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La imagen de Dios. El descubrimiento del mundo físico, astral y mental. Los cambios de estructuras del ser humano. El futuro de la humanidad.

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La imagen de Dios. El descubrimiento del mundo físico, astral y mental. Los cambios de estructuras del ser humano. El futuro de la humanidad. Empty La imagen de Dios. El descubrimiento del mundo físico, astral y mental. Los cambios de estructuras del ser humano. El futuro de la humanidad.

Mensaje por blackswan 16/9/2010, 22:02

La imagen de Dios. El descubrimiento del mundo físico, astral y mental. Los cambios de estructuras del ser humano. El futuro de la humanidad. 44astral_projection

La vida física es una aportación que el hombre recibe del Cosmos como soporte de evolución en todos los planos.

El hombre de la Tierra adora a todo aquello que cree superior a él y le da forma humana porque, en el fondo, el hombre adora al propio hombre y adorar es someterse a algo que considera superior; pero como no conoce otra forma más superior que a sí mismo, le da forma humana.

La religión necesita de ese soporte humano para poder centrar en él sus aspiraciones. Crea santos, vírgenes y dioses, y les da una forma física para poder tomar una referencia. Necesita que su consciente conforme una imagen física que le referencie con el Todo.

Todas las religiones dan forma humana al ser supremo al que se dirigen, y esta forma humana también se concreta en los distintos avatares que han llegado hasta la Tierra: Jesucristo fue llamado el Hijo del Hombre, Buda, Zoroastro, Khrisna, todos fueron seres humanos, para poder estar cerca del gran adorador del ser humano que es el mismo hombre.

Cuando el hombre trascienda de sí mismo, entonces no necesitará una forma humana donde referenciarse y buscará en el aire, en el agua, en las plantas, en los animales y en la propia energía que le rodea, esa referencia, pero principalmente la buscará en su hermano y también en sí mismo, pero no en su cuerpo físico.

En la naturaleza el hombre tiene todo su camino y sólo tiene que abrir sus ojos para verlo. Desde la roca hasta el éter, tiene toda una escala donde referenciarse y sabrá dónde está el principio y hacia dónde se dirige, y únicamente podrá dar cuenta de aquello que conoce.

Conoce la materia en diferentes formas de manifestación, inerte y viva, y también empieza a conocer la energía que la anima. Comprende que entre un ser vivo y otro que no lo está, existen diferencias que no son meramente morfológicas o físicas. Le llama alma, le llama espíritu y, en realidad, la diferencia existente entre un ser vivo y uno que no lo está, es la energía que lo vitaliza; energía altamente especializada que lleva a todas sus células a comportarse de una manera ordenada y correcta, porque el Cosmos, a través de toda su manifestación, permite que una célula pueda, en sí misma ser un mundo, un universo. En una célula está el Todo. Y en esa especialización a nivel físico del Cosmos, las neuronas tienen un papel preponderante y definitivo en la evolución del ser humano. La más sublime manifestación de la célula es la neurona, porque ella tiene directamente impresa la existencia de su Creador. La misión del hombre es descubrir cuál es el programa que tiene impreso. Para ello, paso a paso, deberá ir descubriendo las formas o maneras de acceder a su información.

Diferentes métodos, técnicas que han sido practicadas a lo largo de siglos, permiten descubrir aspectos de la mente humana que antes, cuando el hombre vivía en las cavernas, ni siquiera podía imaginar, y parece como si ahora quisiera negar porque derrumbaría todas sus estructuras, todos los pilares que ha puesto, porque esos pilares son meramente físicos y no trascienden de ahí.

La muerte es el paso de un plano meramente físico a un plano energético. Durante un breve periodo de tiempo, breve comparado con la eternidad, un parpadeo, sirve al hombre para darse cuenta que hay una forma de realidad distinta, una forma de manifestarse el Cosmos distinta, que a su vez es una referencia para el camino evolutivo del hombre, un descanso espiritual que le hace reflexionar sobre toda su andadura. Es el sueño, el sueño al cabo de un día de actividad, al cabo de una vida de actividad.

La evolución del hombre viene marcada por altibajos, épocas de esplendor y épocas de miseria. La época de esplendor se da cuando la cultura y la hermandad entre los hombres se realiza con mucha fluidez. La época de miseria es cuando esta cultura y esta comunicación están en manos de unos pocos. En ese momento, el hombre está dando marcha atrás y el Cosmos pone su freno. En ese freno, dada la velocidad que lleva el ser humano, hay quien salta y hay quien se queda. Los que trascienden son aquellos que estaban preparados para saltar en un momento de crisis, dada su vibración.

El hombre está abocado a sufrir cambios: cambios de estructura mental y cambios de estructura física, y lo uno acompaña a lo otro. Cualquier cambio en la estructura física del hombre viene precedido por un cambio de estructura mental.

El hombre del mañana tendrá una energía mucho más coordinada y por tanto un cuerpo físico mucho más armónico, más sutil y más útil. Su mente estará preparada para poder desarrollar cada una de sus potencialidades. La muerte no será más que un ligero paso para seguir andando con nueva carga, más ligera porque el soporte físico ya no será tan importante.

La comida, el vestido y todas aquellas cosas que el hombre de la Tierra actual da tanta importancia, para el hombre del mañana serán un mero medio al que no prestará demasiada importancia. Prestará mucha más importancia a descubrir aquellos aspectos que hoy ni siquiera puede imaginar y que entonces estarán vislumbrándose. Su esfuerzo estará dirigido a desarrollar todas sus potencialidades como ser humano. Tardará mucho tiempo, generaciones, para llegar al final de 4.7 convertido en un ser perfecto como hombre. Perfecto en su mente, perfecto en su energía y perfecto en su físico.

El hombre de la Tierra actual es demasiado denso. Un choque energético cualquiera, pequeño, hace desprenderse su espíritu. La muerte es algo cotidiano porque el espíritu es demasiado ligero y sutil, su unión con el cuerpo físico es muy liviana, porque son de un grado muy diferente de vibración. La evolución del hombre hará que su cuerpo sea un enclave más sólido para ese espíritu, porque ambos estarán más próximos en vibración. Entonces la muerte será un fenómeno extraño, poco frecuente.

A medida que el hombre va evolucionando, su nivel de vibración es más armónico en cada uno de sus cuerpos. El astral estará mucho más unido al cuerpo físico. La mente estará también más armonizada con el cuerpo astral y con el cuerpo físico y será un vehículo perfecto de manifestación del espíritu. Entonces, la muerte no tendrá mucho sentido; únicamente cuando haya cumplido su objetivo y sea consciente de ello, abandonará un soporte físico y adquirirá otro, siendo los tiempos entre una y otra cosa, entre una vida y otra vida, muy cortos, mientras los tiempos de utilización de su cuerpo físico serán muy largos porque, en ese momento, su consciencia no hará necesaria la muerte tan frecuentemente como ocurre con el ser humano de la Tierra.

En un plano superior de evolución, la muerte física será como un ligero descanso y además, de alguna manera, será provocada conscientemente por el individuo, porque sabe que, tanto en un plano como en el otro, sigue estando vivo y sigue estando en comunicación con cuanto le rodea. Es un mero cambio de traje que no provoca traumas de ningún tipo.

El camino de la evolución es un camino lento en sus primeras etapas. Lento porque el soporte que utiliza es lento. De todos modos, esa lentitud no exime de andar.

La consciencia del propio entorno, del propio cuerpo físico y de aquellas energías que lo mueven, son la base de una evolución más armónica.

Tratemos de ser más conscientes de cuanto nos rodea. Tratemos de ser muy conscientes de cada cosa que hacemos y de cómo podemos estar cada día más armónicos con cuantos nos rodean, porque ellos serán, durante muchos años y durante muchas vidas, nuestras referencias más directas. No rechacemos a nadie, porque todo aquel que está cerca de nosotros nos está enseñando algo que, si no estuviese, jamás aprenderíamos, y necesitamos aprender de todos y de todo.

La humildad nos enseñará cómo podemos aprender a vivir de una forma más armónica.
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