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Comercio de armas - Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009
3 participantes
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Comercio de armas - Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009
Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009:
http://www.publico.es/dinero/318761/exportaciones/espanolas/armamento/aumentaron/armas/exportaciones/negocio/guerra
http://www.publico.es/dinero/318761/exportaciones/espanolas/armamento/aumentaron/armas/exportaciones/negocio/guerra
Re: Comercio de armas - Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009
Obviamente solo piensan en el $$$$$$/€€€€€€€, si se pararan por un momento a pensar lo que hace una bala cuando impacta con un cuerpo humano quizás, solo quizás reflexionarían sobre lo que están haciendo.
Saludos.
Impatos de bala grabados a 1 millón de fotogramas por segundo
https://www.youtube.com/watch?v=QfDoQwIAaXg
Saludos.
Re: Comercio de armas - Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009
insignificante: indignante
EgoSum- Cantidad de envíos : 260
Nivel de Aportación : 337
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Re: Comercio de armas - Las exportaciones españolas de armas aumentaron un 44% en 2009
España ya es el sexto exportador mundial de armas y distribuye material de defensa a 67 países
Dom, 8/08/10 – 12:20 | Sin comentarios
El armamento español se globaliza y su industria de defensa forma ya parte de la élite mundial. Las empresas privadas exportaron en 2009 material de defensa y tecnología de doble uso (civil y militar) por valor de unos 1.500 millones de euros, una cantidad similar a la que prometió invertir el Ministerio de Educación en los próximos tres años. Se trata del mayor crecimiento comercial desde que se realizan controles y coloca a España como el sexto exportador mundial de armas, por delante incluso de potencias industriales como China. http://www.eldiariomontanes.es/v/20100808/nacional/destacados/negocio-armas-20100808.html
Los diferentes ámbitos de la Noviolencia
Capítulo 3 de “Breve historia de la Noviolencia”, Jesús Castañar Pérez (Cthuchi Zamarra) - Domingo.8 de agosto de 2010 - 27 visitas - 1 comentario(s)
El francés Jean Marie Muller es el autor que más esfuerzos han dedicado a la distinción entre los diferentes ámbitos de la noviolencia, tratando con ellos de superar las barreras existentes entre las diferentes corrientes mencionadas.
Este autor señaló que la noviolencia se puede aplicar en niveles personales, interpersonales y sociopolíticos. El nivel más amplio sería una concepción holística de la noviolencia como una filosofía de vida, de carácter muchas veces religioso, pero no necesariamente, que se sitúa por tanto en un nivel personal y que ineludiblemente abarca al resto de los niveles. La noviolencia contemplada desde este nivel consiste en la eliminación de la violencia de todos los aspectos de la vida, incluida la forma de contemplar a los conflictos sociales y políticos. Los seguidores de estas filosofías suelen ser vegetarianos, como actitud que muestra su compromiso de no dañar ser vivo alguno, y mantienen un modo de vida en el que la ética diaria cobra una gran importancia, sobre todo a la hora de consumir. A esta corriente pertenecen los seguidores de las principales religiones pacifistas, pues el concepto de ahimsa es parte fundamental del hinduismo (aparece en los Upanishads del s. IX a.c) , y de sus herejías principales, el budismo de Siddarta Gautama (Buda) y, sobre todo, del jainismo de Vardhamana “Mahavira” (venerable) Swami. Pero la negación de la violencia había aparecido siglos antes en la doctrina china de Kon Fu Chi (Confuccio) y pasó, probablemente vía Zarathrusta (Zoroastro) a Ieshua (Josué-Jesús)9. Este origen religioso del término es la causa de que empezara por primera vez a oírse hablar de condena de la violencia de la mano de sectas minoritarias dentro de grandes religiones como los esenios en la judía, cuáqueros o mennonitas en la cristiana, en la jainista y algunas ramas del budismo en el contexto hinduista, o drusos o bahaulistas en el Islam10. Por otro lado, las corrientes principales de todas estas religiones se aliaron con el poder y construyeron teorías de la guerra justa y del derecho divino para legitimar ciertas formas de violencia Sin embargo, en el nivel de la noviolencia en un plano personal no hay sólo gente religiosa, sino que hay muchas personas que han llegado a estas mismas conclusiones por diferentes caminos, generalmente variantes del anarquismo, como pueden ser el anarcopacifismo, ecopacifismo o colectivos de defensores de animales, cuyas moralidades, sobre todo en cuanto a aspectos relativos al consumo, puede ser, incluso, mucho más estricta que las de origen religioso.
Por otro lado, existe un segundo nivel que entiende la noviolencia en un plano interpersonal en el que la opción por la noviolencia no implica una concepción holística tan comprometida con el modo de vida como en el plano personal, pero sí que implica un intento ético de no utilizar la violencia en la vida diaria en relación a otras personas. En este sentido aparentemente la noviolencia podría entroncar con las morales comunitarias que se han encargado de generar éticas de condena de la violencia en la mayoría de las culturas sancionando los casos en que se considera legítima. Dentro del propio concepto de civilización está la idea de eliminar la violencia de las relaciones interpersonales (por supuesto, por ser considerada injusta e inmoral) y dejar que esta recaiga en organizaciones que controlen el monopolio de la violencia legítima, con lo que la violencia se traslada hacia el plano sociopolítico. Esto ha tenido, por supuesto, consecuencias funestas al legitimar de este modo la represión gubernamental o acciones militares que tomaban recursos económicos de zonas habitadas por otras culturas a las que se descalificaba (y descalifica) como bárbaras o incivilizadas (es decir, violentas o usando términos más de moda actualmente, “terroristas”). Las teorías de la noviolencia situadas en este nivel han criticado esta dinámica de dominación basada en una falsa eliminación de la violencia en el plano de las relaciones interpersonales que esconde mecanismos sutiles de dominación y han buscado modos no violentos de resolución de conflictos.
Es, por tanto, en este plano de las relaciones interpersonales en el que la entelequia del Poder acaba ejerciendo su dominio mediante mecanismos sociopolíticos que afectan al ámbito interpersonal, cosa que Michel Foucault describió como microfísica del poder. En alguno de estos mecanismos es donde más se han centrado ciertas corrientes de las teorías feministas de la diferencia que, sin utilizar muchas veces el concepto de noviolencia (pero empapadas de él), han analizado el funcionamiento del patriarcado como estructura de dominación que parte de una distribución asimétrica de la capacidad de ejercer la violencia en el plano interpersonal. De este modo, aprovechándose de que el hombre está mejor dotado para ejercer la violencia (por un lado suele gozar de más fuerza física y por otro debido a su educación diferente está mejor preparado para desenvolverse en medios agresivos), el patriarcado establece todo un sistema de interiorización de valores y actitudes que acaba resultando, no sólo únicamente en la dominación de la mujer por el hombre, sino en general de la persona más sensible y respetuosa por la más agresiva y capacitada mental y físicamente para ejercer la violencia.
La conclusión es que la dominación masculina hay que entenderla, por tanto, como un sistema de dominación patriarcal en el que se dota de poder a ciertas personas portadoras de valores que se identifican como varoniles y de los que son sistemáticamente excluidos las mujeres y otras construcciones de género minoritarias. Desde este punto de vista, la liberación de la mujer no debe pasar por asumir de roles masculinos como pretenden algunos feminismos, sino por cambiar el sistema de valores, el sistema de distribución de roles y tomando conciencia del proceso de construcción de identidades de género.
Situado entre el nivel interpersonal y el nivel sociopolítico, o a veces en uno y a veces en otro, se pueden encontrar teorías de la noviolencia que la entienden como una forma de superación de los conflictos (frente a otras perspectivas que hablarían de gestión o resolución de conflictos). Desde esta perspectiva se intenta desde un plano interpersonal tratar al oponente con el respeto de un ser humano pleno, y no deshumanizado, frente a la concepción demonizadora que lleva el hecho de considerarle como enemigo. Desde este plano, las teorías de la noviolencia han aportado al ámbito del estudio la necesidad de ir a las causas profundas que han generado el conflicto y la superación del mismo mediante la generación de un consenso nuevo en el que se puedan amoldar las dos partes. Por el contrario, en un plano sociopolítico la implicación de concepciones noviolentas ha llevado a planteamientos que hablan de superar la injusticia que genera el conflicto político mediante la transformación social.
Desde estos planteamientos, se proceda o no de una filosofía moral holística, el ejemplo de Gandhi ha sido inspirador de las corrientes maximalistas de la investigación para la paz (peace research), que componen una tendencia importante dentro de este ámbito académico. El profesor srilankés Jayadeva Uyangoda expresa del siguiente modo la decisiva influencia de Gandhi al hablar de los enfoques que puede tener la aproximación a la superación del conflicto: “En condiciones de conflicto violento, hay normalmente una tendencia para dividir y polarizar comunidades y a veces, estas comunidades divididas son también motivadas hacia la acción violenta. Los disturbios comunales con los que estamos tan familiarizados en Sur Asia son el primer ejemplo de divisiones y violencia en circunstancias de conflicto. En tales situaciones, la reconciliación intercomunal llega a ser un desafío en la estrategia de resolución de conflicto en la que el ejemplo gandhiano de la no-violencia permite un espacio creativo para una estrategia de reconciliación en sociedades profundamente divididas”.11
De este modo, podemos afirmar que estos enfoques maximalistas se caracterizan por utilizar un concepto de paz que llamamos “positiva”, frente al concepto tradicional de paz como ausencia de guerra denominado “paz negativa”. Es por eso por lo que se ha dado en llamar perspectiva maximalista de investigación para la paz, pues considera a la paz, la paz positiva, en un sentido amplio como ausencia de violencia estructural, o en positivo, como presencia de justicia social12. El propio creador del concepto de paz positiva, Johan Galtung, entendía la violencia estructural en un sentido maximalista como aquella relación social que está presente cuando "los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus relaciones efectivas, somáticas y mentales están por debajo de sus realizaciones potenciales"13.
No entraremos ahora en las consecuencias filosóficas de esta definición, simplemente señalaremos que esta perspectiva permite llegar al enfoque que Brunk14 ha definido como “transformación del conflicto”(conflict transformation).
Este autor distingue entre el enfoque de la “resolución del conflicto” (conflict resolution), cuyo objetivo es el final del conflicto mediante la negociación entre las partes, el de la “gestión del conflicto” (conflict management) cuyo objetivo es crear un marco dentro del conflicto en el cual las partes se atengan, y el enfoque de la “transformación del conflicto” cuyo objetivo es conseguir justicia y eliminar las causas del conflicto, o lo que es lo mismo, llegar a una situación de paz positiva. Así pues, desde este enfoque encuadraría a los teóricos, investigadores para la paz, trabajadores de campo y activistas que aplican las concepciones noviolentas sobre el oponente y el conflicto en sí mismo.
http://www.nodo50.org/tortuga/+-Noviolencia-+
Dom, 8/08/10 – 12:20 | Sin comentarios
El armamento español se globaliza y su industria de defensa forma ya parte de la élite mundial. Las empresas privadas exportaron en 2009 material de defensa y tecnología de doble uso (civil y militar) por valor de unos 1.500 millones de euros, una cantidad similar a la que prometió invertir el Ministerio de Educación en los próximos tres años. Se trata del mayor crecimiento comercial desde que se realizan controles y coloca a España como el sexto exportador mundial de armas, por delante incluso de potencias industriales como China. http://www.eldiariomontanes.es/v/20100808/nacional/destacados/negocio-armas-20100808.html
Los diferentes ámbitos de la Noviolencia
Capítulo 3 de “Breve historia de la Noviolencia”, Jesús Castañar Pérez (Cthuchi Zamarra) - Domingo.8 de agosto de 2010 - 27 visitas - 1 comentario(s)
El francés Jean Marie Muller es el autor que más esfuerzos han dedicado a la distinción entre los diferentes ámbitos de la noviolencia, tratando con ellos de superar las barreras existentes entre las diferentes corrientes mencionadas.
Este autor señaló que la noviolencia se puede aplicar en niveles personales, interpersonales y sociopolíticos. El nivel más amplio sería una concepción holística de la noviolencia como una filosofía de vida, de carácter muchas veces religioso, pero no necesariamente, que se sitúa por tanto en un nivel personal y que ineludiblemente abarca al resto de los niveles. La noviolencia contemplada desde este nivel consiste en la eliminación de la violencia de todos los aspectos de la vida, incluida la forma de contemplar a los conflictos sociales y políticos. Los seguidores de estas filosofías suelen ser vegetarianos, como actitud que muestra su compromiso de no dañar ser vivo alguno, y mantienen un modo de vida en el que la ética diaria cobra una gran importancia, sobre todo a la hora de consumir. A esta corriente pertenecen los seguidores de las principales religiones pacifistas, pues el concepto de ahimsa es parte fundamental del hinduismo (aparece en los Upanishads del s. IX a.c) , y de sus herejías principales, el budismo de Siddarta Gautama (Buda) y, sobre todo, del jainismo de Vardhamana “Mahavira” (venerable) Swami. Pero la negación de la violencia había aparecido siglos antes en la doctrina china de Kon Fu Chi (Confuccio) y pasó, probablemente vía Zarathrusta (Zoroastro) a Ieshua (Josué-Jesús)9. Este origen religioso del término es la causa de que empezara por primera vez a oírse hablar de condena de la violencia de la mano de sectas minoritarias dentro de grandes religiones como los esenios en la judía, cuáqueros o mennonitas en la cristiana, en la jainista y algunas ramas del budismo en el contexto hinduista, o drusos o bahaulistas en el Islam10. Por otro lado, las corrientes principales de todas estas religiones se aliaron con el poder y construyeron teorías de la guerra justa y del derecho divino para legitimar ciertas formas de violencia Sin embargo, en el nivel de la noviolencia en un plano personal no hay sólo gente religiosa, sino que hay muchas personas que han llegado a estas mismas conclusiones por diferentes caminos, generalmente variantes del anarquismo, como pueden ser el anarcopacifismo, ecopacifismo o colectivos de defensores de animales, cuyas moralidades, sobre todo en cuanto a aspectos relativos al consumo, puede ser, incluso, mucho más estricta que las de origen religioso.
Por otro lado, existe un segundo nivel que entiende la noviolencia en un plano interpersonal en el que la opción por la noviolencia no implica una concepción holística tan comprometida con el modo de vida como en el plano personal, pero sí que implica un intento ético de no utilizar la violencia en la vida diaria en relación a otras personas. En este sentido aparentemente la noviolencia podría entroncar con las morales comunitarias que se han encargado de generar éticas de condena de la violencia en la mayoría de las culturas sancionando los casos en que se considera legítima. Dentro del propio concepto de civilización está la idea de eliminar la violencia de las relaciones interpersonales (por supuesto, por ser considerada injusta e inmoral) y dejar que esta recaiga en organizaciones que controlen el monopolio de la violencia legítima, con lo que la violencia se traslada hacia el plano sociopolítico. Esto ha tenido, por supuesto, consecuencias funestas al legitimar de este modo la represión gubernamental o acciones militares que tomaban recursos económicos de zonas habitadas por otras culturas a las que se descalificaba (y descalifica) como bárbaras o incivilizadas (es decir, violentas o usando términos más de moda actualmente, “terroristas”). Las teorías de la noviolencia situadas en este nivel han criticado esta dinámica de dominación basada en una falsa eliminación de la violencia en el plano de las relaciones interpersonales que esconde mecanismos sutiles de dominación y han buscado modos no violentos de resolución de conflictos.
Es, por tanto, en este plano de las relaciones interpersonales en el que la entelequia del Poder acaba ejerciendo su dominio mediante mecanismos sociopolíticos que afectan al ámbito interpersonal, cosa que Michel Foucault describió como microfísica del poder. En alguno de estos mecanismos es donde más se han centrado ciertas corrientes de las teorías feministas de la diferencia que, sin utilizar muchas veces el concepto de noviolencia (pero empapadas de él), han analizado el funcionamiento del patriarcado como estructura de dominación que parte de una distribución asimétrica de la capacidad de ejercer la violencia en el plano interpersonal. De este modo, aprovechándose de que el hombre está mejor dotado para ejercer la violencia (por un lado suele gozar de más fuerza física y por otro debido a su educación diferente está mejor preparado para desenvolverse en medios agresivos), el patriarcado establece todo un sistema de interiorización de valores y actitudes que acaba resultando, no sólo únicamente en la dominación de la mujer por el hombre, sino en general de la persona más sensible y respetuosa por la más agresiva y capacitada mental y físicamente para ejercer la violencia.
La conclusión es que la dominación masculina hay que entenderla, por tanto, como un sistema de dominación patriarcal en el que se dota de poder a ciertas personas portadoras de valores que se identifican como varoniles y de los que son sistemáticamente excluidos las mujeres y otras construcciones de género minoritarias. Desde este punto de vista, la liberación de la mujer no debe pasar por asumir de roles masculinos como pretenden algunos feminismos, sino por cambiar el sistema de valores, el sistema de distribución de roles y tomando conciencia del proceso de construcción de identidades de género.
Situado entre el nivel interpersonal y el nivel sociopolítico, o a veces en uno y a veces en otro, se pueden encontrar teorías de la noviolencia que la entienden como una forma de superación de los conflictos (frente a otras perspectivas que hablarían de gestión o resolución de conflictos). Desde esta perspectiva se intenta desde un plano interpersonal tratar al oponente con el respeto de un ser humano pleno, y no deshumanizado, frente a la concepción demonizadora que lleva el hecho de considerarle como enemigo. Desde este plano, las teorías de la noviolencia han aportado al ámbito del estudio la necesidad de ir a las causas profundas que han generado el conflicto y la superación del mismo mediante la generación de un consenso nuevo en el que se puedan amoldar las dos partes. Por el contrario, en un plano sociopolítico la implicación de concepciones noviolentas ha llevado a planteamientos que hablan de superar la injusticia que genera el conflicto político mediante la transformación social.
Desde estos planteamientos, se proceda o no de una filosofía moral holística, el ejemplo de Gandhi ha sido inspirador de las corrientes maximalistas de la investigación para la paz (peace research), que componen una tendencia importante dentro de este ámbito académico. El profesor srilankés Jayadeva Uyangoda expresa del siguiente modo la decisiva influencia de Gandhi al hablar de los enfoques que puede tener la aproximación a la superación del conflicto: “En condiciones de conflicto violento, hay normalmente una tendencia para dividir y polarizar comunidades y a veces, estas comunidades divididas son también motivadas hacia la acción violenta. Los disturbios comunales con los que estamos tan familiarizados en Sur Asia son el primer ejemplo de divisiones y violencia en circunstancias de conflicto. En tales situaciones, la reconciliación intercomunal llega a ser un desafío en la estrategia de resolución de conflicto en la que el ejemplo gandhiano de la no-violencia permite un espacio creativo para una estrategia de reconciliación en sociedades profundamente divididas”.11
De este modo, podemos afirmar que estos enfoques maximalistas se caracterizan por utilizar un concepto de paz que llamamos “positiva”, frente al concepto tradicional de paz como ausencia de guerra denominado “paz negativa”. Es por eso por lo que se ha dado en llamar perspectiva maximalista de investigación para la paz, pues considera a la paz, la paz positiva, en un sentido amplio como ausencia de violencia estructural, o en positivo, como presencia de justicia social12. El propio creador del concepto de paz positiva, Johan Galtung, entendía la violencia estructural en un sentido maximalista como aquella relación social que está presente cuando "los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus relaciones efectivas, somáticas y mentales están por debajo de sus realizaciones potenciales"13.
No entraremos ahora en las consecuencias filosóficas de esta definición, simplemente señalaremos que esta perspectiva permite llegar al enfoque que Brunk14 ha definido como “transformación del conflicto”(conflict transformation).
Este autor distingue entre el enfoque de la “resolución del conflicto” (conflict resolution), cuyo objetivo es el final del conflicto mediante la negociación entre las partes, el de la “gestión del conflicto” (conflict management) cuyo objetivo es crear un marco dentro del conflicto en el cual las partes se atengan, y el enfoque de la “transformación del conflicto” cuyo objetivo es conseguir justicia y eliminar las causas del conflicto, o lo que es lo mismo, llegar a una situación de paz positiva. Así pues, desde este enfoque encuadraría a los teóricos, investigadores para la paz, trabajadores de campo y activistas que aplican las concepciones noviolentas sobre el oponente y el conflicto en sí mismo.
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