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Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
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Concienciacción :: Salud :: Descubriendo otras formas de medicina :: Terapias alternativas y cosas buenas para salud
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Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
La prohibición de la marihuana se presento a principios del siglo xx por la élite y de los grupos de ultraderecha que ellos financiaban condujo a que el 12 de agosto de 1937, sin un debate público ni investigaciones científicas previas, el congreso norteamericano aprobara la Marihuana, prohibiendo el consumo, posesión y comercio de cannabis a nivel federal. Pero la American Medical Association, que asistió a la aprobación de esta ley, mostró su escepticismo sobre las informaciones y se opuso a la ilegalización de una sustancia usada terapéuticamente en aquel entonces.
Por otro lado, Fiorello, alcalde de Nueva York mostró su rechazo a la prohibición y dudas ante las afirmaciones del Gobierno, encargando un estudio a 31 científicos imparciales. En 1944, tras seis años de investigación médica, sociológica, psicológica y farmacológica, concluyeron que fumar marihuana no conducía a un comportamiento violento o antisocial, ni causaba deseos sexuales incontrolados, ni alteraba la estructura básica de la personalidad...
Des de ara mas de 5000años las civilizaciones chinas ya utilizaban la marihuana para infinidad de curas y fabricacion de tejidos y materiales.
Estamos en las mismas ¡ ¡ ¿ quien y porque quiere prohibir una planta tan sagrada ? y tan milagrosa ?
Por otro lado, Fiorello, alcalde de Nueva York mostró su rechazo a la prohibición y dudas ante las afirmaciones del Gobierno, encargando un estudio a 31 científicos imparciales. En 1944, tras seis años de investigación médica, sociológica, psicológica y farmacológica, concluyeron que fumar marihuana no conducía a un comportamiento violento o antisocial, ni causaba deseos sexuales incontrolados, ni alteraba la estructura básica de la personalidad...
Des de ara mas de 5000años las civilizaciones chinas ya utilizaban la marihuana para infinidad de curas y fabricacion de tejidos y materiales.
Estamos en las mismas ¡ ¡ ¿ quien y porque quiere prohibir una planta tan sagrada ? y tan milagrosa ?
Reptiliano- Cantidad de envíos : 43
Nivel de Aportación : 49
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Pues la prohiben porque no les conviene que un material natural tan barato de producir y que se puede usar en un monton de campos como, el textil, carroceria de coches, casas, curativo, y lo que a mi mas me gusta, como ocio ejejej
LIBERTAD PARA MARIA !!!
LIBERTAD PARA MARIA !!!
OnlyHash- Cantidad de envíos : 33
Nivel de Aportación : 35
Fecha de inscripción : 11/08/2009
Edad : 35
Localización : Madrid, Valdemoro
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
y lo peor para ellos es que usado como ocio, abre puertas de la conciencia, te libera la forma de pensar y muchas otras cosas que a algunos no les conviene.
jedimalaga- Lord Jedi Miembro del Consejo
- Cantidad de envíos : 1522
Nivel de Aportación : 3792
Fecha de inscripción : 25/12/2008
Edad : 57
Localización : Málaga
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
ui ui ui.. la marihuana es 1 planta sagrada y como tal no tiene ocio.... *al no ser indispensable*
la marihuana se tiene que plantar, compartir y fumar !!!!!!
1 abrazo
la marihuana se tiene que plantar, compartir y fumar !!!!!!
1 abrazo
Reptiliano- Cantidad de envíos : 43
Nivel de Aportación : 49
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
HEMP FOR VICTORY
CAÑAMO TODO EL AÑO COMO ANTAÑO
DESAYUNA LECHE DE CAÑAMON Y TE DARA FUERZA PARA RESISTIR AL NOM
CAÑAMO TODO EL AÑO COMO ANTAÑO
DESAYUNA LECHE DE CAÑAMON Y TE DARA FUERZA PARA RESISTIR AL NOM
Invitado- Invitado
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
La única entrevista de la TV española a Albert Hofmann estaba disponible en Internet (btoctc.com/public/blotter/), pero no en un sistema de vídeo online. He sacado el vídeo de blotter art para contribuir a su difusión. La transcripción del programa se puede encontrar en imaginaria.org/entr_hof.htm. Si vas a difundir el vídeo, acuérdate de enlazar el origen.
Os pongo este viejo tesorito recuperado por DDAA, de la Federación de Asociaciones Cannábicas FAC:
Albert Hofmann en El Mundo por Montera
http://vimeo.com/11162723
Os pongo este viejo tesorito recuperado por DDAA, de la Federación de Asociaciones Cannábicas FAC:
Albert Hofmann en El Mundo por Montera
http://vimeo.com/11162723
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
y que tiene que ver con la marihuana ?
pdta: el video mola gracias por el aporte
pdta: el video mola gracias por el aporte
Reptiliano- Cantidad de envíos : 43
Nivel de Aportación : 49
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
La marihuana expande tu conciencia, abre tu mente, y te desvincula de la vida autoimpuesta de FOLLA, TRABAJA, ENRIQUECETE, APLASTA A LOS DEMAS, TRABAJA, FOLLA, APLASTA A LOS DEMAS, ENRIQUECETE, TRABAJA, TRABAJA, APLASTA A LOS DEMAS.
La marihuana te hace apreciar la naturaleza, y las expresiones de la vida.
Te aparta de este mundo de locura el cual nos rodea.
La marihuana te hace apreciar la naturaleza, y las expresiones de la vida.
Te aparta de este mundo de locura el cual nos rodea.
laverdadestaenmiinterior- Cantidad de envíos : 653
Nivel de Aportación : 909
Fecha de inscripción : 14/02/2010
Localización : interior de la barriga de mobydick con un netbook un router wifi y una antena de 100w
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Hola, reptiliano, a que te refieres con que tiene que ver con la marihuana?
El titulo del post se refiere sólo a la marihuana?, como habla de drogas pues enlace en este hilo el video, no queria habrir uno para el video unicamente, si quereis hablar de la marihuana, cañamo, cannabis, hay un hilo estupendo llamado hemp for victory, en el cual sólo se habla de las propiedades de esta planta y como va a ser fundamental para que el pueblo venza al nuevo/viejo orden mundial.
El titulo del post se refiere sólo a la marihuana?, como habla de drogas pues enlace en este hilo el video, no queria habrir uno para el video unicamente, si quereis hablar de la marihuana, cañamo, cannabis, hay un hilo estupendo llamado hemp for victory, en el cual sólo se habla de las propiedades de esta planta y como va a ser fundamental para que el pueblo venza al nuevo/viejo orden mundial.
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
No entiendo estan a favor de las drogas, en especial de la Marihuana?..
Hunab-ku- Cantidad de envíos : 108
Nivel de Aportación : 115
Fecha de inscripción : 13/04/2010
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Hola, hunab-ku, yo personalmente no estoy ni a favor ni en contra de las drogas, convivo con ellas, alguna utilizo y otras no, todavía no ha venido ninguna a insultarme , pegarme una paliza o encerrarme. Lo único que pido es que no se trate a seres adultos como a niños.
¡¡Estoy en contra de la guerra contra las drogas!!
Estoy a favor de que no se prohiba su uso, y se ofrezca información contrastada y veraz de cada sustancia.
En el ejemplo de la marijuana o cañamo , investiga un poco por tu cuenta, luego dime, estás tú en contra de la marihuana-cannabis-cañamo?
Como se puede estar en contra de una planta?
¡¡Estoy en contra de la guerra contra las drogas!!
Estoy a favor de que no se prohiba su uso, y se ofrezca información contrastada y veraz de cada sustancia.
En el ejemplo de la marijuana o cañamo , investiga un poco por tu cuenta, luego dime, estás tú en contra de la marihuana-cannabis-cañamo?
Como se puede estar en contra de una planta?
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Para Hunab-ku
que no entiendes y ¿para quién es la pregunta?
que no entiendes y ¿para quién es la pregunta?
yes
Hunab-ku escribió:No entiendo estan a favor de las drogas, en especial de la Marihuana?..
sip
Reptiliano- Cantidad de envíos : 43
Nivel de Aportación : 49
Fecha de inscripción : 10/11/2009
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
http://www.escohotado.org/
HISTORIA GENERAL DE LAS DROGAS
FENOMENOLOGÍA DE LAS DROGAS
Marihuana
Posología
Efectos subjetivos
Principales usos
Marihuana de interiores
A pesar de grupos como el famoso Club des Haschischiens parisino, y otros conventículos parecidos, en Occidente el consumo extra-farmacéutico fue muy poco habitual hasta estallar la contestación psiquedélica, a mediados de los años sesenta. A partir de entonces se extiende rápida y masivamente entre la juventud americana y europea. Una década más tarde los principales productores de marihuana son México, Colombia y algunas zonas del Caribe, especialmente Panamà y Jamaica, con pequeñas aportaciones de Tailandia y Laos. A partir de los años ochenta el primer productor mundial es Norteamérica, que mediante técnicas avanzadas de cultivo (en campo abierto y en interiores) ha llegado a desarrollar las mejores variedades del mundo; fuentes oficiales calculan que en 1988 la cosecha norteamericana de marihuana valió unos 33.000.000.000 de dólares, con beneficios muy superiores a los de toda la cosecha cerealera junta, entre otros motivos porque el fisco sólo pudo capturar un 16 por 100 de la misma. Y aunque en algunos estados la legislación resulta dura aún, en otros muchos la posesión -y hasta el cultivo en extensiones moderadas- ha dejado de perseguirse, por lo menos a nivel práctico. Los sondeos sugieren que puede haber allí unos quince millones de usuarios asiduos, y bastantes más de usuarios ocasionales o muy ocasionales.
Por lo que respecta al haschisch, los grandes productores clásicos son países asiáticos (Afganistán, Pakistán, Nepal, el antiguo Tíbet) y países pertenecientes al Mediterráneo musulmán (Turquía, Egipto, Líbano y Marruecos). De ellos sólo Afganistán, Pakistán y Marruecos siguen produciendo cientos o miles de toneladas anuales. Como las excelentes variedades asiáticas rara vez llegan a Europa -se desvían a Australia o Estados Unidos casi siempre-, Marruecos es hoy el gigante mundial que abastece a toda Europa. Resulta aventurado calcular cuántos europeos consumen regularmente haschisch, aunque no deben bajar de los diez millones, con al menos otros tantos usuarios ocasionales; esa formidable demanda supera la capacidad productora marroquí, y -unida a su posición de monopolio práctico- explica una creciente degradación en la calidad del producto exportado.
Marihuana
El cáñamo es un arbusto anual, que alcanza hasta los tres metros de altura. Puede crecer silvestre, aunque necesita agua abundante durante la estación seca, y sólo rinde bien con tierras abonadas o de gran riqueza natural. En el hemisferio norte se planta hacia finales del invierno, y no alcanza su madurez hasta principios de otoño.
Los machos, difíciles de distinguir de las hembras antes de producirse la floración, tienen cantidades mínimas de principio psicoactivo -el tetrahidrocannabinol o THC-, y suelen arrancarse antes de expulsar el polen, para que las hembras produzcan la variedad más potente y de uso más cómodo, conocida como «sin semillas». En efecto, los cañamones no son psicoactivos salvo para pájaros (que los devoran con placer, y sin duda alguna se «colocan», como han probado diversos experimentos muy concienzudos). Las hojas de las hembras, que tienen bajas proporciones de THC, son lo que en Marruecos se denomina grifa, y una mezcla picada de hojas y flores, con algo de tabaco local, es el llamado kif. Sin embargo, la máxima concentración de THC se produce en las flores maduras sin germinar, cuando las cortas ramificaciones se las ramas han perdido todas las hojas y aparecen enfundadas totalmente por esas inflorescencias pilosas, cosa que rara vez acontece hasta octubre en nuestras latitudes, pues hacen falta algunas noches de fresco para consumar el ciclo.
Las plantas suelen arrancarse y secarse colgadas cabeza abajo, en lugares oscuros y ventilados, durante siete o diez días. A partir de entonces están listas para ser fumadas; la absorción por esa vía oscila del 50 al 70 por 100 del principio activo. La absorción oral es irregular y muy inferior; para potenciarla se hornea una mezcla de la planta con otros ingredientes, haciendo tortas, pasteles o cosa análoga. Las tortas o pasteles tardan mucho más en hacer efecto, aunque este sea mucho más prolongado -y algo distinto- también.
Posología
La psicoactividad de unas marihuanas y otras exhibe diferencias espectaculares. Cuando llevaba ya dos décadas fumando prácticamente a diario algo de cáñamo, en 1986 me regalaron una marihuana de Sinaloa (México) de tal potencia que al cabo de pocos días (en un acto de clara cobardía) acabé tirando el resto. Habría debido prepararme para unas pocas chupadas de cigarrillo como para una experiencia de peyote o LSD. Una y otra vez eso me parecía absurdo, pero una y otra vez me cogían desprevenido grandes excursiones psíquicas. La cosa resultaba todavía más extraña teniendo en cuenta que durante ese mismo viaje a México probé marihuanas consideradas -con toda justicia- excelentes, sin rozar siquiera los umbrales que aquella otra trasponía usando cantidades mínimas. Con todo, no se trata sólo de potencia sino de tonalidad, pues entre el producto tailandés y el guineano, por ejemplo, hay vacíos que no se igualan bebiendo blancos del Rin y olorosos de Jerez, sake del Japón y pisco del Perú. Esto resulta incómodo de explicar considerando que el THC es una molécula invariable, y las plantas se limitan a ofrecer distintas concentraciones de lo mismo.
La toxicidad de la marihuana fumada es despreciable. No se conoce ningún caso de persona que haya padecido intoxicación letal o siquiera aguda por vía inhalatoria, dato que cobra especial valor considerando el enorme número de usuarios cotidianos. Lo mismo puede decirse de la vía digestiva, donde hacen falta cantidades descomunales (varias onzas) para inducir estados de sopor profundo, que desaparecen durmiendo simplemente. A mediados del siglo XIX se llegaron a inyectar hasta 57 gramos de extracto de líquido de cáñamo en la yugular de un perro que pesaba 12 kilos, buscando la dosis mortífera del fármaco; para sorpresa de los investigadores, el animal se recuperó tras estar inconsciente día y medio.
No obstante, conozco al menos tres casos de personas que reaccionaron a la combinación de marihuana y alcohol con lipotimia; al tener la cabeza a la altura del cuerpo se recobraron de inmediato, pero una de ellas podría haberse hecho daño al caer. No infrecuente en borracheras, la lipotimia es una brusca bajada de tensión, más explicable aún cuando la bebida se mezcla con cáñamo, porque esta droga aumenta el consumo de oxígeno en el cerebro, y el acohol es un vasodilatador. Falto de la presión mínima constituye una reacción automática, orientada a cambiar la posición erecta por otra sedente, donde acuda más sangre a la cabeza.
También conozco casos donde fumar indujo náuseas y vómitos al iniciarse los efectos psíquicos. Pero eran siempre hipocondrías o «somatizaciones», donde la anticipación de un posible descontrol mental producía esfuerzos por desembarazarse del agente químico, expulsándolo. Desde luego, vomitar resulta inútil a tal fin, porque el principio psicoactivo ha entrado a través del pulmón en la corriente sanguínea. Episodios de este tipo, caracterizados por anticipar una pérdida de límites, suelen superarse con simples explicaciones y una actitud amable de quienes acompañan al asustado; si no bastara con ello, cualquier sedante acabará con el pánico inconcreto.
Efectos secundarios mucho más habituales son sequedad de boca, buen apetito (especialmente orientado a alimentos dulces, que son oportunos por aumentar la glucosa disponible y mantener la oxigenación óptima), dilatación de los bronquios, leve somnolencia y moderada analgesia.
La duración de esta ebriedad es variable. Comienza a los pocos minutos de fumar, y alcanza su cenit como a la media hora, desvaneciéndose normalmente entre una y dos horas después. Sucesivas administraciones pueden mantenerla mucho más, aunque será cada vez menos clara y más parecida a un amodorramiento. Tras varias horas de fumar, lo normal es sentir sueño y dormir profundamente, rara vez con sueños. A mi juicio, esta falta de actividad onírica (no constante) proviene de que el cáñamo ha desarrollado ya antes al menos parte del potencial imaginativo.
Efectos subjectivos
Los efectos abarcan una gama muy amplia, e influye de modo capital en ellos el ambiente y la preparación del individuo. He visto personas llevadas a experiencias beatíficas, y otras empavorecidas hasta el extremo de jamás repetir. Como en casi todo lo demás de la vida, las primeras administraciones tienen una intensidad rara vez recobrable, y por eso mismo conviene cuidarlas más.
Cuando la marihuana es de calidad, son previsibles claros cambios en la esfera perceptiva. Se captan lados imprevistos en las imágenes percibidas, el oído -y especialmente la sensibilidad musical- aumentan, las sensaciones corporales son más intensas, el paladar y el tacto dejan de ser rutinarios. De puertas adentro, esta suspensión de las coordenadas cotidianas hace aflorar pensamientos y emociones postergados o poco accesibles. Con variantes potentes y sujetos bien preparados, cabe incluso que se produzca una experiencia de éxtasis en el sentido antes expuesto, con una fase inicial de «vuelo» o recorrido fugaz por diversos paisajes y otra de «pequeña muerte». Naturalemente, este tipo de trance resulta tan buscado por quienes sienten inclinaciones místicas como abominado por quienes pretenden simplemente pasar el rato, y por sujetos con una autoconciencia cruel. A nivel personal, diría que el cáñamo me ha proporcionado un par de experiencias comparables en intensidad a las mayores obtenidas con drogas visionarias.
Parece haber una polaridad básica, o quizá mejor una alternancia, en el efecto subjectivo. Por una parte están las risas estentóreas, la potenciación del lado jovial y cómico de las cosas, la efusión sentimental inmediata, el gusto por desembarazarse lúdicamente de inhibiciones culturales y personales. Por otra, hay un elemento de aprensión y oscura zozobra, una tendencia a ir al fondo -rara vez risueño- de la realidad, que nos ofrece de modo nítido todo cuanto pudimos o debimos hacer y no hemos hecho, la dimensión de incumplimineto inherente a nuestras vidas.
A mi entender, esta combinación de jovialidad y gravedad caracteriza a todos los fármacos visionarios o psiquedélicos, y es quizá el factor determinante de que no sean vehículos conformistas en general, sino sustancias orientadas hacia «vivencias de inspiración», usando palabras de W.Benjamin. Como la inspiración no es algo que pueda ser comparado, o siquiera retenido, sin constantes desvelos, tener presente su existencia conlleva a la vez entusiasmo y depresividad, alegría y melancolía. Las drogas no visionarias se emplean precisamente para esquivar uno de los lados, y allí encuentran su límite.
En cuanto al sexo, la marihuana goza de prestigios no enteramente infundados. Sin ser un afrodisíaco genital, potencia y matiza las sensaciones en todas las fases del contacto erótico. Mirar y tocar pueden convertirse en experiencias nuevas, como el propio orgasmo. Por otra parte, lo fácil quizá parece demasiado fácil, y lo difícil insuperable, induciendo desánimo; pero en una civilización obsesionada por puros rendimientos, como la nuestra actual, este desánimo presenta virtudes no despreciables, que devuelven formas de espontaneidad y finura muchas veces dejadas de lado. Desde luego, es incomparablemente más sutil para el erotismo que desinhibidores como el alcohol, o que puros estimulantes. Resumiendo sus rasgos a este nivel, diría que hace a las personas más exigentes de lo común y que, por eso mismo, verifica una criba a la hora de buscar compañía; como compensación, proporciona a veces experiencias cualitativamente distintas.
Principales usos
Los usos de esta droga se siguen de sus efectos. En Oriente y África es considerada un medicamento muy versátil, empleado para un número casi inacabable de cosas (insomnio, disentería, lepra, caspa, males de ojo, enfermedades venéreas, jaquecas, tosferina, oftalmia y hasta tuberculosis). También se considera un tónico cerebral, antihistérico, antidepresivo, potenciador de deseos sexuales sinceros, fuente de coraje y longevidad.
Más interés que estas finalidades tiene, a mi entender, como fármaco recreativo y promotor de introspección. Desde mediados de los años sesenta, hasta finales de los setenta, tuvo un predicamento excepcional entre sectores juveniles y radicales de todo el mundo occidental, que en buena parte ha cesado. Drogas como la cocaína, combinada o no con altos consumos de alcohol, tranquilizantes y café, han logrado el favor de aquellos que hace dos décadas simbolizaban aspiraciones y preferencias consumiendo ritualmente yerba. Pero con menos misticismo epidérmico, menos ceremonial y menos moda, consumir cáñamo sigue siendo uno de los ritos de pasaje para la juventud -como el acohol y el tabaco-, y va arraigando también el cultivador que se autoabastece, amparado en variedades botánicas muy potentes y de pequeño tamaño, difíciles de detectar cuando están sobre el campo y de gran rendimiento cuando crecen bajo techo. El consumo ya no depende de querer asumir roles determinados (beatnik, provo, hippie), y por eso mismo parece maduro para la persistencia.
Como fármaco recreativo, la marihuana tiene pocos iguales. Su mínima toxocidad, el hecho de que basta interrumpir uno o dos días el consumo para borrar tolerancias, la baratura del producto en comparación con otras drogas y, fundamentalmente, el cuadro de efectos subjetivos probables en reuniones de pocas o muchas personas, son factores de peso a la hora de decidirse por ella. Promociona actitudes lúdicas, a la vez que formas de ahondar la comunicación, y todo ello dentro de disposiciones desinhibidoras especiales, donde no se produce ni el derrumbamiento de la autocrítica (al estilo de la borrachera etílica) ni la sobreexcitación derivada de estimulantes muy activos, con una inevitable tendencia a la rigidez. El inconveniente principal son los malos rollos -casi siempre de tipo paranoide- que pueden hacer presa en algún contertulio. Sin embargo, estos episodios quedan reducidos al mínimo entre usuarios avezados, y se desvanecen fácilmente cuando los demás prestan a esa persona el apoyo debido. Comparada con fármacos de duración inicial pareja, como la MDMA, una buena marihuana es menos densa emocionalmente, y menos abierta a torrentes de franqueza, aunque más dúctil a nivel de reacciones y pensamientos, así como incomparablemente menos tóxica.
Desde el punto de vista introspectivo -unido sobre todo a las administraciones en soledad-, el lado a mi juicio más interesante es lo que W.Benjamin llamó «un sentimiento sordo de sospecha y congoja», gracias al cual penetramos de lleno en zonas colmadas por lucidez depresiva. El entusiasmo inmediato, tan sano en sí, suele contener enormes dosis de insentatez y vanidad, que se dejan escudriñar bastante a fondo con ayuda de una buena marihuana. Por supuesto, muchas personas huyen de la depresividad como del mismo demonio, y consideran disparatado buscar introspección en sustancias psicoactivas. Pero otros creen que convocar ocasionalmente la lucidez depresiva es mejor que acabar cayendo de improviso en una depresión propiamente dicha, cuando empieza a hacer aguas la frágil nave de nuestra capacidad y propia estima.
En otras palabras, un «mal rollo» ocasional con cáñamo podría ser tan útil, o más, que las habituales experiencias de amena jovialidad, mientras se disfrutan las leves alteraciones sensoriales con el ánimo de quien acude al cine o contempla el televisor. Aunque la marihuana puede aliviar el aburrimiento de la vida social, y hasta el aburrimiento de la persona, cabe también usarla como primera introducción o antecámara al trance de la «pequeña muerte» y sus resurrecciones.
Marihuana de interiores
Esfuerzos coordinados de agrónomos, químicos y biólogos desembocaron en un sistema para rentabilizar al máximo la producción de cáñamo, suprimiendo al mismo tiempo los riesgos -tanto climáticos como policiales- del cultivador a cielo abierto. Apoyándose en riego gota a gota, dosificación medida de nutrientes, ingeniería genética y empleo de luz artificial, estos investigadores crearon plantas asombrosas, que maduran en la mitad de tiempo (o menos), y rinden en flores el doble o triple de peso.
El equipo idóneo para criarlas cuesta en Estados Unidos y Holanda unos 400 dólares para cada metro cuadrado de cultivo, y permite cosechar unas seis y nueve hembras cada dos o tres meses, dependiendo del régimen de luz elegido. Dicha marihuana se llama hidropónica, pues en vez de crecer sobre tierra o en macetas brota de un pequeño pie (hecho de basalto en polvo o «lana de piedra»), periódicamente humedecido por una mezcla de minerales que es distinta para cada fase (germinación, crecimiento, maduración) de la planta. Tanto el tanque de nutrientes como el interruptor lumínico son programables, de manera que el cultivador puede ausentarse durante semanas, aunque es más probable que visite todos los días esos prodigios de verdor y rápido desarrollo, asegurándose de que la mezcla tiene el pH adecuado y la lámpara está a la altura justa, e incluso instale una butaca en ese cuarto para leer o pensar.
Con equipos más o menos sofisticados, la cosecha de marihuana hidropónica ha llegado a ser descomunal en Estados Unidos, y muy considerable en Holanda. Abastece a millones de consumidores, y no sólo proporciona rentas a quienes cultivan sino a las grandes compañías -General Electric, Philips, Bayer, etc.- que fabrican el instrumental y los fertilizantes más adecuados. En dos décadas, Estados Unidos ha pasado de ser el mayor importador a ser el mayor productor del planeta; ese autoabastecimiento evita fugas de efectivo, alimentando una gran economía sumergida.
Poco tiene de extraño, pues los norteamericanos consumen hoy un producto incomparablemente más activo y sano que el haschisch europeo, y a precios comparables. La técnica hidropónica vale para el cultivador pequeño, el mediano y el grande (que se instala un generador para no mostrar niveles sospechosos de consumo eléctrico en su casa, y con tres habitaciones produce cientos de kilos al año, vendidos a diez dólares el gramo). Cosa parecida sucede en Holanda, donde la venta libre de marihuana y haschisch en cafeterías no sólo genera pingües ganancias fiscales sino una industria colateral muy ramificada, que cultiva, vende pipas y semillas a los consumidores, equipo a los productores e información a los interesados. Lo mismo sucede -con más tapujos- en Estados Unidos. Sólo sus dueños saben qué beneficios rinden los seed-banks o bancos de semillas americanos y holandeses, pero en ambos países una sola semilla -de las mejores variedades, desde luego- se vende en las tiendas de parafernalia a siete dólares- y cada planta inseminada produce miles.
Por lo que respecta a sus virtudes, la mejor marihuana cultivada en interiores puede alcanzar el 14 por 100 de THC, mientras la mejor marihuana tailandesa, africana o caribeña rara vez supera el 4 por 100. Eso significa que el efecto de tres caladas a un cigarrillo adquiere perfiles de suave viaje psicodélico, y dura unas tres horas. Es indiscernible en muchos aspectos del efecto de cualquier planta crecida a la intemperie, pero el habitual aguzamiento de los sentidos se ve acompañado por más capacidad de relación con otros, cosa quizá explicable atendiendo a su superior potencia. Genera también un hambre canina, especialmente volcada hacia el dulce; el motivo de esto último es que el THC consume glucosa.
BIBLIOGRAFÍA
ESCOHOTADO, A. Historia General de las Drogas. Pág. 1305-1316. Ed. Espasa, 2005
FENOMENOLOGÍA DE LAS DROGAS
Haschisch
Posología
Efectos subjetivos
Principales usos
Cuando es lo que fue durante milenios, el haschisch constituye una pasta formada por las secreciones resinosas de THC que se almacenan en las flores de la marihuana hembra. Hay básicamente dos sistemas para obtenerlo, de los cuales el primero (usado hoy en Nepal, el antiguo Tíbet y Afganistán) desperdicia una gran cantidad de sustancia psicoactiva, a cambio de no introducir nada distinto de la resina misma, y el segundo (usado hoy en Líbano y Marruecos) aprovecha hasta partes poco o nada psicoactivas.
El procedimiento oriental implica que el recolector se cubra parte del cuerpo con cuero y pase por entre las plantas maduras, frotándose con ellas. Lo que queda adherido al cuero se raspa con espátulas; es tan gomoso que basta darle forma en el hueco de la mano durante unos momentos para que adquiera un color muy oscuro; cabe agotar algo más la pura resina apretando las ramas una por una, y rasparse cada cierto tiempo las yemas y la palma de la mano. El haschisch obtenido por este procedimiento es muy aromático, suave para la garganta y de una potencia inigualable.
El procedimiento mediterráneo se basa en sacudir plantas ya secas, recogiendo la resina y el polvo mediante varios filtros. El primero, que puede estar formado por alguna rejilla metálica fina, deja pasar fragmentos vegetales considerables y tiene debajo otro, normalmente de alguna tela no muy densa, que criba nuevamente la mezcla; si el procedimiento es impecable, bajo ese filtro habrá otro, de seda, por el que sólo logran pasar las partículas de resina pura. Este último producto, que se oscurece de inmediato en las partes expuestas al contacto con el aire, es una pasta gomosa llamada «00» y constituye un haschisch de extraordinaria calidad. Lo que ha quedado retenido en el segundo filtro se conoce como «primera», y lo que no atraviesa el primero se conoce como «segunda». Aquello que no se ha desprendido de las plantas en las sacudidas iniciales puede ser golpeado de nuevo, y lo que entonces se recoge en el segundo filtro -evidentemente, nada atraviesa el último- se conoce como «tercera». En Líbano se practica una técnica algo distinta, y el sistema marroquí ha dejado hace tiempo de ser el que era; a menudo los cedazos han quedado reducidos a uno solo, y el polvo se aplasta para que los cruce, en vez de dejar que opere la simple fuerza del peso.
Como consecuencia, la proporción de pura resina (rica en THC) es tan pequeña que no basta para aglutinar la masa, y deben hacerse uno o varios prensados. Hoy es habitual aumentar el peso añadiendo otra planta pulverizada (llamada allí henna), y para hacer imperceptible la cantidad de elementos ajenos a la resina el material se trata con ingredientes adicionales -como goma arábiga, clara de huevo, leche condensada, etc.- que le confieren color oscuro y cierta pegajosidad. De hecho, el mejor haschisch marroquí disponible actualmente suele ser la llamada «tercera», conocida también como polen, que posee color marrón claro (inalterable al entrar en contacto con el aire, signo de proporciones mínimas de THC) y se desmigaja al calentarse.
Aparte del perfume, y no irritar garganta ni bronquios, un haschisch afgano elaborado a la antigua puede ser cuarenta o cincuenta veces más potente que el marroquí consumido hoy en Europa. Asestando el golpe de gracia a la calidad de su producto, los cultivadores de Ketama suelen secar sus plantas al sol, cuyos rayos convierten el ya muy escaso THC en CBD (cannabidiol), una sustancia que en vez de suscitar excursión psíquica promueve aturdimiento.
Posología
Teniendo en cuenta las enormes diferencias de concentración, es inútil hablar de toxicidad. En principio, el haschisch contiene proporciones mucho más altas de THC que la marihuana, y es por eso mismo mucho más tóxico. Sin embargo, el único caso que registra la literatura científica de envenenamiento se produjo a finales del siglo XIX en Francia, cuando un producto de inmejorable calidad fue ingerido por cierto médico en cantidades descomunales, superiores a los 30 gramos de una vez. Recordemos que Baudelaire, Gautier, Hugo, Delacroix y demás miembros del Club des Haschischiens comían lo que cabe en una cucharita de té, y que no era resina pura sino mezclada con mantequilla, miel y pequeñas cantidades de opio; en definitiva, la dosis no podía superar 2 ó 3 gramos del llamado «00».
La toxicidad es bastante mayor comiendo el producto que fumándolo. De hecho, fumando es prácticamente imposible siquiera una intoxicación aguda (y mucho menos una intoxicación mortal), ya que las vías respiratorias no admiten más a partir de cierto punto, con violentos accesos de tos, y se producen a la vez estados de sopor. Por vía oral sí son posibles intoxicaciones graves, aunque dependen de la pureza del producto; si es de calidad impecable, el margen de seguridad resulta relativamente pequeño, pues medio o un gramo son dosis mínimas y a partir de diez pueden aparecer complicaciones orgánicas (así como colosales «viajes»); si es de calidad deleznable, el margen quizá sea mucho mayor, pero los adulterantes rara vez son inocuos y pueden causar daños imprevisibles. Por vía inhaltoria, en cambio, es sin duda mucho menos tóxico el haschisch puro que el adulterado; no se han hecho investigaciones sobre los efectos en bronquios y pulmones de alquitranes derivados de la henna, goma arábiga, leche condensada o clara de huevo, aunque cabe sospechar que serán lamentables.
Una forma sencilla de detectar estos adulterantes es hacer uso de boquillas hoy generalizadas para reducir inhalación de nicotina y alquitranes del tabaco. Dependiendo de las variedades de tabaco -con o sin filtro, más o menos altos en nicotina y alquitrán-, estas boquillas se cargan de una pasta negruzca tras fumar entre seis y quince cigarrillos. Cuando al tabaco se añade haschisch, la saturación de la boquilla resulta más rápida, pero cuando el haschisch (sea cual fuere su calidad básica, del «00» a la «tercera») contiene goma arábiga y cosas análogas basta una chupada para atascar completamente el paso de la boquilla; eso sugiere hasta qué punto la mezcla puede ocluir alveolos respiratorios. Además, los miserables que realizan manipulaciones semejantes suelen añadir mínimas cantidades de buen haschisch, que perfuman gratamente la mezcla, y prensan con habilidad el producto para que parezca una variedad selecta. Su negocio podría prosperar algo menos si los compradores fuesen provistos siempre de boquillas nuevas, para determinar al instante qué tipo de mezcla están adquiriendo.
El fenómeno de tolerancia aparece a los tres o cuatro días de uso continuo, y desaparece con uno o dos de privación. Al igual que en cualquier otra droga psicoactiva, la insensibilización no sólo implica falta de ciertos efectos característicos de la ebriedad, sino una sensación de leve desasosiego, correspondiente a esperar algo que no llega. Como no hay nada parecido al síndrome abstinencial de los apaciguadores, ni al colapso psíquico de los excitantes, falta el alivio de postergar una catástrofe. Simplemente, aquello apenas funciona como ebriedad, y lo poco que funciona no concierne a su parte «divertida» (risas, cambios en vista, oído, tacto, olfato, gusto y sensación del propio cuerpo), sino a la parte «grave», que potencia una lucidez desengañada de juegos.
Efectos subjectivos
Comparado con la marihuana, el haschisch resulta más reflexivo. Lo jovial y lúdico no desaparece, pero ocurre a un nivel menos epidérmico. Si la calidad del producto es excelente, puede producir experiencias visionarias sólo sospechadas usando marihuana, sobre todo cuando es administrado por vía oral. Incluso a través de pipas, sin mezcla de tabaco, ofrece con bastante claridad tres momentos sucesivos: el inicial de risa y extraordinaria agudeza para lo cómico, el intermedio de modificaciones sensoriales y el final de iluminación, donde cada individuo alcanza el grado de claridad que por naturaleza -y situación particular- le corresponde.
Aunque su potencia introspectiva supera con mucho a la potencia de la marihuana, es frecuente que los sujetos atraviesen esas fases sin reparar en ello. Los derivados del cáñamo tienen como rasgo común exacerbar la personalidad del individuo en todos sus aspectos, y hace falta un esfuerzo de atención -por no decir un grado de desprendimiento personal- para aprovechar la oportunidad de mirarse desde fuera. Buscar el autoconocimiento es menos común que aprovechar pretextos para la desinhibición, y por eso algunos usuarios de haschisch y marihuana son arrastrados a escenificar disposiciones reprimidas. Baudelaire cuenta la anécdota de aquel magistrado inflexible que «comenzó a bailar un indecente can-can cuando el haschisch se apoderó de él», y he visto no pocos casos parejos, ligados siempre a formas hipócritas de virtud que, al derrumbarse, propician ridículos como los del mal vino.
Sin embargo, está fuera de duda que los derivados del cáñamo aumentan -envez de reducir- la actividad cerebral, y está fuera de duda que reducen la agresividad. El gato no ataca al ratón si está sometido al influjo del haschisch, y cuando un ser humano -como ha acontecido- pretende que se le aplique una eximente penal por asesinar a otro bajo la influencia de esta droga está proponiendo a sus jueces una incongruencia. Como aclaró Baudelaire, «hay temperamentos cuya ruin personalidad estalla», pero no porque haya actuado sobre ellos algo que asfixia su discernimiento, sino porque al ser potenciado «emerge el mostruo interior y auténtico.»
Naturalmente, los efectos del haschisch excelente y el haschisch degradado a aspecto de tal son muy distintos. Las variantes adulteradas no harán que jueces puritanos se lancen al striptease, aunque puedan propiciar bronquitis mucho antes. Aparte de la concentración de THC y sus isómeros activos, quizá la distinción básica deba establecerse entre uso ocasional y uso crónico. El ocasional asegura sorpresas en la experiencia, pues la falta de familiaridad levanta diques de contención montados por el hábito. El uso crónico no asegura tampoco experiencias controladas, ya que eso depende de topar o no con variedades potentes; pero a cambio de la familiaridad tiende a quedarse con la parte sombría o depresivamente lúcida del efecto.
Un tratado médico chino del siglo I, que pretende remontarse al legendario Sheng Nung (3.000 a.C.) asevera:
«Tomando en exceso tiende a mostrar monstruos, y si se usa durante mucho tiempo puede comunicar con los espíritus y aligerar el cuerpo. Desde luego, la diferencia entre ver mosntruos y comunicarse con los espíritus depende ante todo del usuario. Quien se busque a sí mismo allí tiene más oportunidades de topar con realidades que quien intente olvidarse de sí.»
Principales usos
Aparte de sus empleos estrictamente terapéuticos -donde muchas veces no se requieren dosis psicoactivas-, el cáñamo en general y el haschisch en particular tienen usos recreativos y de autoconocimiento similares a los de la marihuana. La analogía, sin embargo, no debe pasar por alto que el haschisch es menos alegre. Si se fuma todos los días, empezando ya por la mañana, al modo en que algunos toman café y otras drogas, ni siquiera grandes cantidades producirán cosa distinta de un zumbido lejano, no necesariamente embrutecedor pero desprovisto de eficacia visionaria. Sumado al tabaco, contribuirá a la bronquitis.
Entre los que empezamos a fumar regularmente hace tres décadas, bastantes han reducido mucho las tomas, e incluso dejado de consumir por completo, alegando efectos depresivos. Esto es más usual todavía -si la experiencia no me engaña- entre personas del sexo femenino, aparentemente más interesadas por estimulantes abstractos o drogas de paz. Influye también muy notablemente la progresiva degradación del producto. Es un hecho que el empleo crónico, sobre todo antes de dormir, reduce o suprime sueños, y que saltar de la cama al día siguiente cuesta más.
Por lo que a mí respecta, tiendo a seguir fumando todos los días, aunque casi siempre después de cenar. Combinado con algunos vasos de cerveza, uno o dos cigarrillos hacen el efecto de un hipnótico suave, y suelo emplear el tiempo que media antes de sentir somnolencia en el repaso de trabajos, o en lectura. La capacidad de esta droga para presentar aspectos inusuales de las cosas me sigue pareciendo útil a efectos de matiz expresivo y comprensión. Por supuesto, cuando el producto carece de calidad sencillamente no consumo. Aunque en ciertas épocas he fumado durante años enteros, empezando cada día con una pipa al despertar, siempre me ha sorprendido la falta de cualquier reacción parecida a la abstinencial. No puedo incluir entre los efectos de la abstinencia que falte la suave inducción al sueño, pues esa inducción deriva del propio haschisch, y lógicamente falta cuando falta su causa.
Para terminar, podrían decirse unas palabras sobre el llamado aceite, que se obtiene tratando haschisch en retortas con alcohol. La pureza de este producto depende de las veces en que es vuelto a refinar, y cuando alcanza su punto máximo el resultado es un líquido ambarino que contiene una concentración muy alta de THC; basta entonces una gota para inducir experiencias de notable intensidad. Sin embargo, lo normal es que el aceite sea una especie de alquitrán muy viscoso, que se mezcla con tabaco e induce efectos parecidos a pasteles o tortas hechos con haschisch de baja calidad, esto es, una ebriedad densa y prolongada aunque poco sutil, con el cuerpo pesado y la cabeza también. Sospecho que los pocos casos de envenenamiento agudo atribuidos a haschisch se debieron a distintos aceites, cuya toxicidad no es despreciable.
Tuve ocasión de comprobar su potencia hace más de década y media, cuando tres amigos ingerimos una cantidad excesiva (pensando que no lo era), y fuimos a visitar la pinacoteca vieja de Munich. Pasaron casi dos horas sin efecto, y de repente aquello empezó a impregnarnos. El aire se pobló de pequeños seres en suspensión, como si estuviéramos dentro de grandes peceras hasta entonces invisibles, surcadas por fogonazos de luz intermitente, mientras los retratos y paisajes no sólo emitían el calor humano de personas vivas sino música adecuada a sus tonos de color. Recordé inmediatamente los comentarios de Baudelaire y Gautier sobre transformación de formas en sonidos, mientras una progresiva inmovilidad iba haciendo presa de nuestros cuerpos; a mí, por ejemplo, me resultaba imposible sacar la mano de un bolsillo de la chaqueta, y comprobé que mis amigos se habían sentado en las distintas salas, perfectamente quieto cada uno frente a un cuadro. Conseguí llegar a una sala con varios Rubens (entre ellos Cristo y María Magdalena) y algún Durero, atónito ante los cambios perceptivos, cuando el tiempo sencillamente se detuvo y hube de tomar asiento también. Las pinturas dejaron de ser lienzos y se transformaron en ventanas a distintos paisajes, suavemente animados de movimiento, que comunicaban una enormidad de sentido. Pasar de uno a otro era recorrer universos completos en sí mismos, una inefable inmersión en épocas y climas espirituales pasados que de repente estaban allí, vivos en sus más mínimos detalles, ofrecidos como se ofrece el día a quien abre el balcón de su cuarto, con los sonidos, aromas y brisas del momento.
Inmóviles estábamos -con lágrimas de alegría ante tanta belleza-, cuando llegó la hora del cierre. Supongo que ver personas conmovidas estéticamente explicó la solicitud de los celadores, pues si no me equivoco tuvieron que ayudarnos a hacer buena parte del camino hacia la salida. Mientras bajábamos a cámara muy lenta la larga escalinata del museo, asidos como podíamos al pasamanos, me pareció ver un destello de ironía/comprensión en los porteros. Entramos con dificultad en el coche -conscientes de que ninguno sería capaz de conducir-, y allí pasamos todo el resto de la tarde y la noche, aguantando en silencio sucesivas visiones, hasta que amaneció. Aunque la experiencia fue en rasgos generales muy enriquecedora, creo que estuvimos al borde de un serio envenenamiento. Sin embargo, dormir diez horas nos repuso satisfactoriamente.
Por lo que respecta al THC en sí, fue un misterio hasta mediados de este siglo, pues los químicos buscaban como principio activo del cáñamo un alcaloide, y el tetrahidrocannabinol -falto de nitrógeno en su molécula- no lo es. Su síntesis resulta barata, pero faltan todavía estudios fiables sobre toxicología y efectos subjetivos. Los únicos realizados legalmente hasta ahora, patrocinados por el NIDA (Instituto Nacional para el Abuso de Drogas) norteamericano, carecen de objetividad; intentando probar que la marihuana resulta adictiva y productora de demencia, los investigadores usaron THC en dosis muy altas -equivalentes en algunos casos a cincuenta o cien cigarrillos de una sola vez-, con sujetos no preparados para la magnitud del efecto. Las consecuencias incluyeron episodios de pánico, e intoxicaciones de diversa consideración. Sin embargo, juzgar los efectos de la marihuana fumada por los efectos de THC administrado oralmente equivale a juzgar los efectos de un tinto riojano por los efectos del éter etílico. Como solamente esta investigación ha sido autorizada por ahora, seguimos sin progresar en la psicofarmacología del tetrahidrocannabinol. No he tenido ocasión de experimentar con la sustancia, y si alguna vez lo hiciera sería -desde luego- con el mismo respeto que empleo para la LSD y sus afines. Por otra parte, todos los indicios sugieren que posee una toxicidad bastante superior a la de sus análogos.
BIBLIOGRAFÍA
ESCOHOTADO, A. Historia General de las Drogas. Pág. 1317-1325. Ed. Espasa, 2005
HISTORIA GENERAL DE LAS DROGAS
FENOMENOLOGÍA DE LAS DROGAS
Marihuana
Posología
Efectos subjetivos
Principales usos
Marihuana de interiores
A pesar de grupos como el famoso Club des Haschischiens parisino, y otros conventículos parecidos, en Occidente el consumo extra-farmacéutico fue muy poco habitual hasta estallar la contestación psiquedélica, a mediados de los años sesenta. A partir de entonces se extiende rápida y masivamente entre la juventud americana y europea. Una década más tarde los principales productores de marihuana son México, Colombia y algunas zonas del Caribe, especialmente Panamà y Jamaica, con pequeñas aportaciones de Tailandia y Laos. A partir de los años ochenta el primer productor mundial es Norteamérica, que mediante técnicas avanzadas de cultivo (en campo abierto y en interiores) ha llegado a desarrollar las mejores variedades del mundo; fuentes oficiales calculan que en 1988 la cosecha norteamericana de marihuana valió unos 33.000.000.000 de dólares, con beneficios muy superiores a los de toda la cosecha cerealera junta, entre otros motivos porque el fisco sólo pudo capturar un 16 por 100 de la misma. Y aunque en algunos estados la legislación resulta dura aún, en otros muchos la posesión -y hasta el cultivo en extensiones moderadas- ha dejado de perseguirse, por lo menos a nivel práctico. Los sondeos sugieren que puede haber allí unos quince millones de usuarios asiduos, y bastantes más de usuarios ocasionales o muy ocasionales.
Por lo que respecta al haschisch, los grandes productores clásicos son países asiáticos (Afganistán, Pakistán, Nepal, el antiguo Tíbet) y países pertenecientes al Mediterráneo musulmán (Turquía, Egipto, Líbano y Marruecos). De ellos sólo Afganistán, Pakistán y Marruecos siguen produciendo cientos o miles de toneladas anuales. Como las excelentes variedades asiáticas rara vez llegan a Europa -se desvían a Australia o Estados Unidos casi siempre-, Marruecos es hoy el gigante mundial que abastece a toda Europa. Resulta aventurado calcular cuántos europeos consumen regularmente haschisch, aunque no deben bajar de los diez millones, con al menos otros tantos usuarios ocasionales; esa formidable demanda supera la capacidad productora marroquí, y -unida a su posición de monopolio práctico- explica una creciente degradación en la calidad del producto exportado.
Marihuana
El cáñamo es un arbusto anual, que alcanza hasta los tres metros de altura. Puede crecer silvestre, aunque necesita agua abundante durante la estación seca, y sólo rinde bien con tierras abonadas o de gran riqueza natural. En el hemisferio norte se planta hacia finales del invierno, y no alcanza su madurez hasta principios de otoño.
Los machos, difíciles de distinguir de las hembras antes de producirse la floración, tienen cantidades mínimas de principio psicoactivo -el tetrahidrocannabinol o THC-, y suelen arrancarse antes de expulsar el polen, para que las hembras produzcan la variedad más potente y de uso más cómodo, conocida como «sin semillas». En efecto, los cañamones no son psicoactivos salvo para pájaros (que los devoran con placer, y sin duda alguna se «colocan», como han probado diversos experimentos muy concienzudos). Las hojas de las hembras, que tienen bajas proporciones de THC, son lo que en Marruecos se denomina grifa, y una mezcla picada de hojas y flores, con algo de tabaco local, es el llamado kif. Sin embargo, la máxima concentración de THC se produce en las flores maduras sin germinar, cuando las cortas ramificaciones se las ramas han perdido todas las hojas y aparecen enfundadas totalmente por esas inflorescencias pilosas, cosa que rara vez acontece hasta octubre en nuestras latitudes, pues hacen falta algunas noches de fresco para consumar el ciclo.
Las plantas suelen arrancarse y secarse colgadas cabeza abajo, en lugares oscuros y ventilados, durante siete o diez días. A partir de entonces están listas para ser fumadas; la absorción por esa vía oscila del 50 al 70 por 100 del principio activo. La absorción oral es irregular y muy inferior; para potenciarla se hornea una mezcla de la planta con otros ingredientes, haciendo tortas, pasteles o cosa análoga. Las tortas o pasteles tardan mucho más en hacer efecto, aunque este sea mucho más prolongado -y algo distinto- también.
Posología
La psicoactividad de unas marihuanas y otras exhibe diferencias espectaculares. Cuando llevaba ya dos décadas fumando prácticamente a diario algo de cáñamo, en 1986 me regalaron una marihuana de Sinaloa (México) de tal potencia que al cabo de pocos días (en un acto de clara cobardía) acabé tirando el resto. Habría debido prepararme para unas pocas chupadas de cigarrillo como para una experiencia de peyote o LSD. Una y otra vez eso me parecía absurdo, pero una y otra vez me cogían desprevenido grandes excursiones psíquicas. La cosa resultaba todavía más extraña teniendo en cuenta que durante ese mismo viaje a México probé marihuanas consideradas -con toda justicia- excelentes, sin rozar siquiera los umbrales que aquella otra trasponía usando cantidades mínimas. Con todo, no se trata sólo de potencia sino de tonalidad, pues entre el producto tailandés y el guineano, por ejemplo, hay vacíos que no se igualan bebiendo blancos del Rin y olorosos de Jerez, sake del Japón y pisco del Perú. Esto resulta incómodo de explicar considerando que el THC es una molécula invariable, y las plantas se limitan a ofrecer distintas concentraciones de lo mismo.
La toxicidad de la marihuana fumada es despreciable. No se conoce ningún caso de persona que haya padecido intoxicación letal o siquiera aguda por vía inhalatoria, dato que cobra especial valor considerando el enorme número de usuarios cotidianos. Lo mismo puede decirse de la vía digestiva, donde hacen falta cantidades descomunales (varias onzas) para inducir estados de sopor profundo, que desaparecen durmiendo simplemente. A mediados del siglo XIX se llegaron a inyectar hasta 57 gramos de extracto de líquido de cáñamo en la yugular de un perro que pesaba 12 kilos, buscando la dosis mortífera del fármaco; para sorpresa de los investigadores, el animal se recuperó tras estar inconsciente día y medio.
No obstante, conozco al menos tres casos de personas que reaccionaron a la combinación de marihuana y alcohol con lipotimia; al tener la cabeza a la altura del cuerpo se recobraron de inmediato, pero una de ellas podría haberse hecho daño al caer. No infrecuente en borracheras, la lipotimia es una brusca bajada de tensión, más explicable aún cuando la bebida se mezcla con cáñamo, porque esta droga aumenta el consumo de oxígeno en el cerebro, y el acohol es un vasodilatador. Falto de la presión mínima constituye una reacción automática, orientada a cambiar la posición erecta por otra sedente, donde acuda más sangre a la cabeza.
También conozco casos donde fumar indujo náuseas y vómitos al iniciarse los efectos psíquicos. Pero eran siempre hipocondrías o «somatizaciones», donde la anticipación de un posible descontrol mental producía esfuerzos por desembarazarse del agente químico, expulsándolo. Desde luego, vomitar resulta inútil a tal fin, porque el principio psicoactivo ha entrado a través del pulmón en la corriente sanguínea. Episodios de este tipo, caracterizados por anticipar una pérdida de límites, suelen superarse con simples explicaciones y una actitud amable de quienes acompañan al asustado; si no bastara con ello, cualquier sedante acabará con el pánico inconcreto.
Efectos secundarios mucho más habituales son sequedad de boca, buen apetito (especialmente orientado a alimentos dulces, que son oportunos por aumentar la glucosa disponible y mantener la oxigenación óptima), dilatación de los bronquios, leve somnolencia y moderada analgesia.
La duración de esta ebriedad es variable. Comienza a los pocos minutos de fumar, y alcanza su cenit como a la media hora, desvaneciéndose normalmente entre una y dos horas después. Sucesivas administraciones pueden mantenerla mucho más, aunque será cada vez menos clara y más parecida a un amodorramiento. Tras varias horas de fumar, lo normal es sentir sueño y dormir profundamente, rara vez con sueños. A mi juicio, esta falta de actividad onírica (no constante) proviene de que el cáñamo ha desarrollado ya antes al menos parte del potencial imaginativo.
Efectos subjectivos
Los efectos abarcan una gama muy amplia, e influye de modo capital en ellos el ambiente y la preparación del individuo. He visto personas llevadas a experiencias beatíficas, y otras empavorecidas hasta el extremo de jamás repetir. Como en casi todo lo demás de la vida, las primeras administraciones tienen una intensidad rara vez recobrable, y por eso mismo conviene cuidarlas más.
Cuando la marihuana es de calidad, son previsibles claros cambios en la esfera perceptiva. Se captan lados imprevistos en las imágenes percibidas, el oído -y especialmente la sensibilidad musical- aumentan, las sensaciones corporales son más intensas, el paladar y el tacto dejan de ser rutinarios. De puertas adentro, esta suspensión de las coordenadas cotidianas hace aflorar pensamientos y emociones postergados o poco accesibles. Con variantes potentes y sujetos bien preparados, cabe incluso que se produzca una experiencia de éxtasis en el sentido antes expuesto, con una fase inicial de «vuelo» o recorrido fugaz por diversos paisajes y otra de «pequeña muerte». Naturalemente, este tipo de trance resulta tan buscado por quienes sienten inclinaciones místicas como abominado por quienes pretenden simplemente pasar el rato, y por sujetos con una autoconciencia cruel. A nivel personal, diría que el cáñamo me ha proporcionado un par de experiencias comparables en intensidad a las mayores obtenidas con drogas visionarias.
Parece haber una polaridad básica, o quizá mejor una alternancia, en el efecto subjectivo. Por una parte están las risas estentóreas, la potenciación del lado jovial y cómico de las cosas, la efusión sentimental inmediata, el gusto por desembarazarse lúdicamente de inhibiciones culturales y personales. Por otra, hay un elemento de aprensión y oscura zozobra, una tendencia a ir al fondo -rara vez risueño- de la realidad, que nos ofrece de modo nítido todo cuanto pudimos o debimos hacer y no hemos hecho, la dimensión de incumplimineto inherente a nuestras vidas.
A mi entender, esta combinación de jovialidad y gravedad caracteriza a todos los fármacos visionarios o psiquedélicos, y es quizá el factor determinante de que no sean vehículos conformistas en general, sino sustancias orientadas hacia «vivencias de inspiración», usando palabras de W.Benjamin. Como la inspiración no es algo que pueda ser comparado, o siquiera retenido, sin constantes desvelos, tener presente su existencia conlleva a la vez entusiasmo y depresividad, alegría y melancolía. Las drogas no visionarias se emplean precisamente para esquivar uno de los lados, y allí encuentran su límite.
En cuanto al sexo, la marihuana goza de prestigios no enteramente infundados. Sin ser un afrodisíaco genital, potencia y matiza las sensaciones en todas las fases del contacto erótico. Mirar y tocar pueden convertirse en experiencias nuevas, como el propio orgasmo. Por otra parte, lo fácil quizá parece demasiado fácil, y lo difícil insuperable, induciendo desánimo; pero en una civilización obsesionada por puros rendimientos, como la nuestra actual, este desánimo presenta virtudes no despreciables, que devuelven formas de espontaneidad y finura muchas veces dejadas de lado. Desde luego, es incomparablemente más sutil para el erotismo que desinhibidores como el alcohol, o que puros estimulantes. Resumiendo sus rasgos a este nivel, diría que hace a las personas más exigentes de lo común y que, por eso mismo, verifica una criba a la hora de buscar compañía; como compensación, proporciona a veces experiencias cualitativamente distintas.
Principales usos
Los usos de esta droga se siguen de sus efectos. En Oriente y África es considerada un medicamento muy versátil, empleado para un número casi inacabable de cosas (insomnio, disentería, lepra, caspa, males de ojo, enfermedades venéreas, jaquecas, tosferina, oftalmia y hasta tuberculosis). También se considera un tónico cerebral, antihistérico, antidepresivo, potenciador de deseos sexuales sinceros, fuente de coraje y longevidad.
Más interés que estas finalidades tiene, a mi entender, como fármaco recreativo y promotor de introspección. Desde mediados de los años sesenta, hasta finales de los setenta, tuvo un predicamento excepcional entre sectores juveniles y radicales de todo el mundo occidental, que en buena parte ha cesado. Drogas como la cocaína, combinada o no con altos consumos de alcohol, tranquilizantes y café, han logrado el favor de aquellos que hace dos décadas simbolizaban aspiraciones y preferencias consumiendo ritualmente yerba. Pero con menos misticismo epidérmico, menos ceremonial y menos moda, consumir cáñamo sigue siendo uno de los ritos de pasaje para la juventud -como el acohol y el tabaco-, y va arraigando también el cultivador que se autoabastece, amparado en variedades botánicas muy potentes y de pequeño tamaño, difíciles de detectar cuando están sobre el campo y de gran rendimiento cuando crecen bajo techo. El consumo ya no depende de querer asumir roles determinados (beatnik, provo, hippie), y por eso mismo parece maduro para la persistencia.
Como fármaco recreativo, la marihuana tiene pocos iguales. Su mínima toxocidad, el hecho de que basta interrumpir uno o dos días el consumo para borrar tolerancias, la baratura del producto en comparación con otras drogas y, fundamentalmente, el cuadro de efectos subjetivos probables en reuniones de pocas o muchas personas, son factores de peso a la hora de decidirse por ella. Promociona actitudes lúdicas, a la vez que formas de ahondar la comunicación, y todo ello dentro de disposiciones desinhibidoras especiales, donde no se produce ni el derrumbamiento de la autocrítica (al estilo de la borrachera etílica) ni la sobreexcitación derivada de estimulantes muy activos, con una inevitable tendencia a la rigidez. El inconveniente principal son los malos rollos -casi siempre de tipo paranoide- que pueden hacer presa en algún contertulio. Sin embargo, estos episodios quedan reducidos al mínimo entre usuarios avezados, y se desvanecen fácilmente cuando los demás prestan a esa persona el apoyo debido. Comparada con fármacos de duración inicial pareja, como la MDMA, una buena marihuana es menos densa emocionalmente, y menos abierta a torrentes de franqueza, aunque más dúctil a nivel de reacciones y pensamientos, así como incomparablemente menos tóxica.
Desde el punto de vista introspectivo -unido sobre todo a las administraciones en soledad-, el lado a mi juicio más interesante es lo que W.Benjamin llamó «un sentimiento sordo de sospecha y congoja», gracias al cual penetramos de lleno en zonas colmadas por lucidez depresiva. El entusiasmo inmediato, tan sano en sí, suele contener enormes dosis de insentatez y vanidad, que se dejan escudriñar bastante a fondo con ayuda de una buena marihuana. Por supuesto, muchas personas huyen de la depresividad como del mismo demonio, y consideran disparatado buscar introspección en sustancias psicoactivas. Pero otros creen que convocar ocasionalmente la lucidez depresiva es mejor que acabar cayendo de improviso en una depresión propiamente dicha, cuando empieza a hacer aguas la frágil nave de nuestra capacidad y propia estima.
En otras palabras, un «mal rollo» ocasional con cáñamo podría ser tan útil, o más, que las habituales experiencias de amena jovialidad, mientras se disfrutan las leves alteraciones sensoriales con el ánimo de quien acude al cine o contempla el televisor. Aunque la marihuana puede aliviar el aburrimiento de la vida social, y hasta el aburrimiento de la persona, cabe también usarla como primera introducción o antecámara al trance de la «pequeña muerte» y sus resurrecciones.
Marihuana de interiores
Esfuerzos coordinados de agrónomos, químicos y biólogos desembocaron en un sistema para rentabilizar al máximo la producción de cáñamo, suprimiendo al mismo tiempo los riesgos -tanto climáticos como policiales- del cultivador a cielo abierto. Apoyándose en riego gota a gota, dosificación medida de nutrientes, ingeniería genética y empleo de luz artificial, estos investigadores crearon plantas asombrosas, que maduran en la mitad de tiempo (o menos), y rinden en flores el doble o triple de peso.
El equipo idóneo para criarlas cuesta en Estados Unidos y Holanda unos 400 dólares para cada metro cuadrado de cultivo, y permite cosechar unas seis y nueve hembras cada dos o tres meses, dependiendo del régimen de luz elegido. Dicha marihuana se llama hidropónica, pues en vez de crecer sobre tierra o en macetas brota de un pequeño pie (hecho de basalto en polvo o «lana de piedra»), periódicamente humedecido por una mezcla de minerales que es distinta para cada fase (germinación, crecimiento, maduración) de la planta. Tanto el tanque de nutrientes como el interruptor lumínico son programables, de manera que el cultivador puede ausentarse durante semanas, aunque es más probable que visite todos los días esos prodigios de verdor y rápido desarrollo, asegurándose de que la mezcla tiene el pH adecuado y la lámpara está a la altura justa, e incluso instale una butaca en ese cuarto para leer o pensar.
Con equipos más o menos sofisticados, la cosecha de marihuana hidropónica ha llegado a ser descomunal en Estados Unidos, y muy considerable en Holanda. Abastece a millones de consumidores, y no sólo proporciona rentas a quienes cultivan sino a las grandes compañías -General Electric, Philips, Bayer, etc.- que fabrican el instrumental y los fertilizantes más adecuados. En dos décadas, Estados Unidos ha pasado de ser el mayor importador a ser el mayor productor del planeta; ese autoabastecimiento evita fugas de efectivo, alimentando una gran economía sumergida.
Poco tiene de extraño, pues los norteamericanos consumen hoy un producto incomparablemente más activo y sano que el haschisch europeo, y a precios comparables. La técnica hidropónica vale para el cultivador pequeño, el mediano y el grande (que se instala un generador para no mostrar niveles sospechosos de consumo eléctrico en su casa, y con tres habitaciones produce cientos de kilos al año, vendidos a diez dólares el gramo). Cosa parecida sucede en Holanda, donde la venta libre de marihuana y haschisch en cafeterías no sólo genera pingües ganancias fiscales sino una industria colateral muy ramificada, que cultiva, vende pipas y semillas a los consumidores, equipo a los productores e información a los interesados. Lo mismo sucede -con más tapujos- en Estados Unidos. Sólo sus dueños saben qué beneficios rinden los seed-banks o bancos de semillas americanos y holandeses, pero en ambos países una sola semilla -de las mejores variedades, desde luego- se vende en las tiendas de parafernalia a siete dólares- y cada planta inseminada produce miles.
Por lo que respecta a sus virtudes, la mejor marihuana cultivada en interiores puede alcanzar el 14 por 100 de THC, mientras la mejor marihuana tailandesa, africana o caribeña rara vez supera el 4 por 100. Eso significa que el efecto de tres caladas a un cigarrillo adquiere perfiles de suave viaje psicodélico, y dura unas tres horas. Es indiscernible en muchos aspectos del efecto de cualquier planta crecida a la intemperie, pero el habitual aguzamiento de los sentidos se ve acompañado por más capacidad de relación con otros, cosa quizá explicable atendiendo a su superior potencia. Genera también un hambre canina, especialmente volcada hacia el dulce; el motivo de esto último es que el THC consume glucosa.
BIBLIOGRAFÍA
ESCOHOTADO, A. Historia General de las Drogas. Pág. 1305-1316. Ed. Espasa, 2005
FENOMENOLOGÍA DE LAS DROGAS
Haschisch
Posología
Efectos subjetivos
Principales usos
Cuando es lo que fue durante milenios, el haschisch constituye una pasta formada por las secreciones resinosas de THC que se almacenan en las flores de la marihuana hembra. Hay básicamente dos sistemas para obtenerlo, de los cuales el primero (usado hoy en Nepal, el antiguo Tíbet y Afganistán) desperdicia una gran cantidad de sustancia psicoactiva, a cambio de no introducir nada distinto de la resina misma, y el segundo (usado hoy en Líbano y Marruecos) aprovecha hasta partes poco o nada psicoactivas.
El procedimiento oriental implica que el recolector se cubra parte del cuerpo con cuero y pase por entre las plantas maduras, frotándose con ellas. Lo que queda adherido al cuero se raspa con espátulas; es tan gomoso que basta darle forma en el hueco de la mano durante unos momentos para que adquiera un color muy oscuro; cabe agotar algo más la pura resina apretando las ramas una por una, y rasparse cada cierto tiempo las yemas y la palma de la mano. El haschisch obtenido por este procedimiento es muy aromático, suave para la garganta y de una potencia inigualable.
El procedimiento mediterráneo se basa en sacudir plantas ya secas, recogiendo la resina y el polvo mediante varios filtros. El primero, que puede estar formado por alguna rejilla metálica fina, deja pasar fragmentos vegetales considerables y tiene debajo otro, normalmente de alguna tela no muy densa, que criba nuevamente la mezcla; si el procedimiento es impecable, bajo ese filtro habrá otro, de seda, por el que sólo logran pasar las partículas de resina pura. Este último producto, que se oscurece de inmediato en las partes expuestas al contacto con el aire, es una pasta gomosa llamada «00» y constituye un haschisch de extraordinaria calidad. Lo que ha quedado retenido en el segundo filtro se conoce como «primera», y lo que no atraviesa el primero se conoce como «segunda». Aquello que no se ha desprendido de las plantas en las sacudidas iniciales puede ser golpeado de nuevo, y lo que entonces se recoge en el segundo filtro -evidentemente, nada atraviesa el último- se conoce como «tercera». En Líbano se practica una técnica algo distinta, y el sistema marroquí ha dejado hace tiempo de ser el que era; a menudo los cedazos han quedado reducidos a uno solo, y el polvo se aplasta para que los cruce, en vez de dejar que opere la simple fuerza del peso.
Como consecuencia, la proporción de pura resina (rica en THC) es tan pequeña que no basta para aglutinar la masa, y deben hacerse uno o varios prensados. Hoy es habitual aumentar el peso añadiendo otra planta pulverizada (llamada allí henna), y para hacer imperceptible la cantidad de elementos ajenos a la resina el material se trata con ingredientes adicionales -como goma arábiga, clara de huevo, leche condensada, etc.- que le confieren color oscuro y cierta pegajosidad. De hecho, el mejor haschisch marroquí disponible actualmente suele ser la llamada «tercera», conocida también como polen, que posee color marrón claro (inalterable al entrar en contacto con el aire, signo de proporciones mínimas de THC) y se desmigaja al calentarse.
Aparte del perfume, y no irritar garganta ni bronquios, un haschisch afgano elaborado a la antigua puede ser cuarenta o cincuenta veces más potente que el marroquí consumido hoy en Europa. Asestando el golpe de gracia a la calidad de su producto, los cultivadores de Ketama suelen secar sus plantas al sol, cuyos rayos convierten el ya muy escaso THC en CBD (cannabidiol), una sustancia que en vez de suscitar excursión psíquica promueve aturdimiento.
Posología
Teniendo en cuenta las enormes diferencias de concentración, es inútil hablar de toxicidad. En principio, el haschisch contiene proporciones mucho más altas de THC que la marihuana, y es por eso mismo mucho más tóxico. Sin embargo, el único caso que registra la literatura científica de envenenamiento se produjo a finales del siglo XIX en Francia, cuando un producto de inmejorable calidad fue ingerido por cierto médico en cantidades descomunales, superiores a los 30 gramos de una vez. Recordemos que Baudelaire, Gautier, Hugo, Delacroix y demás miembros del Club des Haschischiens comían lo que cabe en una cucharita de té, y que no era resina pura sino mezclada con mantequilla, miel y pequeñas cantidades de opio; en definitiva, la dosis no podía superar 2 ó 3 gramos del llamado «00».
La toxicidad es bastante mayor comiendo el producto que fumándolo. De hecho, fumando es prácticamente imposible siquiera una intoxicación aguda (y mucho menos una intoxicación mortal), ya que las vías respiratorias no admiten más a partir de cierto punto, con violentos accesos de tos, y se producen a la vez estados de sopor. Por vía oral sí son posibles intoxicaciones graves, aunque dependen de la pureza del producto; si es de calidad impecable, el margen de seguridad resulta relativamente pequeño, pues medio o un gramo son dosis mínimas y a partir de diez pueden aparecer complicaciones orgánicas (así como colosales «viajes»); si es de calidad deleznable, el margen quizá sea mucho mayor, pero los adulterantes rara vez son inocuos y pueden causar daños imprevisibles. Por vía inhaltoria, en cambio, es sin duda mucho menos tóxico el haschisch puro que el adulterado; no se han hecho investigaciones sobre los efectos en bronquios y pulmones de alquitranes derivados de la henna, goma arábiga, leche condensada o clara de huevo, aunque cabe sospechar que serán lamentables.
Una forma sencilla de detectar estos adulterantes es hacer uso de boquillas hoy generalizadas para reducir inhalación de nicotina y alquitranes del tabaco. Dependiendo de las variedades de tabaco -con o sin filtro, más o menos altos en nicotina y alquitrán-, estas boquillas se cargan de una pasta negruzca tras fumar entre seis y quince cigarrillos. Cuando al tabaco se añade haschisch, la saturación de la boquilla resulta más rápida, pero cuando el haschisch (sea cual fuere su calidad básica, del «00» a la «tercera») contiene goma arábiga y cosas análogas basta una chupada para atascar completamente el paso de la boquilla; eso sugiere hasta qué punto la mezcla puede ocluir alveolos respiratorios. Además, los miserables que realizan manipulaciones semejantes suelen añadir mínimas cantidades de buen haschisch, que perfuman gratamente la mezcla, y prensan con habilidad el producto para que parezca una variedad selecta. Su negocio podría prosperar algo menos si los compradores fuesen provistos siempre de boquillas nuevas, para determinar al instante qué tipo de mezcla están adquiriendo.
El fenómeno de tolerancia aparece a los tres o cuatro días de uso continuo, y desaparece con uno o dos de privación. Al igual que en cualquier otra droga psicoactiva, la insensibilización no sólo implica falta de ciertos efectos característicos de la ebriedad, sino una sensación de leve desasosiego, correspondiente a esperar algo que no llega. Como no hay nada parecido al síndrome abstinencial de los apaciguadores, ni al colapso psíquico de los excitantes, falta el alivio de postergar una catástrofe. Simplemente, aquello apenas funciona como ebriedad, y lo poco que funciona no concierne a su parte «divertida» (risas, cambios en vista, oído, tacto, olfato, gusto y sensación del propio cuerpo), sino a la parte «grave», que potencia una lucidez desengañada de juegos.
Efectos subjectivos
Comparado con la marihuana, el haschisch resulta más reflexivo. Lo jovial y lúdico no desaparece, pero ocurre a un nivel menos epidérmico. Si la calidad del producto es excelente, puede producir experiencias visionarias sólo sospechadas usando marihuana, sobre todo cuando es administrado por vía oral. Incluso a través de pipas, sin mezcla de tabaco, ofrece con bastante claridad tres momentos sucesivos: el inicial de risa y extraordinaria agudeza para lo cómico, el intermedio de modificaciones sensoriales y el final de iluminación, donde cada individuo alcanza el grado de claridad que por naturaleza -y situación particular- le corresponde.
Aunque su potencia introspectiva supera con mucho a la potencia de la marihuana, es frecuente que los sujetos atraviesen esas fases sin reparar en ello. Los derivados del cáñamo tienen como rasgo común exacerbar la personalidad del individuo en todos sus aspectos, y hace falta un esfuerzo de atención -por no decir un grado de desprendimiento personal- para aprovechar la oportunidad de mirarse desde fuera. Buscar el autoconocimiento es menos común que aprovechar pretextos para la desinhibición, y por eso algunos usuarios de haschisch y marihuana son arrastrados a escenificar disposiciones reprimidas. Baudelaire cuenta la anécdota de aquel magistrado inflexible que «comenzó a bailar un indecente can-can cuando el haschisch se apoderó de él», y he visto no pocos casos parejos, ligados siempre a formas hipócritas de virtud que, al derrumbarse, propician ridículos como los del mal vino.
Sin embargo, está fuera de duda que los derivados del cáñamo aumentan -envez de reducir- la actividad cerebral, y está fuera de duda que reducen la agresividad. El gato no ataca al ratón si está sometido al influjo del haschisch, y cuando un ser humano -como ha acontecido- pretende que se le aplique una eximente penal por asesinar a otro bajo la influencia de esta droga está proponiendo a sus jueces una incongruencia. Como aclaró Baudelaire, «hay temperamentos cuya ruin personalidad estalla», pero no porque haya actuado sobre ellos algo que asfixia su discernimiento, sino porque al ser potenciado «emerge el mostruo interior y auténtico.»
Naturalmente, los efectos del haschisch excelente y el haschisch degradado a aspecto de tal son muy distintos. Las variantes adulteradas no harán que jueces puritanos se lancen al striptease, aunque puedan propiciar bronquitis mucho antes. Aparte de la concentración de THC y sus isómeros activos, quizá la distinción básica deba establecerse entre uso ocasional y uso crónico. El ocasional asegura sorpresas en la experiencia, pues la falta de familiaridad levanta diques de contención montados por el hábito. El uso crónico no asegura tampoco experiencias controladas, ya que eso depende de topar o no con variedades potentes; pero a cambio de la familiaridad tiende a quedarse con la parte sombría o depresivamente lúcida del efecto.
Un tratado médico chino del siglo I, que pretende remontarse al legendario Sheng Nung (3.000 a.C.) asevera:
«Tomando en exceso tiende a mostrar monstruos, y si se usa durante mucho tiempo puede comunicar con los espíritus y aligerar el cuerpo. Desde luego, la diferencia entre ver mosntruos y comunicarse con los espíritus depende ante todo del usuario. Quien se busque a sí mismo allí tiene más oportunidades de topar con realidades que quien intente olvidarse de sí.»
Principales usos
Aparte de sus empleos estrictamente terapéuticos -donde muchas veces no se requieren dosis psicoactivas-, el cáñamo en general y el haschisch en particular tienen usos recreativos y de autoconocimiento similares a los de la marihuana. La analogía, sin embargo, no debe pasar por alto que el haschisch es menos alegre. Si se fuma todos los días, empezando ya por la mañana, al modo en que algunos toman café y otras drogas, ni siquiera grandes cantidades producirán cosa distinta de un zumbido lejano, no necesariamente embrutecedor pero desprovisto de eficacia visionaria. Sumado al tabaco, contribuirá a la bronquitis.
Entre los que empezamos a fumar regularmente hace tres décadas, bastantes han reducido mucho las tomas, e incluso dejado de consumir por completo, alegando efectos depresivos. Esto es más usual todavía -si la experiencia no me engaña- entre personas del sexo femenino, aparentemente más interesadas por estimulantes abstractos o drogas de paz. Influye también muy notablemente la progresiva degradación del producto. Es un hecho que el empleo crónico, sobre todo antes de dormir, reduce o suprime sueños, y que saltar de la cama al día siguiente cuesta más.
Por lo que a mí respecta, tiendo a seguir fumando todos los días, aunque casi siempre después de cenar. Combinado con algunos vasos de cerveza, uno o dos cigarrillos hacen el efecto de un hipnótico suave, y suelo emplear el tiempo que media antes de sentir somnolencia en el repaso de trabajos, o en lectura. La capacidad de esta droga para presentar aspectos inusuales de las cosas me sigue pareciendo útil a efectos de matiz expresivo y comprensión. Por supuesto, cuando el producto carece de calidad sencillamente no consumo. Aunque en ciertas épocas he fumado durante años enteros, empezando cada día con una pipa al despertar, siempre me ha sorprendido la falta de cualquier reacción parecida a la abstinencial. No puedo incluir entre los efectos de la abstinencia que falte la suave inducción al sueño, pues esa inducción deriva del propio haschisch, y lógicamente falta cuando falta su causa.
Para terminar, podrían decirse unas palabras sobre el llamado aceite, que se obtiene tratando haschisch en retortas con alcohol. La pureza de este producto depende de las veces en que es vuelto a refinar, y cuando alcanza su punto máximo el resultado es un líquido ambarino que contiene una concentración muy alta de THC; basta entonces una gota para inducir experiencias de notable intensidad. Sin embargo, lo normal es que el aceite sea una especie de alquitrán muy viscoso, que se mezcla con tabaco e induce efectos parecidos a pasteles o tortas hechos con haschisch de baja calidad, esto es, una ebriedad densa y prolongada aunque poco sutil, con el cuerpo pesado y la cabeza también. Sospecho que los pocos casos de envenenamiento agudo atribuidos a haschisch se debieron a distintos aceites, cuya toxicidad no es despreciable.
Tuve ocasión de comprobar su potencia hace más de década y media, cuando tres amigos ingerimos una cantidad excesiva (pensando que no lo era), y fuimos a visitar la pinacoteca vieja de Munich. Pasaron casi dos horas sin efecto, y de repente aquello empezó a impregnarnos. El aire se pobló de pequeños seres en suspensión, como si estuviéramos dentro de grandes peceras hasta entonces invisibles, surcadas por fogonazos de luz intermitente, mientras los retratos y paisajes no sólo emitían el calor humano de personas vivas sino música adecuada a sus tonos de color. Recordé inmediatamente los comentarios de Baudelaire y Gautier sobre transformación de formas en sonidos, mientras una progresiva inmovilidad iba haciendo presa de nuestros cuerpos; a mí, por ejemplo, me resultaba imposible sacar la mano de un bolsillo de la chaqueta, y comprobé que mis amigos se habían sentado en las distintas salas, perfectamente quieto cada uno frente a un cuadro. Conseguí llegar a una sala con varios Rubens (entre ellos Cristo y María Magdalena) y algún Durero, atónito ante los cambios perceptivos, cuando el tiempo sencillamente se detuvo y hube de tomar asiento también. Las pinturas dejaron de ser lienzos y se transformaron en ventanas a distintos paisajes, suavemente animados de movimiento, que comunicaban una enormidad de sentido. Pasar de uno a otro era recorrer universos completos en sí mismos, una inefable inmersión en épocas y climas espirituales pasados que de repente estaban allí, vivos en sus más mínimos detalles, ofrecidos como se ofrece el día a quien abre el balcón de su cuarto, con los sonidos, aromas y brisas del momento.
Inmóviles estábamos -con lágrimas de alegría ante tanta belleza-, cuando llegó la hora del cierre. Supongo que ver personas conmovidas estéticamente explicó la solicitud de los celadores, pues si no me equivoco tuvieron que ayudarnos a hacer buena parte del camino hacia la salida. Mientras bajábamos a cámara muy lenta la larga escalinata del museo, asidos como podíamos al pasamanos, me pareció ver un destello de ironía/comprensión en los porteros. Entramos con dificultad en el coche -conscientes de que ninguno sería capaz de conducir-, y allí pasamos todo el resto de la tarde y la noche, aguantando en silencio sucesivas visiones, hasta que amaneció. Aunque la experiencia fue en rasgos generales muy enriquecedora, creo que estuvimos al borde de un serio envenenamiento. Sin embargo, dormir diez horas nos repuso satisfactoriamente.
Por lo que respecta al THC en sí, fue un misterio hasta mediados de este siglo, pues los químicos buscaban como principio activo del cáñamo un alcaloide, y el tetrahidrocannabinol -falto de nitrógeno en su molécula- no lo es. Su síntesis resulta barata, pero faltan todavía estudios fiables sobre toxicología y efectos subjetivos. Los únicos realizados legalmente hasta ahora, patrocinados por el NIDA (Instituto Nacional para el Abuso de Drogas) norteamericano, carecen de objetividad; intentando probar que la marihuana resulta adictiva y productora de demencia, los investigadores usaron THC en dosis muy altas -equivalentes en algunos casos a cincuenta o cien cigarrillos de una sola vez-, con sujetos no preparados para la magnitud del efecto. Las consecuencias incluyeron episodios de pánico, e intoxicaciones de diversa consideración. Sin embargo, juzgar los efectos de la marihuana fumada por los efectos de THC administrado oralmente equivale a juzgar los efectos de un tinto riojano por los efectos del éter etílico. Como solamente esta investigación ha sido autorizada por ahora, seguimos sin progresar en la psicofarmacología del tetrahidrocannabinol. No he tenido ocasión de experimentar con la sustancia, y si alguna vez lo hiciera sería -desde luego- con el mismo respeto que empleo para la LSD y sus afines. Por otra parte, todos los indicios sugieren que posee una toxicidad bastante superior a la de sus análogos.
BIBLIOGRAFÍA
ESCOHOTADO, A. Historia General de las Drogas. Pág. 1317-1325. Ed. Espasa, 2005
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Información que aparece en wikipedia buscando Antonio Escohotado.
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La cuestión de las drogas
Pese haber explorado multitud de campos del saber, Antonio Escohotado es conocido fuera del ámbito académico por su postura favorable a la despenalización de las drogas y por sus obras relacionadas con ese tema, entre las que destaca muy especialmente su monumental Historia general de las drogas (1.ª edición, 1983), que con más de 1.500 páginas, quince ediciones (hasta 2006) y traducciones parciales o totales al inglés, francés, italiano, portugués, búlgaro y checo, es tal vez el mejor tratado sobre el género escrito hasta el momento en cualquier idioma, logrando un equilibrio notable entre erudición y divulgación. La obra contempla un recorrido multidisciplinar sobre la ebriedad, abordando aspectos históricos, culturales, mitológicos, antropológicos, sociológicos, políticos, químicos y médicos. Incluye un apéndice (anteriormente publicado por separado: El libro de los venenos, 1990, y Para una fenomenología de las drogas, 1992), que resulta un manual de uso y consumo de diferentes tipos de drogas, que el autor ha probado personalmente. El objetivo es analizar el uso de las drogas a lo largo de la historia:
Para lo sucesivo, a las conjeturas y futuribles en boga –qué pasaría si tal o cual droga cambiase de régimen- mi trabajo iba a aportar un listado muy amplio de ejemplos sobre qué pasó y cuándo, pues prácticamente ningún psicofármaco ha dejado de evocar tanto una consideración de panacea como el de pócima infernal, dependiendo de factores colaterales.
[1]
A lo largo de libros, entrevistas y artículos Escohotado ha desarrollado todo una teoría crítica sobre lo que denomina una moderna cruzada contra la droga y propone un modelo de consumo responsable e informado, la «sobria ebriedad». Propone la despenalización de las drogas desde una perspectiva libertaria, muy influido por el liberalismo de Thomas Szasz o de Milton Friedman: no tanto la legalización como la «derogación de la prohibición», pues es ésta la que, a su juicio, genera la adulteración, el envenenamiento, el narcotráfico, el control del individuo y el caos farmacológico:
El prohibicionismo en materia de drogas es -cada vez más- un remedio que agrava el mal en lugar de evitarlo; su vigencia sostiene imperios criminales, corrupción, envenenamiento con sucedáneos y meros venenos, hipocresía, marginación, falsa conciencia, suspensión de las garantías inherentes a un Estado de Derecho, histeria de masas, sistemática desinformación y -cómo no- un mercado negro en perpetuo crecimiento.
[2]
Denuncia que la regulación, y no la desregulación, es la causa del problema, y que los ejemplos históricos, como la ley seca en Estados Unidos, o las diferentes prohibiciones anteriores y posteriores de todo tipo de sustancias, deben servir como un aviso para el presente:
La sustancia no prohibida está regulada, como es el caso del alcohol etílico. Ahora bien, cuando se prohíbe, se generan casos como el periodo de la ley seca en Estados Unidos, que provocó que se distribuyese alcohol metílico, causante de miles de muertes y casos de ceguera. La diferencia no estriba en que una sustancia sea o no asequible. Una sustancia prohibida como la marihuana o el hachís nunca deja de ser asequible para la masa de consumidores.
[3]
Defiende por tanto las drogas como un camino hacia el autodescubrimiento, la maduración, el diálogo o la simple recreación:
Las drogas lo que hacen es inducir modificaciones químicas que también pueden inducir la soledad, el silencio, la abstinencia, el dolor, el miedo. Químicamente no se puede distinguir a una persona bajo los efectos de una droga, que bajo los efectos del yoga por ejemplo. Químicamente no somos más que un conjunto de reacciones. Lo que pasa es que la sociedad, te dice que, aunque químicamente seas igual, ese ha llegado por el camino bueno y ese por la vía de atrás.
[4]
Profundizar en la regla del conocerte a ti mismo, que sigue el principio socrático, el principio de la ética. Es el rito de maduración de las sociedades occidentales avanzadas a principios del siglo XXI. En la práctica se ve si el ser tiene buen o mal gusto, si se controla o no se controla; si debajo de su aparente educación esconde un monstruo autoritario, rencoroso o deprimido, o si por el contrario, tiene –como diría Freud– un "ello" (es decir, un inconsciente) sano y capaz de disfrutar. Las drogas brindan a la condición humana más control, más capacidad de enfrentarse a los desafíos de la vida. Cuando llega la prohibición, también llega la coartada victimista que permite a las personas decir esa gran falsedad: "Ay, yo no quería pero sin darme cuenta me hice esclavo y ahora soy una pobre piltrafa humana. Me permito robar a mis conciudadanos y no cumplir mi palabra"
[5]
Por último, denuncia también lo que considera una campaña demonizadora contra las sustancias psicoactivas que nace a mediados del siglo XX:
[...La imagen peligrosa de la droga] es una profecía autocumplida del inquisidor farmacológico. Hasta la prohibición, que empieza en Estados Unidos a principios del siglo XX, no existía prácticamente el concepto de víctima involuntaria de las drogas. A partir de la prohibición en la que metieron a miles de médicos y farmacéuticas a la cárcel por que no querían plegarse a las órdenes del Ejecutivo, se crean unas personas que viven de esa coartada. Ahora las drogas te dan coartada para no hacer nada en lo absoluto, para ser una mierda con tu familia, con tus amigos y con los demás. Eres un farsante, eres un iluso, pero quien te ha dado los argumentos y las bases para comportarte así ha sido el que ha prohibido las drogas y les puso la consigna de engendros demoníacos.
[6]
Para defender esta crítica al prohibicionismo, Antonio Escohotado ha participado en numerosos actos públicos y programas de televisión de diferentes países que le han otorgado una notable repercusión pública.
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La cuestión de las drogas
Pese haber explorado multitud de campos del saber, Antonio Escohotado es conocido fuera del ámbito académico por su postura favorable a la despenalización de las drogas y por sus obras relacionadas con ese tema, entre las que destaca muy especialmente su monumental Historia general de las drogas (1.ª edición, 1983), que con más de 1.500 páginas, quince ediciones (hasta 2006) y traducciones parciales o totales al inglés, francés, italiano, portugués, búlgaro y checo, es tal vez el mejor tratado sobre el género escrito hasta el momento en cualquier idioma, logrando un equilibrio notable entre erudición y divulgación. La obra contempla un recorrido multidisciplinar sobre la ebriedad, abordando aspectos históricos, culturales, mitológicos, antropológicos, sociológicos, políticos, químicos y médicos. Incluye un apéndice (anteriormente publicado por separado: El libro de los venenos, 1990, y Para una fenomenología de las drogas, 1992), que resulta un manual de uso y consumo de diferentes tipos de drogas, que el autor ha probado personalmente. El objetivo es analizar el uso de las drogas a lo largo de la historia:
Para lo sucesivo, a las conjeturas y futuribles en boga –qué pasaría si tal o cual droga cambiase de régimen- mi trabajo iba a aportar un listado muy amplio de ejemplos sobre qué pasó y cuándo, pues prácticamente ningún psicofármaco ha dejado de evocar tanto una consideración de panacea como el de pócima infernal, dependiendo de factores colaterales.
[1]
A lo largo de libros, entrevistas y artículos Escohotado ha desarrollado todo una teoría crítica sobre lo que denomina una moderna cruzada contra la droga y propone un modelo de consumo responsable e informado, la «sobria ebriedad». Propone la despenalización de las drogas desde una perspectiva libertaria, muy influido por el liberalismo de Thomas Szasz o de Milton Friedman: no tanto la legalización como la «derogación de la prohibición», pues es ésta la que, a su juicio, genera la adulteración, el envenenamiento, el narcotráfico, el control del individuo y el caos farmacológico:
El prohibicionismo en materia de drogas es -cada vez más- un remedio que agrava el mal en lugar de evitarlo; su vigencia sostiene imperios criminales, corrupción, envenenamiento con sucedáneos y meros venenos, hipocresía, marginación, falsa conciencia, suspensión de las garantías inherentes a un Estado de Derecho, histeria de masas, sistemática desinformación y -cómo no- un mercado negro en perpetuo crecimiento.
[2]
Denuncia que la regulación, y no la desregulación, es la causa del problema, y que los ejemplos históricos, como la ley seca en Estados Unidos, o las diferentes prohibiciones anteriores y posteriores de todo tipo de sustancias, deben servir como un aviso para el presente:
La sustancia no prohibida está regulada, como es el caso del alcohol etílico. Ahora bien, cuando se prohíbe, se generan casos como el periodo de la ley seca en Estados Unidos, que provocó que se distribuyese alcohol metílico, causante de miles de muertes y casos de ceguera. La diferencia no estriba en que una sustancia sea o no asequible. Una sustancia prohibida como la marihuana o el hachís nunca deja de ser asequible para la masa de consumidores.
[3]
Defiende por tanto las drogas como un camino hacia el autodescubrimiento, la maduración, el diálogo o la simple recreación:
Las drogas lo que hacen es inducir modificaciones químicas que también pueden inducir la soledad, el silencio, la abstinencia, el dolor, el miedo. Químicamente no se puede distinguir a una persona bajo los efectos de una droga, que bajo los efectos del yoga por ejemplo. Químicamente no somos más que un conjunto de reacciones. Lo que pasa es que la sociedad, te dice que, aunque químicamente seas igual, ese ha llegado por el camino bueno y ese por la vía de atrás.
[4]
Profundizar en la regla del conocerte a ti mismo, que sigue el principio socrático, el principio de la ética. Es el rito de maduración de las sociedades occidentales avanzadas a principios del siglo XXI. En la práctica se ve si el ser tiene buen o mal gusto, si se controla o no se controla; si debajo de su aparente educación esconde un monstruo autoritario, rencoroso o deprimido, o si por el contrario, tiene –como diría Freud– un "ello" (es decir, un inconsciente) sano y capaz de disfrutar. Las drogas brindan a la condición humana más control, más capacidad de enfrentarse a los desafíos de la vida. Cuando llega la prohibición, también llega la coartada victimista que permite a las personas decir esa gran falsedad: "Ay, yo no quería pero sin darme cuenta me hice esclavo y ahora soy una pobre piltrafa humana. Me permito robar a mis conciudadanos y no cumplir mi palabra"
[5]
Por último, denuncia también lo que considera una campaña demonizadora contra las sustancias psicoactivas que nace a mediados del siglo XX:
[...La imagen peligrosa de la droga] es una profecía autocumplida del inquisidor farmacológico. Hasta la prohibición, que empieza en Estados Unidos a principios del siglo XX, no existía prácticamente el concepto de víctima involuntaria de las drogas. A partir de la prohibición en la que metieron a miles de médicos y farmacéuticas a la cárcel por que no querían plegarse a las órdenes del Ejecutivo, se crean unas personas que viven de esa coartada. Ahora las drogas te dan coartada para no hacer nada en lo absoluto, para ser una mierda con tu familia, con tus amigos y con los demás. Eres un farsante, eres un iluso, pero quien te ha dado los argumentos y las bases para comportarte así ha sido el que ha prohibido las drogas y les puso la consigna de engendros demoníacos.
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Para defender esta crítica al prohibicionismo, Antonio Escohotado ha participado en numerosos actos públicos y programas de televisión de diferentes países que le han otorgado una notable repercusión pública.
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
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Última edición por itsaso el 1/7/2010, 10:34, editado 1 vez
itsaso- Cantidad de envíos : 125
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YES
Estas fiestas aun existen, se llaman NARCOSALAS
o... RAVES
PREGUNTA EN A ESTOS SITIOS SI VENERAN A LAS DROGAS " TE DIRÁN QUE SI"
o... RAVES
PREGUNTA EN A ESTOS SITIOS SI VENERAN A LAS DROGAS " TE DIRÁN QUE SI"
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Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
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Última edición por itsaso el 1/7/2010, 09:58, editado 1 vez
itsaso- Cantidad de envíos : 125
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Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
jeje, me hace gracia este tema, por temas como este en el foro masonico nos llaman drogatas! Pobrecitos ellos, que no aprecian el sabor de la marihuana y el abrir de la conciencia que al fumar se provoca!
Invitado- Invitado
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
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Última edición por itsaso el 1/7/2010, 09:47, editado 1 vez
itsaso- Cantidad de envíos : 125
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Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
y la farlopa, son unos farloperos
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el camino del cannabis
que bueno estar aqui, con gente que posee un sentido comun y un criterio legitimo, sin prejuicios para hablar de mi linda noviecita que me ha dado tanta sabiduria y nobleza, solo por ella aun sigo a Jesùs, PAZ, TIHCXER
tihcxer- Cantidad de envíos : 699
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e
que es TIHCXER ??
Reptiliano- Cantidad de envíos : 43
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Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Hola, la verdad que el titulo del post puede confundir, ya que en el equilibrio está la clave del exito, pero nadie puede decir lo que es un exceso a otro...
Enlazo una noticia de hoy, pero que tiene gran importanacia en el tema que se trata, ya que limita los debates públicos en los medios de comunicación a cerca de las "sustancias prohibidas".
Este limite se puso hace unos años cuando hubo un auge en este tipo de debates y vieron como perdian municiónes en una batalla perdida desde el principio, sólo les queda borrarnos la voz, cosa que nunca conseguirán.
RTVE y la FAD firman en presencia de la Reina un convenio para prevenir los problemas de drogas
La Corporación pública difundirá a través de todos sus canales (TVE, RNE y RTVE.es) las campañas de sensibilización social realizadas por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD)
• Alberto Oliart, presidente de la Corporación: “RTVE mantiene su compromiso frente a un problema social ante el que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestra vocación de servicio público hará que nos impliquemos aún más en combatir esta lacra”
• José Ángel Sánchez Asiaín, presidente de la FAD:“RTVE ha sido y sigue siendo uno de los colaboradores más generosos y comprometidos con los que la FAD ha tenido la suerte de compartir andadura”
• Se pondrá especial énfasis en internet, el medio más atractivo para los jóvenes, el colectivo más sensible al problema
• RTVE renueva así su colaboración desinteresada en la difusión de las campañas de la FAD orientadas a prevenir los problemas de drogas
RTVE y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han renovado el convenio de colaboración que vienen desarrollando desde 1994, y por el que RTVE se compromete a colaborar en la prevención de los problemas derivados del consumo de drogas. El presidente de RTVE, Alberto Oliart, y el de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, han suscrito el acuerdo esta mañana en un acto que ha presidido S.M. la Reina Doña Sofía.
Con la firma de este nuevo convenio, RTVE continúa su colaboración desinteresada en la difusión de las campañas de sensibilización social realizadas por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, orientadas a prevenir los problemas derivados de los consumos de drogas. Todo ello en el marco de su responsabilidad empresarial, de su sensibilización social, y dentro de su función de servicio público.
Alberto Oliart, como máximo representante de RTVE, y el presidente de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, han firmado este acuerdo de colaboración entre ambas entidades por un año de duración, con renovación automática por periodos anuales, hasta un máximo de tres.
Con este convenio, la FAD facilitará a RTVE las imágenes, soportes y documentos de sus campañas de sensibilización, que RTVE difundirá a través de todos los medios de la Corporación (TVE, RNE y RTVE.es). La Corporación RTVE, además, se compromete a la cobertura y difusión informativa de todos los eventos y actos sociales en los que participe la FAD, que tengan relevancia por su actualidad e interés informativo, dentro el respeto a la independencia y autonomía de los equipos de redacción y producción de RTVE.
Durante la firma del convenio, el presidente de la Corporación, Alberto Oliart ha afirmado que “RTVE mantiene su compromiso frente a un problema social ante el que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestra vocación y obligación de servicio público hará que nos impliquemos aún más en combatir esta lacra”.
Por su parte, el presidente de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, ha afirmado que “RTVE ha sido –y sigue siendo- uno de los colaboradores más generosos y comprometidos con los que la FAD ha tenido la suerte de compartir su andadura. De hecho, sólo en los últimos cinco años, en las cadenas del grupo RTVE se han emitido más de 2.200 spots de las campañas de la FAD”.
REDES SOCIALES E INTERNET
En esta ocasión RTVE pondrá especial énfasis en la difusión de las campañas y materiales preventivos de la FAD a través de su portal de internet, www.rtve.es, y redes sociales, por ser un medio especialmente atractivo para los jóvenes, el principal colectivo sensible a este problema social. Tanto la FAD como RTVE consideran adecuado y conveniente utilizar estos recursos como soporte para la sensibilización, y muy especialmente como medio para comunicar con jóvenes y adolescentes, y para ayudar a padres y profesores en su labor educativa. En el medio radiofónico, RTVE y FAD desarrollarán microespacios con contenidos informativos y de sensibilización para su difusión por la red de emisoras de Radio Nacional.
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) es una institución privada, de carácter benéfico asistencial, sin ánimo de lucro, aconfesional y sin filiación política alguna. Desde 1986 viene trabajando en la prevención de los problemas derivados del consumo de drogas y de otras conductas de riesgo social, mediante estrategias educativas dirigidas al ámbito escolar, familiar y comunitario, así como acciones de concienciación y sensibilización social.
Esta gente teme la información veraz y contrastada, y de eso precisamente va el hilo de hemp for victory, las propiedades descubiertas y las trabas para encontrar más salidas a una planta sagrada y que debe de ser de las cosas que mas teme el NOM. Ya que aporta independencia total al ser humano.
HEMP FOR VICTORY / CAÑAMO PARA LA VICTORIA
Enlazo una noticia de hoy, pero que tiene gran importanacia en el tema que se trata, ya que limita los debates públicos en los medios de comunicación a cerca de las "sustancias prohibidas".
Este limite se puso hace unos años cuando hubo un auge en este tipo de debates y vieron como perdian municiónes en una batalla perdida desde el principio, sólo les queda borrarnos la voz, cosa que nunca conseguirán.
RTVE y la FAD firman en presencia de la Reina un convenio para prevenir los problemas de drogas
La Corporación pública difundirá a través de todos sus canales (TVE, RNE y RTVE.es) las campañas de sensibilización social realizadas por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD)
• Alberto Oliart, presidente de la Corporación: “RTVE mantiene su compromiso frente a un problema social ante el que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestra vocación de servicio público hará que nos impliquemos aún más en combatir esta lacra”
• José Ángel Sánchez Asiaín, presidente de la FAD:“RTVE ha sido y sigue siendo uno de los colaboradores más generosos y comprometidos con los que la FAD ha tenido la suerte de compartir andadura”
• Se pondrá especial énfasis en internet, el medio más atractivo para los jóvenes, el colectivo más sensible al problema
• RTVE renueva así su colaboración desinteresada en la difusión de las campañas de la FAD orientadas a prevenir los problemas de drogas
RTVE y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han renovado el convenio de colaboración que vienen desarrollando desde 1994, y por el que RTVE se compromete a colaborar en la prevención de los problemas derivados del consumo de drogas. El presidente de RTVE, Alberto Oliart, y el de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, han suscrito el acuerdo esta mañana en un acto que ha presidido S.M. la Reina Doña Sofía.
Con la firma de este nuevo convenio, RTVE continúa su colaboración desinteresada en la difusión de las campañas de sensibilización social realizadas por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, orientadas a prevenir los problemas derivados de los consumos de drogas. Todo ello en el marco de su responsabilidad empresarial, de su sensibilización social, y dentro de su función de servicio público.
Alberto Oliart, como máximo representante de RTVE, y el presidente de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, han firmado este acuerdo de colaboración entre ambas entidades por un año de duración, con renovación automática por periodos anuales, hasta un máximo de tres.
Con este convenio, la FAD facilitará a RTVE las imágenes, soportes y documentos de sus campañas de sensibilización, que RTVE difundirá a través de todos los medios de la Corporación (TVE, RNE y RTVE.es). La Corporación RTVE, además, se compromete a la cobertura y difusión informativa de todos los eventos y actos sociales en los que participe la FAD, que tengan relevancia por su actualidad e interés informativo, dentro el respeto a la independencia y autonomía de los equipos de redacción y producción de RTVE.
Durante la firma del convenio, el presidente de la Corporación, Alberto Oliart ha afirmado que “RTVE mantiene su compromiso frente a un problema social ante el que no podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestra vocación y obligación de servicio público hará que nos impliquemos aún más en combatir esta lacra”.
Por su parte, el presidente de la FAD, José Ángel Sánchez Asiaín, ha afirmado que “RTVE ha sido –y sigue siendo- uno de los colaboradores más generosos y comprometidos con los que la FAD ha tenido la suerte de compartir su andadura. De hecho, sólo en los últimos cinco años, en las cadenas del grupo RTVE se han emitido más de 2.200 spots de las campañas de la FAD”.
REDES SOCIALES E INTERNET
En esta ocasión RTVE pondrá especial énfasis en la difusión de las campañas y materiales preventivos de la FAD a través de su portal de internet, www.rtve.es, y redes sociales, por ser un medio especialmente atractivo para los jóvenes, el principal colectivo sensible a este problema social. Tanto la FAD como RTVE consideran adecuado y conveniente utilizar estos recursos como soporte para la sensibilización, y muy especialmente como medio para comunicar con jóvenes y adolescentes, y para ayudar a padres y profesores en su labor educativa. En el medio radiofónico, RTVE y FAD desarrollarán microespacios con contenidos informativos y de sensibilización para su difusión por la red de emisoras de Radio Nacional.
La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) es una institución privada, de carácter benéfico asistencial, sin ánimo de lucro, aconfesional y sin filiación política alguna. Desde 1986 viene trabajando en la prevención de los problemas derivados del consumo de drogas y de otras conductas de riesgo social, mediante estrategias educativas dirigidas al ámbito escolar, familiar y comunitario, así como acciones de concienciación y sensibilización social.
Esta gente teme la información veraz y contrastada, y de eso precisamente va el hilo de hemp for victory, las propiedades descubiertas y las trabas para encontrar más salidas a una planta sagrada y que debe de ser de las cosas que mas teme el NOM. Ya que aporta independencia total al ser humano.
HEMP FOR VICTORY / CAÑAMO PARA LA VICTORIA
Re: Drogas, el camino del exceso lleva al palacio de la sabiduría
Esta es la web de la asociación de funcionarios de gobierno estadounidenses contra la política de la Prohibición:
http://www.leap.cc/cms/index.php
¿QUE ES LEAP?
LEAP fue fundada el 16 marzo del 2002. Lo forman anteriores y actuales miembros a cargo del cumplimiento de la ley y comunidades de la justicia penal que expresan su opinión sobre las fallas existentes en nuestras políticas sobre drogas. Esas políticas han fallado y continúan fallando, para que efectivamente consideren el problema del abuso de drogas, en especial de los menores, los problemas de adicción y crimen causados por la existencia de un mercado negro de drogas. Un sistema de regulación mas que de prohibición es menos dañino, más ético y una política pública más efectiva.
La misión de LEAP es reducir la multitud de consecuencias perjudiciales no consideradas como producto de los enfrentamientos de la guerra contra las drogas, disminuyendo la incidencia de muertes, enfermedad, crimen y adicción, para que en última instancia se termine con la prohibición a las drogas.
Las metas de LEAP son: (1) Educar al público, los medios de comunicación y los legisladores sobre el fracaso de las políticas actuales que representen una verdadera imagen de la historia, causas y efectos del abuso de las drogas y los crímenes asociado con su prohibición y (2) restablecer el respeto público por el cumplimiento de la ley, el cual se ha deteriorado notablemente al involucrarse en imponer prohibición a las drogas.
La principal estrategia de LEAP para lograr esas metas fue crear un servicio de voceros con personal conocedor y vincular funcionarios que trabajaron en la lucha contra las drogas para que describan el impacto de las políticas actuales sobre las drogas en las relaciones policía-comunidad; la seguridad de los oficiales a cargo del cumplimiento de la ley y sospechosos; corrupción de la policía y mala conducta, y los costos financieros y humanos asociados con las actuales políticas sobre drogas.
Aun cuando aquellos que hablan públicamente a nombre de LEAP son personas a cargo del cumplimiento de la ley y de la comunidad de la justicia penal, un gran número de nuestros miembros de apoyo no tienen tal experiencia. Usted no tiene que tener experiencia en el cumplimiento de la ley para unirse a nuestra causa. Por favor únase a nosotros y ayúdenos a lograr nuestras metas.
http://www.leap.cc/cms/index.php?name=Content&pid=25
Fuente: Internaciona Cannagraphic
http://www.leap.cc/cms/index.php
¿QUE ES LEAP?
LEAP fue fundada el 16 marzo del 2002. Lo forman anteriores y actuales miembros a cargo del cumplimiento de la ley y comunidades de la justicia penal que expresan su opinión sobre las fallas existentes en nuestras políticas sobre drogas. Esas políticas han fallado y continúan fallando, para que efectivamente consideren el problema del abuso de drogas, en especial de los menores, los problemas de adicción y crimen causados por la existencia de un mercado negro de drogas. Un sistema de regulación mas que de prohibición es menos dañino, más ético y una política pública más efectiva.
La misión de LEAP es reducir la multitud de consecuencias perjudiciales no consideradas como producto de los enfrentamientos de la guerra contra las drogas, disminuyendo la incidencia de muertes, enfermedad, crimen y adicción, para que en última instancia se termine con la prohibición a las drogas.
Las metas de LEAP son: (1) Educar al público, los medios de comunicación y los legisladores sobre el fracaso de las políticas actuales que representen una verdadera imagen de la historia, causas y efectos del abuso de las drogas y los crímenes asociado con su prohibición y (2) restablecer el respeto público por el cumplimiento de la ley, el cual se ha deteriorado notablemente al involucrarse en imponer prohibición a las drogas.
La principal estrategia de LEAP para lograr esas metas fue crear un servicio de voceros con personal conocedor y vincular funcionarios que trabajaron en la lucha contra las drogas para que describan el impacto de las políticas actuales sobre las drogas en las relaciones policía-comunidad; la seguridad de los oficiales a cargo del cumplimiento de la ley y sospechosos; corrupción de la policía y mala conducta, y los costos financieros y humanos asociados con las actuales políticas sobre drogas.
Aun cuando aquellos que hablan públicamente a nombre de LEAP son personas a cargo del cumplimiento de la ley y de la comunidad de la justicia penal, un gran número de nuestros miembros de apoyo no tienen tal experiencia. Usted no tiene que tener experiencia en el cumplimiento de la ley para unirse a nuestra causa. Por favor únase a nosotros y ayúdenos a lograr nuestras metas.
http://www.leap.cc/cms/index.php?name=Content&pid=25
Fuente: Internaciona Cannagraphic
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