P I C C A R D I por José Alvarez López

GIORGIO PICCARDI
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por José Alvarez López

Giorgio Piccardi es considerado como uno de los más importantes científicos del Siglo XX. Fue el director del “Istituto di Chimica Fisica” de la Universidad de Florencia y yo tuve el alto honor de trabajar en su famoso laboratorio.

En cuanto a la importancia de la obra de Piccardi debemos destacar que hay, instaladas en todas las latitudes, más de cuarenta estaciones donde se efectúan permanentes determinaciones de los llamados “Tests de Piccardi”. Estos tests, aparte de profundizar en análisis ecológicos, permiten correlacionar las estadísticas serológicas de miles de laboratorios de bioquímica. Los “Tets de Piccardi “ formaron parte del :

“Año Geofísico Internacional de Sol Quieto” de 1957.

En cuanto a la relación entre el presente trabajo y los tests de Piccardi, surge con claridad de la expresión de Jacques Bergier (coautor con Pawells del famoso best-seller “El Retorno de los Brujos”) : “Giorgio Piccardi debe ser considerado el primer alquimista moderno”. Y la opinión de Bergier se fundamentaba en el hecho de que Piccardi estudiaba por el comportamiento de los procesos químicos de laboratorio la situación y evolución de los astros del cielo.

Y aquí queda bien aclarada la diferencia que hay entre alquimia y química. Pues todas las operaciones de los alquimistas se vinculaban con situaciones astrológicas, y en cambio para los químicos modernos los astros no tienen la menor influencia en sus procesos de laboratorio.

Pero Piccardi llevó tan lejos las observaciones de los fenómenos astronómicos a través del estudio de los procesos de laboratorio que una revista de Florencia publicó un artículo titulado : “Come si puo guardare il Sole senza telescopio”. Se refería la publicación al hecho curioso de que cuatrocientos años antes Galileo, en aquel mismo lugar, descubrió, observando con su telescopio, las manchas solares. Y ahora Piccardi, en la misma Toscana, observaba la evolución de las manchas solares en los tubos de ensayo.

Lo que observaba Piccardi en su laboratorio era la velocidad de la precipitación de un coloide de oxicloruro de bismuto y medía con dispositivos electrónicos la velocidad del proceso de decantación. Reunió millones de observaciones con las cuales mediante el “análisis armónico” las computadoras determinaban los ciclos incluidos en los procesos.

En las curvas de Piccardi se destaca, primeramente, un ciclo de once años, que es, justamente, el ciclo de las manchas solares que tantos trastornos le trajeron a Galileo, pues los científicos de aquel tiempo opinaban que las manchas no eran del Sol sino suciedades de los lentes del telescopio de Galileo...

Otro hecho de importancia que aparece en los ciclos de Piccardi es la existencia de un máximo de velocidad de precipitación en Marzo y un mínimo en Septiembre. Muy pronto los astrónomos consultados por Piccardi dieron la explicación de este fenómeno de laboratorio, pues en Marzo la Tierra avanza en la Galaxia a una velocidad de 44 kilómetros por segundo, mientras que en Septiembre apenas avanza a una velocidad de 15 kilómetros por segundo.

Hay muchos otros ciclos conocidos y todavía no explicados por los biólogos, como el famoso de 3,5 años de las epidemias, migraciones animales, etc. Aparece, como es lógico, un ciclo de 6,6 años que fue el famoso ciclo de los siete años previsto por José el hijo de Jacob, que llegó a ser visir de Egipto.

Finalmente, y en directa connotación astrológica, aparecen los ciclos determinados por las conjunciones y oposiciones de Marte y Júpiter, confirmadas en el laboratorio de Piccardi.

Piccardi atribuía todos estos fenómenos a una “energía galáctica” posiblemente determinada por ondas gravitacionales. Esta energía galáctica era uno de los determinantes de la vida y por ello el agua reflejaba en sus configuraciones cristalinas –los cristales líquidos del agua– esta interacción entre el agua y la energía galáctica.