el credo puro de Abraham y aparecerá en el lugar adonde Abraham emigró. Sin embargo, él emigrará a otro lugar y se establecerá allí. Hay signos explícitos de su Misión Profética. Por ejemplo, no comerá de la caridad, pero aceptará regalos, y el sello de la Misión Profética estará entre sus hombros. Ahora dejemos a Salman narrar el resto de su historia:
Me puse en camino en una caravana hacia el lugar mencionado por el anciano monje. Cuando llegamos al Wadi al-Qura, me vendieron como esclavo a un judío. Al ver jardines de palmeras datileras, pensé que el Profeta emigraría a este lugar. Mientras yo trabajaba allí, otro judío del Banu Qurayza me compró y me llevó a Medina. Comencé a trabajar en su jardín de datileras. Aún no había noticia alguna del Mensajero de Dios. Sin embargo, un día yo recogía dátiles cuando un primo de mi dueño judío vino apresuradamente hacia mí. Me dijo enfadado: «¡Maldito sea! La gente afluye a Quba. Ha venido un hombre de La Mecaque afirma tener la Misión Profética. Piensan que es un verdadero Profeta».
Comencé a temblar de entusiasmo. Bajé del árbol y pregunté: «¿De qué hablas?». Mi dueño vio mi entusiasmo y me abofeteó la cara con el dorso de su mano, diciendo: «¡Eso no te concierne, no te metas en lo que no te importa!».
Ese mismo día, al atardecer, fui a Quba y le di a Muhammadcomo limosna el alimento que había traído conmigo. El Mensajero de Dios no lo tocó, pero dijo a aquellos alrededor de él: «Saciad vuestros estómagos con esto». Me dije: «Este es el primer signo». Otro día le di algo como regalo. Él lo aceptó y lo comió con sus Compañeros. «Este es el segundo signo» me dije.
Una vez, asistí al entierro de un Compañero difunto. Me acerqué al Mensajero de Dios en el cementerio. Después de saludarlo, me quedé de pie tras él, con la esperanza de ver el Sello de la Profecía. Sus hombros estaban desnudos, y el Sello era tal y como el monje había descrito. No pude contenerme y comencé a besarlo llorando, después de contarle mi historia. Él se puso muy contento, y quiso que sus Compañerosoyeran mi historia. (27)
La gente que sinceramente lo buscó, lo encontró. Quienquiera que lo busque, lo encontrará; mientras que aquellos que permanezcan obstinados y sean gobernados por su nafs al-ammara —el yo carnal que ordena el mal— se ahogarán en la incredulidad y en la hipocresía. Mughira ibn Shuba relata:
Un día yo estaba con Abu Yahl en La Meca. El Mensajero de Dios vino y nos invitó a aceptar el Islam. Abu Yahl le respondió: «Si tú haces que declaremos ante Dios en el otro mundo que tú has llevado a cabo tu Misión Profética, lo haremos. ¡Déjanoslo a nosotros!» Cuando el Mensajero de Dios nos abandonó, pregunté a Abu Yahl si él había aceptado la Misión Proféticade Muhammad. Él dijo que lo había hecho, y luego añadió: «Sé que él es realmente un Profeta. Sin embargo, competimos con los hashimitas en todo. Ellos han estado jactándose de proveer de alimento y agua a los peregrinos. Ahora si comienzan a jactarse de tener un Profeta, no seré capaz de soportarlo en absoluto». (28)
Esto es típico de los pensamientos mantenidos por los Abu Yahl del pasado y del presente. La gente inteligente que no tiene prejuicios y cuya fuerza de voluntad no está paralizada, no puede por menos que creer en el Islam y el Mensajero de Dios. En cuanto a esto, Dios dice a Su santo Mensajero:
Sabemos en verdad que lo que dicen (mentiras, burlas y calumnias) te entristece; pero no es a ti a quien niegan (no te pueden llamar mentiroso ya que previamente te han llamado «el Digno de Confianza»); más bien, son los signos y Revelaciones de Dios lo que los malhechores obstinadamente rechazan (6:33).
¿Cómo habrían podido acusarlo de mentir a él, que era conocido por todos como al-Amin (el veraz, digno de confianza)? El testimonio de uno de sus enemigos implacables, Utbaibn Abi Rabia, demuestra que hasta sus enemigos admitían su veracidad.
Los líderes de los quraishíesse reunieron para acordar cómo prevenir la expansión del Islam. Enviaron a Utbacon la esperanza de que él pudiera persuadir al Mensajero de que se retractase. Él preguntó: «¡Oh Muhammad! ¿Quién es mejor, tú o tu padre?» El Mensajero de Dios no le contestó, probablemente porque el silencio es la mejor respuesta a una pregunta tan absurda. Utba siguió: «Si tu padre fue mejor que tú, él no puede haber estado siguiendo la religión que tú predicas ahora. Si, por el contrario, tú eres mejor que tu padre, entonces estoy listo para escuchar lo que tú tienes que decir».
El Mensajero de Dios preguntó: «¿Es esto todo lo que piensas decir?» Utba dijo que sí, y se calló. Entonces, el Mensajero de Dios se arrodilló y comenzó a recitar la Sura al-Fussilat. Cuando llegó al versículo 13: Si se apartan en repulsión, di (a ellos): «Os he advertido de un castigo que sobreviene como el relámpago (que les sobrevino a las tribus) Ad y Zamud» (41:13), Utba temblaba como si tuviera fiebre. Tuvo que poner su mano sobre los labios del Mensajero de Dios y dijo: «¡Por favor para, por Dios en quien tú crees!». Utba volvió a casa perplejo.
Los líderes de los quraishíes le esperaban con inquietud. Temiendo que Utba pudiera haber aceptado el Islam, Abu Yahl tocó a su puerta y, cuando fue admitido, se enfadó con Utba diciéndole: «He oído que Muhammad te trató muy generosamente y te dio un festín, y a cambio tú creíste en él. Esto es lo que la gente dice». Utba le contestó con furia:
Tú sabes que no necesito ser recibido con agasajos por él. Soy más rico que todos vosotros. Pero sus palabras me han impresionado. No era una poesía, tampoco se parecía a las palabras de un adivino. No sabía cómo responderle. Él es una persona veraz. Mientras yo escuchaba su recitación, temí que lo que les había pasado a los aditas y los tamudeos pudiera pasarnos a nosotros. (29)
Ellos habían estado esperando a un Profeta durante mucho tiempo. Todos conocían el carácter de al-Amin, y nadie lo había oído nunca mentir. Quedaron encantados de su personalidad y de la elocuencia del Corán, pero no pudieron vencer su orgullo y arrogancia, o la envidia y la rivalidad, y proclamar su creenciaen él. Tampoco pudieron adaptar sus hábitos y su estilo de vida a su Mensaje. ¿No es esto cierto de todos aquellos que, conociendo la verdad, persisten en la incredulidad?
Notas
17 Ibn Kazir, Al-Bidaya, 3:241.
18 Muttaqi al-Hindi, Kanz al-Ummal, 11:384.
19 Y cuando Dios concertó un pacto con los Profetas: «Os he dado el Libro y la Sabiduría. A continuación, vendrá a vosotros un Mensajero que confirmará (de las Revelaciones Divinas) lo que ya poseéis. Vais a creer en él y ayudarle». Dicho eso, preguntó: «¿Confirmáis esto y estáis de acuerdo en tomar (sobre vosotros) Mi carga en este asunto?». Respondieron: «Lo confirmamos». Dijo: «Entonces, sed testigos (vosotros y vuestras comunidades) y Yo daré testimonio con vosotros».
20 Bujari, «Buyu», 50; Ibn Hanbal, Musnad, 2:174.
21 Bujari, «Enbiya», 49; Muslim, «Iman», 244-247.
22 Ibn Kazir, Al-Bidaya, 2:223.
23 Bujari, «Bad‘u al-Wahy», 3.
24 Ibn Hanbal, 5:451.
25 Ibn Kazir, Muhtasar Tafsir, 1:140.
26 Bujari, «Enbiya», 1; «Manaqibu’l Ansar», 45.
27 Ibn Hisham, «Sira», 2:228-34.
28 Kanz al-Ummal, 14:39-40; Ibn Kazir, 3:83.
29 Ibn Kazir, 3:80-81; Ibn Hisham, 1:313. http://www.webislam.com/articulos/61816-el_profeta_esperado.html
Un Compañero una vez le pidió al Mensajero de Dios que hablara sobre sí mismo. Él dijo: «Yo soy aquel para quien Abraham hizo el salat y de quien Jesús transmitió buenas nuevas». (18)
A esto se refieren los siguientes versículos coránicos:
«¡Señor nuestro! Haz que surja en esa comunidad un Mensajero de entre ellos, para que les recite Tu Revelación y les instruya en el Libro (que Tú le revelarás) y la Sabiduría, y les purifique (de falsas creencias y doctrinas, de pecados y de todo tipo de impurezas). Es cierto que Tú eres el Glorioso poseedor de irresistible poder, el Omnisapiente» (2:129).
Y Jesús, hijo de María, dijo: «¡Oh Hijos de Israel! No cabe duda de que soy el Mensajero de Dios enviado a vosotros, confirmando (todo aquello de la verdad contenida en) la Toráh que fue revelada antes de mí, y trayendo las buenas nuevas de un Mensajero que vendrá después de mí, cuyo nombre es Ahmad». Pero cuando llegó a ellos (toda la humanidad incluyendo las posteriores generaciones de los Hijos de Israel) con los signos manifiestos (de ser el Mensajero de Dios), dijeron: «Esto (lo que predica y hace) es obviamente (nada más) que hechicería» (61:6).
Se esperaba al Mensajero de Dios. Todos los Profetas precedentes hablaron de él y predijeron su llegada. El Corán (3:81) expresamente declara que Dios hizo un pacto con los Profetas, en el cual todos ellos prometían creer y ayudar al Mensajero que vendría después y que confirmaría el Mensaje que ellos habían traído. (19)
Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad. El difunto Husayn Yisri encontró ciento catorce de tales alusiones y las citó en su Risalat al-Hamidiyya. Citamos unos ejemplos aquí, comenzando con: «El Señor vino del Sinaí, brilló para ellos desde Seír; resplandeció desde el monte Parán» (Deuteronomio 33:2). Esto se refiere, respectivamente, a la Misión Profética de Moisés, Jesús y Muhammad. El Sinaí es el lugar donde el profeta Moisés habló con Dios y recibió la Toráh. Seír, un lugar en Palestina, es donde el profeta Jesús recibió la Revelación Divina. Parán es el sitio en el que Dios se manifestó a la humanidad por última vez a través de Su Revelación al profeta Muhammad.
Parán es una formación montañosa ubicada en La Meca. Es mencionada en la Toráh (Génesis 21:19-21) como el área del desierto en donde Hayar fue abandonada por su marido Abraham para vivir con su hijo Ismael. El pozo de Zamzam también está localizado allí. Como se indica en el Corán (14:35-37), Abraham abandonó a Hayar e Ismael en el valle de La Meca, que era entonces un lugar deshabitado entre las sierras de Parán. Debido a tales predicciones evidentes en la Toráh, los judíos esperaban al Último Profeta y sabían que aparecería en La Meca.
El versículo del Deuteronomio, según la versión árabe publicada en Londres (1944), sigue así: Él vino con gran número de santos; en su mano derecha había un hacha de fuego de dos filos. Esto hace referencia al Profeta prometido, que tendría muchos Compañeros con el más alto grado de santidad y al que le sería permitido, e incluso ordenado, luchar contra sus enemigos.
El Señor me dijo (a Moisés): «Es cierto lo que han dicho. Levantaré un Profeta entre sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará de todo lo que yo le mande. Mas a cualquiera que no oyera las palabras que él les diga en mi nombre, yo le pediré cuentas» (Deuteronomio, 18:17-19).
Está claro en estos versículos que un Profeta entre sus hermanos, como tú significa un Profeta de la descendencia de Ismael, ya que Ismael es el hermano de Isaac, el antepasado de los Hijos de Israel. El único Profeta que vino después de Moisés y se pareció a él en muchos aspectos (por ejemplo, trayendo una nueva ley y haciendo la guerra contra sus enemigos) es el profeta Muhammad. El Coránseñala a este: Sin duda os hemos enviado (Oh pueblo) un Mensajero, un testigo en vuestra contra (alguien que atestiguará en el Más Allá con respecto a vuestros actos como respuesta al Mensaje de Dios), precisamente como enviamos un Mensajero al Faraón (73:15).
Abdullah ibn Amr, un asceta al que el Profeta recomendó que no dejara de dormir con su esposa y que ayunara sólo un día sí y un día no, se relató que había dicho: «Todo el mundo que ha seguido las religiones anteriores sabe que Dios enviaría un Profeta a la humanidad como portador de buenas nuevas y advertidor». Leí personalmente en la Toráh estos versículos sobre él:
¡Oh Profeta! Te hemos enviado a la humanidad como portador de buenas nuevas, como apoyo y refugio para la gente común y corriente, aquel que les previene. Eres Mi siervo y Mensajero. Te he llamado Mutawakkil —aquel que deposita su confianza en Dios—. Él no es un grosero, un petulante ni una persona enojada, tampoco grita en las calles. No repele el mal con el mal; por el contrario, disculpa y perdona. Dios no lo hará morir antes de que él dirija la nación desviada al camino recto declarando que no hay más deidad que Dios. (20)
Este informe fue confirmado por Abdullah ibn Salamy Kab al-Ajbar, los eruditos más cultos de la comunidad judía en la época del Profeta. Después se convirtieron al Islam. También leemos sobre Muhammad en los Salmos de David:
Dominará de mar a mar desde el río hasta los confines de la Tierra. Ante él se postrarán los moradores del desierto, Y sus enemigos lamerán el polvo. Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones. Todos los reyes se postrarán ante él; Todas las naciones le servirán, porque él librará al menesteroso que clame, y al afligido que no tenga quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus almas, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos. Vivirá, y se le dará del oro de Sabá, y se orará por él continuamente. Todo el día se le bendecirá. Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; y se balanceará su fruto sobre la cima, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol. Benditas serán en él todas las naciones; Le llamarán dichoso (72:8-17).
Los Evangelios
De manera más enérgica y frecuente que cualquier otro Profeta, Jesús dio buenas nuevas sobre Muhammad. En el Evangeliode Juan, Jesús promete su llegada utilizando varios nombres:
Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Paráclito no vendría a vosotros; mas si me fuera, os lo enviara. Y cuando él venga, convencerá al mundo de la culpa de los pecados, de la justicia y del juicio (Juan, 16:7-.
Aquí, el Profeta Muhammades mencionado como el Paráclito. Esta palabra griega significa «el que distingue la Verdad de la Falsedad». Los comentaristas cristianos le han dado varios significados, según la edición de la Biblia, como por ejemplo Consejero («Gideons International»), Ayudante (American Bible Society), o Consolador («Company of the Holy Bible»), y afirman que es una alusión al Espíritu Santo. Pero nunca han podido establecer si el Espíritu Santo descendió después de Jesús e hizo lo que dijo Jesús que haría.
Si, según los cristianos, el Espíritu Santo es el Arcángel Gabriel, él de hecho vino muchas veces ante la presencia del profeta Muhammad para llevarle las Revelaciones Divinas. Además, Jesús mencionó y predijo al Paráclito con otros nombres, pero con la misma función:
Cuando venga Paráclito, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí (Juan 15:26).
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Cuando venga el Espíritude verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará de todo lo que haya oído, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber (Juan, 16:12-14).
No hablaré ya mucho más con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí (Juan, 14:30).
¿Quién ha venido después de Jesús sino el profeta Muhammad, como Consolador que ha confortado a tantos seres humanos ayudándoles a afrontar su miedo a la muerte, sus preocupaciones sobre el futuro y las enfermedades espirituales? Como Ayudante, ¿quién ha ayudado a la humanidada alcanzar la verdadera paz y la felicidad en ambos mundos? Como Príncipe del mundo, ¿quién ha gobernado casi la mitad del mundo durante catorce siglos y se ha convertido en el ser más querido de miles de millones de personas? Como Espíritude verdad, ¿quién ha atestiguado a Jesús, le trajo la gloria reafirmando su Misión Profética contra la negación de los judíos y la falsa deificación de los cristianos y restaurando su religión en su pureza prístina por el Libro revelado a él?
Aunque Jesús y otros Profetas predijeron la llegada de Muhammad, y mientras muchos cristianos creyeron en él y se hicieron musulmanes unas décadas después de su muerte, ¿qué defectos le atribuyen algunos cristianos occidentales al profeta Muhammad, persistiendo en negarlo? Mawlana Yalaluddin Rumi, un gran santo sufi, expresa en la estrofa siguiente las buenas nuevas encontradas en el Evangelio sobre el profeta Muhammad:
En el Evangelio, Mustafa —Muhammad— es mencionado con todos sus atributos. El misterio de todos los Profetas está en él; él es un portador de felicidad. El Evangeliolo menciona con su forma y rasgos externos, y también con sus virtudes personales y cualidades proféticas.
El Antiguo y Nuevo Testamento, a pesar de la autenticidad discutible de sus versiones actuales, todavía contienen referencias al profeta Muhammad. Hemos citado algunas de éstas. Si un día las copias originales o las menos alteradas de la Toráh y del Evangelio salieran a la luz, contendrían referencias explícitas al Último Mensajero. Esto se puede deducir de las Tradiciones Proféticas que dicen que el Cristianismo será purificado de sus elementos prestados. (21)
Muchos otros esperaron al Profeta
Debido a las numerosas predicciones de su llegada, todo el mundo esperaba al profeta Muhammad. En aquella época oscura de la historia de la humanidad, ésta esperaba a alguien que destruiría la incredulidad y reanimaría al mundo. El Judaísmo y el Cristianismo, siendo religiones reveladas por Dios en su origen, no tenían nada más que ofrecer. Aquellos que habían estudiado los antiguos libros sin prejuicios, en particular el monjeBahira, esperaban su venida.
Muchos en La Meca también lo esperaban. Una de las personas más destacadas era Zaid Ibn ‘Amr, el tío de ‘Umaribn al-Jattab. Él había rechazado la idolatría, había vivido una existencia pura y solía dirigirse a la gente así: «No hay ningún bien para vosotros en los ídolos que adoráis. Yo sé de una religión que pronto será enseñada y divulgada. Será proclamada no más tarde de unos cuantos años a partir de hoy, pero no sé si viviré bastante para dar fe de ello».
Según Amr ibn Rabia, Zayd dio una descripción detallada del Profeta esperado:
Espero a un Profeta que está a punto de venir. Aparecerá entre los descendientes de Ismael y los nietos de Abdulmuttalib. Es de estatura media, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Su pelo no es rizado ni liso. Se llama Ahmad. Su lugar de nacimiento es La Meca. Su gente lo obligará a dejar su ciudad, y emigrará a Yazrib —Medina—, donde su religión se extenderá. He viajado de un lugar a otro buscando la religión de Abraham. Sin embargo, todos los eruditos judíos y cristianos con los que he hablado me han aconsejado esperarlo. Él es el Último Profeta; ningún Profeta vendrá después de él. No podré vivir bastante para verlo, pero he creído en él.
Al final de su introducción, Zaid dijo a Amr ibn Rabia: «Si vives el tiempo suficiente para verlo, salúdalo de mi parte». Pasaron años antes de que el profeta Muhammad declarara su Misión Profética. Amr ibn Rabia, atestiguando su fe en el Profeta, explicó lo que Zayd le había dicho y le transmitió sus saludos. Muhammad devolvió los saludos y añadió: «Vi a Zayd en el Paraíso, arrastrando sus ropajes». (22) Waraqa ibn Nawfal, un erudito cristiano y el primo paterno de Jadiya, estaba entre aquellos que buscaban la verdad. Cuando la primera Revelación llegó, Jadiya contó a Waraqa lo que había pasado. Waraqa le contestó: «Muhammad es un hombre veraz. Lo que él vio es lo que sucede al comienzo de una Misión Profética. Aquél que vino hasta él es Gabriel, que también vino hasta Moisés y hasta Jesús. Muhammad será un Profeta. Si vivo lo suficiente para ser testigo de su declaración de Misión Profética, creeré en él y le apoyaré». (23)
Uno de aquellos que buscaban al Último Profeta era el judío Abdullah ibn Salam. Los judíos tenían tal confianza en él que le llamaron «el erudito y el noble». Era tan grandioso como los más grandes Compañeros, como Abu Bakr y ‘Umar, y Dios consideraría su testimonio en el Coránde tal modo:
Di: «¿Habéis tenido en cuenta el hecho de que este Corán es de Dios, y que a su vez vosotros no creéis en el mismo cuando un testigo (como muchos) de entre los Hijos de Israel (ésos que tenían conocimientode la Revelación) había dado testimonio a sus semejantes y (también) había creído, ya que vosotros sois demasiado arrogantes para creer: (esto no es una clara desviación y mal)? No cabe duda de que Dios no guía a los malhechores» (46:10).
Este gran Compañero describe cómo encontró al Profeta:
Cuando el Mensajero de Dios emigró a Medina, fui a verlo, como hicieron todos los demás. Estaba sentado entre un grupo de gente cuando yo entré, y decía: «Dad el alimento a otros y saludadles». Su discurso era tan dulce y su rostro era tan encantador que me dije: «Juro por Dios que alguien con tal rostro no puede mentir». Sin tardanza declaré mi creenciaen él. (24)
Los judíos y los cristianosde aquel tiempo reconocieron al Mensajero de Dios. Como el Corán señala: «Aquellos a los que otorgamos el Libro (con anterioridad) le conocen (al Mensajero con todas sus características distintivas, incluida la dirección a la que se volverá en Oración) como conocen a sus propios hijos»(2:146). Después de su conversión, ‘Umar preguntó a Abdullah ibn Salam si había reconocido al Mensajero de Dios. «Lo reconocí» le contestó Ibn Salam, y añadió: «Puedo dudar de mis hijos, mi esposa puede haberme engañado, pero no tengo ninguna duda sobre que el Mensajero de Dios es el Último Profeta». (25)
Aunque los judíos y los cristianoslo reconocieron, una mayoría le envidió y, por prejuicio y envidia, no le creyó:
Y cuando (ahora) les ha llegado un Libro de Dios, confirmando (de la verdad de) lo que ya poseían —y a pesar de que con anterioridad pidieron la victoria contra (las tribus de al-Aws y Jazray, que entonces eran) los incrédulos, (diciendo: «El Último Profeta vendrá y os derrotaremos y destruiremos bajo su liderazgo»)— y cuando les llegó lo que reconocían (también como a sus propios hijos), no creyeron en ello. Por lo tanto, la maldición (rechazo) de Dios sea sobre los incrédulos (2:89)
Después de su conversión, Abdullah ibn Salam dijo al Mensajero de Dios: «¡Oh Mensajero de Dios! Escóndeme tras una esquina y luego convoca a todos los eruditos judíosde Medina y pregúntales sobre mí y mi padre. Su evaluación será seguramente positiva. Entonces déjame salir para declarar mi conversión». El Mensajero de Dios aceptó esta sugerencia.
Cuando los eruditos judíos se reunieron, el Mensajero de Dios les preguntó qué pensaban de Ibn Salam y su padre. Todos contestaron: «Están entre nuestra gente más culta y noble». Entonces, el Mensajero de Dios preguntó otra vez: «¿Cómo reaccionaríais si él me reconociera?» Ellos respondieron: «¡Es imposible que te reconozca!». Entonces salió Ibn Salam y declaró su conversión, con lo cual los eruditos judíos inmediatamente cambiaron su actitud y contestaron: «Ibn Salam es el más infame de entre nosotros, ya su vez el hijo del más malvado». (26)
El profeta Muhammad había sido buscado durante siglos. Salman al-Farisi era uno de aquellos buscadores. En un principio fue zoroastra, y había abandonado Persia, su país de nacimiento, por su ardiente deseo de encontrar la verdad eterna. Antes de abrazar el Islam, trabajó para varios monjes cristianos, y fue el último de ellos quien le aconsejó en su lecho de muerte:
Hijo, no queda nadie a quien pueda recomendarte. Pero, según lo que leemos en nuestros libros, el Último Profeta está a punto de aparecer. Él vendrá con el credo puro de Abraham y aparecerá en el lugar adonde Abraham emigró. Sin embargo, él emigrará a otro lugar y se establecerá allí. Hay signos explícitos de su Misión Profética. Por ejemplo, no comerá de la caridad, pero aceptará regalos, y el sello de la Misión Profética estará entre sus hombros. Ahora dejemos a Salman narrar el resto de su historia:
Me puse en camino en una caravana hacia el lugar mencionado por el anciano monje. Cuando llegamos al Wadi al-Qura, me vendieron como esclavo a un judío. Al ver jardines de palmeras datileras, pensé que el Profeta emigraría a este lugar. Mientras yo trabajaba allí, otro judío del Banu Qurayza me compró y me llevó a Medina. Comencé a trabajar en su jardín de datileras. Aún no había noticia alguna del Mensajero de Dios. Sin embargo, un día yo recogía dátiles cuando un primo de mi dueño judío vino apresuradamente hacia mí. Me dijo enfadado: «¡Maldito sea! La gente afluye a Quba. Ha venido un hombre de La Mecaque afirma tener la Misión Profética. Piensan que es un verdadero Profeta».
Comencé a temblar de entusiasmo. Bajé del árbol y pregunté: «¿De qué hablas?». Mi dueño vio mi entusiasmo y me abofeteó la cara con el dorso de su mano, diciendo: «¡Eso no te concierne, no te metas en lo que no te importa!».
Ese mismo día, al atardecer, fui a Quba y le di a Muhammadcomo limosna el alimento que había traído conmigo. El Mensajero de Dios no lo tocó, pero dijo a aquellos alrededor de él: «Saciad vuestros estómagos con esto». Me dije: «Este es el primer signo». Otro día le di algo como regalo. Él lo aceptó y lo comió con sus Compañeros. «Este es el segundo signo» me dije.
Una vez, asistí al entierro de un Compañero difunto. Me acerqué al Mensajero de Dios en el cementerio. Después de saludarlo, me quedé de pie tras él, con la esperanza de ver el Sello de la Profecía. Sus hombros estaban desnudos, y el Sello era tal y como el monje había descrito. No pude contenerme y comencé a besarlo llorando, después de contarle mi historia. Él se puso muy contento, y quiso que sus Compañerosoyeran mi historia. (27)
La gente que sinceramente lo buscó, lo encontró. Quienquiera que lo busque, lo encontrará; mientras que aquellos que permanezcan obstinados y sean gobernados por su nafs al-ammara —el yo carnal que ordena el mal— se ahogarán en la incredulidad y en la hipocresía. Mughira ibn Shuba relata:
Un día yo estaba con Abu Yahl en La Meca. El Mensajero de Dios vino y nos invitó a aceptar el Islam. Abu Yahl le respondió: «Si tú haces que declaremos ante Dios en el otro mundo que tú has llevado a cabo tu Misión Profética, lo haremos. ¡Déjanoslo a nosotros!» Cuando el Mensajero de Dios nos abandonó, pregunté a Abu Yahl si él había aceptado la Misión Proféticade Muhammad. Él dijo que lo había hecho, y luego añadió: «Sé que él es realmente un Profeta. Sin embargo, competimos con los hashimitas en todo. Ellos han estado jactándose de proveer de alimento y agua a los peregrinos. Ahora si comienzan a jactarse de tener un Profeta, no seré capaz de soportarlo en absoluto». (28)
Esto es típico de los pensamientos mantenidos por los Abu Yahl del pasado y del presente. La gente inteligente que no tiene prejuicios y cuya fuerza de voluntad no está paralizada, no puede por menos que creer en el Islam y el Mensajero de Dios. En cuanto a esto, Dios dice a Su santo Mensajero:
Sabemos en verdad que lo que dicen (mentiras, burlas y calumnias) te entristece; pero no es a ti a quien niegan (no te pueden llamar mentiroso ya que previamente te han llamado «el Digno de Confianza»); más bien, son los signos y Revelaciones de Dios lo que los malhechores obstinadamente rechazan (6:33).
¿Cómo habrían podido acusarlo de mentir a él, que era conocido por todos como al-Amin (el veraz, digno de confianza)? El testimonio de uno de sus enemigos implacables, Utbaibn Abi Rabia, demuestra que hasta sus enemigos admitían su veracidad.
Los líderes de los quraishíesse reunieron para acordar cómo prevenir la expansión del Islam. Enviaron a Utbacon la esperanza de que él pudiera persuadir al Mensajero de que se retractase. Él preguntó: «¡Oh Muhammad! ¿Quién es mejor, tú o tu padre?» El Mensajero de Dios no le contestó, probablemente porque el silencio es la mejor respuesta a una pregunta tan absurda. Utba siguió: «Si tu padre fue mejor que tú, él no puede haber estado siguiendo la religión que tú predicas ahora. Si, por el contrario, tú eres mejor que tu padre, entonces estoy listo para escuchar lo que tú tienes que decir».
El Mensajero de Dios preguntó: «¿Es esto todo lo que piensas decir?» Utba dijo que sí, y se calló. Entonces, el Mensajero de Dios se arrodilló y comenzó a recitar la Sura al-Fussilat. Cuando llegó al versículo 13: Si se apartan en repulsión, di (a ellos): «Os he advertido de un castigo que sobreviene como el relámpago (que les sobrevino a las tribus) Ad y Zamud» (41:13), Utba temblaba como si tuviera fiebre. Tuvo que poner su mano sobre los labios del Mensajero de Dios y dijo: «¡Por favor para, por Dios en quien tú crees!». Utba volvió a casa perplejo.
Los líderes de los quraishíes le esperaban con inquietud. Temiendo que Utba pudiera haber aceptado el Islam, Abu Yahl tocó a su puerta y, cuando fue admitido, se enfadó con Utba diciéndole: «He oído que Muhammad te trató muy generosamente y te dio un festín, y a cambio tú creíste en él. Esto es lo que la gente dice». Utba le contestó con furia:
Tú sabes que no necesito ser recibido con agasajos por él. Soy más rico que todos vosotros. Pero sus palabras me han impresionado. No era una poesía, tampoco se parecía a las palabras de un adivino. No sabía cómo responderle. Él es una persona veraz. Mientras yo escuchaba su recitación, temí que lo que les había pasado a los aditas y los tamudeos pudiera pasarnos a nosotros. (29)
Ellos habían estado esperando a un Profeta durante mucho tiempo. Todos conocían el carácter de al-Amin, y nadie lo había oído nunca mentir. Quedaron encantados de su personalidad y de la elocuencia del Corán, pero no pudieron vencer su orgullo y arrogancia, o la envidia y la rivalidad, y proclamar su creenciaen él. Tampoco pudieron adaptar sus hábitos y su estilo de vida a su Mensaje. ¿No es esto cierto de todos aquellos que, conociendo la verdad, persisten en la incredulidad?
Notas
17 Ibn Kazir, Al-Bidaya, 3:241.
18 Muttaqi al-Hindi, Kanz al-Ummal, 11:384.
19 Y cuando Dios concertó un pacto con los Profetas: «Os he dado el Libro y la Sabiduría. A continuación, vendrá a vosotros un Mensajero que confirmará (de las Revelaciones Divinas) lo que ya poseéis. Vais a creer en él y ayudarle». Dicho eso, preguntó: «¿Confirmáis esto y estáis de acuerdo en tomar (sobre vosotros) Mi carga en este asunto?». Respondieron: «Lo confirmamos». Dijo: «Entonces, sed testigos (vosotros y vuestras comunidades) y Yo daré testimonio con vosotros».
20 Bujari, «Buyu», 50; Ibn Hanbal, Musnad, 2:174.
21 Bujari, «Enbiya», 49; Muslim, «Iman», 244-247.
22 Ibn Kazir, Al-Bidaya, 2:223.
23 Bujari, «Bad‘u al-Wahy», 3.
24 Ibn Hanbal, 5:451.
25 Ibn Kazir, Muhtasar Tafsir, 1:140.
26 Bujari, «Enbiya», 1; «Manaqibu’l Ansar», 45.
27 Ibn Hisham, «Sira», 2:228-34.
28 Kanz al-Ummal, 14:39-40; Ibn Kazir, 3:83.
29 Ibn Kazir, 3:80-81; Ibn Hisham, 1:313. http://www.webislam.com/articulos/61816-el_profeta_esperado.html
Tabil al 3ilm- Cantidad de envíos : 169
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Maltes- Cantidad de envíos : 85
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Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
Estos versículos y referencias que se citan aquí si que tienen distorsiones y alteraciones. Una vez abrí mi libro de texto al azar por tres sitios distinto y formó la frase Disney invadió Alemania, pues esto que he leido arriba me suena a lo mismo. Amos anda!, !! por desgracia esa religión como muchas otras en el pasado ha estado siempre cimentada en el no saber de la gente, yo me he leido algunos libros del islam, por cierto que si me leo la Biblia en algún país arabe, me meten en la carcel y tiran la llave... Pues bien los he leido y muchas de las monsergas en las que creen algunos no vienen, ah!!! me dirán que es que no estaban en árabe, por que pasa como con los mormones que había que ponerse unas gafas especiales!!! ya está bien de proselitismos.
LED- Cantidad de envíos : 156
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Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
Imposible. Los salmos fueron escritos cientos de años antes de Cristo, comienzan con el rey David, y los evangelios son escritos poco después de su muerte y resurrección. Mahoma vivió en el año 600 de nuestra era, el Corán lo escribió en el 610 por lo
que difícilmente nadie podía conocerlo en la epoca de jesucristo y menos aun en la de los salmistas.Tuvo 15 esposas, una de ellas de 9 años, y esta en contradicción total con las enseñanzas de Jesus que obligan al hombre a permanecer de por vida con una sola mujer siendole fiel y sin derecho a repudiarla.
que difícilmente nadie podía conocerlo en la epoca de jesucristo y menos aun en la de los salmistas.Tuvo 15 esposas, una de ellas de 9 años, y esta en contradicción total con las enseñanzas de Jesus que obligan al hombre a permanecer de por vida con una sola mujer siendole fiel y sin derecho a repudiarla.
cris- Cantidad de envíos : 409
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Fecha de inscripción : 03/02/2010
Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
Cris y LED estais muy desinformados sobre islam por el sionismo.
Y por otro lado aluden a la prevista llegada del ultimo profeta.
Y por otro lado aluden a la prevista llegada del ultimo profeta.
Tabil al 3ilm- Cantidad de envíos : 169
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Fecha de inscripción : 16/05/2011
Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
Tabil,
He viajado a Arabia, donde estuve 3 meses, Dubai, 2 días, Marruecos, muchas veces durante 30 años, Libano 7 meses, Afganistan 8 meses. Sé muy bien lo que es el islam, he leido vuestros libros, cierto que en español, no en árabe, pero la traducción es de un árabe.
Así que como verás algo sé de primera mano.
Creo firmemente que les iría mejor con un papa para el islam, esto los alejaría de que cualquier iluminado quiera mangonear la masa de población, generalmente analfabeta y que no ha leído ni uno de los libros que he leído. En el islam la mayoría de la gente sabe lo que los sacerdotes árabes quieren que sepan y no más.
A mi el sionismo no me mangonea, para ello tengo mi libertad de creencia, cosa que no me garantiza tu religión.
Por cierto, quien es el que vendrá en el juicio final? Es curioso no?
Mahoma hizo una recopilación de varias religiones, no aporta nada nuevo.
He viajado a Arabia, donde estuve 3 meses, Dubai, 2 días, Marruecos, muchas veces durante 30 años, Libano 7 meses, Afganistan 8 meses. Sé muy bien lo que es el islam, he leido vuestros libros, cierto que en español, no en árabe, pero la traducción es de un árabe.
Así que como verás algo sé de primera mano.
Creo firmemente que les iría mejor con un papa para el islam, esto los alejaría de que cualquier iluminado quiera mangonear la masa de población, generalmente analfabeta y que no ha leído ni uno de los libros que he leído. En el islam la mayoría de la gente sabe lo que los sacerdotes árabes quieren que sepan y no más.
A mi el sionismo no me mangonea, para ello tengo mi libertad de creencia, cosa que no me garantiza tu religión.
Por cierto, quien es el que vendrá en el juicio final? Es curioso no?
Mahoma hizo una recopilación de varias religiones, no aporta nada nuevo.
LED- Cantidad de envíos : 156
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Fecha de inscripción : 22/08/2011
Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
Hay muchas pruebas de que el coran no es un libro humano.
De todas formas yo si se aue estoy exhortado por mi creencia a respetarte.
Arabia Saudi es muy mal ejemplo. No se que clase de libros lees. Ni que clase de ejemplos tomas.
De todas formas yo si se aue estoy exhortado por mi creencia a respetarte.
Arabia Saudi es muy mal ejemplo. No se que clase de libros lees. Ni que clase de ejemplos tomas.
Tabil al 3ilm- Cantidad de envíos : 169
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Fecha de inscripción : 16/05/2011
Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
cris Muhammad no se caso con una chica de 9
¿Era novia Aisha a los seis años? El viejo mito expuesto por Dr. T.O. Shanavas
Un amigo cristiano me preguntó una vez: "¿Casarías a tu hija de siete años con un adulto de cincuenta años?". Guardé silencio. Y él continuó: "Si no lo harías, ¿cómo puedes dar tu aprobación a la boda de una inocente de siete años, Aisha, con vuestro Profeta?". Le dije: "No tengo una respuesta para tu pregunta por ahora.". Mi amigo sonrió y se fue dejándome una espina clavada en el corazón de mi fe. La mayoría de los musulmanes responden que estos matrimonios eran aceptados en esa época. De otro modo, la gente hubiera puesto sus pegas a la boda del Profeta con Aisha.
Sin embargo, una explicación así será fiable sólo para los suficientemente ingenuos como para creérsela. Y desgraciadamente, no estaba satisfecho con la respuesta.
El Profeta era un hombre ejemplar. Todo su comportamiento era lo más virtuoso posible, de forma tal que nosotros, musulmanes, podamos imitarlo. Y a pesar de ello, a la mayoría del Islamic Center de Toledo, incluyéndome a mí, no se le ocurriría pensar en prometerle nuestra hija de siete años a un adulto de cincuenta y dos. Si un familiar acepta este tipo de matrimonio, la mayoría, si no todos, miraría de reojo al padre y al viejo novio.
En 1923, los funcionarios del Registro Civil en Egipto recibían la instrucción de no aceptar ni emitir certificados oficiales de matrimonio para novias menores de dieciseis años ni novios menores de dieciocho. Ocho años después, la Ley de Organización y Procedimiento en las Cortes de Sharia Organization and Procedure of Sheriah courts de 1931 consolidó la sentencia previa imponiendo la desestimación sistemática de todos los conflictos matroioniales que concerniesen novias menores de dieciseis años y novios menores de dieciocho. (Women in Muslim Family Law, John Esposito, 1982). Queda pues demostrado que incluso en Egipto, país mayoritariamente musulmán, los matrimonios de niños no son aceptados.
Por lo tanto, tenía la seguridad, pero sin una prueba sólida excepto la devoción a mi Profeta, que las historias de la boda de Aisha niña de siete años con el Profeta en sus cincuenta son sólo mitos. Sin embargo, mi larga investigación en búsqueda de la verdad sobre esta cuestión me demostró la virtud de mi intuición. Mi Profeta era un caballero. Y no se casó con una niña de seis o siete años. La edad de Aisha ha sido erróneamente transmitida en la Literatura de Hadiz. En realidad, pienso que las transmisiones que mencionan este episodio son en gran medida inválidas. Varios hadices (tradiciones del Profeta) que citan la edad de Aisha en el momento de su matrimonio con el Profeta son problemáticos. Voy a presentar las siguientes pruebas contra la aceptación de la historia ficticia montada por Hisham ibn ‘Urwa y limpiar el nombre de mi Profeta presentado como un viejo irresponsable abusando de una pequeña niña inocente.
PRUEBA #1: Validez de la Fuente
La mayoría de las narraciones publicadas en los libros de Hadiz están transmitidas sólo por Hisham ibn ‘Urwa, que apoyaba su transmisión en la autoridad de su padre. En primer lugar, no sólo una persona, sino dos o tres, tendrían lógicamente que haber sido transmisores. Es extraño que nadie de Medina, donde Hisham ibn ‘Urwa vivió los primeros 71 años de su vida, narrase el acontecimiento, a pesar de que entre sus discípulos mediníes se incluyera el muy respetado Malik ibn Anas. Los orígenes de la transmisión de los relatos de ese acontecimiento surgen con personas de Iraq, a donde, según se ha transmitido, se mudó Hisham tras haber vivido en Medina la mayor parte de su vida.
Tahzib al-tahzib, uno de los más conocidos libros de biografías y fiabilidad de transmisores (muhaddithun) de tradiciones del Profeta, transmite que, según Yaqub ibn Shaiba: “Hisham es altamente fiable, sus narraciones son aceptables, excepto lo que transmitió después de instalarse en Iraq” (Tahzib al-Tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, Dar Ihya al-turath al-islami, siglo XV. Vol 11, p. 50).
Se apunta más adelante que Malik ibn Anas desconfiaba de las narraciones de Hisham transmitidas a través de gente de Iraq: “Me han dicho que Malik desconfiaba de las narraciones de Hisham transmitidas por gente de Iraq” (Tahzib al-Tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, Dar Ihya al-turath al-islami, Vol 11, p. 50).
Mizan al-I`tidal, otra obra biobibliográfica de transmisores de tradiciones del Profeta menciona: “Cuando era ya muy mayor, la memoria de Hisham empeoró bastante”(Mizan al-I`tidal, Al-Zahbi, al-Maktaba al-athriya, Sheikhupura, Pakistan, Vol. 4, p. 301).
CONCLUSIÓN: Basándose en estas referencias, la memoria de Hisham iba fallando y sus narraciones de su época en Iraq no son fiables. Por lo tanto, su relato del matromio de Aisha y de la edad de ésta no es válido.
CRONOLOGÍA: Será también fundamental tener en cuenta algunas de las fechas pertinentes de la historia del Islam:
antes de 610: DJahiliya (época preislámica) antes de la revelación
610: Primera revelación
610: Abu Bakr acepta el Islam
613: El Profeta Muhámmad (s) comienza a predicar en público.
615: Emigración a Abisinia
616: Umar b. al-Jattab acepta el Islam
620: La fecha generalmente aceptada de la pedida de mano de Aisha por el Profeta.
622: Hégira (emigración a Yathrib, posteriormente llamada Medina)
623/624: La fecha generalmente aceptada del año en que Aisha comienza a vivir con el Profeta.
PRUEBA #2: La pedida de mano
Conforme a al-Tabari (también conforme a Hisham ibn Urwa, Ibn Humbal y Ibn Sa’d), Aisha fue prometida a la edad de siete años y comenzó a cohabitar con el Profeta con nueve años.
Sin embargo, en otra obra, al-Tabari dice: “los cuatro niños de Abu Bakr nacieron de sus dos esposas durante el periodo preislámico” (Tarij al-umam wa-l-mamluk, Al-Tabari (m. 922), Vol. 4, p.50, en árabe, Dar al-fikr, Beirut, 1979).
Si Aisha fue prometida en 620 (con siete años) y comenzó a vivir con el Profeta en 624 (a los nueve), esto indicaría que nació en 613 y que tenía nueve cuando comenzó a vivir con el Profeta. Por lo tanto, si nos basamos en una cita de al-Tabari, los números indican que Aisha debió nacer en 613, tres años después del comienzo de la Revelación (610). Al-Tabari también estipula que Aisha había nacido en la época preislámica (en la DJahiliya). Si hubiera nacido antes de 610, habría tenido por lo menos 14 años cuando empezó a vivir con el Profeta. Fundamentalmente, al-Tabari se contradice a sí mismo.
CONCLUSIÓN: Al-Tabari no es fiable para la cuestión de determinar la edad de Aisha.
PRUEBA # 3: La edad de Aisha con respecto a la edad de Fátima.
Según Ibn Hadjar, “Fátima nació cuando la Ka’aba fue reconstruida, cuando el Profeta tenía 35 años . . . ella tenía cinco años más que Aisha” (Al-Isaba fi tamyiz al-sahaba, Ibn Hadjar al-Asqalani, Vol. 4, p. 377, Maktaba al-Riyadh al-haditha, al-Riyadh, 1978).
Si la información de Ibn Hadjar es cierta, Aisha nació cuando el Profeta tenía 40 años. Si Aisha se hubiera casado con el Profeta cuando éste tenía 52 años, la edad de Aisha en el momento del matrimonio sería de 12 años.
CONCLUSIÓN: Ibn Hadjar, al-Tabari, Ibn Hisham y Ibn Humbal se contradicen unos a otros. Así pues, la boda de Aisha a los siete años de edad es un mito.
PRUEBA # 4: la edad de Aisha con respecto a la edad de Asma.
Según Abd al-Rahman ibn Abu Zannad, “Asma tenía 10 años más que Aisha”(Siyar i`lam al-nubala, Al-Zahabi, Vol. 2, p. 289, en árabe, Muassasa al-risala, Beirut, 1992).
Según Ibn Kathir, “Ella Asma era 10 años mayor que se hermana Aisha” (Al-Bidaya wa al-nihaya, Ibn Kathir, Vol. 8, p. 371, Dar al-fikr al-`arabi, Al-jizah, 1933).
Según Ibn Kathir: “Ella Asma vió el asesinato de su hijo durante ese año 73 de la H., como ya hemos mencionado, y cinco días después ella misma murió. Según otras transmisiones, no murió tras cinco días sino tras 10 o 20, o pocos días después de 20, o 100 días después. La transmisión más conocida da 100 días después. En el momento de morir, ella tenía 100 años.” (Al-Bidaya wa al-nihaya, Ibn Kathir, Vol. 8, p. 372, Dar al-fikr al-`arabi, Al-jizah, 1933)
Según Ibn Hadjar al-Asqalani: “ Asma vivió cien años y murió en 73 o 74 de la H.”(Taqrib al-tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, p. 654, en árabe, Bab fi al-nisa, al-harf al-alif, Lucknow).
Conforme a casi todos los historiadores, Asma, la hermana mayor de Aisha, tenía diez años más que Aisha. Si Asma tenía 100 años en 73 de la H., tenía que tener 27 o 28 años en el momento de la Hégira.
Si Asma tenía 27 o 28 años en el momento de la Hégira, Aisha tenía que tener 17 o 18 años. Por lo tanto, si Aisha tiene 17 o18 años en el momento de la Hégira, comenzó a vivir con el Profeta a los 19 o los 20 años.
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Basándose en Ibn Hadjar, Ibn Kathir y Abd al-Rahman ibn Abi Zannad, la edad de Aisha en el momento en que comenzó a vivir con el Profeta hubiera sido 19 o 20 años. En la prueba # 3, Ibn Hadjar sugiere que Aisha tenía 12 años y en la prueba # 4 se contradice a sí mismo al darle 17 o 18 años a Aisha. ¿Cúal es la edad correcta, doce o dieciocho?
CONCLUSIÓN: Ibn Hadjar es una fuente inválida para la edad de Aisha.
PRUEBA # 5: Las Batallas de Badr y Uhud
Una transmisión que narra la participación de Aisha en Badr nos viene en un hadiz de Muslim, (Kitab al-djihad wa al-siyar, Bab karahiyat al-isti`ana fi al-gazwi bi-kafir). Aisha, mientras cuenta el viaje a Badr y uno de los acontecimientos importantes que tuvieron lugar durante ese viaje, dice: “cuando llegamos a Shadjara”. Obviamente, Aisha estaba con el grupo viajando hacia Badr. Otra transmisión que narra la participación de Aisha en la batalla de Uhud nos viene de Bujari (Kitab al-djihad wa al-siyar, Bab Gazwi al-nisa wa qitalihinna ma`a al-rijal): “Anas transmite que el día de Uhud, la gente no pudo evitar la retirada en las posiciones alrededor del Profeta. En ese día, Vi a Aisha y Umm Sulaim subirse las faldas de los tobillos para evitar cualquier freno en sus movimientos.” Una vez más, esto indica que Aisha estaba presente en las batallas de Uhud y Badr.
Nos transmite Bujari (Kitab al-magazi, Bab Gazwa al-Jandaq wa hiya al-ahza ): “Ibn ‘Umar afirma que “el Profeta no me permitió participar en Uhud, cunado en ese momento tenía 14 años. Pero el día del Foso Jandaq, cuando tenía 15 años, el Profeta autorizó mi participación.”.”.
Basándose en estas transmisiones, (a) los chicos menores de 15 años eran expulsados y no se les permitió participar en la batalla de Uhud, y (b) Aisha participó en las batallas de Badr y Uhud.
CONCLUSIÓN: La participación de Aisha en las batallas de Badr y Uhud indica claramente que no tenía nueve años sino por lo menos 15 años. Al fin y al cabo, las mujeres acompañaban a los hombres en el campo de batalla para ayudarles, no para convertirse en una carga. Esta constatación supone otra contradicción más en lo que respecta a la edad de Aisha.
PRUEBA # 6: Azora al-Qamar (La Luna)
Según una tradición generalmente aceptada, Aisha nació unos ocho años antes de la Hégira. Pero según otra transmisión de Bujari, se nos enseña que Aisha dijo: “Era una niña (djariya en árabe) cuando fue revelada la azora al-Qamar” (Sahih Bujari, kitab al-tafsir, Bab Qaulihi Bal al-sa’a maw`iduhum wa al-sa`a adha wa amarr).
El capítulo 54 del Corán fue revelado ocho años antes de la Hégira (The Bounteous Koran, M.M. Khatib, 1985), lo cual indica que fue revelado en 614. Si Aisha comenzó a vivir con el Profeta a los nueve años en 623 o 624, era una niña recién nacida (sibya en árabe) en el momento en el que la azora al-Qamar (La Luna) fue revelada. Según la tradición recién citada, Aisha era en realidad una niña, no una niñita, el año de la revelación de al-Qamar. “Djariya” significa niña young playful girl (Lanes Arabic English Lexicon). Así pues, Aisha, siendo una djariya y no una sibya (niñita) tuvo que tener entre 6 y 13 años en el momento de la revelación de al-Qamar, y por lo tanto tenía entre 14 y 21 años en el momento en el que se casó con el Profeta.
CONCLUSIÓN: Esta tradición tambien contradice la boda de Aisha a los nueve años.
PRUEBA # 7: Terminología árabe
Según una transmisión atribuida a Ahmad ibn Hanbal, después de la muerte de la primera mujer del Profeta, Jadidja, cuando Jawla se dirigió al Profeta para aconsejarle que se volviera a casar, el Profeta le preguntó sobre las elecciones a las que ella pensaba. Jawla le dijo: “Te puedes casar con una doncella (bikr) o con una mujer que ya ha estado casada (thayyib)”. Cuando el Profeta le preguntó por la identidad de la bikr (doncella), Jawla mencionó el nombre de Aisha.
Todos los que cononcen la lengua árabe saben que la palabra “bikr” no se usa para una niña inmadura de nueve años. La palabra correcta para niña young playful girl, como se ha estipulado antes, es djariya. En cuanto a bikr, se usa para una chica no casada sin experiencia conyugal previa al matrimonio, tal y como entedemos doncella “virgen” en inglés. Por lo tanto, es obvio que una niña de nueve años no es una señorita “lady” (bikr) (Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 6, p. .210, en árabe, Dar Ihya al-turath al-`arabi, Beirut).
CONCLUSIÓN: El sentido literal de la palabra bikr (doncella), en el hadiz citado es “mujer adulta sin experiencia sexual previa al matrimonio”. Por lo tanto, Aisha era una mujer adulta cuando se casó.
PRUEBA # 8. El Texto Coránico
Todos los musulmanes coinciden en que el Corán es el libro de referencia. Así pues, tenemos que buscar en el Corán la ortodoxia para limpiar el humo y la confusión creados por lo hombres eminentes del periodo clásico del Islam en lo que respecta a la edad de Aisha en su boda. ¿Acaso permite o prohibe el Corán el matrimonio de un niño inmaduro de siete años?
No hay versículos que autoricen explícitamente estos matrimonios. Hay un verso, en cambio, que señala a los musulmanes el deber de educar a un niño huérfano. La enseñanza del Corán sobre el tema de la educación de los huérfanos es también válida para aplicarla a nuestros propios hijos. El versículo estipula: “ (5) Y no confiéis a los faltos de juicio los bienes que Dios os ha encomendado para su manutención; alimentadles de ellos y vestidles, y habladles con amabilidad. (6) Y examinad a los huérfanos a vuestro cargo hasta que alcancen edad de casarse; entonces, si les consideráis sensatos, entregadles sus bienes; . . .” (El Mensaje del Qur’an, Sura 4.).
En lo que concierne a los niños que han perdido un familiar, un musulmán debe (a) alimentarlos, (b) vestirlos, (c) educarlos y (d) examinar su grado de madurez “hasta la edad de casarse” antes de confiarles la responsabilidad sobre sus bienes.
Así pues el versículo coránico exige una comprobación meticulosa de su madurez intelectual y física, con resultados de exámenes objetivos antes de la edad de matrimonio, con la perspectiva de restituirles sus bienes.
A la luz de estas aleyas, ningún musulmán responsable le entregaría la potestad económica a una niña inmadura de siete o nueve años. Si se entiende que no se le puede encargar a alguien de siete años competencias en asuntos de dinero, ésta no puede estar lista ni física ni intelectualmente para un matrimonio. Ibn Hambal (Musnad Ahmad ibn Hambal, vol.6, p. 33 y 99) afirma que Aisha teniendo nueve años estaba sin duda más interesada en jugar con caballos de juguete que en asumir la responsable tarea de ser esposa. Es difícil creer, por lo tanto, que Abu Bakr, un gran hombre entre ls musulmanes, pudiese prometer su hija inmadura de siete años al Profeta en la cincuentena. Igual de difícil es imaginar que el Profeta pudiera casarse con una niña de siete años.
Otra responsabilidad importante requerida al tutor de un niño es educarlo. Déjennos preguntar: “¿Cúantos de nosotros creen que se puede educar a nuestros hijos satisfactoriamente antes de que hayan alcanzado la edad de siete o nueve años?” La respuesta será ninguno. En toda lógica, es una tarea imposible educar un niño satisfactoriamente antes de que alcance la edad de siete años. Por tanto, ¿cómo podemos creer que Aisha estaba educada satisfactoriamente a la edad, tal y como se afirma, de siete años en el momento de su boda?
Abu Bakr era un hombre con más juicio que ninguno de nosotros. Entonces, él hubiera definitivamente juzgado que Aisha era una niña en la cabeza y no estaba satisfactoriamente educada tal y como pide el Corán. No la hubiera casado con nadie. Si se le hubiera propuesto al Profeta casarse con la inmadura y aún por educar Aisha de siete años, lo hubiera rechazado categóricamente, porque ni el Profeta ni Abu Bakr violarían cualquier directriz coránica.
CONCLUSIÓN: El matrimonio de Aisha a los siete años hubiera violada la directriz o exigencia de madurez emanada del Corán. Por lo tanto, la historia del casamiento de Aisha inmadura con siete años es un mito.
PRUEBA #9: Consentimiento en el Matrimonio
La mujer debe ser consultada y debe dar su beneplácito ante la perspectiva de contraer un matrimonio válido (Mishakat al-Masabiah, traducción al inglés de James Robson, Vol. I, p. 665). Islámicamente, la autorización creíble de las mujeres es un requisito previo para que el matrimonio sea válido.
Sea cual sea el ejercicio de imaginación que hagamos, el visto bueno dado por una niña inmadura de siete años de no puede ser una autorización válida para un matrimonio.
Es inconcebible que Abu Bakr, un hombre inteligente, pudiera aceptar el permiso de una niña de siete años para casarse con un hombre en sus cincuenta.
Del mismo modo, el Profeta no hubiera aceptado el permiso dado por una niña que, según el hadiz de Muslim, habría llevado consigo sus juguetes cuando se fue a vivir con el Profeta.
CONCLUSIÓN: El Profeta no se casó con Aisha con siete años porque ello hubiera violado la exigencia de permiso válido emanada de la directriz sobre el ordenamiento del matrimonio islámico. Por tanto, el Profeta se casó con Aisha cuando era una chica madura intelectual y físicamente.
RECAPITULACIÓN
Ni existía una tradición árabe de ofrecer niñas en matrimonio en una edad tan joven como siete o nueve años, ni el Profeta contrajo matrimonio con Aisha con una edad así. La gente de Arabia no puso pegas a este matrimonio porque nunca sucedió tal y como se ha narrado.
Evidentemente, la transmisión sobre el matrimonio de Aisha a los nueve años por Hisham ibn ‘Urwa no puede ser aceptada como auténtica cuando contradice tantas otras transmisiones que nos han llegado. Además, no hay absolutamente ningún motivo para que se acepte como auténtica la transmisión de Hisham ibn ‘Urwa cuando otros sabios, como Malik ibn Anas, consideraban inválidas sus narraciones de transmisión iraquí.
Las informaciones provenientes de al-Tabari, Bujari y Muslim muestran cómo se contradicen unos a otros con respecto a la edad de Aisha. Es más, estos mismos sabios a menudo se contradicen ellos mismos en sus crónicas. Por lo tanto, la transmisión sobre la edad de Aisha en el momento de su matrimonio no es fiable dadas las claras contradicciones observadas en las obras de los sabios clásicos del Islam.
Llegados a este punto, no hay razones para creer que la información sobre la edad de Aisha haya sido aceptada como auténtica cuando hay pruebas adecuadas para rechazarla como un mito. Y más allá, el Corán rechaza el matrimonio de niños y niñas inmaduros, así como que se les confíe las responsabilidades sociales.
T.O. Shanavas es médico, residente en Michigan. Este artículo fue publicado por primera vez en The Minaret en marzo de 1999.
¿Era novia Aisha a los seis años? El viejo mito expuesto por Dr. T.O. Shanavas
Un amigo cristiano me preguntó una vez: "¿Casarías a tu hija de siete años con un adulto de cincuenta años?". Guardé silencio. Y él continuó: "Si no lo harías, ¿cómo puedes dar tu aprobación a la boda de una inocente de siete años, Aisha, con vuestro Profeta?". Le dije: "No tengo una respuesta para tu pregunta por ahora.". Mi amigo sonrió y se fue dejándome una espina clavada en el corazón de mi fe. La mayoría de los musulmanes responden que estos matrimonios eran aceptados en esa época. De otro modo, la gente hubiera puesto sus pegas a la boda del Profeta con Aisha.
Sin embargo, una explicación así será fiable sólo para los suficientemente ingenuos como para creérsela. Y desgraciadamente, no estaba satisfecho con la respuesta.
El Profeta era un hombre ejemplar. Todo su comportamiento era lo más virtuoso posible, de forma tal que nosotros, musulmanes, podamos imitarlo. Y a pesar de ello, a la mayoría del Islamic Center de Toledo, incluyéndome a mí, no se le ocurriría pensar en prometerle nuestra hija de siete años a un adulto de cincuenta y dos. Si un familiar acepta este tipo de matrimonio, la mayoría, si no todos, miraría de reojo al padre y al viejo novio.
En 1923, los funcionarios del Registro Civil en Egipto recibían la instrucción de no aceptar ni emitir certificados oficiales de matrimonio para novias menores de dieciseis años ni novios menores de dieciocho. Ocho años después, la Ley de Organización y Procedimiento en las Cortes de Sharia Organization and Procedure of Sheriah courts de 1931 consolidó la sentencia previa imponiendo la desestimación sistemática de todos los conflictos matroioniales que concerniesen novias menores de dieciseis años y novios menores de dieciocho. (Women in Muslim Family Law, John Esposito, 1982). Queda pues demostrado que incluso en Egipto, país mayoritariamente musulmán, los matrimonios de niños no son aceptados.
Por lo tanto, tenía la seguridad, pero sin una prueba sólida excepto la devoción a mi Profeta, que las historias de la boda de Aisha niña de siete años con el Profeta en sus cincuenta son sólo mitos. Sin embargo, mi larga investigación en búsqueda de la verdad sobre esta cuestión me demostró la virtud de mi intuición. Mi Profeta era un caballero. Y no se casó con una niña de seis o siete años. La edad de Aisha ha sido erróneamente transmitida en la Literatura de Hadiz. En realidad, pienso que las transmisiones que mencionan este episodio son en gran medida inválidas. Varios hadices (tradiciones del Profeta) que citan la edad de Aisha en el momento de su matrimonio con el Profeta son problemáticos. Voy a presentar las siguientes pruebas contra la aceptación de la historia ficticia montada por Hisham ibn ‘Urwa y limpiar el nombre de mi Profeta presentado como un viejo irresponsable abusando de una pequeña niña inocente.
PRUEBA #1: Validez de la Fuente
La mayoría de las narraciones publicadas en los libros de Hadiz están transmitidas sólo por Hisham ibn ‘Urwa, que apoyaba su transmisión en la autoridad de su padre. En primer lugar, no sólo una persona, sino dos o tres, tendrían lógicamente que haber sido transmisores. Es extraño que nadie de Medina, donde Hisham ibn ‘Urwa vivió los primeros 71 años de su vida, narrase el acontecimiento, a pesar de que entre sus discípulos mediníes se incluyera el muy respetado Malik ibn Anas. Los orígenes de la transmisión de los relatos de ese acontecimiento surgen con personas de Iraq, a donde, según se ha transmitido, se mudó Hisham tras haber vivido en Medina la mayor parte de su vida.
Tahzib al-tahzib, uno de los más conocidos libros de biografías y fiabilidad de transmisores (muhaddithun) de tradiciones del Profeta, transmite que, según Yaqub ibn Shaiba: “Hisham es altamente fiable, sus narraciones son aceptables, excepto lo que transmitió después de instalarse en Iraq” (Tahzib al-Tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, Dar Ihya al-turath al-islami, siglo XV. Vol 11, p. 50).
Se apunta más adelante que Malik ibn Anas desconfiaba de las narraciones de Hisham transmitidas a través de gente de Iraq: “Me han dicho que Malik desconfiaba de las narraciones de Hisham transmitidas por gente de Iraq” (Tahzib al-Tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, Dar Ihya al-turath al-islami, Vol 11, p. 50).
Mizan al-I`tidal, otra obra biobibliográfica de transmisores de tradiciones del Profeta menciona: “Cuando era ya muy mayor, la memoria de Hisham empeoró bastante”(Mizan al-I`tidal, Al-Zahbi, al-Maktaba al-athriya, Sheikhupura, Pakistan, Vol. 4, p. 301).
CONCLUSIÓN: Basándose en estas referencias, la memoria de Hisham iba fallando y sus narraciones de su época en Iraq no son fiables. Por lo tanto, su relato del matromio de Aisha y de la edad de ésta no es válido.
CRONOLOGÍA: Será también fundamental tener en cuenta algunas de las fechas pertinentes de la historia del Islam:
antes de 610: DJahiliya (época preislámica) antes de la revelación
610: Primera revelación
610: Abu Bakr acepta el Islam
613: El Profeta Muhámmad (s) comienza a predicar en público.
615: Emigración a Abisinia
616: Umar b. al-Jattab acepta el Islam
620: La fecha generalmente aceptada de la pedida de mano de Aisha por el Profeta.
622: Hégira (emigración a Yathrib, posteriormente llamada Medina)
623/624: La fecha generalmente aceptada del año en que Aisha comienza a vivir con el Profeta.
PRUEBA #2: La pedida de mano
Conforme a al-Tabari (también conforme a Hisham ibn Urwa, Ibn Humbal y Ibn Sa’d), Aisha fue prometida a la edad de siete años y comenzó a cohabitar con el Profeta con nueve años.
Sin embargo, en otra obra, al-Tabari dice: “los cuatro niños de Abu Bakr nacieron de sus dos esposas durante el periodo preislámico” (Tarij al-umam wa-l-mamluk, Al-Tabari (m. 922), Vol. 4, p.50, en árabe, Dar al-fikr, Beirut, 1979).
Si Aisha fue prometida en 620 (con siete años) y comenzó a vivir con el Profeta en 624 (a los nueve), esto indicaría que nació en 613 y que tenía nueve cuando comenzó a vivir con el Profeta. Por lo tanto, si nos basamos en una cita de al-Tabari, los números indican que Aisha debió nacer en 613, tres años después del comienzo de la Revelación (610). Al-Tabari también estipula que Aisha había nacido en la época preislámica (en la DJahiliya). Si hubiera nacido antes de 610, habría tenido por lo menos 14 años cuando empezó a vivir con el Profeta. Fundamentalmente, al-Tabari se contradice a sí mismo.
CONCLUSIÓN: Al-Tabari no es fiable para la cuestión de determinar la edad de Aisha.
PRUEBA # 3: La edad de Aisha con respecto a la edad de Fátima.
Según Ibn Hadjar, “Fátima nació cuando la Ka’aba fue reconstruida, cuando el Profeta tenía 35 años . . . ella tenía cinco años más que Aisha” (Al-Isaba fi tamyiz al-sahaba, Ibn Hadjar al-Asqalani, Vol. 4, p. 377, Maktaba al-Riyadh al-haditha, al-Riyadh, 1978).
Si la información de Ibn Hadjar es cierta, Aisha nació cuando el Profeta tenía 40 años. Si Aisha se hubiera casado con el Profeta cuando éste tenía 52 años, la edad de Aisha en el momento del matrimonio sería de 12 años.
CONCLUSIÓN: Ibn Hadjar, al-Tabari, Ibn Hisham y Ibn Humbal se contradicen unos a otros. Así pues, la boda de Aisha a los siete años de edad es un mito.
PRUEBA # 4: la edad de Aisha con respecto a la edad de Asma.
Según Abd al-Rahman ibn Abu Zannad, “Asma tenía 10 años más que Aisha”(Siyar i`lam al-nubala, Al-Zahabi, Vol. 2, p. 289, en árabe, Muassasa al-risala, Beirut, 1992).
Según Ibn Kathir, “Ella Asma era 10 años mayor que se hermana Aisha” (Al-Bidaya wa al-nihaya, Ibn Kathir, Vol. 8, p. 371, Dar al-fikr al-`arabi, Al-jizah, 1933).
Según Ibn Kathir: “Ella Asma vió el asesinato de su hijo durante ese año 73 de la H., como ya hemos mencionado, y cinco días después ella misma murió. Según otras transmisiones, no murió tras cinco días sino tras 10 o 20, o pocos días después de 20, o 100 días después. La transmisión más conocida da 100 días después. En el momento de morir, ella tenía 100 años.” (Al-Bidaya wa al-nihaya, Ibn Kathir, Vol. 8, p. 372, Dar al-fikr al-`arabi, Al-jizah, 1933)
Según Ibn Hadjar al-Asqalani: “ Asma vivió cien años y murió en 73 o 74 de la H.”(Taqrib al-tahzib, Ibn Hadjar al-Asqalani, p. 654, en árabe, Bab fi al-nisa, al-harf al-alif, Lucknow).
Conforme a casi todos los historiadores, Asma, la hermana mayor de Aisha, tenía diez años más que Aisha. Si Asma tenía 100 años en 73 de la H., tenía que tener 27 o 28 años en el momento de la Hégira.
Si Asma tenía 27 o 28 años en el momento de la Hégira, Aisha tenía que tener 17 o 18 años. Por lo tanto, si Aisha tiene 17 o18 años en el momento de la Hégira, comenzó a vivir con el Profeta a los 19 o los 20 años.
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Basándose en Ibn Hadjar, Ibn Kathir y Abd al-Rahman ibn Abi Zannad, la edad de Aisha en el momento en que comenzó a vivir con el Profeta hubiera sido 19 o 20 años. En la prueba # 3, Ibn Hadjar sugiere que Aisha tenía 12 años y en la prueba # 4 se contradice a sí mismo al darle 17 o 18 años a Aisha. ¿Cúal es la edad correcta, doce o dieciocho?
CONCLUSIÓN: Ibn Hadjar es una fuente inválida para la edad de Aisha.
PRUEBA # 5: Las Batallas de Badr y Uhud
Una transmisión que narra la participación de Aisha en Badr nos viene en un hadiz de Muslim, (Kitab al-djihad wa al-siyar, Bab karahiyat al-isti`ana fi al-gazwi bi-kafir). Aisha, mientras cuenta el viaje a Badr y uno de los acontecimientos importantes que tuvieron lugar durante ese viaje, dice: “cuando llegamos a Shadjara”. Obviamente, Aisha estaba con el grupo viajando hacia Badr. Otra transmisión que narra la participación de Aisha en la batalla de Uhud nos viene de Bujari (Kitab al-djihad wa al-siyar, Bab Gazwi al-nisa wa qitalihinna ma`a al-rijal): “Anas transmite que el día de Uhud, la gente no pudo evitar la retirada en las posiciones alrededor del Profeta. En ese día, Vi a Aisha y Umm Sulaim subirse las faldas de los tobillos para evitar cualquier freno en sus movimientos.” Una vez más, esto indica que Aisha estaba presente en las batallas de Uhud y Badr.
Nos transmite Bujari (Kitab al-magazi, Bab Gazwa al-Jandaq wa hiya al-ahza ): “Ibn ‘Umar afirma que “el Profeta no me permitió participar en Uhud, cunado en ese momento tenía 14 años. Pero el día del Foso Jandaq, cuando tenía 15 años, el Profeta autorizó mi participación.”.”.
Basándose en estas transmisiones, (a) los chicos menores de 15 años eran expulsados y no se les permitió participar en la batalla de Uhud, y (b) Aisha participó en las batallas de Badr y Uhud.
CONCLUSIÓN: La participación de Aisha en las batallas de Badr y Uhud indica claramente que no tenía nueve años sino por lo menos 15 años. Al fin y al cabo, las mujeres acompañaban a los hombres en el campo de batalla para ayudarles, no para convertirse en una carga. Esta constatación supone otra contradicción más en lo que respecta a la edad de Aisha.
PRUEBA # 6: Azora al-Qamar (La Luna)
Según una tradición generalmente aceptada, Aisha nació unos ocho años antes de la Hégira. Pero según otra transmisión de Bujari, se nos enseña que Aisha dijo: “Era una niña (djariya en árabe) cuando fue revelada la azora al-Qamar” (Sahih Bujari, kitab al-tafsir, Bab Qaulihi Bal al-sa’a maw`iduhum wa al-sa`a adha wa amarr).
El capítulo 54 del Corán fue revelado ocho años antes de la Hégira (The Bounteous Koran, M.M. Khatib, 1985), lo cual indica que fue revelado en 614. Si Aisha comenzó a vivir con el Profeta a los nueve años en 623 o 624, era una niña recién nacida (sibya en árabe) en el momento en el que la azora al-Qamar (La Luna) fue revelada. Según la tradición recién citada, Aisha era en realidad una niña, no una niñita, el año de la revelación de al-Qamar. “Djariya” significa niña young playful girl (Lanes Arabic English Lexicon). Así pues, Aisha, siendo una djariya y no una sibya (niñita) tuvo que tener entre 6 y 13 años en el momento de la revelación de al-Qamar, y por lo tanto tenía entre 14 y 21 años en el momento en el que se casó con el Profeta.
CONCLUSIÓN: Esta tradición tambien contradice la boda de Aisha a los nueve años.
PRUEBA # 7: Terminología árabe
Según una transmisión atribuida a Ahmad ibn Hanbal, después de la muerte de la primera mujer del Profeta, Jadidja, cuando Jawla se dirigió al Profeta para aconsejarle que se volviera a casar, el Profeta le preguntó sobre las elecciones a las que ella pensaba. Jawla le dijo: “Te puedes casar con una doncella (bikr) o con una mujer que ya ha estado casada (thayyib)”. Cuando el Profeta le preguntó por la identidad de la bikr (doncella), Jawla mencionó el nombre de Aisha.
Todos los que cononcen la lengua árabe saben que la palabra “bikr” no se usa para una niña inmadura de nueve años. La palabra correcta para niña young playful girl, como se ha estipulado antes, es djariya. En cuanto a bikr, se usa para una chica no casada sin experiencia conyugal previa al matrimonio, tal y como entedemos doncella “virgen” en inglés. Por lo tanto, es obvio que una niña de nueve años no es una señorita “lady” (bikr) (Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 6, p. .210, en árabe, Dar Ihya al-turath al-`arabi, Beirut).
CONCLUSIÓN: El sentido literal de la palabra bikr (doncella), en el hadiz citado es “mujer adulta sin experiencia sexual previa al matrimonio”. Por lo tanto, Aisha era una mujer adulta cuando se casó.
PRUEBA # 8. El Texto Coránico
Todos los musulmanes coinciden en que el Corán es el libro de referencia. Así pues, tenemos que buscar en el Corán la ortodoxia para limpiar el humo y la confusión creados por lo hombres eminentes del periodo clásico del Islam en lo que respecta a la edad de Aisha en su boda. ¿Acaso permite o prohibe el Corán el matrimonio de un niño inmaduro de siete años?
No hay versículos que autoricen explícitamente estos matrimonios. Hay un verso, en cambio, que señala a los musulmanes el deber de educar a un niño huérfano. La enseñanza del Corán sobre el tema de la educación de los huérfanos es también válida para aplicarla a nuestros propios hijos. El versículo estipula: “ (5) Y no confiéis a los faltos de juicio los bienes que Dios os ha encomendado para su manutención; alimentadles de ellos y vestidles, y habladles con amabilidad. (6) Y examinad a los huérfanos a vuestro cargo hasta que alcancen edad de casarse; entonces, si les consideráis sensatos, entregadles sus bienes; . . .” (El Mensaje del Qur’an, Sura 4.).
En lo que concierne a los niños que han perdido un familiar, un musulmán debe (a) alimentarlos, (b) vestirlos, (c) educarlos y (d) examinar su grado de madurez “hasta la edad de casarse” antes de confiarles la responsabilidad sobre sus bienes.
Así pues el versículo coránico exige una comprobación meticulosa de su madurez intelectual y física, con resultados de exámenes objetivos antes de la edad de matrimonio, con la perspectiva de restituirles sus bienes.
A la luz de estas aleyas, ningún musulmán responsable le entregaría la potestad económica a una niña inmadura de siete o nueve años. Si se entiende que no se le puede encargar a alguien de siete años competencias en asuntos de dinero, ésta no puede estar lista ni física ni intelectualmente para un matrimonio. Ibn Hambal (Musnad Ahmad ibn Hambal, vol.6, p. 33 y 99) afirma que Aisha teniendo nueve años estaba sin duda más interesada en jugar con caballos de juguete que en asumir la responsable tarea de ser esposa. Es difícil creer, por lo tanto, que Abu Bakr, un gran hombre entre ls musulmanes, pudiese prometer su hija inmadura de siete años al Profeta en la cincuentena. Igual de difícil es imaginar que el Profeta pudiera casarse con una niña de siete años.
Otra responsabilidad importante requerida al tutor de un niño es educarlo. Déjennos preguntar: “¿Cúantos de nosotros creen que se puede educar a nuestros hijos satisfactoriamente antes de que hayan alcanzado la edad de siete o nueve años?” La respuesta será ninguno. En toda lógica, es una tarea imposible educar un niño satisfactoriamente antes de que alcance la edad de siete años. Por tanto, ¿cómo podemos creer que Aisha estaba educada satisfactoriamente a la edad, tal y como se afirma, de siete años en el momento de su boda?
Abu Bakr era un hombre con más juicio que ninguno de nosotros. Entonces, él hubiera definitivamente juzgado que Aisha era una niña en la cabeza y no estaba satisfactoriamente educada tal y como pide el Corán. No la hubiera casado con nadie. Si se le hubiera propuesto al Profeta casarse con la inmadura y aún por educar Aisha de siete años, lo hubiera rechazado categóricamente, porque ni el Profeta ni Abu Bakr violarían cualquier directriz coránica.
CONCLUSIÓN: El matrimonio de Aisha a los siete años hubiera violada la directriz o exigencia de madurez emanada del Corán. Por lo tanto, la historia del casamiento de Aisha inmadura con siete años es un mito.
PRUEBA #9: Consentimiento en el Matrimonio
La mujer debe ser consultada y debe dar su beneplácito ante la perspectiva de contraer un matrimonio válido (Mishakat al-Masabiah, traducción al inglés de James Robson, Vol. I, p. 665). Islámicamente, la autorización creíble de las mujeres es un requisito previo para que el matrimonio sea válido.
Sea cual sea el ejercicio de imaginación que hagamos, el visto bueno dado por una niña inmadura de siete años de no puede ser una autorización válida para un matrimonio.
Es inconcebible que Abu Bakr, un hombre inteligente, pudiera aceptar el permiso de una niña de siete años para casarse con un hombre en sus cincuenta.
Del mismo modo, el Profeta no hubiera aceptado el permiso dado por una niña que, según el hadiz de Muslim, habría llevado consigo sus juguetes cuando se fue a vivir con el Profeta.
CONCLUSIÓN: El Profeta no se casó con Aisha con siete años porque ello hubiera violado la exigencia de permiso válido emanada de la directriz sobre el ordenamiento del matrimonio islámico. Por tanto, el Profeta se casó con Aisha cuando era una chica madura intelectual y físicamente.
RECAPITULACIÓN
Ni existía una tradición árabe de ofrecer niñas en matrimonio en una edad tan joven como siete o nueve años, ni el Profeta contrajo matrimonio con Aisha con una edad así. La gente de Arabia no puso pegas a este matrimonio porque nunca sucedió tal y como se ha narrado.
Evidentemente, la transmisión sobre el matrimonio de Aisha a los nueve años por Hisham ibn ‘Urwa no puede ser aceptada como auténtica cuando contradice tantas otras transmisiones que nos han llegado. Además, no hay absolutamente ningún motivo para que se acepte como auténtica la transmisión de Hisham ibn ‘Urwa cuando otros sabios, como Malik ibn Anas, consideraban inválidas sus narraciones de transmisión iraquí.
Las informaciones provenientes de al-Tabari, Bujari y Muslim muestran cómo se contradicen unos a otros con respecto a la edad de Aisha. Es más, estos mismos sabios a menudo se contradicen ellos mismos en sus crónicas. Por lo tanto, la transmisión sobre la edad de Aisha en el momento de su matrimonio no es fiable dadas las claras contradicciones observadas en las obras de los sabios clásicos del Islam.
Llegados a este punto, no hay razones para creer que la información sobre la edad de Aisha haya sido aceptada como auténtica cuando hay pruebas adecuadas para rechazarla como un mito. Y más allá, el Corán rechaza el matrimonio de niños y niñas inmaduros, así como que se les confíe las responsabilidades sociales.
T.O. Shanavas es médico, residente en Michigan. Este artículo fue publicado por primera vez en The Minaret en marzo de 1999.
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Re: Aunque distorsionadas y alteradas, las versiones actuales de la Toráh, el Evangelio y los Salmos todavía contienen versículos que aluden al profeta Muhammad.
¿Por qué fue permitida la poligamia en el Corán?
Para los musulmanes la Ley Islámica (Shari´a) es Sabiduría (hikma) y se basa en el principio de velar por los intereses del individuo y de la sociedad. A pesar de que los musulmanes, por su naturaleza humana, por su experiencia y conocimientos limitados, no puedan abarcar todos los significados que Dios ha dado a la Ley, un análisis detenido de la misma nos revela varias razones que explican la legalidad de la poligamia. El ayat 3 del surat 4, An-Nisa, viene a corregir la incapacidad de la sociedad (umma) a la cual se dirige, para ser igualitaria o justa con los huérfanos y a defender los derechos de éstos como miembros de aquélla: "Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces (casaos)..." y aquí el término "si teméis" es condicional del término "casaos" y el término "temor" implica, en el contexto de este ayat –según la doctrina legal que han elaborado los comentaristas del Corán– imposibilidad de ser justo con los huérfanos. De ahí surge de forma automática la pregunta siguiente: ¿Cómo se resuelve la contradicción entre la doctrina legal que permite la poligamia y la que afirma que no se puede ser justo con los huérfanos? El gran jurisconsulto coránico Ibn Yarir aporta cuatro comentarios legales para explicar esta aparente contradicción.
Primero: teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho antes, puede entenderse que el ayat contiene sabiduría en el establecimiento de la poligamia, además de una respuesta a la pregunta que suscita la contradicción. Es la siguiente: el Islam ordena a la sociedad (umma) que trate con justicia a los huérfanos y proteja sus derechos. La sociedad no puede conseguirlo con la parte material solamente ni con la parte que puede resolverse económicamente, ni lo puede lograr estableciendo orfanatos, porque la protección real de los derechos de los huérfanos sólo es posible si en esa sociedad se establecen oportunidades efectivas de encontrar un nuevo padre que sea un educador y un eficaz sustituto del suyo y pueda proporcionarles un ambiente familiar de iguales características y sustitutorio del anterior. Ambas exigencias no son normalmente posibles, salvo en aquellas sociedades que practiquen el matrimonio con viudas. La sociedad que ofrece estas oportunidades es una sociedad que permite la poligamia. Sólo en este tipo de sociedad polígama aumenta la demanda de varias esposas por parte de los hombres. En ella, cada mujer tiene una nueva oportunidad de volver a casarse, de contraer un nuevo matrimonio, incluso teniendo huérfanos a su cargo.
El estatus de las madres de huérfanos en el Islam es el siguiente: En relación al hijastro del nuevo matrimonio, Islam establece una estrecha vinculación entre el marido y los hijos huérfanos de un matrimonio anterior de la esposa, con los mismos caracteres que una relación paterno-filial, hasta el punto de declarar prohibido (haram) el matrimonio entre el marido y las hijastras. Por esto dispone el Corán, al regular los efectos de los vínculos de parentesco que impiden el matrimonio:
"...En adelante os están prohibidas vuestras hijastras, que están bajo vuestra tutela, nacidas de mujeres vuestras con las que habéis consumado el matrimonio. Si no, no hay culpa." (Corán, surat 4, ayat 23).
La realidad que vivimos demuestra la sabiduría de esta norma, pues podemos observar que en las sociedades polígamas casi desaparece o disminuye el problema de los huérfanos. En este tipo de sociedades se generaliza una obligación para el hombre, consistente en casarse con la viuda de un pariente fallecido, si tiene hijos, aunque tenga ya otra esposa. Este compromiso está tan arraigado que se convierte en una costumbre social obligatoria, por ejemplo en algunos pueblos afganos.
Segundo: el derecho de la mujer a contraer matrimonio, a la maternidad y a la constitución de una familia deben ser considerados –según el modelo de sociedad islámica– como derechos fundamentales, en el mismo plano de importancia que el resto de los derechos del hombre y esto está garantizado siendo una exigencia de los pilares del Islam. Con ello se garantiza la protección de las viudas, así como el derecho en general al matrimonio, como dice el Corán:
"Casad a aquellos de vosotros que estén solteros..." (Corán, surat 24, ayat 32).
Asimismo el Corán prohíbe que se impida contraer matrimonio tras el periodo de espera:
"Cuando repudiéis a vuestras mujeres y éstas alcancen su término, no les impidáis que se casen con sus maridos, si se ponen buenamente de acuerdo. A esto se exhorta a quien de vosotros crea en Dios y en el Último Día. Esto es más correcto para vosotros y más puro. Dios sabe, mientras vosotros no sabéis." (Corán, surat 2, ayat 232)
El legislador islámico promulgará leyes que garanticen la consecución de los derechos a los que antes nos referimos; pero lo que garantiza estos derechos es que la legislación configure situaciones sociales en que se fomenten amplias oportunidades para que las mujeres alcancen sus derechos. Y esto sólo es posible en un ámbito social que permita la poligamia. Sólo este clima social permite una mayor demanda de esposas por parte de los maridos y, a su vez, esta mayor demanda permite mayores oportunidades a las mujeres de contraer matrimonio. Lo mismo puede decirse de las mujeres que ya no están en edad casadera y las divorciadas con hijos a su cargo. Como podemos observar, la sociedad occidental actual que no permite la poligamia relega a muchas mujeres, despojándolas de sus derechos fundamentales como son la maternidad, el matrimonio y la familia.
¿Qué puede fundamentar un derecho configurador de una situación social que impida o simplemente disminuya la posibilidad de que la mujer realice estos derechos?
La dificultad o disminución de las oportunidades con las que puede contar la mujer para contraer matrimonio no acarrea sólo la privación de sus derechos sino que produce como consecuencia, además, un efecto de menosprecio y humillación social. Un ejemplo real de este fenómeno se produce en la India, donde la mujer se ve obligada a comprar un marido pagando un elevado precio. La exigencia de la dote provoca grandes males, ya que las costumbres prohíben el matrimonio con viudas y solteronas. Ello es resultado de la negación de la poligamia en la mayor parte de las sociedades hindúes.
Tercero: no cabe duda que la poligamia, al igual que cualquier otra figura jurídica, tiene aspectos negativos. Pero estos no bastan para rechazarla sino que debe exigirse que se regule y sea adoptada por el sistema de forma equilibrada, como alternativa natural y realista, y que sopese las ventajas y desventajas de la misma.
Hay que reconocer que la alternativa que se produce de forma natural al sistema polígamo es el de "mujadana", en el que el hombre tiene vedada la poligamia por la Ley y las costumbres. El hombre toma a la mujer de la que está enamorado como "hadina", esto es, el trato y las relaciones con ella son similares a las matrimoniales, pero con la hadina el hombre está exento de sus responsabilidades y deberes como marido. En consecuencia, la mujer se ve desprovista de sus derechos como esposa. En la mayoría de los casos, la situación de indefensión y ausencia de derechos de la mujer que produce esta alternativa, se extiende también a los hijos fruto de esta relación, que son calificados de ilegítimos.
Según la doctrina legal general sostenida por la mayoría de los jurisconsultos (fuqaha), Islam se dirige a fomentar la defensa de estos grupos sociales (mujeres y huérfanos) y desaconseja su restricción. A la llegada de Islam, la sociedad pre-islámica admitía las dos situaciones que hemos descrito antes -poligamia y hadina o situación de hecho- por lo que aplicando los nuevos principios fundamentales coránicos, que también describimos antes, no pudo por menos que adoptarse la poligamia.
Cuarto: el sistema polígamo no contraviene el principio de igualdad y no discriminación entre los sexos sino todo lo contrario, está en armonía con él, pues Islam establece desde su origen la igualdad entre los sexos sin preferir a ninguno de ellos. La diferencia entre los seres humanos, ya sean hombres o mujeres, proviene del mayor o menor "temor de Dios" (taqua). Así, el ayat 1 del surat 4, dice:
"¡Hombres! Temed a vuestro Señor, que os ha creado de una sola persona, de la que ha creado a su cónyuge y de los que ha diseminado un gran número de hombres y mujeres. Temed a Dios, en cuyo nombre os pedís cosas y respetad la consanguinidad. Dios siempre os observa."
Y el ayat 13 del surat 49, que dice:
"¡Hombres! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios el más noble de vosotros es el que más Le teme."
Estableciendo esta igualdad como determinante de la responsabilidad y la recompensa, en el ayat 195 del surat 3, que dice:
"No permitiré que se pierda obra de ninguno de vosotros, lo mismo si es varón que si es hembra, que habéis salido los unos de los otros."
A pesar de la dificultad que entraña traducir con un significado equivalente en lenguas distintas de la lengua árabe la expresión "baduqum min bad", que viene a significar "el uno parte de otro", es una expresión que describe de forma muy precisa el sentido del principio de igualdad entre los sexos. Este principio está recogido en muchos ayats coránicos como, por ejemplo, el ayat 97 del surat 16, "Las Abejas", que dice:
"Al creyente, varón o hembra, que obre bien le haremos ciertamente que viva una vida buena y le retribuiremos, sí, con arreglo a sus mejores obras."
Y en el ayat 124 del surat 4, que dice:
"El creyente, varón o hembra, que obre bien, entrará en el Jardín y no será tratado injustamente en lo más mínimo."
Y en el ayat 40 del surat 40, "El que perdona", que dice:
"En cambio los creyentes, varones o hembras, que obren bien, entrarán en el Jardín y serán proveídos en él sin medida."
Y en el ayat 35 del surat 33, "La Coalición", que dice:
"Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, y los y las que dan limosna, los y las que ayunan, los castos y las castas, los y las que recuerdan mucho a Dios."
También se establece la igualdad entre los sexos en la misma medida que se reconoce a ambos capacidad para asumir las obligaciones. Así, la mujer, llegada a una edad determinada, es totalmente igual al hombre y está plenamente capacitada, según la Ley, para asumir las responsabilidades derivadas de su comportamiento, tanto en relación con su persona como en relación con su dinero. De esta forma, la mujer tiene el derecho legal de disposición, tanto en las donaciones como en las compraventas, con plena capacidad para asumir sus derechos y obligaciones, aun sin tutor, de manera que nadie tiene potestad sobre su voluntad, ni su padre ni su marido. En este sentido la mujer puede ser tutora legal -wilayat tasarruf- de los incapaces y de los menores no emancipados. Puesto que la regulación de las relaciones humanas no está sometida a leyes y criterios fijos propios de las leyes que regulan las reacciones de la materia (leyes físicas), la norma o principio legal que sanciona la igualdad entre los sexos no es mecánica, ni formal ni aparentemente.
A partir de la afirmación de que los sexos se oponen y se complementan biológica y fisiológicamente, Islam regula esta situación, asignándoles roles sociales complementarios y repartiendo diferentes funciones a cada uno de ellos, asignación que conlleva aparejada su correspondiente responsabilidad: como contrapartida del poder y los derechos, existen deberes que se adaptan a la diferente naturaleza de estas funciones.
El sistema islámico responsabiliza al hombre de asegurar el sustento dentro del matrimonio, pues el hombre es el único encargado de cubrir las necesidades materiales de la familia y responsabiliza a la mujer del cuidado del hogar y de los hijos. Es obvio que la organización islámica ha previsto que una sociedad, por muy reducida que sea, como lo es la sociedad que forman dos musulmanes que viajan, ha de contar con un líder. Tal liderazgo está en manos del hombre, aunque todo liderazgo, en una sociedad islámica, se establece a la luz de la consulta tal como establece el ayat 38 del surat 42, "La consulta":
"Escuchan a su Señor, hacen la oración, se consultan mutuamente y dan limosna de lo que les hemos proveído".
Esta consulta se recomienda incluso para el destete, como dice el ayat 233 del surat 2:
"Y no hay inconveniente en que el padre y la madre quieran, de mutuo acuerdo y luego de consultarse, destetar al niño."
El Islam considera desaconsejable la anarquía en las funciones naturales. Así, cuando el Corán establece en el ayat 228 del surat 2:
"Ellas tienen derechos equivalentes a sus obligaciones conforme al uso"
No es deseable que uno de los sexos asuma la función social asignada al otro, como se dispone en el ayat 32 del surat 4:
"No codiciéis aquello por lo que Dios ha preferido a unos de vosotros más que a otros, los hombres tendrán parte según sus méritos y las mujeres también. Pedid a Dios de Su favor, Dios es Omnisciente."
También el Profeta cuando refleja la igualdad entre los sexos en su dicho (Hadiz): "Las mujeres son compañeras de los hombres", prohibe al hombre parecerse a la mujer y prohibe a la mujer parecerse al hombre. Esto debe llevarnos a entender con claridad la idea islámica de la igualdad y la no discriminación entre los sexos, si entendemos la idea de Islam sobre el matrimonio, expresada en el ayat 21 del surat 30, ""Los Bizantinos"", que dice:
"Y entre Sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros para que os sirvan de morada segura, y el haber suscitado entre vosotros el amor y la compasión".
Y si además sabemos que la jurisprudencia islámica (fiqh) concede a la mujer el derecho a exigir ser la única esposa, con la posibilidad de pedir por propia iniciativa su divorcio si el marido se vuelve a casar, estableciendo para este supuesto dos principios:
1.-: Que el marido que ha aceptado la condición monogámica de su matrimonio está sujeto al cumplimiento de su compromiso, basando este principio en el ayat 1 del surat 5, "La Mesa Servida" que dice:
"¡Creyentes! Respetad vuestros compromisos".
Y en la tradición (sunna) del Profeta Muhammad, paz y bendiciones sobre él, que a los efectos de interpretación consideró prioritarias las condiciones que la mujer haya establecido en su contrato matrimonial como propias: "Las condiciones que merecen ser cumplidas son aquellas que hacen permitida (halal) la vulva".
2.-: Que deja a la iniciativa o voluntad de la mujer la posibilidad de no aceptar la poligamia, autodivorciándose.
Por tanto, percibimos con claridad que la poligamia no contradice ni anula el principio general islámico de igualdad y no discriminación entre sexos, sino que lo apoya y lo desarrolla, haciéndolo real, y ello porque si las mujeres musulmanas carecieran de esta posibilidad, quedarían en una situación social que limitaría severamente sus posibilidades de realizar sus necesidades naturales (biológicas) y sus derechos humanos fundamentales, tales como los matrimoniales y el derecho a formar un hogar donde ser esposa, madre y señora.
La opinión de algunas culturas sobre la poligamia no está fundamentada en la lógica ni en un juicio racional que haya sopesado los aspectos perjudiciales y beneficiosos de la misma. La mayor parte de estas opiniones se deben a prejuicios de la tradición cultural de esa sociedad. Por ello, para un cristiano no es fácil aceptar la idea de la poligamia ni su práctica, por lo que ello implica en el plano psicológico y emocional. Por tanto, es lógico también que la poligamia no se considere acorde con los valores de la propia cultura cristiana. En Islam, por el contrario, una parte importante de los jurisconsultos consideran la poligamia como una acción digna de recompensa, como una obra buena. En este sentido Ibn Rushd (Averroes), al comienzo de su obra "Analogía" dice: "En relación a la opinión sobre la cópula, algunos dicen que es recompensable y son la mayoría, y otros que es obligatoria para algunas personas y para otras está permitida" (El Bidaya, pág. 6/348). Si los musulmanes practican la poligamia lo hacen dentro del matrimonio y sujeta a sus condiciones, que tienen en cuenta los deberes del marido y los derechos de la mujer.
De todo lo expuesto consideran que la poligamia no contradice el principio de justicia e igualdad entre hombres y mujeres sino, por el contrario, la existencia de ésta favorece la justicia, promoviendo las oportunidades y el clima social idóneo para que las mujeres puedan ejercer su derecho al matrimonio, a la maternidad y a la creación de una familia.
El Islam, en su condición de sistema legislativo completo y ordenador, debe ser enjuiciado en su totalidad y por lo tanto, para comprender una parte del mismo hay que ponerla en relación con la totalidad del sistema sin que la poligamia sea una excepción a la regla. Si se contempla desde esta perspectiva se observará que la poligamia no es una institución destructiva que deba ser eliminada sino que, bien utilizada, puede ser un importante factor en la edificación de la sociedad y en la felicidad de sus miembros. No obstante, reconocen que, a causa de la ignorancia y la influencia de las antiguas tradiciones en las sociedades islámicas, se producen desviaciones en relación a la recta aplicación de lo dispuesto en la Shari´a. Por ello, en algunas comunidades musulmanas se ha hecho un mal uso de la poligamia; “aunque esta conducta no puede constituir una prueba contra Islam ni contra una institución social recomendable y acorde con los derechos e intereses humanos, cual es ésta”.
Para los musulmanes la Ley Islámica (Shari´a) es Sabiduría (hikma) y se basa en el principio de velar por los intereses del individuo y de la sociedad. A pesar de que los musulmanes, por su naturaleza humana, por su experiencia y conocimientos limitados, no puedan abarcar todos los significados que Dios ha dado a la Ley, un análisis detenido de la misma nos revela varias razones que explican la legalidad de la poligamia. El ayat 3 del surat 4, An-Nisa, viene a corregir la incapacidad de la sociedad (umma) a la cual se dirige, para ser igualitaria o justa con los huérfanos y a defender los derechos de éstos como miembros de aquélla: "Si teméis no ser equitativos con los huérfanos, entonces (casaos)..." y aquí el término "si teméis" es condicional del término "casaos" y el término "temor" implica, en el contexto de este ayat –según la doctrina legal que han elaborado los comentaristas del Corán– imposibilidad de ser justo con los huérfanos. De ahí surge de forma automática la pregunta siguiente: ¿Cómo se resuelve la contradicción entre la doctrina legal que permite la poligamia y la que afirma que no se puede ser justo con los huérfanos? El gran jurisconsulto coránico Ibn Yarir aporta cuatro comentarios legales para explicar esta aparente contradicción.
Primero: teniendo en cuenta todo lo que hemos dicho antes, puede entenderse que el ayat contiene sabiduría en el establecimiento de la poligamia, además de una respuesta a la pregunta que suscita la contradicción. Es la siguiente: el Islam ordena a la sociedad (umma) que trate con justicia a los huérfanos y proteja sus derechos. La sociedad no puede conseguirlo con la parte material solamente ni con la parte que puede resolverse económicamente, ni lo puede lograr estableciendo orfanatos, porque la protección real de los derechos de los huérfanos sólo es posible si en esa sociedad se establecen oportunidades efectivas de encontrar un nuevo padre que sea un educador y un eficaz sustituto del suyo y pueda proporcionarles un ambiente familiar de iguales características y sustitutorio del anterior. Ambas exigencias no son normalmente posibles, salvo en aquellas sociedades que practiquen el matrimonio con viudas. La sociedad que ofrece estas oportunidades es una sociedad que permite la poligamia. Sólo en este tipo de sociedad polígama aumenta la demanda de varias esposas por parte de los hombres. En ella, cada mujer tiene una nueva oportunidad de volver a casarse, de contraer un nuevo matrimonio, incluso teniendo huérfanos a su cargo.
El estatus de las madres de huérfanos en el Islam es el siguiente: En relación al hijastro del nuevo matrimonio, Islam establece una estrecha vinculación entre el marido y los hijos huérfanos de un matrimonio anterior de la esposa, con los mismos caracteres que una relación paterno-filial, hasta el punto de declarar prohibido (haram) el matrimonio entre el marido y las hijastras. Por esto dispone el Corán, al regular los efectos de los vínculos de parentesco que impiden el matrimonio:
"...En adelante os están prohibidas vuestras hijastras, que están bajo vuestra tutela, nacidas de mujeres vuestras con las que habéis consumado el matrimonio. Si no, no hay culpa." (Corán, surat 4, ayat 23).
La realidad que vivimos demuestra la sabiduría de esta norma, pues podemos observar que en las sociedades polígamas casi desaparece o disminuye el problema de los huérfanos. En este tipo de sociedades se generaliza una obligación para el hombre, consistente en casarse con la viuda de un pariente fallecido, si tiene hijos, aunque tenga ya otra esposa. Este compromiso está tan arraigado que se convierte en una costumbre social obligatoria, por ejemplo en algunos pueblos afganos.
Segundo: el derecho de la mujer a contraer matrimonio, a la maternidad y a la constitución de una familia deben ser considerados –según el modelo de sociedad islámica– como derechos fundamentales, en el mismo plano de importancia que el resto de los derechos del hombre y esto está garantizado siendo una exigencia de los pilares del Islam. Con ello se garantiza la protección de las viudas, así como el derecho en general al matrimonio, como dice el Corán:
"Casad a aquellos de vosotros que estén solteros..." (Corán, surat 24, ayat 32).
Asimismo el Corán prohíbe que se impida contraer matrimonio tras el periodo de espera:
"Cuando repudiéis a vuestras mujeres y éstas alcancen su término, no les impidáis que se casen con sus maridos, si se ponen buenamente de acuerdo. A esto se exhorta a quien de vosotros crea en Dios y en el Último Día. Esto es más correcto para vosotros y más puro. Dios sabe, mientras vosotros no sabéis." (Corán, surat 2, ayat 232)
El legislador islámico promulgará leyes que garanticen la consecución de los derechos a los que antes nos referimos; pero lo que garantiza estos derechos es que la legislación configure situaciones sociales en que se fomenten amplias oportunidades para que las mujeres alcancen sus derechos. Y esto sólo es posible en un ámbito social que permita la poligamia. Sólo este clima social permite una mayor demanda de esposas por parte de los maridos y, a su vez, esta mayor demanda permite mayores oportunidades a las mujeres de contraer matrimonio. Lo mismo puede decirse de las mujeres que ya no están en edad casadera y las divorciadas con hijos a su cargo. Como podemos observar, la sociedad occidental actual que no permite la poligamia relega a muchas mujeres, despojándolas de sus derechos fundamentales como son la maternidad, el matrimonio y la familia.
¿Qué puede fundamentar un derecho configurador de una situación social que impida o simplemente disminuya la posibilidad de que la mujer realice estos derechos?
La dificultad o disminución de las oportunidades con las que puede contar la mujer para contraer matrimonio no acarrea sólo la privación de sus derechos sino que produce como consecuencia, además, un efecto de menosprecio y humillación social. Un ejemplo real de este fenómeno se produce en la India, donde la mujer se ve obligada a comprar un marido pagando un elevado precio. La exigencia de la dote provoca grandes males, ya que las costumbres prohíben el matrimonio con viudas y solteronas. Ello es resultado de la negación de la poligamia en la mayor parte de las sociedades hindúes.
Tercero: no cabe duda que la poligamia, al igual que cualquier otra figura jurídica, tiene aspectos negativos. Pero estos no bastan para rechazarla sino que debe exigirse que se regule y sea adoptada por el sistema de forma equilibrada, como alternativa natural y realista, y que sopese las ventajas y desventajas de la misma.
Hay que reconocer que la alternativa que se produce de forma natural al sistema polígamo es el de "mujadana", en el que el hombre tiene vedada la poligamia por la Ley y las costumbres. El hombre toma a la mujer de la que está enamorado como "hadina", esto es, el trato y las relaciones con ella son similares a las matrimoniales, pero con la hadina el hombre está exento de sus responsabilidades y deberes como marido. En consecuencia, la mujer se ve desprovista de sus derechos como esposa. En la mayoría de los casos, la situación de indefensión y ausencia de derechos de la mujer que produce esta alternativa, se extiende también a los hijos fruto de esta relación, que son calificados de ilegítimos.
Según la doctrina legal general sostenida por la mayoría de los jurisconsultos (fuqaha), Islam se dirige a fomentar la defensa de estos grupos sociales (mujeres y huérfanos) y desaconseja su restricción. A la llegada de Islam, la sociedad pre-islámica admitía las dos situaciones que hemos descrito antes -poligamia y hadina o situación de hecho- por lo que aplicando los nuevos principios fundamentales coránicos, que también describimos antes, no pudo por menos que adoptarse la poligamia.
Cuarto: el sistema polígamo no contraviene el principio de igualdad y no discriminación entre los sexos sino todo lo contrario, está en armonía con él, pues Islam establece desde su origen la igualdad entre los sexos sin preferir a ninguno de ellos. La diferencia entre los seres humanos, ya sean hombres o mujeres, proviene del mayor o menor "temor de Dios" (taqua). Así, el ayat 1 del surat 4, dice:
"¡Hombres! Temed a vuestro Señor, que os ha creado de una sola persona, de la que ha creado a su cónyuge y de los que ha diseminado un gran número de hombres y mujeres. Temed a Dios, en cuyo nombre os pedís cosas y respetad la consanguinidad. Dios siempre os observa."
Y el ayat 13 del surat 49, que dice:
"¡Hombres! Os hemos creado de un varón y de una hembra y hemos hecho de vosotros pueblos y tribus, para que os conozcáis unos a otros. Para Dios el más noble de vosotros es el que más Le teme."
Estableciendo esta igualdad como determinante de la responsabilidad y la recompensa, en el ayat 195 del surat 3, que dice:
"No permitiré que se pierda obra de ninguno de vosotros, lo mismo si es varón que si es hembra, que habéis salido los unos de los otros."
A pesar de la dificultad que entraña traducir con un significado equivalente en lenguas distintas de la lengua árabe la expresión "baduqum min bad", que viene a significar "el uno parte de otro", es una expresión que describe de forma muy precisa el sentido del principio de igualdad entre los sexos. Este principio está recogido en muchos ayats coránicos como, por ejemplo, el ayat 97 del surat 16, "Las Abejas", que dice:
"Al creyente, varón o hembra, que obre bien le haremos ciertamente que viva una vida buena y le retribuiremos, sí, con arreglo a sus mejores obras."
Y en el ayat 124 del surat 4, que dice:
"El creyente, varón o hembra, que obre bien, entrará en el Jardín y no será tratado injustamente en lo más mínimo."
Y en el ayat 40 del surat 40, "El que perdona", que dice:
"En cambio los creyentes, varones o hembras, que obren bien, entrarán en el Jardín y serán proveídos en él sin medida."
Y en el ayat 35 del surat 33, "La Coalición", que dice:
"Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, y los y las que dan limosna, los y las que ayunan, los castos y las castas, los y las que recuerdan mucho a Dios."
También se establece la igualdad entre los sexos en la misma medida que se reconoce a ambos capacidad para asumir las obligaciones. Así, la mujer, llegada a una edad determinada, es totalmente igual al hombre y está plenamente capacitada, según la Ley, para asumir las responsabilidades derivadas de su comportamiento, tanto en relación con su persona como en relación con su dinero. De esta forma, la mujer tiene el derecho legal de disposición, tanto en las donaciones como en las compraventas, con plena capacidad para asumir sus derechos y obligaciones, aun sin tutor, de manera que nadie tiene potestad sobre su voluntad, ni su padre ni su marido. En este sentido la mujer puede ser tutora legal -wilayat tasarruf- de los incapaces y de los menores no emancipados. Puesto que la regulación de las relaciones humanas no está sometida a leyes y criterios fijos propios de las leyes que regulan las reacciones de la materia (leyes físicas), la norma o principio legal que sanciona la igualdad entre los sexos no es mecánica, ni formal ni aparentemente.
A partir de la afirmación de que los sexos se oponen y se complementan biológica y fisiológicamente, Islam regula esta situación, asignándoles roles sociales complementarios y repartiendo diferentes funciones a cada uno de ellos, asignación que conlleva aparejada su correspondiente responsabilidad: como contrapartida del poder y los derechos, existen deberes que se adaptan a la diferente naturaleza de estas funciones.
El sistema islámico responsabiliza al hombre de asegurar el sustento dentro del matrimonio, pues el hombre es el único encargado de cubrir las necesidades materiales de la familia y responsabiliza a la mujer del cuidado del hogar y de los hijos. Es obvio que la organización islámica ha previsto que una sociedad, por muy reducida que sea, como lo es la sociedad que forman dos musulmanes que viajan, ha de contar con un líder. Tal liderazgo está en manos del hombre, aunque todo liderazgo, en una sociedad islámica, se establece a la luz de la consulta tal como establece el ayat 38 del surat 42, "La consulta":
"Escuchan a su Señor, hacen la oración, se consultan mutuamente y dan limosna de lo que les hemos proveído".
Esta consulta se recomienda incluso para el destete, como dice el ayat 233 del surat 2:
"Y no hay inconveniente en que el padre y la madre quieran, de mutuo acuerdo y luego de consultarse, destetar al niño."
El Islam considera desaconsejable la anarquía en las funciones naturales. Así, cuando el Corán establece en el ayat 228 del surat 2:
"Ellas tienen derechos equivalentes a sus obligaciones conforme al uso"
No es deseable que uno de los sexos asuma la función social asignada al otro, como se dispone en el ayat 32 del surat 4:
"No codiciéis aquello por lo que Dios ha preferido a unos de vosotros más que a otros, los hombres tendrán parte según sus méritos y las mujeres también. Pedid a Dios de Su favor, Dios es Omnisciente."
También el Profeta cuando refleja la igualdad entre los sexos en su dicho (Hadiz): "Las mujeres son compañeras de los hombres", prohibe al hombre parecerse a la mujer y prohibe a la mujer parecerse al hombre. Esto debe llevarnos a entender con claridad la idea islámica de la igualdad y la no discriminación entre los sexos, si entendemos la idea de Islam sobre el matrimonio, expresada en el ayat 21 del surat 30, ""Los Bizantinos"", que dice:
"Y entre Sus signos está el haberos creado esposas nacidas entre vosotros para que os sirvan de morada segura, y el haber suscitado entre vosotros el amor y la compasión".
Y si además sabemos que la jurisprudencia islámica (fiqh) concede a la mujer el derecho a exigir ser la única esposa, con la posibilidad de pedir por propia iniciativa su divorcio si el marido se vuelve a casar, estableciendo para este supuesto dos principios:
1.-: Que el marido que ha aceptado la condición monogámica de su matrimonio está sujeto al cumplimiento de su compromiso, basando este principio en el ayat 1 del surat 5, "La Mesa Servida" que dice:
"¡Creyentes! Respetad vuestros compromisos".
Y en la tradición (sunna) del Profeta Muhammad, paz y bendiciones sobre él, que a los efectos de interpretación consideró prioritarias las condiciones que la mujer haya establecido en su contrato matrimonial como propias: "Las condiciones que merecen ser cumplidas son aquellas que hacen permitida (halal) la vulva".
2.-: Que deja a la iniciativa o voluntad de la mujer la posibilidad de no aceptar la poligamia, autodivorciándose.
Por tanto, percibimos con claridad que la poligamia no contradice ni anula el principio general islámico de igualdad y no discriminación entre sexos, sino que lo apoya y lo desarrolla, haciéndolo real, y ello porque si las mujeres musulmanas carecieran de esta posibilidad, quedarían en una situación social que limitaría severamente sus posibilidades de realizar sus necesidades naturales (biológicas) y sus derechos humanos fundamentales, tales como los matrimoniales y el derecho a formar un hogar donde ser esposa, madre y señora.
La opinión de algunas culturas sobre la poligamia no está fundamentada en la lógica ni en un juicio racional que haya sopesado los aspectos perjudiciales y beneficiosos de la misma. La mayor parte de estas opiniones se deben a prejuicios de la tradición cultural de esa sociedad. Por ello, para un cristiano no es fácil aceptar la idea de la poligamia ni su práctica, por lo que ello implica en el plano psicológico y emocional. Por tanto, es lógico también que la poligamia no se considere acorde con los valores de la propia cultura cristiana. En Islam, por el contrario, una parte importante de los jurisconsultos consideran la poligamia como una acción digna de recompensa, como una obra buena. En este sentido Ibn Rushd (Averroes), al comienzo de su obra "Analogía" dice: "En relación a la opinión sobre la cópula, algunos dicen que es recompensable y son la mayoría, y otros que es obligatoria para algunas personas y para otras está permitida" (El Bidaya, pág. 6/348). Si los musulmanes practican la poligamia lo hacen dentro del matrimonio y sujeta a sus condiciones, que tienen en cuenta los deberes del marido y los derechos de la mujer.
De todo lo expuesto consideran que la poligamia no contradice el principio de justicia e igualdad entre hombres y mujeres sino, por el contrario, la existencia de ésta favorece la justicia, promoviendo las oportunidades y el clima social idóneo para que las mujeres puedan ejercer su derecho al matrimonio, a la maternidad y a la creación de una familia.
El Islam, en su condición de sistema legislativo completo y ordenador, debe ser enjuiciado en su totalidad y por lo tanto, para comprender una parte del mismo hay que ponerla en relación con la totalidad del sistema sin que la poligamia sea una excepción a la regla. Si se contempla desde esta perspectiva se observará que la poligamia no es una institución destructiva que deba ser eliminada sino que, bien utilizada, puede ser un importante factor en la edificación de la sociedad y en la felicidad de sus miembros. No obstante, reconocen que, a causa de la ignorancia y la influencia de las antiguas tradiciones en las sociedades islámicas, se producen desviaciones en relación a la recta aplicación de lo dispuesto en la Shari´a. Por ello, en algunas comunidades musulmanas se ha hecho un mal uso de la poligamia; “aunque esta conducta no puede constituir una prueba contra Islam ni contra una institución social recomendable y acorde con los derechos e intereses humanos, cual es ésta”.
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