GRAN PIRÁMIDE (trabajo del granito) por José Alvarez López

TRABAJO DEL GRANITO EN LA GRAN PIRÁMIDE
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por José Alvarez López

Todos conocemos los métodos constructivos modernos. El operario coloca una hilera de ladrillos sobre una argamasa constituida por cal y arena y sobre ella otra capa de argamasa y otra hilera de ladrillos. Y así sucesivamente; pero no nos hemos puesto a pensar en el porqué de estas operaciones. Se trata simplemente de lograr que la mezcla copie las asperezas del ladrillo de modo que al endurecerse queden ambos perfectamente unidos. Este método universal de nuestras construcciones modernas tiene el inconveniente de que cualquier sismo rompe la pared por estar la argamasa soldada al ladrillo. Es por ello que en las zonas de elevada actividad sísmica —como mesoamérica y el sudeste asiático— se ha preferido siempre otro tipo de construcción.

Entre los Incas, por ejemplo, las piedras de los edificios llevaban agujeros por los que pasaban garfios de oro, que provocaron la codicia de los europeos conquistadores y por ello, al arrancarlos, causaron el derrumbe total de los edificios precolombinos. En otro ejemplo, tenemos la pirámide budista de Borobudur, en Java, constituida por piedras con espigas que entran en agujeros y que impidieron que esta pirámide se derrumbara cuando se produjo el estallido del volcán Krakatoa, situado en una isla cercana y cuyas cenizas llegaron a la luna a fines del Siglo XIX. Esta pirámide llamado el Templo de los Mil Budas, se mantuvo en pie sufriendo empero muchos deterioros, ya que sus esculturas saltaron a distancia y fueron restauradas por la UNESCO a finales del siglo XX.

Pasando ahora a los métodos constructivos empleados en la Gran Pirámide nos encontramos con algo totalmente inusitado. Puede verse en la “Gran Galería” constituida por bloques de 250 toneladas, de unos 10 metros de largo. A primera vista parece una pared corriente bien revocada, pero una mejor observación muestra que está constituida por bloques superpuestos de unos 2 metros de altura, separados por una línea perfectamente recta.

Acercándose a los bloques se descubre que las piedras presentan un fino e irregular “serrucho” —similar al de los huesos del parietal humano— y en el que los dientes de la piedra de arriba coinciden perfectamente con los dientes de abajo. A pesar de la forma irregular de los dientes, el ajuste es tan preciso y notable que me fue imposible encontrar ningún punto de estas juntas donde pudiera introducir la punta de un compás que llevaba en mi equipo de instrumentos. Ahmed, el guía que colaboraba en mis trabajos, tampoco pudo encontrar un punto fallido en esta curiosa estructura a pesar de que él hacía uso de una escalera.

El abate Moreux ya se había planteado el problema de esta notable estructura pétrea y consultó a técnicos en piedras y canteras de varios países, todo los cuales coincidieron en que era imposible reproducir un sistema de construcción semejante. Consultas similares han sido efectuadas por mí a expertos en piedra de la compañía italiana Montecattini obteniendo un informe igualmente negativo.

Podemos pues concluir que el modo como se obtuvo dicha estructura implica procesos técnicos desconocidos para nuestra civilización. Por otra parte habrá que añadir que no se conoce en todo el mundo nada semejante a este sistema de construcción, pues, por ejemplo, el ajuste de las piedras del famoso muro peruano de Sacsahuamán, cuya compenetración irregular causa gran admiración, no tiene nada que ver con disposición que comentamos, ya que aquel trabajo fue el resultado de una habilidosa y sorprendente artesanía. Pero aquí en la Gran Pirámide nos encontramos con un producto tecnológico logrado mediante máquinas y dispositivos totalmente desconocidos para nosotros.

Hay mucho que investigar y comentar sobre esta curiosa disposición que puede imitarse por fluencia del granito a grandes presiones. A una presión de 250.000 atmósferas es posible lograr una compenetración similar, pero los dientes del serrucho se mellan y muchos se rompen, pero, como hemos visto, no hay en la pared de la Gran Pirámide ni un solo diente roto.

Aparte de que semejante presión en nuestra moderna tecnología (la máquina de hacer diamantes de G. E. En Schenactady U. S. A.) solamente es aplicable a estructuras de centímetros cuadrados pero no de metros cuadrados.

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