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KRISHNAMURTI: El Hombre que rechazó ser un avatar

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Mensaje por Tayos 5/3/2010, 13:03

KRISHNAMURTI:

EL HOMBRE QUE RECHAZÓ SER UN AVATAR

Débora Goldstern©️

A los que llaman
Conducidme desde lo ilusorio a lo Real.
Conducidme de las tinieblas a la Luz.
Conducidme de la muerte a la Inmortalidad.
KRISHNAMURTI


El 2 de Agosto de 1929, día de la apertura del Campamento Anual de la Estrella de Ommen –Holanda-, Krishnamurti, disolvía la Orden de cerca de 3000 miembros:

"Yo mantengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y ustedes no pueden acercársele en absoluto por ningún camino, por ninguna religión, por ninguna secta. Ése es mi punto de vista, y adhiero a él absolutamente e incondicionalmente // Ustedes están acostumbrados a la autoridad, o a la atmósfera de autoridad que piensan los llevará a la espiritualidad. Ustedes piensan y esperan que otro pueda, por su extraordinario poder -un milagro- transportarlos a este reino de libertad eterna que es la Felicidad. Su perspectiva entera de vida está basada en esa autoridad.

Yo deseo librarlos de todas las jaulas, de todos los miedos; y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías ni nuevas filosofías. Entonces usted me preguntará naturalmente por qué viajo por el mundo y hablo continuamente. Le diré por qué razón hago esto: no porque desee a un partidario, no porque desee un grupo de discípulos especiales. (¡Cómo aman los hombres ser diferente de sus compañeros, sin embargo cuán ridículas, absurdas y triviales pueden ser sus distinciones! Yo no quiero animar esa absurdidad.) No tengo ningún discípulo, ningún apóstol, ni en la tierra ni en el reino de la espiritualidad // Como he dicho, tengo solamente un propósito: hacer al hombre libre, para impulsarlo hacia la libertad, ayudarle a romper todas las limitaciones, porque solo ello le dará felicidad eterna, lo dará la realización incondicional de sí mismo".

Con este discurso que fue trasmitido por Radio, Krishnamurti, daba por terminada su asociación con la Sociedad Teosófica, que desde niño había moldeado y dirigido su personalidad. Y como si fuera poco, trazaba los delineamientos anárquicos que de aquí en más debería practicar la naciente Nueva Era.

Jiddu Krishnamurti, nació un 12 de mayo de 1895 en Madnapalle, sur de la India. Era el octavo hijo de Jiddu Naraniah, un funcionario público de jerarquía menor, y ferviente teosofista. Su madre Sanjeevamma, era considerada psíquica y aseguraba que experimentaba visiones y veía los colores del aura en las personas. De esta época data el apodo de Krishna y su posterior identificación con la divinidad del dios pastor. Quizás debamos señalar este primer acercamiento místico como una clara influencia, que su posterior integración a la Sociedad Teosófica no haría más que acentuar.


Fue en 1909 que los caminos de la Sociedad Teosóficas y el joven Krishna se cruzaron. Su descubridor fue Leadbeater, quién junto a Annie Bessant pertenecían a la Segunda Generación de Teosofistas que sucedieron al reinado de Blavatsky y Olcott. Leadbeater que más tarde habría de terminar sus días perseguido por escandalosos procesos judiciales debido a acusaciones de pederasta y corrupción de menores, fue el descubridor de Krishnamurti, que iba a revolucionar y sacudir los cimientos de la célebre Sociedad.
“ ... Una tarde de primavera, Leadbeter observó el aura extraordinaria que rodeaba a uno de los muchachos indios que chapoteaban en el agua. El chico estaba sucio y despeinado //


Convencido que el muchacho era de verdad el avatar del Señor Maitreya, Leadbeter se hizo cargo enseguida de Krishna. Lo frotaron, limpiaron y fue sometido a un estricto régimen higénico y educativo dentro del complejo. También se puso ocultamente a prueba con el Maestro Koot Hoomi, a quién Krishna visitaba cada noche en su cuerpo astral para recibir quince minutos de instrucción...”

Hasta su ruptura en 1929, los caminos de Krishnamurti estuvieron marcados a fuego por la Teosofía. Considerado como poco apto para la vida académica, señalado como un retrasado por una gran mayoría, la vida de Krishnamurti, estuvo rodeada en sus inicios por el lujo y los caprichos de los líderes teosóficos, que hicieron del muchacho un juguete atractivo que diera rienda suelta a sus delirios, de preparar y dar a conocer un nuevo salvador que suplantara a Cristo y su venida. Se pensó que Krishnamurti era el vehículo ideal, y durante 18 años se lo preparó y estimuló, aún a costa de destrozar sus raíces y de volverlo un ser confundido y contradictorio que es como finalizaría su vida.

Durante la década del 20’, la Sociedad Teosófica sufrió un aumento sin precedentes de miembros y se registró una gran expansión mundial de sus filiales. Mucho tuvo que ver la presencia de Krishnamurti a quién los años y la preparación habían formado, y que ahora parecía rebelarse como una joven promesa que seducía con sus bellos discursos acerca del Sendero y el Apostolado. El Señor del Mundo, decía la anciana Annie, estaba listo para hacer su entrada triunfal; pero algo falló...

Así como la Teosofía extendía sus tentáculos, también se desglosaba así misma a través de infinitas divisiones que no hacían más que debilitarla como organización. Feroces peleas internas, así como un creciente autoritarismo, que impedían cualquier signo de renovación, fueron la alarma que en la figura de Krishnamurti, sonaron antes que nadie.

Un año antes de producirse su famosa deserción, Krishnamurti comenzó a mostrar signos de cansancio con quiénes hasta el momento eran sus mentores económicos, sociales y espirituales. El primer indicio de esta decepción lo tuvo con el fallecimiento de su hermano, Nitya, que psíquicamente lo destrozó. Su único vínculo con la niñez había partido.

Poco antes de finalizar 1925, Krishnamurti experimentó la primera revelación importante, hablando en la convención de Adyar, tuvo un indicio de lo que podía ser su destino. Al referirse al Señor Maitreya, pasó de pronto de la tercera persona, y en lugar de decir –él-, dijo –yo-. Todos los presentes se dieron cuenta instintivamente de que algo decisivo había ocurrido, que no era Krishna quién hablaba, sino el Señor Maitreya dentro de él.

Hasta ese momento el asunto de los Maestros había estado fiscalizado por Bessant y Leadbeater. Pero los sucesos de Adyar perturbaron a los teosofistas, que entre la duda y la esperanza contemplaban como el Maestro del Mundo comenzaba su encarnación humana en la figura del tímido hindú.

“ ... El mismo Krishnamurti estaba confuso con respecto a los sucedido, pero su confusión ocultaba una cambio decisivo de postura, un cambio que no entendió hasta que fue completo. Alguien distinto de Krishna había hablado mediante él en Adyar, de eso estaba seguro. Alguien que siguió hablando durante toda su vida. El era por lo tanto una especie de vehículo. Pero no era el vehículo de las expectativas de Leadbeater: por consiguiente era una maestro, no por virtud de su función en la Sociedad Teosófica, sino por propio derecho. Con este cambio de acento abandonaba su equipaje teosófico, conservaba su rango espiritual y permanecía por encima de las luchas partidistas de la Sociedad...”

A partir de este suceso el mensaje que Krishna comenzó a declarar entre los miembros teosofistas fue “el de instarlos a que cada uno buscara su propio camino sin recurrir a una autoridad más alta...”

Para desazón de la Bessant y compañía la llegada del Maestro de Mundo no parecía del agrado de todos, máxime cuando lo que se escuchaba a través de Krishnamurti, era un renunciamiento a la dependencia de los Maestros, pretensión que muchos se resistían a abandonar, y en especial sus líderes. Un amargado Leadbeter confesaría después: la venida ha sido un error.

Después de su salida de la Teosofía, que vale decir provocó el declive de la misma, Krishnamurti, inició una brillante carrera como orador, desarrollando sus dotes en EE.UU, donde tenía residencia en el estado de California, por Europa y con visitas esporádicas a su tierra natal, la India. Durante toda su vida afirmaría que los Maestros no existían y que la evolución en este campo, eran el resultado de la contemplación y observancia de uno mismo. También dejaba asentado ideas muy particulares acerca de la educación tradicional, rechazando los dogmas, la desconfianza en las ideas y el desdén de la educación tradicional como transmisión de información.

Quizás como terapia psíquica ante los fantasmas que lo acechaban, desarrolló una particular relación en cuanto a su pasado, del que apenas decía, podía recordar, “ ... predicó la necesidad de la liberación psicológica y espiritual mediante la intención resuelta de captar el ahora del momento, lo cual puede empezar a liberar al individuo del vínculo de la historia y el deseo...”

Parecía que los Maestros mostraban el certificado de defunción, y que las teorías que habían llevado a Blavatsky a la cumbre, sucumbían ante el nacimiento de las nuevas ideas. Pero el asunto de la existencia de los Maestros que tantos trastornos y ríos de tinta habían hecho correr entre detractores y creyentes, continuaba sin solución.

Esta contradicción se puso de manifiesto durante la redacción de una biografía de Krishnamurti, quién aún vivía en el momento de su preparación. Una antigua amiga de su infancia, Mary Lutyens, llevó adelante la tarea. Durante su investigación una duda sobrevoló el ambiente: durante toda su vida Krishnamurti había enseñado con frecuencia que no hay fuente, que los Maestros son una ilusión, que cada conciencia está sólo en el Universo con sus propias reflexiones; sin embargo, en sus cuadernos y conversaciones se refería una vez y otra al poder que lo poseía, un poder que había reconocido en su juventud y experimentado repentinamente en la cima de su fama teosófica en forma de visita de los Maestros y, después en formas menos tangibles.

“ ... Lutyens creyó adivinar lo que él entendía por el poder un día en Brockwood, al salir por la puerta abierta de la sala de estar y sentir una extraordinaria presencia palpitante que surgía del lugar en el que acaba de estar hablando con el personaje. Otros testificaron experiencias parecidas. Era este poder el que parecía ser la fuente no sólo de la enseñanza de Krishnamurti, sino de un mismo ser, aunque distinto en ambos casos...”

Si era consciente de esta presencia ¿porque negaba y se hacía el desatendido en cuanto a la cuestión?. ¿Existía algún camino que condujera hacia la iluminación?. ¿Acaso él mismo no había experimentado ese estado?.

Su hermano Nitya, describe que padecía fuertes dolores, se desmayaba, llamaba en lengua nativa a su madre, pedía que lo llevaran al bosque de la India y hablaba de la presencia de seres poderosos. Afirmaba que era evidente un vaciado de la conciencia de Krishnamurti, junto a momentos que sentía una gran presencia. En una carta que le envió a Annie Bessant le confirmaba estos asertos:

“ ... El proceso de Krishna ha dado ahora un definitivo paso adelante. La otra noche (...) todos sentimos un gran embate de poder en la casa, (...) Krishna vio al Señor y al Maestro; pienso que también vio la Estrella brillando afuera esa noche, porque todos nos experimentamos una intensa sensación de reverente temor (...). Después Krishnamurti me dijo que la corriente comenzó como de costumbre en la base de su espina dorsal y alcanzó la base posterior de su cuello, luego una parte pasó al lado izquierdo y desde su frente surgió una llama. Ese es el desnudo resumen de lo que ocurrió; ninguno de nosotros sabe lo que ello significa, pero el poder era tan inmenso esa noche, que parece señalar una etapa definitiva. Presumo que debe significar la apertura del tercer ojo...”

Este estado al que se le llamaba “el Proceso” continuó durante toda su vida. Algunas voces disidentes sostienen que este proceso tenía un origen psicosomático, motivado en parte por la práctica del celibato que ejercía impidiéndole llevar una vida sexual normal. Si se ha de dar crédito a los rumores, el proceso siempre se manifestaba en presencia de mujeres. Pero no parece que Krishnamurti fuera un dependiente afectivo en este campo, aunque algunos romances que lo involucraban se hicieron públicos. ¿Se repetía la historia de Blavatsky?. Acusaciones similares se habían pronunciado en vida de la ocultista. ¿Entonces?

¿Es la iluminación un proceso que conduce hacia la comunicación con los Maestros?. ¿Síntomas de sufrimiento físico son signos de progreso espiritual?. ¿Evolución selectiva o adquirida por derecho propio?.

La intensidad del dolor variaba según el área donde se concentraba. A veces se localizaba en la cabeza, en los dientes, en la nuca o en la columna vertebral. En otras oportunidades, él gemía y se agarraba el estómago. Nada aliviaba el dolor; éste venía y se iba a voluntad. Cuando el proceso operaba, el cuerpo yacía en la cama era como una máscara; sólo parecía hallarse presente una conciencia del cuerpo. En este estado la voz era débil como la de un niño

Súbitamente el cuerpo fué ocupado por una elevada presencia, Krishna se incorporó, sentándose con las piernas cruzadas y los ojos cerrados; el frágil cuerpo parecía crecer y llenar la habitación; había un silencio palpable, palpitante, y una fuerza inmensa se derramaba en el lugar y nos envolvía. En este estado, la voz tenía un gran volumen y profundidad.

El 17 de febrero de 1986, Krishnamurti fallece afectado por un cáncer de páncreas. Durante su vida pública, rechazó discípulos y evitó dejar instrucciones de sus enseñanzas. Aunque negó la existencia de los Maestros, tuvo manifestaciones y visones de los mismos en varias oportunidades. Reconoció en cambio, ese poder que parecía desprenderse de su propio ser. Podemos suponer que a través de Krishnamurti se intentó corregir una comunicación que la Sociedad Teosófica desvirtuó con su accionar. Una cierta anarquía espiritual gestada lentamente y que una vez manifestada resultó como una brisa de aire fresco.

Seis años antes de morir Krishnamurti había dicho:

“ ... El cuerpo tiene un solo propósito, revelar la existencia...”



Nota: este capítulo citado, pertenence a Sociedad Teosófica, Culto a los Mahatmas, que publicáramos en el 2005.



Krishnamurti - New York 1928, Ojai 1930
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