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El ingenioso libertario Lizanote de la Acracia. El anarquismo (el comunismo poético)
Concienciacción :: Ciencia :: Ciencia
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El ingenioso libertario Lizanote de la Acracia. El anarquismo (el comunismo poético)
Presentar el anarquismo lo veo cada vez más fácil. Se concreta, empieza a concretarse, en 1850 con el primer “Manifiesto” de Bellegarrigue que es una condena inexorable y definitiva del poder y de la política. Es decir, de la lucha por el poder. Es decir, de la actual y secular estructura de lo humano, la de dominantes y dominados. Y es el anarquismo el que presenta la nueva estructura, la asamblearia y autogestionaria, que supera precisamente el que estemos sometidos a la locura del dominio, a la locura que las ideas estén por encima de las vidas ideas que nos confunden insensibilizan y desnaturalizan, sometidos a los falsos comunismos, el religioso y el político, que impiden alcanzar el autentico comunismo, el que llamo comunismo poético, que consiste en vernos todos lo que realmente somos: todos: compañeros. Y lo somos porque formamos una misma especie, porque tenemos un mismo denominador común, una misma esencia, el ser mamíferos, con los mismos problemas esenciales por más numeradores distintos y enfrentados que vayamos originando, por más divisiones y fragmentaciones que impiden ser conscientes de lo que somos, continuamente dividiéndonos en un sin fin de reinos, mafias, sectas, de “partidos”… alejándonos de la búsqueda de lo natural. Una de las frases más definitivas del anarquismo es “mi patria es el mundo, mi familia la humanidad”… y eso pretende el anarquismo, acercarse a esa nueva estructura, tratando de ser conquistados por lo natural que es inocente. Y es que la especie humana es inocente como todo lo natural. Ha ido enloqueciendo y perdiendo esa inocencia debido a la descoordinación, a la potencia planificadora y ejecutiva claves de la lucha por el poder no coordinadas con lo creativo, sensible y conciente que determina a nuestra especie. Y esa coordinación no es posible sin alcanzar un grado considerable de libertad en nuestro pensar y sentir sometidos a una continua aparición de ideas que nos determinan en este mundo que yo llamo real político, una vez abandonamos el mundo real salvaje en donde siguen el resto de las especies, impidiendo que avancemos hacia ese mundo real poético que significaría el trasformar la búsqueda del poder por la búsqueda de una plenitud que sólo puede encontrarse identificándonos con lo natural. Y en ese sentido hablo en mis escritos de la conquista de la inocencia de que es necesario que lo natural nos conquiste para que esa inocencia nos permita la libertad de pensar y sentir sin que otros sientan y piensen por nosotros y ver que somos realmente compañeros todos los seres humano y que hemos de ayudarnos y comprendernos y coordinarnos. Este es el comunismo poético lo contrario de los otros comunismos, el religioso y el político, que nos dividen en “buenos” y “malos”, en “amigos” y “enemigos”. Lo natural, lo social y lo individual está descoordinado en cada uno de nosotros viéndonos casi siempre como fragmentos de lo social cuando, en todo caso somos fragmentos de lo natural. Para muchos la actual estructura, dominantes-dominados, es inevitable. Por eso en mi ultimo libro, en preparación, “Visión de la Acracia” uno de los subtítulos es “Fé en lo humano”. Eso es lo que aporta el anarquismo, coordinado con lo poético y no con lo político: creer en que esta especie puede cambiar de estructura, puede mejorar notablemente, hacer de la plenitud su ideal y no del dominio. Es cierto que tenemos la posibilidad de autodestruirnos como especie, pero también la de comenzar un día la nueva estructura, que hasta la aparición del anarquismo nadie había reparado en ella. Ese paso adelante, dada la complejidad y la descoordinación de nuestra especie está estancado y hará falta mucho tiempo, en todos caso, para comenzar el camino hacia la Acracia que supere esta Pancracia en la que estamos sumergidos, en este pozo político. Pero yo tengo fe en lo humano, creo posible que un día comiencen a organizarse asambleas humanas coordinadas, comunidades humanas, no religiosas, no políticas, y que los compañeros humanos vayamos adquiriendo libertad en nuestro pensar y sentir a medida que volvamos los ojos a lo natural y nos conquiste su inocencia. Lo poético se tiene casi siempre como un simple adorno precisamante por no sentir la influencia de lo natural ya que lo poético es fundamentalmente, inocencia. Lo poético es el verdadero humanismo el verdadero camino para unirnos y sentirnos compañeros. Por otra parte, era inevitable que lo libertario, en sus comienzos, estuviera confundido en la lucha por el poder, en el comunismo político sin percibir claramente que es también un humanismo y que la especie, en general siga todavía sin resolver el comunismo religioso que en lugar de tener fe en lo humano, en lo natural, nos lleva a una fe en lo “sobrenatural” que consiste en definitiva en creer en un poder supremo (con sus “representantes”…) impidiéndonos ser además de compañeros, únicos, puesto que esa libertad de pensar y sentir fundamenta lo individual. La cuestión está en coordinar lo individual, lo social y lo natural. Y es que necesitamos organizarnos pero no que unos pocos nos organicen, nos mentalicen, y, como tanta veces ocurre, nos sacrifiquen. Eso si, hay que desmitificar las liturgias, los montajes, los símbolos, los códigos, los reinos, los uniformes es decir desmitificar el poder y así llegar a tener fe en lo humano, en una especie llamada a una plenitud que aún está lejos de vislumbrar, sin olvidar que el vivir está rodeado de luces y sombras, que es preciso tener en cuenta los distintos grados en todos los órdenes por lo que es fundamental la comprensión para hacer posible la ayuda mutua. Creo sinceramente en la inocencia de la mayoría de los seres humanos no mentalizado y coordinados en un grado o en otro con lo natural, una especie realmente heroica entre sus luces y sus sombras. Creo en la coordinación de lo poético y lo libertario. Pero ¿cuándo empezarán a organizarse esas asambleas libertarias? ¿cuándo será posible que vayamos alcanzando esa libertad de pensar y sentir, esa inocencia natural, superando la locura de tantas ideas destructivas que siguen determinando nuestras vidas? ¿Avanzarán los compañeros que nos sucedan en ese camino? ¿Es la Acracia nuestro verdadero destino? (Porque lo que es la Pancracia… y “el cielo”… ) ¿Veis como es fácil presentar el anarquismo?
Re: El ingenioso libertario Lizanote de la Acracia. El anarquismo (el comunismo poético)
Nace en Barcelona en 1931. Licenciado en Filosofía. Poeta. Pensador libertario.
Del humanismo cristiano heredado, pasó a vivir el humanismo existencialista, predominante tras la segunda guerra mundial. A su llegada al mundo burgués (universidad y mundos literarios) procedente del mundo trabajador, vive el humanismo de la burguesía. En los años sesenta, época de gran influencia del comunismo, el humanismo marxista. Una breve estancia en el Partido Comunista le sirve para confirmar que este humanismo no es convincente. Así, a mediados de los setenta, llega al mundo libertario, primero CNT y luego Ateneos Libertarios, en donde por fin su proceso ideológico encuentra el que puede considerarse como el verdadero humanismo, como el único que no sucumbe, como los otros, a los imperativos de la lucha por el Poder. El hecho de reunirse en él lo contemplativo y la rebeldía, le hace conocer suficientemente la vida interior y la exterior. Sólo el humanismo libertario podrá incidir plenamente en la especie humana cuando se generalice esa fusión de lo contemplativo y de la rebeldía, ese enfrentamiento a todo poder con una plenitud de la vida interior, del pensar y sentir.
Actualmente forma parte de la redacción de la Revista Libertaria de Barcelona Polémica y de vez en cuando consigue que alguno de sus artículos los publique el diario Avui, como el titulado Enfermedades, en el que denuncia las dos gravísimas enfermedades de nuestra razón: el racionalismo y el irracionalismo.
Atención especial merecen sus lecturas públicas, por el grado de conexión que logra. El último ejemplo fue la manifestación poética que organizó por las Ramblas de Barcelona, en contraste con tanta manifestación política, que terminó con una lectura en una de las embarcaciones llamadas "Las Golondrinas", del puerto de Barcelona, allí donde precisamente comenzó su aventura poética...
Llama a su pensamiento "Misticismo Libertario" y contempla el proceso de la especie humana, desde que sale (única en lograrlo) del "mundo real salvaje" hasta que se estanca es este "mundo real político", pero que tiene condiciones de culminar el proceso en un mundo en donde la búsqueda de la plenitud fuera la clave de nuestro vivir, en donde todos fuéramos únicos y compañeros... el "mundo real poético" Es decir: la Anarquía...
Problemas comunes, esencia común
Jesús Lizano
Cómo negar que los seres humanos tenemos problemas comunes, fundamentales, que responden a nuestra vida individual, natural, social, y desde luego a nuestra vida interior, aquélla que nos hace especialmente humanos puesto que vida interior quiere decir libertad de pensar y sentir (todo lo contrario de lo que piensan otros...) porque cómo negar que somos bien poco humanos si piensan por nosotros, si continuamente nos mentalizan, si cuando nacemos ya han pensado por nosotros.
Y no digamos cuando nuestro sentir se ve condicionado porque juegan constantemente con nuestra sensibilidad, con nuestra esperanza y nuestra angustia. Y de qué forma nos imponen su pensar y sentir y hasta qué punto nos amenazan si no cumplimos sus órdenes (¡El infierno en la tierra! Y en el cielo...). Cómo ignorar esos problemas comunes, todo lo que constituyen nuestras funciones y relaciones, naturales, individuales y sociales. Pero hay más: no sólo tenemos esos problemas comunes sino una esencia común, somos la misma especie, salida de aquel mundo real salvaje en donde permanecen las demás. Cómo negar que formamos una sola especie por más complejidad que signifiquen nuestras ideas, nuestros instintos, toda nuestra diversidad. De forma que podríamos utilizar una semblanza para entender mejor estas cosas: componemos un sinfín de numeradores distintos pero tenemos un común denominador, esos problemas y esa esencia. Y, por supuesto, un mismo comienzo y un mismo fin... Pues bien: Si es así, cómo es que nos olvidamos de ese común denominador y vivimos confundidos y enfrentados entre nuestros numeradores, cómo no somos capaces de organizarnos sin esta locura, sin estos crímenes, sin este dominio lacerante, cuál es la causa de este continuo estado de guerra, viéndonos enemigos unos de otros, perdidos en este laberinto de numeradores sin que acertemos a vislumbrar este común denominador que nos evidencia como seres humanos precisamente por nuestra libertad de pensar y sentir, de poder ser únicos a la vez que compañeros y cómo es que seguimos en este mundo real político que nos divide en dominantes y dominados, donde no está en juego la plenitud humana, de acuerdo a nuestros límites y posibilidades, sino el poder, la lucha por el poder, confundidos en un sinfín de conceptos que exigen una urgente revisión porque hace tiempo se convirtieron en eje de nuestro vivir, alejándonos de lo que realmente nos une.
Todo esto me lo hace reflexionar una vez más las últimas "elecciones" en Cataluña, reflejo de cómo seguimos así como si fuera inevitable esta situación, como si no tuviéramos un común denominador. Ni un solo "grupo" o mafia o partido o lo que sean nos ve como compañeros sino sujetos a las fatídicas divisiones derivadas de conceptos, de delirios, de un sinfín de aristocracias aspirando todas al dominio, con un mismo denominador político, de ansia de poder sin caer en la cuenta de que el poder tiene unas leyes objetivas que son inevitables llegue quien llegue al mismo. Como es lógico estos dominantes nos limitan a este mundo exterior, a esta enloquecida vorágine de enfrentamientos, no ven ese mundo interior, ese común denominador, no se sienten compañeros de todos, no advierten que formamos una sola especie. ¿O no va siendo hora, después de tantos siglos, de evolucionar hacia una forma de organizarnos más propia de nuestras posibilidades sensibles y creativas?
Pero esta lucha por el poder, esta confusión de numeradores, a qué es debido, con las guerras, los enfrentamientos, los odios, los abusos de poder, la cantidad de anécdotas convertidas en categoría, la sumisión a las abstracciones y a los símbolos, supeditando las vidas a las ideas, el común denominador al laberinto de los numeradores. Lo vengo estudiando hace tiempo y creo que es nuestra Razón, nuestra "diosa" Razón, la que nos lleva a esta locura. Al salir del mundo real salvaje ella es la que impone nuestra enorme fuerza de planificar y ejecutar y esa fuerza tiene humilladas y prisioneras muchas veces a nuestra mente, lo creativo y lo consciente, y a nuestra alma, que implica nuestra extraordinaria sensibilidad. Estos tres núcleos cerebrales deberían estar en armonía, coordinándose, para entender lo que nos une esencialmente, pero pasan los siglos y no salimos de esta situación, el mundo real político, en la que seguimos organizados en dominantes y dominados, convencidos lamentablemente de que no hay otra forma de organizarse, ciegos los primeros del ansia de dominio que proviene de nuestra Razón. Y para comprender esa dependencia a la misma observo que es la causa de dos enfermedades, el racionalismo y el irracionalismo, que impiden ver ese numerador común, esa vida interior, esa libertad de pensar y sentir, que son, los dominantes, los dominados a su vez por ellas.
A lo largo de los siglos han ido surgiendo diversos "humanismos" (desde el cristiano al marxista...) que comienzan sin duda con un noble deseo de plenitud, pero que acaban sometidos al ansia de poder, a esas enfermedades. La Historia nos habla claramente de lo inútil (todo sigue igual...) de su noble esfuerzo porque enferman, porque la Razón nubla a lo creativo y a lo sensible, unos por exceso de racionalismo, otros por hundirse en un irracionalismo ciego, todo, como digo, lleno de aristocracias, de trampas y redes del dominio, ahora encubiertas por esa forma, la democracia, que no impide persistir en esta Pancracia (nombre que curiosamente nunca he oído de tantos aristócratas "morales"...), en este mundo real político sin acercarnos a la Acracia, al mundo real poético, adonde se dirige el proceso de nuestra especie, atendiendo a su grado de consciencia, de creatividad y de sensibilidad. O para qué salimos del mundo real salvaje...
Pero existe un humanismo que aún no ha podido desarrollar sus auténticas posibilidades, el humanismo libertario, porque se enfrenta decididamente a todo poder, a su misma esencia, humanismo que yo califico de poético, entendiendo lo poético como algo más que lo estético o lo literario, como esa transformación de lo real, salvaje y político en poético, es decir en mundo humanizado.
Pero tanta complejidad como reunimos y tanta derivación de esas enfermedades hacen muy difícil superar nuestra situación. Y sería en vano esperar de los dominantes, los más afectados por ellas, que comprendan la posibilidad de otra organización. Somos nosotros, los seres humanos sencillos y dominados, sin aristocracias y sin delirios, los que debemos sanar de esas enfermedades. Sólo así podrá ir cayendo el muro que constituye el poder, sin caer en sus métodos de violencia y mixtificación, de montajes, de retórica, de manipulaciones, utilizando el mayor tesoro humano, la palabra, al servicio del dominio en lugar de orientarla hacia la plenitud de un común denominador como realmente puede darse.
Qué puede hacer un poeta, a la vez libertario (aunque no entiendo cómo se pueda ser una cosa sin la otra), sino no ir a votar... Recordemos las elecciones, repetidas, de hace poco en Madrid... y las que se anuncian... ¿Ha oído alguien a un político que hable de que todos tenemos la misma esencia y de que todos somos compañeros y de que todos debemos ser únicos, libres en nuestro pensar y sentir? ¿Alguien de los representantes del poder tiene una visión de lo humano más allá de este horizonte político? ¿Alguien vislumbra la esencia, el proceso, el camino hacia la plenitud? "Nuestra patria es el mundo, nuestra familia la humanidad": este es el lema del humanismo libertario, del humanismo poético, de acuerdo a nuestro común denominador que clama por un cambio de organización, asambleariamente, saliendo a la calle no en busca de enemigos políticos sino de compañeros amigos.
Del humanismo cristiano heredado, pasó a vivir el humanismo existencialista, predominante tras la segunda guerra mundial. A su llegada al mundo burgués (universidad y mundos literarios) procedente del mundo trabajador, vive el humanismo de la burguesía. En los años sesenta, época de gran influencia del comunismo, el humanismo marxista. Una breve estancia en el Partido Comunista le sirve para confirmar que este humanismo no es convincente. Así, a mediados de los setenta, llega al mundo libertario, primero CNT y luego Ateneos Libertarios, en donde por fin su proceso ideológico encuentra el que puede considerarse como el verdadero humanismo, como el único que no sucumbe, como los otros, a los imperativos de la lucha por el Poder. El hecho de reunirse en él lo contemplativo y la rebeldía, le hace conocer suficientemente la vida interior y la exterior. Sólo el humanismo libertario podrá incidir plenamente en la especie humana cuando se generalice esa fusión de lo contemplativo y de la rebeldía, ese enfrentamiento a todo poder con una plenitud de la vida interior, del pensar y sentir.
Actualmente forma parte de la redacción de la Revista Libertaria de Barcelona Polémica y de vez en cuando consigue que alguno de sus artículos los publique el diario Avui, como el titulado Enfermedades, en el que denuncia las dos gravísimas enfermedades de nuestra razón: el racionalismo y el irracionalismo.
Atención especial merecen sus lecturas públicas, por el grado de conexión que logra. El último ejemplo fue la manifestación poética que organizó por las Ramblas de Barcelona, en contraste con tanta manifestación política, que terminó con una lectura en una de las embarcaciones llamadas "Las Golondrinas", del puerto de Barcelona, allí donde precisamente comenzó su aventura poética...
Llama a su pensamiento "Misticismo Libertario" y contempla el proceso de la especie humana, desde que sale (única en lograrlo) del "mundo real salvaje" hasta que se estanca es este "mundo real político", pero que tiene condiciones de culminar el proceso en un mundo en donde la búsqueda de la plenitud fuera la clave de nuestro vivir, en donde todos fuéramos únicos y compañeros... el "mundo real poético" Es decir: la Anarquía...
Problemas comunes, esencia común
Jesús Lizano
Cómo negar que los seres humanos tenemos problemas comunes, fundamentales, que responden a nuestra vida individual, natural, social, y desde luego a nuestra vida interior, aquélla que nos hace especialmente humanos puesto que vida interior quiere decir libertad de pensar y sentir (todo lo contrario de lo que piensan otros...) porque cómo negar que somos bien poco humanos si piensan por nosotros, si continuamente nos mentalizan, si cuando nacemos ya han pensado por nosotros.
Y no digamos cuando nuestro sentir se ve condicionado porque juegan constantemente con nuestra sensibilidad, con nuestra esperanza y nuestra angustia. Y de qué forma nos imponen su pensar y sentir y hasta qué punto nos amenazan si no cumplimos sus órdenes (¡El infierno en la tierra! Y en el cielo...). Cómo ignorar esos problemas comunes, todo lo que constituyen nuestras funciones y relaciones, naturales, individuales y sociales. Pero hay más: no sólo tenemos esos problemas comunes sino una esencia común, somos la misma especie, salida de aquel mundo real salvaje en donde permanecen las demás. Cómo negar que formamos una sola especie por más complejidad que signifiquen nuestras ideas, nuestros instintos, toda nuestra diversidad. De forma que podríamos utilizar una semblanza para entender mejor estas cosas: componemos un sinfín de numeradores distintos pero tenemos un común denominador, esos problemas y esa esencia. Y, por supuesto, un mismo comienzo y un mismo fin... Pues bien: Si es así, cómo es que nos olvidamos de ese común denominador y vivimos confundidos y enfrentados entre nuestros numeradores, cómo no somos capaces de organizarnos sin esta locura, sin estos crímenes, sin este dominio lacerante, cuál es la causa de este continuo estado de guerra, viéndonos enemigos unos de otros, perdidos en este laberinto de numeradores sin que acertemos a vislumbrar este común denominador que nos evidencia como seres humanos precisamente por nuestra libertad de pensar y sentir, de poder ser únicos a la vez que compañeros y cómo es que seguimos en este mundo real político que nos divide en dominantes y dominados, donde no está en juego la plenitud humana, de acuerdo a nuestros límites y posibilidades, sino el poder, la lucha por el poder, confundidos en un sinfín de conceptos que exigen una urgente revisión porque hace tiempo se convirtieron en eje de nuestro vivir, alejándonos de lo que realmente nos une.
Todo esto me lo hace reflexionar una vez más las últimas "elecciones" en Cataluña, reflejo de cómo seguimos así como si fuera inevitable esta situación, como si no tuviéramos un común denominador. Ni un solo "grupo" o mafia o partido o lo que sean nos ve como compañeros sino sujetos a las fatídicas divisiones derivadas de conceptos, de delirios, de un sinfín de aristocracias aspirando todas al dominio, con un mismo denominador político, de ansia de poder sin caer en la cuenta de que el poder tiene unas leyes objetivas que son inevitables llegue quien llegue al mismo. Como es lógico estos dominantes nos limitan a este mundo exterior, a esta enloquecida vorágine de enfrentamientos, no ven ese mundo interior, ese común denominador, no se sienten compañeros de todos, no advierten que formamos una sola especie. ¿O no va siendo hora, después de tantos siglos, de evolucionar hacia una forma de organizarnos más propia de nuestras posibilidades sensibles y creativas?
Pero esta lucha por el poder, esta confusión de numeradores, a qué es debido, con las guerras, los enfrentamientos, los odios, los abusos de poder, la cantidad de anécdotas convertidas en categoría, la sumisión a las abstracciones y a los símbolos, supeditando las vidas a las ideas, el común denominador al laberinto de los numeradores. Lo vengo estudiando hace tiempo y creo que es nuestra Razón, nuestra "diosa" Razón, la que nos lleva a esta locura. Al salir del mundo real salvaje ella es la que impone nuestra enorme fuerza de planificar y ejecutar y esa fuerza tiene humilladas y prisioneras muchas veces a nuestra mente, lo creativo y lo consciente, y a nuestra alma, que implica nuestra extraordinaria sensibilidad. Estos tres núcleos cerebrales deberían estar en armonía, coordinándose, para entender lo que nos une esencialmente, pero pasan los siglos y no salimos de esta situación, el mundo real político, en la que seguimos organizados en dominantes y dominados, convencidos lamentablemente de que no hay otra forma de organizarse, ciegos los primeros del ansia de dominio que proviene de nuestra Razón. Y para comprender esa dependencia a la misma observo que es la causa de dos enfermedades, el racionalismo y el irracionalismo, que impiden ver ese numerador común, esa vida interior, esa libertad de pensar y sentir, que son, los dominantes, los dominados a su vez por ellas.
A lo largo de los siglos han ido surgiendo diversos "humanismos" (desde el cristiano al marxista...) que comienzan sin duda con un noble deseo de plenitud, pero que acaban sometidos al ansia de poder, a esas enfermedades. La Historia nos habla claramente de lo inútil (todo sigue igual...) de su noble esfuerzo porque enferman, porque la Razón nubla a lo creativo y a lo sensible, unos por exceso de racionalismo, otros por hundirse en un irracionalismo ciego, todo, como digo, lleno de aristocracias, de trampas y redes del dominio, ahora encubiertas por esa forma, la democracia, que no impide persistir en esta Pancracia (nombre que curiosamente nunca he oído de tantos aristócratas "morales"...), en este mundo real político sin acercarnos a la Acracia, al mundo real poético, adonde se dirige el proceso de nuestra especie, atendiendo a su grado de consciencia, de creatividad y de sensibilidad. O para qué salimos del mundo real salvaje...
Pero existe un humanismo que aún no ha podido desarrollar sus auténticas posibilidades, el humanismo libertario, porque se enfrenta decididamente a todo poder, a su misma esencia, humanismo que yo califico de poético, entendiendo lo poético como algo más que lo estético o lo literario, como esa transformación de lo real, salvaje y político en poético, es decir en mundo humanizado.
Pero tanta complejidad como reunimos y tanta derivación de esas enfermedades hacen muy difícil superar nuestra situación. Y sería en vano esperar de los dominantes, los más afectados por ellas, que comprendan la posibilidad de otra organización. Somos nosotros, los seres humanos sencillos y dominados, sin aristocracias y sin delirios, los que debemos sanar de esas enfermedades. Sólo así podrá ir cayendo el muro que constituye el poder, sin caer en sus métodos de violencia y mixtificación, de montajes, de retórica, de manipulaciones, utilizando el mayor tesoro humano, la palabra, al servicio del dominio en lugar de orientarla hacia la plenitud de un común denominador como realmente puede darse.
Qué puede hacer un poeta, a la vez libertario (aunque no entiendo cómo se pueda ser una cosa sin la otra), sino no ir a votar... Recordemos las elecciones, repetidas, de hace poco en Madrid... y las que se anuncian... ¿Ha oído alguien a un político que hable de que todos tenemos la misma esencia y de que todos somos compañeros y de que todos debemos ser únicos, libres en nuestro pensar y sentir? ¿Alguien de los representantes del poder tiene una visión de lo humano más allá de este horizonte político? ¿Alguien vislumbra la esencia, el proceso, el camino hacia la plenitud? "Nuestra patria es el mundo, nuestra familia la humanidad": este es el lema del humanismo libertario, del humanismo poético, de acuerdo a nuestro común denominador que clama por un cambio de organización, asambleariamente, saliendo a la calle no en busca de enemigos políticos sino de compañeros amigos.
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