Buscar
Conectarse
¿Quién está en línea?
En total hay 32 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 32 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 1301 durante el 1/7/2011, 08:48
DEUS LUDENS por José Alvarez López
Página 1 de 1.
DEUS LUDENS por José Alvarez López
DEUS LUDENS
---------------
por José Alvarez López
La total incompatibilidad entre las teorías atómicas cuánticas y la Teoría de la Relatividad hizo completamente inaceptables para Einstein las teorías estadísticas de la mecánica atómica. Fue por ello que Einstein pronunció aquella célebre frase ... “Dios no juega a los dados”.
El posterior éxito no solamente de las teorías atómicas estadísticas, sino de teorías aún más incompatibles con el pensamiento einsteniano, hicieron que al presente la Teoría de la Relatividad pasase a un segundo plano en la preocupación de los físicos. Queda, pues, como saldo para la física de esta época que Dios juega a los dados. Y en esto llegamos a coincidir con viejas imágenes hindúes en que Shiva aparece jugándose el mundo a los dados con su Shakti.
Además de esta cuestión moderna —y antigua— hay otros planteamientos de este tenor que han llevado a muchos antropólogos a definir al hombre como un “Homo Ludens”, o sea, un hombre que juega.
Quizás sea ésta una cualidad primordial del ser humano. Por lo menos, la actividad intelectual es en esencia un juego. Y la actividad lúdica llega a tales extremos que el más grande geómetra del siglo XX, Hilbert, definió la matemática como “un juego que jugamos con símbolos convencionales y reglas convencionales”. Según Hilbert, entre el juego de póker y la matemática no hay diferencia.
Pero en el otro extremo de la cadena de jugadores la actividad lúdica también ha sido presentida. Así, por ejemplo, Platón consideraba que los dioses habían hecho al hombre para que fuera su juguete, y expresaba su opinión al respecto diciendo ...
“¿Qué mayor fortuna para el hombre que ser juguete en las manos de Dios”... “Hay que proceder seriamente en las cosas serias y no al revés. Dios es por naturaleza digno de la más santa seriedad. Pero el hombre ha sido hecho para ser un juguete de Dios y esto es lo mejor en él. Por esto tiene que vivir la vida de esta manera, jugando los más bellos juegos, con un sentido contrario al de ahora”.
Esta es una opinión de Platón con la cual yo no coincido. En mi opinión, Platón se hubiera acercado a la verdad un poco más si hubiera dicho que los dioses hicieron al hombre para jugar con él, no como un juguete, sino como un contrincante. Pero la mitología y la tragedia griega se caracterizan por este concepto del hombre como sujeto a sus dioses cual reales juguetes. Sin embargo un pensador libre como Platón debió plantearse otro esquema.
La idea de que la Divinidad ha hecho el Universo con un sentido lúdico, se transparenta en cada paso de la física moderna. La física nuclear, por ejemplo, tiene una estructura totalmente lúdica, pues le cabe a la perfección la definición de la matemática de Hilbert. En nucleónica no hay leyes, hay solamente reglas, precisamente “reglas de juego”. Observemos bien que cuando jugamos a los naipes, todas las reglas que nos imponemos son “reglas de exclusión” y, curiosamente, todas las reglas de la nucleónica son “reglas de exclusión”.
Hay en la naturaleza de nuestros juegos un ingrediente indispensable para que el juego tenga realmente interés ... la inseguridad del resultado. Si supiéramos de antemano cuál será el resultado de una partida de ajedrez, de una carrera de caballos, de una partida de póker o de un campeonato de fútbol, hace rato que nadie se interesaría por ellos.
Salvo en el juego de ajedrez, donde la inseguridad surge de la complejidad extrema del juego, en los otros juegos la inseguridad del resultado se determina deliberadamente por diferentes factores. En el póker lo determina la rotación de los valores que forman un círculo cerrado donde nadie está seguro de ganar, aparte del azar introducido por el corte de naipes.
Pasando a la nucleónica, la inseguridad del resultado queda determinada la inseguridad del resultado queda determinada porque las reglas de exclusión tienen excepciones. Hasta ahora los físicos no han encontrado una sola regla que no tenga excepciones. Más estrictamente, todas las simetrías admiten alguna forma de asimetría. Siempre hay una disonancia. Podemos afirmar que en la nucleónica no hay regla sin excepción. Entre múltiples ejemplos, la regla “toda partícula tiene una antipartícula” falla, y la invariancia frente a la inversión del tiempo falla en la desintegración del kaón neutro, etc. En oposición con esta estructura de la reciente nucleónica, las leyes de la física clásica no podían admitir ninguna excepción. Una sola excepción derrumbaba una ley.
Pero aparte de todo lo anterior, que podría extenderse, se encuentra en la nucleónica un ingrediente equivalente al azar de los naipes en el famoso “Principio de Incertidumbre” de Heisenberg, que al abolir el determinismo convierte a la nucleónica en el juego de dados que Einstein se negaba a aceptar como real.
Pero la nucleónica no solamente nos conforma con las reglas de exclusión determinadas por las simetrías (principios de conservación), sino que inclusive las “figuras” de los juegos aparecen también allí. En el póker tenemos figuras como la “pierna”, el “par doble”, la “escalera”, el “color”, el “póker”, etc. En la nucleónica las figuras son la “extrañeza”, la “hipercarga”, el “spin isotópico”, el “número leptónico”, el “color” (de los quarks), etc. Son, con toda evidencia, figuras tan convencionales como las del póker, y con las reglas de exclusión con sus excepciones, se convierte la nucleónica en un auténtico juego de sociedad.
Esta es la descripción de una curiosa rama de la ciencia moderna que todo físico nuclear conoce perfectamente. A la existencia de un sentido lúdico en la nucleónica no hay oposición entre los físicos, a lo que ellos se resisten es a admitir que alguien haya inventado este juego. Tampoco sabemos quién inventó el póker, pero estamos seguros de que alguien lo inventó. Y estamos seguros porque admitimos que hay jugadores, en cambio los físicos nucleares se niegan a admitir que del otro lado del tablero haya alguien que juega con ellos. Salvo Einstein, que admitía que Dios podía jugar al ajedrez, pero no a los dados, los demás físicos están seguros de que Dios juega un “solitario” a los dados.
En mi opinión la situación es intermedia, pues entre los dados al azar y el ajedrez existen numerosos juegos, como el ya mencionado póker y también el bridge. Observando la naturaleza de la moderna nucleónica podríamos llegar a la conclusión de que Dios juega al póker, para corregir un poco la expresión de Einstein.
Este es el esquema en que se encuentran envueltos los físicos modernos, que en lo concerniente a Cosmología ya hay llegado a la conclusión —que hubiera sido herética hace un siglo— de que el Universo, como dice la Biblia, fue creado “ex nihilo”, que tal es el fondo disimulado del famoso “Big Bang” que es hoy el centro de todas las cosmologías. Y recientemente el cosmólogo Paul Davies postula la necesaria presencia de una inteligencia en la Creación, pues todo, sostiene este físico, tiene una finalidad en la evolución del Universo.
Sobre este esquema actual de la física más moderna arrojemos el ingrediente de la “Estructura Decimal del Atomo” —un hecho determinado experimentalmente— y tendremos ante nosotros la presencia de un auténtico “Deus Ludens”.
No es el caso ahora tratar de explicar por qué Dios cuenta de a diez... lo que sí podemos explicar es por qué nosotros contamos de a diez. Es muy simple, porque tenemos diez dedos en las manos. Los matemáticos mayas lo hacían de a veinte, usando también los dedos de los pies. No pretendemos que la Divinidad tenga diez dedos, pero sí que el hombre tiene diez dedos manuales porque la Divinidad así lo ha querido. De otro modo no nos hubiéramos enterado nunca de que del otro lado del tablero hay alguien que puede jugar. Me atrevería a decir algo más... Alguien que pretende jugar con nosotros.
Un concepto lúdico aún más acentuado tienen las regularidades decimales del Sistema Solar. Estas regularidades decimales cumplen en el Sistema Solar las funciones de las reglas de exclusión del Sistema Solar.
Pero las regularidades decimales del Sistema Solar (tema que desarrollé in extenso en mi libro “El Mensaje de la Gran Pirámide”)... con sus limitaciones, sus errores, su “excepción”, su ajuste a la estructura mental de los Teoremas Métricos, la redundancia de números doblemente repetidos en instancias indiscutiblemente intelectuales, etc., transparentan una estructura mental idéntica a la humana. La aparición de las reglas de la famosa “Cábala” en forma permanente en el Sistema Solar es otro ingrediente intelectual. Si pudiéramos abrigar alguna duda sobre el carácter lúdico del Sistema Nuclear, en lo referente a las regularidades del Sistema Solar no puede caber duda alguna. El problema que se nos presenta es cómo podemos intervenir en este juego a nivel cosmológico. Creo, con profunda desazón, que por el momento lo único que podemos hacer es contemplar el juego desde lejos, sin poder, todavía, intervenir en él.
----------------ooooooooooooooo---------------------
---------------
por José Alvarez López
La total incompatibilidad entre las teorías atómicas cuánticas y la Teoría de la Relatividad hizo completamente inaceptables para Einstein las teorías estadísticas de la mecánica atómica. Fue por ello que Einstein pronunció aquella célebre frase ... “Dios no juega a los dados”.
El posterior éxito no solamente de las teorías atómicas estadísticas, sino de teorías aún más incompatibles con el pensamiento einsteniano, hicieron que al presente la Teoría de la Relatividad pasase a un segundo plano en la preocupación de los físicos. Queda, pues, como saldo para la física de esta época que Dios juega a los dados. Y en esto llegamos a coincidir con viejas imágenes hindúes en que Shiva aparece jugándose el mundo a los dados con su Shakti.
Además de esta cuestión moderna —y antigua— hay otros planteamientos de este tenor que han llevado a muchos antropólogos a definir al hombre como un “Homo Ludens”, o sea, un hombre que juega.
Quizás sea ésta una cualidad primordial del ser humano. Por lo menos, la actividad intelectual es en esencia un juego. Y la actividad lúdica llega a tales extremos que el más grande geómetra del siglo XX, Hilbert, definió la matemática como “un juego que jugamos con símbolos convencionales y reglas convencionales”. Según Hilbert, entre el juego de póker y la matemática no hay diferencia.
Pero en el otro extremo de la cadena de jugadores la actividad lúdica también ha sido presentida. Así, por ejemplo, Platón consideraba que los dioses habían hecho al hombre para que fuera su juguete, y expresaba su opinión al respecto diciendo ...
“¿Qué mayor fortuna para el hombre que ser juguete en las manos de Dios”... “Hay que proceder seriamente en las cosas serias y no al revés. Dios es por naturaleza digno de la más santa seriedad. Pero el hombre ha sido hecho para ser un juguete de Dios y esto es lo mejor en él. Por esto tiene que vivir la vida de esta manera, jugando los más bellos juegos, con un sentido contrario al de ahora”.
Esta es una opinión de Platón con la cual yo no coincido. En mi opinión, Platón se hubiera acercado a la verdad un poco más si hubiera dicho que los dioses hicieron al hombre para jugar con él, no como un juguete, sino como un contrincante. Pero la mitología y la tragedia griega se caracterizan por este concepto del hombre como sujeto a sus dioses cual reales juguetes. Sin embargo un pensador libre como Platón debió plantearse otro esquema.
La idea de que la Divinidad ha hecho el Universo con un sentido lúdico, se transparenta en cada paso de la física moderna. La física nuclear, por ejemplo, tiene una estructura totalmente lúdica, pues le cabe a la perfección la definición de la matemática de Hilbert. En nucleónica no hay leyes, hay solamente reglas, precisamente “reglas de juego”. Observemos bien que cuando jugamos a los naipes, todas las reglas que nos imponemos son “reglas de exclusión” y, curiosamente, todas las reglas de la nucleónica son “reglas de exclusión”.
Hay en la naturaleza de nuestros juegos un ingrediente indispensable para que el juego tenga realmente interés ... la inseguridad del resultado. Si supiéramos de antemano cuál será el resultado de una partida de ajedrez, de una carrera de caballos, de una partida de póker o de un campeonato de fútbol, hace rato que nadie se interesaría por ellos.
Salvo en el juego de ajedrez, donde la inseguridad surge de la complejidad extrema del juego, en los otros juegos la inseguridad del resultado se determina deliberadamente por diferentes factores. En el póker lo determina la rotación de los valores que forman un círculo cerrado donde nadie está seguro de ganar, aparte del azar introducido por el corte de naipes.
Pasando a la nucleónica, la inseguridad del resultado queda determinada la inseguridad del resultado queda determinada porque las reglas de exclusión tienen excepciones. Hasta ahora los físicos no han encontrado una sola regla que no tenga excepciones. Más estrictamente, todas las simetrías admiten alguna forma de asimetría. Siempre hay una disonancia. Podemos afirmar que en la nucleónica no hay regla sin excepción. Entre múltiples ejemplos, la regla “toda partícula tiene una antipartícula” falla, y la invariancia frente a la inversión del tiempo falla en la desintegración del kaón neutro, etc. En oposición con esta estructura de la reciente nucleónica, las leyes de la física clásica no podían admitir ninguna excepción. Una sola excepción derrumbaba una ley.
Pero aparte de todo lo anterior, que podría extenderse, se encuentra en la nucleónica un ingrediente equivalente al azar de los naipes en el famoso “Principio de Incertidumbre” de Heisenberg, que al abolir el determinismo convierte a la nucleónica en el juego de dados que Einstein se negaba a aceptar como real.
Pero la nucleónica no solamente nos conforma con las reglas de exclusión determinadas por las simetrías (principios de conservación), sino que inclusive las “figuras” de los juegos aparecen también allí. En el póker tenemos figuras como la “pierna”, el “par doble”, la “escalera”, el “color”, el “póker”, etc. En la nucleónica las figuras son la “extrañeza”, la “hipercarga”, el “spin isotópico”, el “número leptónico”, el “color” (de los quarks), etc. Son, con toda evidencia, figuras tan convencionales como las del póker, y con las reglas de exclusión con sus excepciones, se convierte la nucleónica en un auténtico juego de sociedad.
Esta es la descripción de una curiosa rama de la ciencia moderna que todo físico nuclear conoce perfectamente. A la existencia de un sentido lúdico en la nucleónica no hay oposición entre los físicos, a lo que ellos se resisten es a admitir que alguien haya inventado este juego. Tampoco sabemos quién inventó el póker, pero estamos seguros de que alguien lo inventó. Y estamos seguros porque admitimos que hay jugadores, en cambio los físicos nucleares se niegan a admitir que del otro lado del tablero haya alguien que juega con ellos. Salvo Einstein, que admitía que Dios podía jugar al ajedrez, pero no a los dados, los demás físicos están seguros de que Dios juega un “solitario” a los dados.
En mi opinión la situación es intermedia, pues entre los dados al azar y el ajedrez existen numerosos juegos, como el ya mencionado póker y también el bridge. Observando la naturaleza de la moderna nucleónica podríamos llegar a la conclusión de que Dios juega al póker, para corregir un poco la expresión de Einstein.
Este es el esquema en que se encuentran envueltos los físicos modernos, que en lo concerniente a Cosmología ya hay llegado a la conclusión —que hubiera sido herética hace un siglo— de que el Universo, como dice la Biblia, fue creado “ex nihilo”, que tal es el fondo disimulado del famoso “Big Bang” que es hoy el centro de todas las cosmologías. Y recientemente el cosmólogo Paul Davies postula la necesaria presencia de una inteligencia en la Creación, pues todo, sostiene este físico, tiene una finalidad en la evolución del Universo.
Sobre este esquema actual de la física más moderna arrojemos el ingrediente de la “Estructura Decimal del Atomo” —un hecho determinado experimentalmente— y tendremos ante nosotros la presencia de un auténtico “Deus Ludens”.
No es el caso ahora tratar de explicar por qué Dios cuenta de a diez... lo que sí podemos explicar es por qué nosotros contamos de a diez. Es muy simple, porque tenemos diez dedos en las manos. Los matemáticos mayas lo hacían de a veinte, usando también los dedos de los pies. No pretendemos que la Divinidad tenga diez dedos, pero sí que el hombre tiene diez dedos manuales porque la Divinidad así lo ha querido. De otro modo no nos hubiéramos enterado nunca de que del otro lado del tablero hay alguien que puede jugar. Me atrevería a decir algo más... Alguien que pretende jugar con nosotros.
Un concepto lúdico aún más acentuado tienen las regularidades decimales del Sistema Solar. Estas regularidades decimales cumplen en el Sistema Solar las funciones de las reglas de exclusión del Sistema Solar.
Pero las regularidades decimales del Sistema Solar (tema que desarrollé in extenso en mi libro “El Mensaje de la Gran Pirámide”)... con sus limitaciones, sus errores, su “excepción”, su ajuste a la estructura mental de los Teoremas Métricos, la redundancia de números doblemente repetidos en instancias indiscutiblemente intelectuales, etc., transparentan una estructura mental idéntica a la humana. La aparición de las reglas de la famosa “Cábala” en forma permanente en el Sistema Solar es otro ingrediente intelectual. Si pudiéramos abrigar alguna duda sobre el carácter lúdico del Sistema Nuclear, en lo referente a las regularidades del Sistema Solar no puede caber duda alguna. El problema que se nos presenta es cómo podemos intervenir en este juego a nivel cosmológico. Creo, con profunda desazón, que por el momento lo único que podemos hacer es contemplar el juego desde lejos, sin poder, todavía, intervenir en él.
----------------ooooooooooooooo---------------------
Alejandra Correas Vázquez- Cantidad de envíos : 45
Nivel de Aportación : 136
Fecha de inscripción : 10/07/2010
Temas similares
» P A U L E T por José Alvarez López
» P I C C A R D I por José Alvarez López
» LAS ENSEÑANZAS SECRETAS por José Alvarez López
» FAHRENHEIT 451 - por José Alvarez López
» EL ONCE Y LA EXCEPCIÓN -- por José Alvarez López
» P I C C A R D I por José Alvarez López
» LAS ENSEÑANZAS SECRETAS por José Alvarez López
» FAHRENHEIT 451 - por José Alvarez López
» EL ONCE Y LA EXCEPCIÓN -- por José Alvarez López
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.