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Efectos secundarios en el tratamiento del dolor: ácido acetilsalicílico
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Efectos secundarios en el tratamiento del dolor: ácido acetilsalicílico
El ácido acetilsalicílico, es el primer fármaco del grupo de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE ) de la historia, comercializado con el nombre de Aspirina®.
Usado inicialmente como analgésico (para el alivio del dolor leve y moderado), antiinflamatorio, antipirético (para reducir la fiebre) y antiagregante plaquetario, ha visto como otros AINE más eficaces y seguros lo sustituían, con lo que hoy en día no está indicado su uso como antiinflamatorio (si se sigue usando como analgésico-antipirético). Sin embargo sigue siendo uno de los fármacos más usados en el mundo, con un consumo estimado de 40.000 toneladas anuales.
Un efecto secundario que ha pasado a ser primario
El AAS suprime la producción de prostaglandinas y tromboxanos, lo que permite su uso en bajas dosis como antiagregante plaquetario, es decir para impedir que la sangre coagule. Este efecto, que agrava en ocasiones la pérdida de sangre por lesiones y úlceras gastrointestinales, es beneficioso en pacientes que han sufrido un ataque al corazón como un tratamiento preventivo de un segundo ataque. En general, para un paciente que no tiene enfermedad cardíaca, el riesgo de sangrado supera cualquier beneficio del AAS.
Si bebes… no tomes ácido acetil salicílico.
Las bebidas alcohólicas incrementan los efectos adversos gastrointestinales del ácido acetilsalicílico. Su ingesta junto a esta medicación es uno de los factores desencadenantes de la irritación crónica producida por el ácido acetilsalicílico.
La utilización del ácido acetilsalicílico en pacientes que consumen habitualmente alcohol (tres o más bebidas alcohólicas al día) no está aconsejada, ya que podría provocar hemorragia gástrica.
Otros factores de riesgo
El riesgo de hemorragia, ulceración y perforación del tramo digestivo alto aumenta con la dosis de AAS (y/o de cualquier otro AINE solos o combinados) en pacientes ancianos o con antecedentes de úlcera gástrica, especialmente si ya se había complicado con hemorragias previas.
No se debe administrar en niños menores de 14 años, para el control de los síntomas de la gripe o de la varicela debido al elevado riesgo de contraer el síndrome de Reye (enfermedad rara muy grave).
Reacciones adversas más frecuentes
Los efectos adversos del ácido acetilsalicílico son, en general, infrecuentes aunque importantes en algunos casos. A las dosis habituales, las reacciones adversas más comunes del AAS son una prolongación de la acción farmacológica y afectan principalmente al aparato digestivo, en forma de irritación gástrica, náuseas, vómitos, úlcera gástrica o duodenal. Con menos frecuencia tenemos casos de toxicidad en el hígado, asma, cambios en la piel y neurotoxicidad. El tratamiento debe ser suspendido inmediatamente en el caso de que el paciente experimente algún tipo de sordera, tinnitus o mareos.
El 5-7% de los pacientes experimenta algún tipo de efecto adverso.
El AAS puede producir reacciones anafilácticas (alérgicas), sobre todo en pacientes con historia de hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico o a otros antiinflamatorios no esteroideos.
En caso de observarse la aparición de reacciones adversas, debe suspenderse el tratamiento.
Sobredosis
Los primeros síntomas de una sobredosis son: náuseas, vómitos, tinnitus, sordera, sudores, vasodilatación e hiperventilación, cefalea, visión borrosa, confusión mental y ocasionalmente diarrea.
A niveles tóxicos el paciente presenta alcalosis respiratoria seguida de acidosis metabólica por acumulación del salicilato, depresión respiratoria, cardiotoxicidad e intolerancia a la glucosa. Tiende a predominar el componente metabólico en los niños hasta los 4 años, mientras que en los niños mayores y adultos es más común la alcalosis respiratoria.
Tomar más de 150 mg/kg de AAS puede provocar coma e incluso la muerte si no se recibe tratamiento.
No hay antídoto contra la intoxicación por salicilatos. Se trata la sobredosis con lavado gástrico, diuresis alcalina forzada y terapia de apoyo. Puede precisarse la restauración del equilibrio ácido-base junto con hemodiálisis, en los casos agudos.
En el caso de una supuesta sobredosis, el paciente debe mantenerse bajo observación durante por lo menos 24 horas, puesto que durante varias horas pueden no ponerse en evidencia los síntomas y niveles de salicilato en sangre.
Lic. Vallet
Más información:
Efectos secundarios en el tratamiento del dolor: ibuprofeno
Medicamentos y zumos de frutas: cuidado con las interacciones
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Usado inicialmente como analgésico (para el alivio del dolor leve y moderado), antiinflamatorio, antipirético (para reducir la fiebre) y antiagregante plaquetario, ha visto como otros AINE más eficaces y seguros lo sustituían, con lo que hoy en día no está indicado su uso como antiinflamatorio (si se sigue usando como analgésico-antipirético). Sin embargo sigue siendo uno de los fármacos más usados en el mundo, con un consumo estimado de 40.000 toneladas anuales.
Un efecto secundario que ha pasado a ser primario
El AAS suprime la producción de prostaglandinas y tromboxanos, lo que permite su uso en bajas dosis como antiagregante plaquetario, es decir para impedir que la sangre coagule. Este efecto, que agrava en ocasiones la pérdida de sangre por lesiones y úlceras gastrointestinales, es beneficioso en pacientes que han sufrido un ataque al corazón como un tratamiento preventivo de un segundo ataque. En general, para un paciente que no tiene enfermedad cardíaca, el riesgo de sangrado supera cualquier beneficio del AAS.
Si bebes… no tomes ácido acetil salicílico.
Las bebidas alcohólicas incrementan los efectos adversos gastrointestinales del ácido acetilsalicílico. Su ingesta junto a esta medicación es uno de los factores desencadenantes de la irritación crónica producida por el ácido acetilsalicílico.
La utilización del ácido acetilsalicílico en pacientes que consumen habitualmente alcohol (tres o más bebidas alcohólicas al día) no está aconsejada, ya que podría provocar hemorragia gástrica.
Otros factores de riesgo
El riesgo de hemorragia, ulceración y perforación del tramo digestivo alto aumenta con la dosis de AAS (y/o de cualquier otro AINE solos o combinados) en pacientes ancianos o con antecedentes de úlcera gástrica, especialmente si ya se había complicado con hemorragias previas.
No se debe administrar en niños menores de 14 años, para el control de los síntomas de la gripe o de la varicela debido al elevado riesgo de contraer el síndrome de Reye (enfermedad rara muy grave).
Reacciones adversas más frecuentes
Los efectos adversos del ácido acetilsalicílico son, en general, infrecuentes aunque importantes en algunos casos. A las dosis habituales, las reacciones adversas más comunes del AAS son una prolongación de la acción farmacológica y afectan principalmente al aparato digestivo, en forma de irritación gástrica, náuseas, vómitos, úlcera gástrica o duodenal. Con menos frecuencia tenemos casos de toxicidad en el hígado, asma, cambios en la piel y neurotoxicidad. El tratamiento debe ser suspendido inmediatamente en el caso de que el paciente experimente algún tipo de sordera, tinnitus o mareos.
El 5-7% de los pacientes experimenta algún tipo de efecto adverso.
El AAS puede producir reacciones anafilácticas (alérgicas), sobre todo en pacientes con historia de hipersensibilidad al ácido acetilsalicílico o a otros antiinflamatorios no esteroideos.
En caso de observarse la aparición de reacciones adversas, debe suspenderse el tratamiento.
Sobredosis
Los primeros síntomas de una sobredosis son: náuseas, vómitos, tinnitus, sordera, sudores, vasodilatación e hiperventilación, cefalea, visión borrosa, confusión mental y ocasionalmente diarrea.
A niveles tóxicos el paciente presenta alcalosis respiratoria seguida de acidosis metabólica por acumulación del salicilato, depresión respiratoria, cardiotoxicidad e intolerancia a la glucosa. Tiende a predominar el componente metabólico en los niños hasta los 4 años, mientras que en los niños mayores y adultos es más común la alcalosis respiratoria.
Tomar más de 150 mg/kg de AAS puede provocar coma e incluso la muerte si no se recibe tratamiento.
No hay antídoto contra la intoxicación por salicilatos. Se trata la sobredosis con lavado gástrico, diuresis alcalina forzada y terapia de apoyo. Puede precisarse la restauración del equilibrio ácido-base junto con hemodiálisis, en los casos agudos.
En el caso de una supuesta sobredosis, el paciente debe mantenerse bajo observación durante por lo menos 24 horas, puesto que durante varias horas pueden no ponerse en evidencia los síntomas y niveles de salicilato en sangre.
Lic. Vallet
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