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EL CASO DEL METRO - por José Alvarez López
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EL CASO DEL METRO - por José Alvarez López
EL CASO DEL METRO
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por José Alvarez López
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por José Alvarez López
En tiempos de la Revolución Francesa, cuando se quería cambiar al mundo y al hombre, se presentaba para los renovadores el agudo problema de la anarquía de pesas y medidas existentes en regiones y países. Por ello la Asamblea Francesa proporcionó un concurso para la elección de una unidad general de medidas que permitiera acabar con el caos en que cada municipio tenía su propio sistema de pesas y medidas. Se propusieron principalmente tres metros:
1) La longitud de un minuto de arco terrestre.
2) La longitud del péndulo que batiera el segundo.
3) El cuarto de meridiano.
La Asamblea Francesa de 1792 (año en que se decapitó a Dantón) aprobó el cuarto de meridiano como el Metro, el cual se subdividiría a su vez en partes decimales. Se encomendó la división del meridiano al que proporcionó la idea, que fue el astrónomo Delambre, autor de la anterior convención de dividir en cuatro partes el meridiano y tomar una como Metro.
Delambre completó la tarea de la medición hacia 1806 (época de Napoleón, quien alentó con su apoyo este trabajo) y el Metro obtenido —y que hoy usamos en forma internacional— se lo dejó indicado por dos líneas grabadas en los extremos de una barra de platino-iridio con perfil de X. Se la colocó en una caja de vidrio en un edificio ad-hoc y allí quedó para la posteridad, y para que todos los países enviaran a sus metrólogos para hacer los chequeos.
Pero en 1843 (casi medio siglo después) Bessel con instrumentos más perfeccionados, encontró que las medidas de Delambre no eran las exactas, y mediante mejores mediciones corrigió tales medidas. Pero el Metro internacional, se ha mantenido, ya que lo milímetros agregados no hacen una diferencia en la vida cotidiana. Hacia 1910 el geodesta Hayford realizó otras nuevas mediciones que quedaron invariadas hasta 1964. Las correcciones de 1964 obedecieron al hecho de que hasta esa fecha los satélites artificiales de la Tierra ofrecían dificultades en su comando, que recién fueron superadas al descubrirse que obedecían a estos errores (milímetros, pero importantes en esta ciencia muy precisa) en la medición del meridiano terrestre.
La Unión Astronómica Internacional corrigió para esa fecha los valores de los radios polares y ecuatoriales lográndose de esta manera el correcto control de los satélites que hoy son manejados con total precisión. Como la tierra no es un cuerpo geométrico regular hubo que sindicar a cual meridiano correspondía el Metro y se eligió en el siglo XX (por motivos de la supremacía política anglosajona actual) el meridiano que pasaba por Dunkerke. Con las medidas de 1964 se llega a un Metro Real que mide:
1 M = 1,047901 m.
Mientras que en Egipto, año 1897 Petrie realizó las mejores medidas sobre la determinación del Metro Egipcio, encontrando que el mejor valor podría obtenerse del largo de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide en donde la presencia de dos zócalos de granito perfectamente pulidos permitía mediciones con errores del orden de la centésima de milímetro. Llegó así al valor:
1 M = 1,047903 m.
El error en la séptima cifra muestra el grado de reproductividad del Metro así definido. La coincidencia total de las cifras del Metro Real moderno, obtenido con satélites, y el Metro egipcio muestra un desarrollo científico de niveles satisfactorios.
Nos resta una curiosa observación a la “Convención de Delambre” y es que la misma presenta a nuestro globo terráqueo dividido en cuatro sectores. En otras palabras, podemos representar gráficamente a la convención de Delambre mediante una circunferencia y una cruz. El problema que se plantea con ello es que, precisamente, éste es el símbolo con el cual se representaba a la Tierra en la alquimia y la astrología. Cabe pensar en una simple coincidencia, pero como no es éste el único caso de este tipo de “coincidencias” queda la duda de que Delambre supiera sobre esto más de lo manifestado por él mismo en su publicación de 1806 (en plena época napoleónica) titulada “Bases du Système Métrique Decimale”.
Una observación importante en relación a futuros desarrollos del tema, es que una “Convención de Delambre” podía establecer como Metro tanto el cuarto de meridiano, como el tercio, la mitad o aún la totalidad del mismo. La elección de Delambre del cuarto de meridiano —aparte coincidir con la representación tradicional de los alquimistas y astrólogos— presenta una profunda significación de carácter cósmico que muestra el extraordinario acierto de Delambre en este punto. La “Convención de Delambre” es pues una “Convención del Universo”.
-----------------------ooooooooooooooo--------------------------1) La longitud de un minuto de arco terrestre.
2) La longitud del péndulo que batiera el segundo.
3) El cuarto de meridiano.
La Asamblea Francesa de 1792 (año en que se decapitó a Dantón) aprobó el cuarto de meridiano como el Metro, el cual se subdividiría a su vez en partes decimales. Se encomendó la división del meridiano al que proporcionó la idea, que fue el astrónomo Delambre, autor de la anterior convención de dividir en cuatro partes el meridiano y tomar una como Metro.
Delambre completó la tarea de la medición hacia 1806 (época de Napoleón, quien alentó con su apoyo este trabajo) y el Metro obtenido —y que hoy usamos en forma internacional— se lo dejó indicado por dos líneas grabadas en los extremos de una barra de platino-iridio con perfil de X. Se la colocó en una caja de vidrio en un edificio ad-hoc y allí quedó para la posteridad, y para que todos los países enviaran a sus metrólogos para hacer los chequeos.
Pero en 1843 (casi medio siglo después) Bessel con instrumentos más perfeccionados, encontró que las medidas de Delambre no eran las exactas, y mediante mejores mediciones corrigió tales medidas. Pero el Metro internacional, se ha mantenido, ya que lo milímetros agregados no hacen una diferencia en la vida cotidiana. Hacia 1910 el geodesta Hayford realizó otras nuevas mediciones que quedaron invariadas hasta 1964. Las correcciones de 1964 obedecieron al hecho de que hasta esa fecha los satélites artificiales de la Tierra ofrecían dificultades en su comando, que recién fueron superadas al descubrirse que obedecían a estos errores (milímetros, pero importantes en esta ciencia muy precisa) en la medición del meridiano terrestre.
La Unión Astronómica Internacional corrigió para esa fecha los valores de los radios polares y ecuatoriales lográndose de esta manera el correcto control de los satélites que hoy son manejados con total precisión. Como la tierra no es un cuerpo geométrico regular hubo que sindicar a cual meridiano correspondía el Metro y se eligió en el siglo XX (por motivos de la supremacía política anglosajona actual) el meridiano que pasaba por Dunkerke. Con las medidas de 1964 se llega a un Metro Real que mide:
1 M = 1,047901 m.
Mientras que en Egipto, año 1897 Petrie realizó las mejores medidas sobre la determinación del Metro Egipcio, encontrando que el mejor valor podría obtenerse del largo de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide en donde la presencia de dos zócalos de granito perfectamente pulidos permitía mediciones con errores del orden de la centésima de milímetro. Llegó así al valor:
1 M = 1,047903 m.
El error en la séptima cifra muestra el grado de reproductividad del Metro así definido. La coincidencia total de las cifras del Metro Real moderno, obtenido con satélites, y el Metro egipcio muestra un desarrollo científico de niveles satisfactorios.
Nos resta una curiosa observación a la “Convención de Delambre” y es que la misma presenta a nuestro globo terráqueo dividido en cuatro sectores. En otras palabras, podemos representar gráficamente a la convención de Delambre mediante una circunferencia y una cruz. El problema que se plantea con ello es que, precisamente, éste es el símbolo con el cual se representaba a la Tierra en la alquimia y la astrología. Cabe pensar en una simple coincidencia, pero como no es éste el único caso de este tipo de “coincidencias” queda la duda de que Delambre supiera sobre esto más de lo manifestado por él mismo en su publicación de 1806 (en plena época napoleónica) titulada “Bases du Système Métrique Decimale”.
Una observación importante en relación a futuros desarrollos del tema, es que una “Convención de Delambre” podía establecer como Metro tanto el cuarto de meridiano, como el tercio, la mitad o aún la totalidad del mismo. La elección de Delambre del cuarto de meridiano —aparte coincidir con la representación tradicional de los alquimistas y astrólogos— presenta una profunda significación de carácter cósmico que muestra el extraordinario acierto de Delambre en este punto. La “Convención de Delambre” es pues una “Convención del Universo”.
Alejandra Correas Vázquez- Cantidad de envíos : 45
Nivel de Aportación : 136
Fecha de inscripción : 10/07/2010
Re: EL CASO DEL METRO - por José Alvarez López
A mi siempre me ha gustado pensar que un metro es la diez millonésima parte del cuadrante terrestre.
Gracias por el aporte
Gracias por el aporte
cartero- Cantidad de envíos : 77
Nivel de Aportación : 91
Fecha de inscripción : 03/02/2010
Localización : barcelona
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