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La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
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Lurumagno
D.C.
lamujerbarbuda
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La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Fuente IBERALDEA
(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
(…) El lector hispanoparlante tiene una idea más o menos simple de la Biblia, tal como le enseñaron en su familia o en el colegio. Pero los problemas que hay en torno a su composición, autores, estilos, fuentes, épocas de redacción, manuscritos, interpolaciones, canon, apócrifos, inerrancia, traducciones, revisiones, etc., es algo que supera con mucho los conocimientos de los devotos que con todo fervor citan la biblia para corroborar las propias creencias. No en vano la especialidad de Sagrada Escritura es la más difícil de obtener entre todas las ciencias eclesiásticas.
(…) La iglesia cristiana cree que la biblia es indudablemente la palabra de Dios. Algo en lo que —cosa rara— católicos, protestantes y ortodoxos están de acuerdo, aunque, como no podía ser menos, tengan sus discrepancias en cuanto a esta creencia. Su idea fundamental en torno a la biblia es que Dios reveló su voluntad con relación al mundo valiéndose de hombres a los que de una manera u otra inspiró para que la pusiesen por escrito. De todas estas revelaciones o comunicaciones nació lo que hoy llamamos Sagrada Biblia.
Yo por mucho tiempo pensé también así, pero hoy, después de haberle dado muchas vueltas a todo el problema y después de haberlo estudiado desde dentro y desde otros muchos puntos de vista, estoy completamente seguro de que no es así. Si sólo hubiese dos o tres razones, aunque fuesen de peso, no me decidiría a cambiar una creencia que tan enraizada estaba en mí; pero las razones para defender mi nuevo punto de vista son abrumadoras, si uno las analiza libre de prejuicios y libre del «terror sacro» que a tanta gente le impide pensar con libertad sobre todos estos temas. (…)
Autores
Lo primero que uno preguntar es cuándo y por quién fue escrita. Y aquí mismo comienzan las discrepancias de todo tipo. No olvidemos que la palabra «biblia» viene de un plural griego (ta biblia = los libros) que fueron escritos en épocas muy diferentes y, por lo tanto, es lógico que nos encontremos con muchos autores diferentes. Si acerca del autor o autores del Apocalipsis (o Revelación como lo llaman los protestantes) hay dudas —a pesar de que está mucho más cerca de nosotros en el tiempo y en la cantidad de documentos conservados desde esa época—, imagine el lector las dudas que habrá acerca del autor o autores de los primeros de libros de la biblia que fueron escritos más de mil años antes de Cristo y que tratan no sólo de hechos acaecidos hace unos 4.000 años (toda la historia de Abraham) sino de épocas muchísimo más remotas en el tiempo como son los relatos de los patriarcas, las historias acerca de los gigantes y su relación con los «hijos de Dios» y hasta de los orígenes del mundo cuando la creación.
En la «historia sagrada» que aprendimos en nuestra infancia y aun después en los estudios del seminario, no había duda acerca de que Moisés hubiese sido el autor de todo el Pentateuco (los 5 primeros libros de la biblia) pero en cuanto uno se asoma un poco a los grandes estudios que sobre esto se han hecho (por autores en su mayoría protestantes), se echa de ver en seguida que la cosa dista muchísimo de ser tan simple y estar tan clara.
Más bien nos hablan de dos o tres fuentes» que poco a poco se fueron fundiendo hasta convertirse en el texto unificado que tenemos en la actualidad. Estas fuentes diversas se echan de ver en muchas ocasiones para los entendidos y en varias para los profanos, sobre todo cuando nos encontramos con repeticiones de temas ya narrados o variantes de los mismos hechos.
Sin embargo, el problema de quién haya sido el autor tiene poca importancia ya que lo que interesa es el contenido de la biblia, pues según la teología cristiana el autor en último término es Dios.
Contradicciones
(…) Fijémonos, de entrada, en unas cuantas contradicciones llamativas que si por un lado nos dicen que el Espíritu Santo no estaba muy atento cuando dictaba, por otro nos indican que los autores de la Biblia eran muy humanos y se equivocaban como todo hijo de vecino. Más tarde veremos errores debidos a las traducciones, copias, etc., pero éstos que le voy a mostrar al lector son debidos a la propia ignorancia del que escribía.
En primer lugar es de sobra conocida la discrepancia que hay entre las dos genealogías de Jesús que nos muestran los evangelios de Mateo y Lucas. Por más que los piadosos exégetas han tratado de buscarle una solución, no han sido capaces. Y no digamos nada de la falta de lógica que hay en presentarnos la genealogía por la línea de San José, cuando es dogma de fe que él no tuvo absolutamente nada que ver con la concepción de Jesús. Por este ingenuo detalle y por muchos otros se echa de ver algo que se transparenta en todo el Nuevo Testamento, especialmente en el prejuiciado
evangelio de Mateo, a saber, el empeño por probar que Jesús era el Mesías «del que habían hablado los profetas del Antiguo Testamento».
A veces para probarlo fuerza tanto los textos que roza la mentira o la mala fe. Por ejemplo cuando cita a Isaías diciendo: «Una virgen concebirá y dará a luz un niño» (7,14) para aplicárselo a Jesús y a su madre (Mt. 1,23).
Todos los escrituristas —católicos, protestantes y judíos— están de acuerdo en decir que la palabra que Isaías usa no es la palabra hebrea que significa virgen, sino la palabra almah que significa doncella o jovencita. Además de que todo el texto se aplica a un hecho histórico perfectamente conocido y contemporáneo del profeta y no a un hecho futuro.
La supuesta profecía, decía además que el nombre del niño sería «Emmanuel», cuando la realidad no fue así ya que se llamó Jesús, y sólo de vez en cuando y de una manera poética algunos predicadores y autores piadosos le llaman a Jesús «Emmanuel».
A veces la Biblia se cita mal a sí misma, o lo que es lo mismo, los autores del Nuevo Testamento citan erróneamente pasajes del Antiguo. Por ejemplo San Marcos (2,26) nos dice que David entró en el templo en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar y comió los panes de la proposición, cuando la verdad es que lo hizo en tiempos del Sumo Sacerdote Abimelec.
Y para probar que esto fue así, hay otro texto de la Biblia (1 Sam. 21). San Mateo le achaca a Jeremías una profecía que es de Zacarías (11,13). En las cartas de los apóstoles vemos a S. Judas citando comopalabra de Dios un texto del libro de Enoc, que según un concilio es un libro apócrifo.
Y si del Nuevo Testamento nos vamos al Antiguo nos encontraremos con infinidad de contradicciones y errores de todo tipo. En el capítulo 16 del libro 1.º de Samuel, Saúl conoce perfectamente a David y a su padre, y en cambio en el 17 ya no sabe quién es aquel muchacho ni de quién es hijo. Lo mismo se diga de la muerte de Saúl: en un lugar se suicida y en otro lo mata un amalecita. En el capítulo once del libro de Josué este caudillo mata a Yabín rey de Hazor y en el capítulo cuarto del libro de los Jueces, el Espíritu Santo parece que se había olvidado de lo que le había dictado al «autor sagrado» y hace morir al rey Yabín a manos de Barac. En el libro de Job han intervenido muchas manos y en muy diversas épocas dándonos como palabra de Dios unos «discursos» que aparte de tener un orden disparatado son de un contenido no sólo contradictorio sino blasfemo, si nos atenemos a lo que leemos. Y así sucesivamente.
Si nos pusiésemos a reseñar contradicciones y pequeños errores de este tipo no acabaríamos, sobre todo en el Antiguo Testamento. Sin embargo vamos a ser comprensivos no dándole demasiada importancia a estas cosas y se las achacaremos al mucho tiempo transcurrido desde que la Biblia fue escrita.
Pero no dejaremos de extrañarnos ante la total falta de providencia que Dios ha tenido con su palabra permitiendo que sufriese tantos embates y que llegase tan mutilada hasta nosotros como enseguida veremos.
Cómo llegó hasta nosotros
Más importancia tiene el problema de las copias y recensiones, de las interpolaciones v de las traducciones ya que ello afecta directamente al contenido de la biblia pudiendo cambiarlo, dándonos por consiguiente un mensaje no auténtico. El lector cuando tiene una biblia en sus manos tiene que pensar que lo que está leyendo es la traducción de una traducción de otra traducción; y el que sabe lodifícil que es el arte de traducir sabrá lo que esto significa.
Cuando el cristiano piadoso lee en las primeras páginas de su biblia «Traducción hecha a partir de las lenguas originales» no deberá tomarlo demasiado a la letra ya que:
Cuando uno piensa que de algunos pasajes de la biblia se pueden hacer dos versiones completamente diferentes no sólo en las palabras sino en el significado (dependiendo de cuáles sean los manuscritos que se usen de original) y cuando uno sabe que existen más de cien mil variantes del texto bíblico. uno no puede menos de sonreírse cuando ve el énfasis que algunos predicadores —llenos de buena voluntad— hacen en tal o cual verbo o adjetivo usado por Cristo o por cualquier profeta. En realidad no tienen derecho ninguno a hacer tal cosa una vez que sabemos los enormes abismos que median entre lo que fue exactamente la palabra o el significado original y lo que tenemos escrito en nuestras biblias actuales, en un idioma completamente diferente del original.
Para que el lector menos versado en estas cosas vea que no estoy exagerando, le pondré un solo ejemplo del largo y difícil camino que el texto que tiene en su biblia ha tenido que recorrer desde el original (escrito en un pellejo en toscas letras a mano), hasta las nítidas líneas impresas a máquina y perfectamente idénticas en miles de ejemplares.
Por mucho tiempo el texto de la mayor parte del Antiguo Testamento estuvo escrito en pergaminos en los que no había separación entre capítulos, ni entre párrafos, ni entre palabras. Era todo un mazacote ininteligible de letras mayúsculas. Y lo más grave de todo: las letras eran todas consonantes, porque los escritos hebreos no tenían vocales; sencillamente había que irlas adivinando.
Imagine el lector que su biblia actual estuviese escrita así:
Para el que sabe cómo comienza la biblia, no resulta muy difícil intercalar las vocales apropiadas y caer en la cuenta de que ese mazacote de consonantes puede ser leído así: ENELPRINCIPIOCREODIOSELCIELOYLATIERRA. Pero el que se enfrenta con todas esas letras por primera vez, puede con el mismo derecho leerlo así: NIELPRINCIPECUERDOSELUCEALAALTURA… o de cualquier otra manera que él se imagine. Y este estado de cosas duróbastantes siglos.
Esta ha sido precisamente la causa de la diferencia en los dos nombres que en la actualidad se le dan a Dios en las diversas biblias. Ciertos sectores protestantes más conservadores y los Testigos de Jehová —entre otros— tienen como algo sagrado el nombre de Jehová, mientras que para otras denominaciones protestantes más cultas y para los católicos, este nombre es un positivo error y en vez de él usan el de Yahvéh (simplificado en Yavé o Javé).
La razón de esta diferencia (que para los fanatizados «jehovistas» tiene una enorme importancia) es precisamente lo que estamos diciendo. Por carecer de vocales los códices antiguos hebreos y por no pronunciar jamás el nombre sagrado de Dios (Yahvéh) pronunciando en su lugar el nombre de Edonay (que significa Señor), con el paso de los años el pueblo hebreo se fue olvidando de las vocales que había que colocar entre las consonantes J (o Y)HVH y terminó por no saber cómo se pronunciaba el nombre de Dios.
Cuando hacia el año 600 los rabinos le pusieron las vocales Letras Hebreas de Yahweh correspondientes a todo el texto bíblico del Antiguo Testamento, en vez de intercalar las vocales originales A E, intercalaron las vocales de la palabra que venían pronunciado hacía siglos, es decir, las vocales EOA de Edonay, resultando de ello la palabra Yehovah o Jehova; y así se siguió haciendo durante mucho tiempo, hasta que en el siglo pasado los escrituristas más famosos -protestantes, católicos y judíos- se pusieron de acuerdo en que el nombre «Jehová» era un error. Pero la ciencia llegó tarde porque ya para entonces muchos videntes e iluminados habían tenido apariciones e inspiraciones en las que «el mismo Dios les había hablado de la sacralidad del nombre de Jehová».
Si esto ha pasado con una de las palabras más importantes de la biblia, imagine el lector lo que tiene que haber pasado con miles de otros pasajes menos importantes.
Por su parte las traducciones griegas y latinas más antiguas tenían sus vocales correspondientes, pero los códices estaban escritos sin separación entre las palabras y sin signos ortográficos, lo cual era fuente de muchos errores a la hora de interpretar el texto.
El clásico ejemplo «RESUCITONOESTAAQUI» puede ser interpretado: ¡RESUCITO!; ¡NO ESTÁ AQUÍ!, o también: ¿RESUCITO? ¡NO!; ¡ ESTÁ AQUÍ!, etc.
Éstas son sólo algunas de las muchas razones para las más de cien mil variantes de que hablábamos anteriormente.
Porque hay más razones, derivadas fundamentalmente del propio lenguaje antiguo y ya perdido que se usó en muchos de los textos y debidas también a los naturales errores de los copistas que por horas y horas cumplían la tediosa tarea de reproducir a mano viejos y enrevesados manuscritos. En algunas ocasiones bastó que se hubiesen olvidado de poner un punto encima o abajo de la consonante o que lo hubiesen puesto abajo en vez de ponerlo arriba —error facilísimo de cometer— para que la palabra o el párrafo entero cambiasen por completo de sentido en el códice hebreo.
Le pondré al lector otro ejemplo clásico: la tan repetida frase de Cristo de que «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico se salve». No podemos tener duda alguna de que la frase sea auténtica de Cristo porque la vemos repetida en los tres sinópticos (Mat. 19, 24; Marc. 10, 25 y Luc. 18, 25). Pero ¿qué fue lo que en realidad quiso decir Cristo? Porque resulta que la palabra aramea que se usó en el original para designar al camello también significa cuerda o soga y significa además viga.
Lógica o literariamente parece que hace más sentido el decir «es más fácil que una cuerda pase por el ojo de una aguja» que la enorme exageración que leemos en los evangelios. Pero nos quedamos con la duda de si Cristo quiso intencionalmente cometer esa exageración.
Y nuestra duda se acrecentará aún más, cuando los lingüistas entendidos nos dicen que la palabra griega (que ya era una traducción del arameo) de la cual se tradujo la palabra «aguja», puede también significar una puerta muy estrecha —una especie de burladero- que había en ciertos lugares en las murallas y por la que apenas pasaba un hombre. En este caso, de nuevo cobra sentido y lógica la relación con el camello; pero entonces tendremos que olvidarnos de la hipérbole que leemos en nuestros evangelios con las tremendas implicaciones ascéticas que ella conlleva, que por siglos han atemorizado a tantas piadosas almas cristianas.
Por eso apuntaba unas líneas más arriba, que es absolutamente risible el oír a muchos predicadores —sobre todo entre los protestantes fundamentalistas— esgrimir como una espada tal o cual palabra o verbo específico, como si estuviese todavía caliente, recién salido de los labios de Dios. Y si a esto añadimos las pasiones particulares, las conveniencias políticas del momento y toda suerte de limitaciones humanas, no tendremos que extrañarnos de las grandes diferencias que encontramos en nuestras biblias.
No tendremos que extrañarnos, por ejemplo, de la facilidad con que Lutero y otros líderes protestantes suprimieron de la biblia libros enteros (apoyados a veces en razones no exentas de peso); ni tendremos tampoco que extrañarnos de la seguridad con que muchos escrituristas nos dicen que tal párrafo ha sido interpolado o añadido, cosa en la que muy probablemente no están de acuerdo otros ilustres exégetas que tienen no menos argumentos para sostener que tal versículo es auténtico y no puede ser suprimido. Menos mal que el «simple fiel» sigue en su fiel simpleza creyendo que lo que lee en su biblia es ni más ni menos que lo que Dios dictó y no se entera de cómo se tiran los bíblicos trastos a la cabeza los especialistas de la hermenéutica sacra.
En esta última página, a pesar de haberlo hecho de una manera pasajera, he enunciado ya varios problemas muy serios en cuanto a la aceptabilidad de la biblia como palabra de Dios; pero no hemos hecho nada más que enunciarlos porque, como dijimos, ponerse a profundizar en ellos nos llevaría muy lejos. Piense el lector solamente en que dentro del judeo-cristianismo. la mitad de los fieles bíblicos hace hincapié en versículos y libros que la otra mitad rechaza corno auténticos: de ahí podrá deducir las enormes y profundas dudas que hay en torno al texto mismo de la biblia, ya que sería una audacia o un pecado muy grande rechazar la palabra de Dios sólo por leves dudas; o viceversa, seria una necedad incalificable el admitir como palabra revelada cosas que han sido inventadas por sabe Dios quién.
Libros revelados y libros no revelados
Y ésta es otra gran dificultad: De entre los libros que nos han llegado de la antigüedad, escritos por autores judíos o cristianos, ¿cuáles fueron revelados y cuáles no? Porque no vaya a creer el lector que de la antigüedad hemos recibido únicamente los que hoy tenemos en nuestra biblia. Muy lejos eso, hay toda una multitud de otros libros (algunos escritos en fechas anteriores a los que están en la biblia, por autores judíos y tenidos en gran estima por siglos) que hoy no son admitidos como revelados por la Iglesia actual.
El cristiano pensante se preguntará entonces con toda lógica qué norma se ha seguido para saber diferenciar entre unos y otros.
Desgraciadamente la mayoría de los cristianos no se interesan de estas «minucias» y se limitan a creer lo que otros les dicen que hay que creer, y de esta peligrosísima e infantil actitud mental se llega a lo que en la realidad está ocurriendo: que la cristiandad está comulgando con ruedas de molino. La fe, que al decir de la misma biblia, debería ser algo racional, es en la actualidad para la mayoría de los cristianos una especie de rutina mental y más que mental, ritual. Repiten las ceremonias que vieron hacer a sus padres y conservan sus creencias pero sin investigar mucho su contenido. (Creo que muchos sospechan que dentro no hay nada, pero prefieren seguir «practicando» y «creyendo» para no buscarse problemas.)
¿Cuál fue la norma para saber qué libros habían sido inspirados y qué libros no habían sido inspirados? La norma por laque los católicos se rigen en la actualidad fue un Concilio Ecuménico, el de Trento (celebrado en dos sesiones 1545-1549 y l552-1560) en el que se definió qué libros deberían integrar la biblia y que libros deberían ser considerados como apócrifos o espúreos Para los protestantes fue —por las mismas fechas— lo que dictaminó Lutero, aunque la verdad es que no fue sino hasta mediados del siglo pasado que lograron ponerse relativamente de acuerdo.
En la definición del Concilio de Trento hay cosas muy dignas de notarse. Lo primero que a uno le llena de extrañeza es la cantidad de tiempo que la Iglesia tardó en saber con certeza qué escritos eran «palabra de Dios» y qué escritos no lo eran. Uno piensa que tal cosa ya se sabía desde siempre sin ningún género de dudas ya que se supone que las autoridades eclesiásticas habrían guardado las «palabras textuales de Dios» como una cosa sagrada, libre de toda corrupción o influencias extrañas. Sin embargo no fue así, ya que únicamente tras muy largas discusiones llegaron a ponerse de acuerdo los Padres conciliares. Un acuerdo que fue únicamente «intramuros» porque hubo muchos cristianos que no aceptaron esta división y siguen sin aceptarla.
Y si nos atenemos a los judíos —que lógicamente serían los primeros y auténticos depositarios de la palabra de Dios directa, tal como la tenemos en el Pentateuco— distan aún más de aceptar el canon de libros sagrados tal como fue definido por el Concilio de Trento.
Los judíos, en lo que hace al Antiguo Testamento, se supone que deben ser los mejores conocedores de él, ya que fue escrito en su lengua o lenguas originales y dictado específicamente para ellos. Pues bien, los judíos tienen una idea de la sagrada Escritura completamente diferente de la que tenemos los cristianos. Para ellos la escritura sagrada por excelencia es el Pentateuco, o como ellos dicen. La Tora (la Ley); pero al lado de ella, ponen a los profetas y todos los demás libros que nosotros tenemos en el Antiguo Testamento; y además le añaden el Talmud que es una infinidad de comentarios que los sabios hebreos fueron elaborando a lo largo de los siglos. Y si bien el pueblo judío da a estos comentarios talmúdicos una gran importancia, en el cristianismo no se les presta atención alguna y de ninguna manera se admiten como palabra de Dios, como no sean aquellas partes en que coinciden con nuestro Antiguo Testamento.
Volviendo a la fecha en que fue hecho el canon o lista oficial de los libros sagrados (alrededor de 1559) nos encontramos con que en algunos casos habían pasado más de dos mil años desde que fueron escritos y que en el resto habían pasado por lo menos mil quinientos años. Naturalmente uno tiene el derecho a preguntarse cómo la Iglesia pudo saber cuáles eran inspirados y cuáles no de entre tantos libros, y más viendo que los hebreos piensan acerca de ello de una manera totalmente diferente.
El magisterio de la Iglesia contesta a esta duda amparándose en la infalibilidad de los Concilios Ecuménicos y con esto zanja de raíz —por lo menos en teoría— todo el problema; por más que entonces tengamos que trasladar nuestra duda a la infalibilidad de los Concilios; es decir, por qué hemos de estar tan seguros de que un Concilio es infalible. Más tarde volveremos sobre el tema de la infalibilidad, que es otra de las grandes grietas que se le han abierto a este «depósito de la fe» que San Pablo quería que fuese la Iglesia; por esta grieta se le está yendo el agua de la fe a muchos cristianos.
En el tema que estamos comentando nos encontramos con otro hecho extraño que nos pone a dudar acerca de la sabiduría con que fue hecha la «selección» de los libros sagrados, o si se quiere nos pone a dudar del Magisterio de la Iglesia y en último término de su infalibilidad.
Nos encontramos con que libros que la tradición (y no olvidemos que la tradición es uno de los pilares de nuestra fe, tan importante como la misma biblia) había mantenido como libros inspirados o sagrados, el Concilio de Trento no los incluyó entre los libros inspirados, enfrentando con esto en cierta manera a la tradición con la biblia. Y aunque haya algún teólogo que niegue que esto es así, son los mismos escrituristas cristianos los que nos han puesto en la pista de esto cuando nos dicen en sus tratados la influencia que tuvo, por ejemplo, el famoso Libro de Enoc en los primeros tiempos del cristianismo. No sólo eso, sino que en unas cuantas ocasiones vemos reflejado el pensamiento de estos libros en pasajes del Nuevo Testamento, y en algún libro tenemos citas explícitas de ellos, no estando exento de esta influencia ni el mismo Cristo.
Todo esto nos prueba que estos libros — considerados apócrifos por la iglesia 1.500 años más tarde (!!)— eran tradicionalmente considerados palabra de Dios ya que vemos a los mismos apóstoles usándolos para dar fuerza a sus enseñanzas.
Naturalmente los escrituristas cristianos han tratado de quitarle importancia a todos estos libros apócrifos diciendo que todo son fabulaciones de visionarios de los primeros siglos de la iglesia; pero he aquí que cuando el año_1947 aparecieron los famosos manuscritos de Qumran en el Mar Muerto, para desconsuelo de estos mismos sabios escrituristas se descubrió que algunos de estos libros
«bastardos» eran mucho más antiguos de lo que los sabios habían pensado estando ya escritos los más importantes antes de que Cristo viniese al mundo y, por tanto, las inexplicables influencias que algunos de ellos habían tenido en el Nuevo Testamento y que habían sido explicadas como «interpolaciones» o añadiduras posteriores, no eran tales interpolaciones sino auténticas influencias debido a la tradición que había de que eran realmente inspirados.
La importancia de los descubrimientos de Qumran (y casi lo mismo puede decirse de los de Nag-Hammadi en Egipto, hechos poco más o menos por el mismo tiempo) está muy lejos de haber sido desentrañada hasta sus últimas consecuencias. Parece que ha habido un silencioso acuerdo entre católicas, protestantes y judíos para que los importantísimos hallazgos, no sean conocidos del pueblo porque la verdad es que echan por tierra algunas de las creencias y tradiciones mantenidas en las tres denominaciones judeocristianas.
Permítame el lector esta autocita de mi libro Visionarios, Místicos y Contactos extraterrestres:
Algo parecido está pasando en la actualidad con los fenomenales descubrimientos arqueológicos de Ebla. en Siria, que tan mal recibidos han sido por los judíos, porque ponen en tela de juicio algunas de sus creencias más tradicionales y sagradas. En los miles de tablillas allí encontradas por los arqueólogos italianos —escritas antes de que se escribiese el Pentateuco— ya aparece una especie de Génesis en el que no falta un Yahvé, con sus correspondientes Adán y Eva, además de otros personajes bíblicos como Miguel e Ismael y hasta alguno de los antepasados de Abrahan, Esto si por una parte refuerza en cierta manera la posición de la biblia, por otra parte nos dice que el origen «divino» de nuestra biblia no es tan claro ni tan simple como muchos creen todavía.
Variantes en los textos
Para terminar esta serie de datos bíblicos y con referencia al tema que tratamos más arriba, de las infinitas variantes e interpolaciones que existen en el texto «sagrado», cito del mismo libro unos párrafos más arriba:
Y éstos son los «originales» que nos han servido para las traducciones que en la actualidad manejamos!
Como el lector ve, las cosas no están nada claras en lo que se refiere al texto mismo de la biblia y eso que no hemos hecho más que arañar ligeramente el tema, porque no queremos apartarnos de nuestro propósito fundamental.
Casi lo mismo se puede decir de la tan traída y llevada «inerrancia» que en otros tiempos suscitó tremendas discusiones entre los teólogos.
Inerrancia e interpretación
¿En qué consiste esa inerrancia o imposibilidad de error en biblia? Consiste en que por haber sido inspirado el autor material del escrito por el Espíritu Santo, es imposible que cometa errores en lo que se refiere a la fe.
Naturalmente que hay posiciones extremas en cuanto a esto de la inerrancia: desde los fundamenta-listas que admiten al pie de la letra todas y cada una de las cosas que se dicen en la biblia hasta los que interpretan esta inerrancia de una manera muy laxa, admitiendo que en la biblia puede haber errores materiales sin que esto afecte a la verdad funda mental referente a nuestra fe que está encerrada en el conjunto de los libros sagrados. Estos modernos y liberales eruditos bíblicos, sin género de dudas que en otros tiempos hubiesen sido llevados a la hoguera como herejes y blasfemos, pues otros pasaron por ese trance a pesar de que defendían posiciones bastante más conservadoras. (Fray Luis de León estuvo cuatro años preso en Valladolid por difundir la biblia en castellano y Tyndall fue quemado en la hoguera en Bélgica únicamente por traducirla al inglés).
La tendencia a seguir la biblia al pie de la letra ha sido mucho mayor en el protestantismo en donde algunas sectas llegaron a convertir a sus súbditos en verdaderos adoradores fanáticos del libro sagrado. Todavía hoy quedan algunos, pero por supuesto al fervor bíblico, aunque todavía es grande entre ellos, no es tan obcecado como en tiempos pasados.
Pero no sólo hay que buscar entre los protestantes a los mayores defensores de la tendencia rigorista sino que ellos fueron también los pioneros en cuanto a la interpretación liberal y los mayores desmitificadores de las Sagradas Escrituras; porque hay que reconocer que en cuanto a exégesis bíblica, en el protestantismo se le ha prestado más atención que entre los católicos; se ha estudiado más desapasionada y científicamente sin tener ideas preconcebidas y llegando hasta las últimas conclusiones a donde han llevado los hallazgos y los razonamientos.
Los católicos, en cuanto a orígenes, autores e interpretación, hasta hace poco tiempo daban la impresión de que no tenían nada que investigar porque ya lo sabían todo infaliblemente; a ello ayudó el Magisterio de la Iglesia que hasta Pío XII se mostró completamente inflexible en este particular. (El que quiera convencerse, que lea las encíclicas «Providentissimus Deus»de León XIII (1893). «Spiritus Paraclitus» de Benedicto XV (1920), «Divino afilante Spiritu» de Pío XII (1943) y Ia «Humani Generis» (1950) también de Pío XII.)
Recuérdese si no, la autoridad de que fue investida la famosa «vulgata», es decir, la traducción hecha al latín por San Jerónimo. Hoy día esta traducción, según los descubrimientos modernos de los escrituristas, tiene infinidad de incorrecciones y en bastantes casos positivos errores de traducción; sin embargo, durante muchos siglos la iglesia cristiana de occidente la consideró como la traducción oficial, no permitiendo que se usase otra y hasta hubo autores y jerarcas que pretendían que San Jerónimo había tenido una asistencia especial del cielo para su trabajo, confiriéndole una especie de inspiración de segunda categoría. Cómo obnubila la mente el fanatismo!
Como me he extendido demasiado en estas consideraciones superficiales acerca de las cosas extrañas que nos salen al paso en seguida que nos enfrentamos con el problema de la biblia, pasaré a lo que unas cuantas páginas más atrás dije que me interesaba más en todo el asunto de la «palabra de Dios revelada».
Decía en párrafos anteriores que lo que más me interesaba era «profundizar en la filosofía y en la lógica que hay detrás de todo un Dios revelándole poco a poco su voluntad a un grupo exiguo de hombres perdidos en la larguísima historia de la humanidad».
Considerando todo el hecho de la revelación de una manera panorámica, nos encontramos con una multitud de cosas que no tienen sentido y están contra toda lógica. Y antes de entrar a hacer consideración ninguna y anticipándonos a las objeciones de los teólogos, diremos que no vale el argumento de que Dios tiene su lógica y que los hombres no podemos imponerle pautas a Dios en sus acciones. No vale ese argumento porque si Dios después de habernos dado una mente que funciona de una manera determinada, cambia las reglas del juego sin avisar y actúa de una manera diferente (usando otra lógica u otra filosofía) el hombre no sabrá a qué atenerse y lógicamente tendrá que preguntarse en seguida para qué Dios le dio una inteligencia que no sirve en sus relaciones con Él. Y esto es precisamente lo que le pasa al hombre moderno cuando se enfrenta al problema de la revelación: no entiende la manera de actuar de Dios. Que el hombre no entienda a Dios, lo vemos lógico pero lo que pasa es que el hombre no sólo no entiende la manera de actuar de Dios, sino que la manera de actuar de Dios en todo lo referente a la revelación (lo mismo que más tarde veremos en la redención) le parece bastante absurda y falta de sentido y en cierta manera repugnante a la manera de ser humana.
Otra dificultad que previamente queremos solucionar es que se nos puede decir que según esto, todos nuestros antepasados y todas las grandes mentes que se han enfrentado a este problema y no lo han hallado tan absurdo o falto de lógica, eran unos tontos, faltos de inteligencia, cosa que evidentemente no se puede admitir.
Admito por supuesto que nosotros no somos más inteligentes que los antiguos pero lo que pasa es que hoy sabemos muchas otras cosas que ellos no sabían. Hoy los medios de comunicación nos han abierto los ojos a mil realidades que suceden en otras partes del mundo que en otras épocas eran completamente desconocidas para nuestros antepasados; hoy las ciencias físicas nos han hecho profundizar enormemente en el conocimiento de la materia asomándonos a unos panoramas cósmicos,
electrónicos o subatómicos, que para el que los mira con ojos trascendentes tienen dimensiones «divinas» totalmente desconocidas para nuestros antepasados; hoy conocemos con una precisión como nunca antes, cuáles son las creencias religiosas por las que todos los hombres y razas del planeta tratan de comunicarse con eso que llamamos «Dios» y vamos profundizando cada día más en el mecanismo sicológico que subyace debajo de todo ello; hoy día tenemos conocimiento — gracias a la parasicología y más aún a la paranormalogía— de muchos hechos extraños que nos ponen en la pista hacia un «más allá» que no es precisamente el «más allá» absoluto de que nos hablan las religiones, sino un «más allá» relativo, que nuestros antepasados confundían por completo con el más allá absoluto y último.
Por estas razones y por otras cosas, creo que hoy, a las puertas del año dos mil, estamos más preparados que nuestros antepasados para enjuiciar no sólo el problema de la revelación sino el problema religioso en toda su amplitud y profundidad. Además estas mismas ideas que yo estoy exponiendo aquí, han sido pensadas por miles de seres humanos que no han logrado ponerlas nunca por escrito, por una razón u otra, y han sido escritas ya en no pocas ocasiones, pero esos escritos y esas voces fueron «voces en el desierto» cuando no fueron voces ahogadas por la violencia cruenta o por la violencia legal de las autoridades. Lo mismo que no se clava un clavo con un solo martillazo, hace falta mucha repetición y muchas voces que año tras año martillen contra la dura pared de los intereses creados y contra la rutina que oxida el espíritu de los hombres y contra el terror sacro que guarda la entrada de las creencias religiosas. (…)
Extractado de la obra de Salvador Freixedo: El Cristianismo, un mito más.
(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
(…) El lector hispanoparlante tiene una idea más o menos simple de la Biblia, tal como le enseñaron en su familia o en el colegio. Pero los problemas que hay en torno a su composición, autores, estilos, fuentes, épocas de redacción, manuscritos, interpolaciones, canon, apócrifos, inerrancia, traducciones, revisiones, etc., es algo que supera con mucho los conocimientos de los devotos que con todo fervor citan la biblia para corroborar las propias creencias. No en vano la especialidad de Sagrada Escritura es la más difícil de obtener entre todas las ciencias eclesiásticas.
(…) La iglesia cristiana cree que la biblia es indudablemente la palabra de Dios. Algo en lo que —cosa rara— católicos, protestantes y ortodoxos están de acuerdo, aunque, como no podía ser menos, tengan sus discrepancias en cuanto a esta creencia. Su idea fundamental en torno a la biblia es que Dios reveló su voluntad con relación al mundo valiéndose de hombres a los que de una manera u otra inspiró para que la pusiesen por escrito. De todas estas revelaciones o comunicaciones nació lo que hoy llamamos Sagrada Biblia.
Yo por mucho tiempo pensé también así, pero hoy, después de haberle dado muchas vueltas a todo el problema y después de haberlo estudiado desde dentro y desde otros muchos puntos de vista, estoy completamente seguro de que no es así. Si sólo hubiese dos o tres razones, aunque fuesen de peso, no me decidiría a cambiar una creencia que tan enraizada estaba en mí; pero las razones para defender mi nuevo punto de vista son abrumadoras, si uno las analiza libre de prejuicios y libre del «terror sacro» que a tanta gente le impide pensar con libertad sobre todos estos temas. (…)
Autores
Lo primero que uno preguntar es cuándo y por quién fue escrita. Y aquí mismo comienzan las discrepancias de todo tipo. No olvidemos que la palabra «biblia» viene de un plural griego (ta biblia = los libros) que fueron escritos en épocas muy diferentes y, por lo tanto, es lógico que nos encontremos con muchos autores diferentes. Si acerca del autor o autores del Apocalipsis (o Revelación como lo llaman los protestantes) hay dudas —a pesar de que está mucho más cerca de nosotros en el tiempo y en la cantidad de documentos conservados desde esa época—, imagine el lector las dudas que habrá acerca del autor o autores de los primeros de libros de la biblia que fueron escritos más de mil años antes de Cristo y que tratan no sólo de hechos acaecidos hace unos 4.000 años (toda la historia de Abraham) sino de épocas muchísimo más remotas en el tiempo como son los relatos de los patriarcas, las historias acerca de los gigantes y su relación con los «hijos de Dios» y hasta de los orígenes del mundo cuando la creación.
En la «historia sagrada» que aprendimos en nuestra infancia y aun después en los estudios del seminario, no había duda acerca de que Moisés hubiese sido el autor de todo el Pentateuco (los 5 primeros libros de la biblia) pero en cuanto uno se asoma un poco a los grandes estudios que sobre esto se han hecho (por autores en su mayoría protestantes), se echa de ver en seguida que la cosa dista muchísimo de ser tan simple y estar tan clara.
Más bien nos hablan de dos o tres fuentes» que poco a poco se fueron fundiendo hasta convertirse en el texto unificado que tenemos en la actualidad. Estas fuentes diversas se echan de ver en muchas ocasiones para los entendidos y en varias para los profanos, sobre todo cuando nos encontramos con repeticiones de temas ya narrados o variantes de los mismos hechos.
Sin embargo, el problema de quién haya sido el autor tiene poca importancia ya que lo que interesa es el contenido de la biblia, pues según la teología cristiana el autor en último término es Dios.
Contradicciones
(…) Fijémonos, de entrada, en unas cuantas contradicciones llamativas que si por un lado nos dicen que el Espíritu Santo no estaba muy atento cuando dictaba, por otro nos indican que los autores de la Biblia eran muy humanos y se equivocaban como todo hijo de vecino. Más tarde veremos errores debidos a las traducciones, copias, etc., pero éstos que le voy a mostrar al lector son debidos a la propia ignorancia del que escribía.
En primer lugar es de sobra conocida la discrepancia que hay entre las dos genealogías de Jesús que nos muestran los evangelios de Mateo y Lucas. Por más que los piadosos exégetas han tratado de buscarle una solución, no han sido capaces. Y no digamos nada de la falta de lógica que hay en presentarnos la genealogía por la línea de San José, cuando es dogma de fe que él no tuvo absolutamente nada que ver con la concepción de Jesús. Por este ingenuo detalle y por muchos otros se echa de ver algo que se transparenta en todo el Nuevo Testamento, especialmente en el prejuiciado
evangelio de Mateo, a saber, el empeño por probar que Jesús era el Mesías «del que habían hablado los profetas del Antiguo Testamento».
A veces para probarlo fuerza tanto los textos que roza la mentira o la mala fe. Por ejemplo cuando cita a Isaías diciendo: «Una virgen concebirá y dará a luz un niño» (7,14) para aplicárselo a Jesús y a su madre (Mt. 1,23).
Todos los escrituristas —católicos, protestantes y judíos— están de acuerdo en decir que la palabra que Isaías usa no es la palabra hebrea que significa virgen, sino la palabra almah que significa doncella o jovencita. Además de que todo el texto se aplica a un hecho histórico perfectamente conocido y contemporáneo del profeta y no a un hecho futuro.
La supuesta profecía, decía además que el nombre del niño sería «Emmanuel», cuando la realidad no fue así ya que se llamó Jesús, y sólo de vez en cuando y de una manera poética algunos predicadores y autores piadosos le llaman a Jesús «Emmanuel».
A veces la Biblia se cita mal a sí misma, o lo que es lo mismo, los autores del Nuevo Testamento citan erróneamente pasajes del Antiguo. Por ejemplo San Marcos (2,26) nos dice que David entró en el templo en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar y comió los panes de la proposición, cuando la verdad es que lo hizo en tiempos del Sumo Sacerdote Abimelec.
Y para probar que esto fue así, hay otro texto de la Biblia (1 Sam. 21). San Mateo le achaca a Jeremías una profecía que es de Zacarías (11,13). En las cartas de los apóstoles vemos a S. Judas citando comopalabra de Dios un texto del libro de Enoc, que según un concilio es un libro apócrifo.
Y si del Nuevo Testamento nos vamos al Antiguo nos encontraremos con infinidad de contradicciones y errores de todo tipo. En el capítulo 16 del libro 1.º de Samuel, Saúl conoce perfectamente a David y a su padre, y en cambio en el 17 ya no sabe quién es aquel muchacho ni de quién es hijo. Lo mismo se diga de la muerte de Saúl: en un lugar se suicida y en otro lo mata un amalecita. En el capítulo once del libro de Josué este caudillo mata a Yabín rey de Hazor y en el capítulo cuarto del libro de los Jueces, el Espíritu Santo parece que se había olvidado de lo que le había dictado al «autor sagrado» y hace morir al rey Yabín a manos de Barac. En el libro de Job han intervenido muchas manos y en muy diversas épocas dándonos como palabra de Dios unos «discursos» que aparte de tener un orden disparatado son de un contenido no sólo contradictorio sino blasfemo, si nos atenemos a lo que leemos. Y así sucesivamente.
Si nos pusiésemos a reseñar contradicciones y pequeños errores de este tipo no acabaríamos, sobre todo en el Antiguo Testamento. Sin embargo vamos a ser comprensivos no dándole demasiada importancia a estas cosas y se las achacaremos al mucho tiempo transcurrido desde que la Biblia fue escrita.
Pero no dejaremos de extrañarnos ante la total falta de providencia que Dios ha tenido con su palabra permitiendo que sufriese tantos embates y que llegase tan mutilada hasta nosotros como enseguida veremos.
Cómo llegó hasta nosotros
Más importancia tiene el problema de las copias y recensiones, de las interpolaciones v de las traducciones ya que ello afecta directamente al contenido de la biblia pudiendo cambiarlo, dándonos por consiguiente un mensaje no auténtico. El lector cuando tiene una biblia en sus manos tiene que pensar que lo que está leyendo es la traducción de una traducción de otra traducción; y el que sabe lodifícil que es el arte de traducir sabrá lo que esto significa.
Cuando el cristiano piadoso lee en las primeras páginas de su biblia «Traducción hecha a partir de las lenguas originales» no deberá tomarlo demasiado a la letra ya que:
- no se conserva ningún original de absolutamente ninguno de los libros que componen Ia biblia;
- cualquier traducción está hecha de copias que ya habían sido traducidas y recopiadas muchas veces cuando sirvieron de «original» para las traducciones que poseemos, y
- el conocimiento de las «lenguas originales» que han tenido la mayoría de los traductores ha sido casi siempre muy poco profundo.
Cuando uno piensa que de algunos pasajes de la biblia se pueden hacer dos versiones completamente diferentes no sólo en las palabras sino en el significado (dependiendo de cuáles sean los manuscritos que se usen de original) y cuando uno sabe que existen más de cien mil variantes del texto bíblico. uno no puede menos de sonreírse cuando ve el énfasis que algunos predicadores —llenos de buena voluntad— hacen en tal o cual verbo o adjetivo usado por Cristo o por cualquier profeta. En realidad no tienen derecho ninguno a hacer tal cosa una vez que sabemos los enormes abismos que median entre lo que fue exactamente la palabra o el significado original y lo que tenemos escrito en nuestras biblias actuales, en un idioma completamente diferente del original.
Para que el lector menos versado en estas cosas vea que no estoy exagerando, le pondré un solo ejemplo del largo y difícil camino que el texto que tiene en su biblia ha tenido que recorrer desde el original (escrito en un pellejo en toscas letras a mano), hasta las nítidas líneas impresas a máquina y perfectamente idénticas en miles de ejemplares.
Por mucho tiempo el texto de la mayor parte del Antiguo Testamento estuvo escrito en pergaminos en los que no había separación entre capítulos, ni entre párrafos, ni entre palabras. Era todo un mazacote ininteligible de letras mayúsculas. Y lo más grave de todo: las letras eran todas consonantes, porque los escritos hebreos no tenían vocales; sencillamente había que irlas adivinando.
Imagine el lector que su biblia actual estuviese escrita así:
NLPRNCPCRDSLCLLTR.
Para el que sabe cómo comienza la biblia, no resulta muy difícil intercalar las vocales apropiadas y caer en la cuenta de que ese mazacote de consonantes puede ser leído así: ENELPRINCIPIOCREODIOSELCIELOYLATIERRA. Pero el que se enfrenta con todas esas letras por primera vez, puede con el mismo derecho leerlo así: NIELPRINCIPECUERDOSELUCEALAALTURA… o de cualquier otra manera que él se imagine. Y este estado de cosas duróbastantes siglos.
Esta ha sido precisamente la causa de la diferencia en los dos nombres que en la actualidad se le dan a Dios en las diversas biblias. Ciertos sectores protestantes más conservadores y los Testigos de Jehová —entre otros— tienen como algo sagrado el nombre de Jehová, mientras que para otras denominaciones protestantes más cultas y para los católicos, este nombre es un positivo error y en vez de él usan el de Yahvéh (simplificado en Yavé o Javé).
La razón de esta diferencia (que para los fanatizados «jehovistas» tiene una enorme importancia) es precisamente lo que estamos diciendo. Por carecer de vocales los códices antiguos hebreos y por no pronunciar jamás el nombre sagrado de Dios (Yahvéh) pronunciando en su lugar el nombre de Edonay (que significa Señor), con el paso de los años el pueblo hebreo se fue olvidando de las vocales que había que colocar entre las consonantes J (o Y)HVH y terminó por no saber cómo se pronunciaba el nombre de Dios.
Cuando hacia el año 600 los rabinos le pusieron las vocales Letras Hebreas de Yahweh correspondientes a todo el texto bíblico del Antiguo Testamento, en vez de intercalar las vocales originales A E, intercalaron las vocales de la palabra que venían pronunciado hacía siglos, es decir, las vocales EOA de Edonay, resultando de ello la palabra Yehovah o Jehova; y así se siguió haciendo durante mucho tiempo, hasta que en el siglo pasado los escrituristas más famosos -protestantes, católicos y judíos- se pusieron de acuerdo en que el nombre «Jehová» era un error. Pero la ciencia llegó tarde porque ya para entonces muchos videntes e iluminados habían tenido apariciones e inspiraciones en las que «el mismo Dios les había hablado de la sacralidad del nombre de Jehová».
Si esto ha pasado con una de las palabras más importantes de la biblia, imagine el lector lo que tiene que haber pasado con miles de otros pasajes menos importantes.
Por su parte las traducciones griegas y latinas más antiguas tenían sus vocales correspondientes, pero los códices estaban escritos sin separación entre las palabras y sin signos ortográficos, lo cual era fuente de muchos errores a la hora de interpretar el texto.
El clásico ejemplo «RESUCITONOESTAAQUI» puede ser interpretado: ¡RESUCITO!; ¡NO ESTÁ AQUÍ!, o también: ¿RESUCITO? ¡NO!; ¡ ESTÁ AQUÍ!, etc.
Éstas son sólo algunas de las muchas razones para las más de cien mil variantes de que hablábamos anteriormente.
Porque hay más razones, derivadas fundamentalmente del propio lenguaje antiguo y ya perdido que se usó en muchos de los textos y debidas también a los naturales errores de los copistas que por horas y horas cumplían la tediosa tarea de reproducir a mano viejos y enrevesados manuscritos. En algunas ocasiones bastó que se hubiesen olvidado de poner un punto encima o abajo de la consonante o que lo hubiesen puesto abajo en vez de ponerlo arriba —error facilísimo de cometer— para que la palabra o el párrafo entero cambiasen por completo de sentido en el códice hebreo.
Le pondré al lector otro ejemplo clásico: la tan repetida frase de Cristo de que «es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico se salve». No podemos tener duda alguna de que la frase sea auténtica de Cristo porque la vemos repetida en los tres sinópticos (Mat. 19, 24; Marc. 10, 25 y Luc. 18, 25). Pero ¿qué fue lo que en realidad quiso decir Cristo? Porque resulta que la palabra aramea que se usó en el original para designar al camello también significa cuerda o soga y significa además viga.
Lógica o literariamente parece que hace más sentido el decir «es más fácil que una cuerda pase por el ojo de una aguja» que la enorme exageración que leemos en los evangelios. Pero nos quedamos con la duda de si Cristo quiso intencionalmente cometer esa exageración.
Y nuestra duda se acrecentará aún más, cuando los lingüistas entendidos nos dicen que la palabra griega (que ya era una traducción del arameo) de la cual se tradujo la palabra «aguja», puede también significar una puerta muy estrecha —una especie de burladero- que había en ciertos lugares en las murallas y por la que apenas pasaba un hombre. En este caso, de nuevo cobra sentido y lógica la relación con el camello; pero entonces tendremos que olvidarnos de la hipérbole que leemos en nuestros evangelios con las tremendas implicaciones ascéticas que ella conlleva, que por siglos han atemorizado a tantas piadosas almas cristianas.
Por eso apuntaba unas líneas más arriba, que es absolutamente risible el oír a muchos predicadores —sobre todo entre los protestantes fundamentalistas— esgrimir como una espada tal o cual palabra o verbo específico, como si estuviese todavía caliente, recién salido de los labios de Dios. Y si a esto añadimos las pasiones particulares, las conveniencias políticas del momento y toda suerte de limitaciones humanas, no tendremos que extrañarnos de las grandes diferencias que encontramos en nuestras biblias.
No tendremos que extrañarnos, por ejemplo, de la facilidad con que Lutero y otros líderes protestantes suprimieron de la biblia libros enteros (apoyados a veces en razones no exentas de peso); ni tendremos tampoco que extrañarnos de la seguridad con que muchos escrituristas nos dicen que tal párrafo ha sido interpolado o añadido, cosa en la que muy probablemente no están de acuerdo otros ilustres exégetas que tienen no menos argumentos para sostener que tal versículo es auténtico y no puede ser suprimido. Menos mal que el «simple fiel» sigue en su fiel simpleza creyendo que lo que lee en su biblia es ni más ni menos que lo que Dios dictó y no se entera de cómo se tiran los bíblicos trastos a la cabeza los especialistas de la hermenéutica sacra.
En esta última página, a pesar de haberlo hecho de una manera pasajera, he enunciado ya varios problemas muy serios en cuanto a la aceptabilidad de la biblia como palabra de Dios; pero no hemos hecho nada más que enunciarlos porque, como dijimos, ponerse a profundizar en ellos nos llevaría muy lejos. Piense el lector solamente en que dentro del judeo-cristianismo. la mitad de los fieles bíblicos hace hincapié en versículos y libros que la otra mitad rechaza corno auténticos: de ahí podrá deducir las enormes y profundas dudas que hay en torno al texto mismo de la biblia, ya que sería una audacia o un pecado muy grande rechazar la palabra de Dios sólo por leves dudas; o viceversa, seria una necedad incalificable el admitir como palabra revelada cosas que han sido inventadas por sabe Dios quién.
Libros revelados y libros no revelados
Y ésta es otra gran dificultad: De entre los libros que nos han llegado de la antigüedad, escritos por autores judíos o cristianos, ¿cuáles fueron revelados y cuáles no? Porque no vaya a creer el lector que de la antigüedad hemos recibido únicamente los que hoy tenemos en nuestra biblia. Muy lejos eso, hay toda una multitud de otros libros (algunos escritos en fechas anteriores a los que están en la biblia, por autores judíos y tenidos en gran estima por siglos) que hoy no son admitidos como revelados por la Iglesia actual.
El cristiano pensante se preguntará entonces con toda lógica qué norma se ha seguido para saber diferenciar entre unos y otros.
Desgraciadamente la mayoría de los cristianos no se interesan de estas «minucias» y se limitan a creer lo que otros les dicen que hay que creer, y de esta peligrosísima e infantil actitud mental se llega a lo que en la realidad está ocurriendo: que la cristiandad está comulgando con ruedas de molino. La fe, que al decir de la misma biblia, debería ser algo racional, es en la actualidad para la mayoría de los cristianos una especie de rutina mental y más que mental, ritual. Repiten las ceremonias que vieron hacer a sus padres y conservan sus creencias pero sin investigar mucho su contenido. (Creo que muchos sospechan que dentro no hay nada, pero prefieren seguir «practicando» y «creyendo» para no buscarse problemas.)
¿Cuál fue la norma para saber qué libros habían sido inspirados y qué libros no habían sido inspirados? La norma por laque los católicos se rigen en la actualidad fue un Concilio Ecuménico, el de Trento (celebrado en dos sesiones 1545-1549 y l552-1560) en el que se definió qué libros deberían integrar la biblia y que libros deberían ser considerados como apócrifos o espúreos Para los protestantes fue —por las mismas fechas— lo que dictaminó Lutero, aunque la verdad es que no fue sino hasta mediados del siglo pasado que lograron ponerse relativamente de acuerdo.
En la definición del Concilio de Trento hay cosas muy dignas de notarse. Lo primero que a uno le llena de extrañeza es la cantidad de tiempo que la Iglesia tardó en saber con certeza qué escritos eran «palabra de Dios» y qué escritos no lo eran. Uno piensa que tal cosa ya se sabía desde siempre sin ningún género de dudas ya que se supone que las autoridades eclesiásticas habrían guardado las «palabras textuales de Dios» como una cosa sagrada, libre de toda corrupción o influencias extrañas. Sin embargo no fue así, ya que únicamente tras muy largas discusiones llegaron a ponerse de acuerdo los Padres conciliares. Un acuerdo que fue únicamente «intramuros» porque hubo muchos cristianos que no aceptaron esta división y siguen sin aceptarla.
Y si nos atenemos a los judíos —que lógicamente serían los primeros y auténticos depositarios de la palabra de Dios directa, tal como la tenemos en el Pentateuco— distan aún más de aceptar el canon de libros sagrados tal como fue definido por el Concilio de Trento.
Los judíos, en lo que hace al Antiguo Testamento, se supone que deben ser los mejores conocedores de él, ya que fue escrito en su lengua o lenguas originales y dictado específicamente para ellos. Pues bien, los judíos tienen una idea de la sagrada Escritura completamente diferente de la que tenemos los cristianos. Para ellos la escritura sagrada por excelencia es el Pentateuco, o como ellos dicen. La Tora (la Ley); pero al lado de ella, ponen a los profetas y todos los demás libros que nosotros tenemos en el Antiguo Testamento; y además le añaden el Talmud que es una infinidad de comentarios que los sabios hebreos fueron elaborando a lo largo de los siglos. Y si bien el pueblo judío da a estos comentarios talmúdicos una gran importancia, en el cristianismo no se les presta atención alguna y de ninguna manera se admiten como palabra de Dios, como no sean aquellas partes en que coinciden con nuestro Antiguo Testamento.
Volviendo a la fecha en que fue hecho el canon o lista oficial de los libros sagrados (alrededor de 1559) nos encontramos con que en algunos casos habían pasado más de dos mil años desde que fueron escritos y que en el resto habían pasado por lo menos mil quinientos años. Naturalmente uno tiene el derecho a preguntarse cómo la Iglesia pudo saber cuáles eran inspirados y cuáles no de entre tantos libros, y más viendo que los hebreos piensan acerca de ello de una manera totalmente diferente.
El magisterio de la Iglesia contesta a esta duda amparándose en la infalibilidad de los Concilios Ecuménicos y con esto zanja de raíz —por lo menos en teoría— todo el problema; por más que entonces tengamos que trasladar nuestra duda a la infalibilidad de los Concilios; es decir, por qué hemos de estar tan seguros de que un Concilio es infalible. Más tarde volveremos sobre el tema de la infalibilidad, que es otra de las grandes grietas que se le han abierto a este «depósito de la fe» que San Pablo quería que fuese la Iglesia; por esta grieta se le está yendo el agua de la fe a muchos cristianos.
En el tema que estamos comentando nos encontramos con otro hecho extraño que nos pone a dudar acerca de la sabiduría con que fue hecha la «selección» de los libros sagrados, o si se quiere nos pone a dudar del Magisterio de la Iglesia y en último término de su infalibilidad.
Nos encontramos con que libros que la tradición (y no olvidemos que la tradición es uno de los pilares de nuestra fe, tan importante como la misma biblia) había mantenido como libros inspirados o sagrados, el Concilio de Trento no los incluyó entre los libros inspirados, enfrentando con esto en cierta manera a la tradición con la biblia. Y aunque haya algún teólogo que niegue que esto es así, son los mismos escrituristas cristianos los que nos han puesto en la pista de esto cuando nos dicen en sus tratados la influencia que tuvo, por ejemplo, el famoso Libro de Enoc en los primeros tiempos del cristianismo. No sólo eso, sino que en unas cuantas ocasiones vemos reflejado el pensamiento de estos libros en pasajes del Nuevo Testamento, y en algún libro tenemos citas explícitas de ellos, no estando exento de esta influencia ni el mismo Cristo.
Todo esto nos prueba que estos libros — considerados apócrifos por la iglesia 1.500 años más tarde (!!)— eran tradicionalmente considerados palabra de Dios ya que vemos a los mismos apóstoles usándolos para dar fuerza a sus enseñanzas.
Naturalmente los escrituristas cristianos han tratado de quitarle importancia a todos estos libros apócrifos diciendo que todo son fabulaciones de visionarios de los primeros siglos de la iglesia; pero he aquí que cuando el año_1947 aparecieron los famosos manuscritos de Qumran en el Mar Muerto, para desconsuelo de estos mismos sabios escrituristas se descubrió que algunos de estos libros
«bastardos» eran mucho más antiguos de lo que los sabios habían pensado estando ya escritos los más importantes antes de que Cristo viniese al mundo y, por tanto, las inexplicables influencias que algunos de ellos habían tenido en el Nuevo Testamento y que habían sido explicadas como «interpolaciones» o añadiduras posteriores, no eran tales interpolaciones sino auténticas influencias debido a la tradición que había de que eran realmente inspirados.
La importancia de los descubrimientos de Qumran (y casi lo mismo puede decirse de los de Nag-Hammadi en Egipto, hechos poco más o menos por el mismo tiempo) está muy lejos de haber sido desentrañada hasta sus últimas consecuencias. Parece que ha habido un silencioso acuerdo entre católicas, protestantes y judíos para que los importantísimos hallazgos, no sean conocidos del pueblo porque la verdad es que echan por tierra algunas de las creencias y tradiciones mantenidas en las tres denominaciones judeocristianas.
Permítame el lector esta autocita de mi libro Visionarios, Místicos y Contactos extraterrestres:
Como más arriba dije, todavía estamos muy lejos de haber llegado a las últimas consecuencias que se pueden sacar de los manuscritos del Mar Muerto, pero lo que ha ido filtrándose poco a poco, nos ha servido mucho para corroborar sospechas que habían nacido de otras consideraciones y fuentes completamente diferentes.
«La seguridad, inflexibilidad y firmeza con que nos enseñaron el dogma cristiano, difiere mucho de los principios inseguros, ambiguos y tan poco dogmáticos que vemos en el inicio del cristianismo. Por otro lado aquel ‘orden nuevo’ que, según nos dijeron, fue el cristianismo desde su mismo inicio, trayéndole al hombre una perspectiva de lo sobrenatural completamente diferente, vemos, a la luz de Qumran. que no era tan nuevo: allí nos encontramos con unas bienaventuranzas que son las antecesoras inmediatas de las del evangelio; en el Manual de Disciplina de los esenios encontramos también que los dos principales ritos eran la cena sagrada — antecesora de nuestra eucaristía— y el bautismo, al “cual unían estrechamente la presenciadel Espíritu Santo; parte de la teología paulina está claramente calcada en lo que leemos en el libro de Enoc y sobre todo en los Testamentos de los XII Patriarcas; y para completar el paralelo nos encontramos con un misterioso «Maestro de Justicia» llamado también Mesías y Cristo, que murió martirizado un siglo antes de Jesús y que al parecer era el jefe de la secta.»
Algo parecido está pasando en la actualidad con los fenomenales descubrimientos arqueológicos de Ebla. en Siria, que tan mal recibidos han sido por los judíos, porque ponen en tela de juicio algunas de sus creencias más tradicionales y sagradas. En los miles de tablillas allí encontradas por los arqueólogos italianos —escritas antes de que se escribiese el Pentateuco— ya aparece una especie de Génesis en el que no falta un Yahvé, con sus correspondientes Adán y Eva, además de otros personajes bíblicos como Miguel e Ismael y hasta alguno de los antepasados de Abrahan, Esto si por una parte refuerza en cierta manera la posición de la biblia, por otra parte nos dice que el origen «divino» de nuestra biblia no es tan claro ni tan simple como muchos creen todavía.
Variantes en los textos
Para terminar esta serie de datos bíblicos y con referencia al tema que tratamos más arriba, de las infinitas variantes e interpolaciones que existen en el texto «sagrado», cito del mismo libro unos párrafos más arriba:
«Cuando se hizo una edición moderna del Nuevo Testamento en inglés, basada no en los originales de Etiene (que eran de 1550 y los más antiguos que hasta entonces habían podido usar los traductores ingleses) sino en el Codex Sinaíticus (del siglo IV) que se conserva en el British Museum de Londres, solamente en el Nuevo Testamento hubo que hacer unos 6.000 cambios para corregir el texto anterior de la biblia del King James -que hasta entonces había sido la oficial de la iglesia angloparlante— y de esos 6.000 cambios alrededor de 1.500 hacían cambiar el sentido al versículo.
Seis mil cambios en cuanto a la traducción inglesa. Pero lo que la mayoría de los cristianos no saben es que en el propio Codex Sinaiticus hay alrededor de 16,000 correcciones en el texto, y en muchísimos casos una palabra ha sido variada dos y tres veces, de acuerdo a la «inspiración» del que en aquel momento revisaba el códice, que se tomaba la libertad de cambiar palabras sencillamente porque no le gustaban»*.
Y éstos son los «originales» que nos han servido para las traducciones que en la actualidad manejamos!
Como el lector ve, las cosas no están nada claras en lo que se refiere al texto mismo de la biblia y eso que no hemos hecho más que arañar ligeramente el tema, porque no queremos apartarnos de nuestro propósito fundamental.
Casi lo mismo se puede decir de la tan traída y llevada «inerrancia» que en otros tiempos suscitó tremendas discusiones entre los teólogos.
Inerrancia e interpretación
¿En qué consiste esa inerrancia o imposibilidad de error en biblia? Consiste en que por haber sido inspirado el autor material del escrito por el Espíritu Santo, es imposible que cometa errores en lo que se refiere a la fe.
Naturalmente que hay posiciones extremas en cuanto a esto de la inerrancia: desde los fundamenta-listas que admiten al pie de la letra todas y cada una de las cosas que se dicen en la biblia hasta los que interpretan esta inerrancia de una manera muy laxa, admitiendo que en la biblia puede haber errores materiales sin que esto afecte a la verdad funda mental referente a nuestra fe que está encerrada en el conjunto de los libros sagrados. Estos modernos y liberales eruditos bíblicos, sin género de dudas que en otros tiempos hubiesen sido llevados a la hoguera como herejes y blasfemos, pues otros pasaron por ese trance a pesar de que defendían posiciones bastante más conservadoras. (Fray Luis de León estuvo cuatro años preso en Valladolid por difundir la biblia en castellano y Tyndall fue quemado en la hoguera en Bélgica únicamente por traducirla al inglés).
La tendencia a seguir la biblia al pie de la letra ha sido mucho mayor en el protestantismo en donde algunas sectas llegaron a convertir a sus súbditos en verdaderos adoradores fanáticos del libro sagrado. Todavía hoy quedan algunos, pero por supuesto al fervor bíblico, aunque todavía es grande entre ellos, no es tan obcecado como en tiempos pasados.
Pero no sólo hay que buscar entre los protestantes a los mayores defensores de la tendencia rigorista sino que ellos fueron también los pioneros en cuanto a la interpretación liberal y los mayores desmitificadores de las Sagradas Escrituras; porque hay que reconocer que en cuanto a exégesis bíblica, en el protestantismo se le ha prestado más atención que entre los católicos; se ha estudiado más desapasionada y científicamente sin tener ideas preconcebidas y llegando hasta las últimas conclusiones a donde han llevado los hallazgos y los razonamientos.
Los católicos, en cuanto a orígenes, autores e interpretación, hasta hace poco tiempo daban la impresión de que no tenían nada que investigar porque ya lo sabían todo infaliblemente; a ello ayudó el Magisterio de la Iglesia que hasta Pío XII se mostró completamente inflexible en este particular. (El que quiera convencerse, que lea las encíclicas «Providentissimus Deus»de León XIII (1893). «Spiritus Paraclitus» de Benedicto XV (1920), «Divino afilante Spiritu» de Pío XII (1943) y Ia «Humani Generis» (1950) también de Pío XII.)
Recuérdese si no, la autoridad de que fue investida la famosa «vulgata», es decir, la traducción hecha al latín por San Jerónimo. Hoy día esta traducción, según los descubrimientos modernos de los escrituristas, tiene infinidad de incorrecciones y en bastantes casos positivos errores de traducción; sin embargo, durante muchos siglos la iglesia cristiana de occidente la consideró como la traducción oficial, no permitiendo que se usase otra y hasta hubo autores y jerarcas que pretendían que San Jerónimo había tenido una asistencia especial del cielo para su trabajo, confiriéndole una especie de inspiración de segunda categoría. Cómo obnubila la mente el fanatismo!
Como me he extendido demasiado en estas consideraciones superficiales acerca de las cosas extrañas que nos salen al paso en seguida que nos enfrentamos con el problema de la biblia, pasaré a lo que unas cuantas páginas más atrás dije que me interesaba más en todo el asunto de la «palabra de Dios revelada».
Decía en párrafos anteriores que lo que más me interesaba era «profundizar en la filosofía y en la lógica que hay detrás de todo un Dios revelándole poco a poco su voluntad a un grupo exiguo de hombres perdidos en la larguísima historia de la humanidad».
Considerando todo el hecho de la revelación de una manera panorámica, nos encontramos con una multitud de cosas que no tienen sentido y están contra toda lógica. Y antes de entrar a hacer consideración ninguna y anticipándonos a las objeciones de los teólogos, diremos que no vale el argumento de que Dios tiene su lógica y que los hombres no podemos imponerle pautas a Dios en sus acciones. No vale ese argumento porque si Dios después de habernos dado una mente que funciona de una manera determinada, cambia las reglas del juego sin avisar y actúa de una manera diferente (usando otra lógica u otra filosofía) el hombre no sabrá a qué atenerse y lógicamente tendrá que preguntarse en seguida para qué Dios le dio una inteligencia que no sirve en sus relaciones con Él. Y esto es precisamente lo que le pasa al hombre moderno cuando se enfrenta al problema de la revelación: no entiende la manera de actuar de Dios. Que el hombre no entienda a Dios, lo vemos lógico pero lo que pasa es que el hombre no sólo no entiende la manera de actuar de Dios, sino que la manera de actuar de Dios en todo lo referente a la revelación (lo mismo que más tarde veremos en la redención) le parece bastante absurda y falta de sentido y en cierta manera repugnante a la manera de ser humana.
Otra dificultad que previamente queremos solucionar es que se nos puede decir que según esto, todos nuestros antepasados y todas las grandes mentes que se han enfrentado a este problema y no lo han hallado tan absurdo o falto de lógica, eran unos tontos, faltos de inteligencia, cosa que evidentemente no se puede admitir.
Admito por supuesto que nosotros no somos más inteligentes que los antiguos pero lo que pasa es que hoy sabemos muchas otras cosas que ellos no sabían. Hoy los medios de comunicación nos han abierto los ojos a mil realidades que suceden en otras partes del mundo que en otras épocas eran completamente desconocidas para nuestros antepasados; hoy las ciencias físicas nos han hecho profundizar enormemente en el conocimiento de la materia asomándonos a unos panoramas cósmicos,
electrónicos o subatómicos, que para el que los mira con ojos trascendentes tienen dimensiones «divinas» totalmente desconocidas para nuestros antepasados; hoy conocemos con una precisión como nunca antes, cuáles son las creencias religiosas por las que todos los hombres y razas del planeta tratan de comunicarse con eso que llamamos «Dios» y vamos profundizando cada día más en el mecanismo sicológico que subyace debajo de todo ello; hoy día tenemos conocimiento — gracias a la parasicología y más aún a la paranormalogía— de muchos hechos extraños que nos ponen en la pista hacia un «más allá» que no es precisamente el «más allá» absoluto de que nos hablan las religiones, sino un «más allá» relativo, que nuestros antepasados confundían por completo con el más allá absoluto y último.
Por estas razones y por otras cosas, creo que hoy, a las puertas del año dos mil, estamos más preparados que nuestros antepasados para enjuiciar no sólo el problema de la revelación sino el problema religioso en toda su amplitud y profundidad. Además estas mismas ideas que yo estoy exponiendo aquí, han sido pensadas por miles de seres humanos que no han logrado ponerlas nunca por escrito, por una razón u otra, y han sido escritas ya en no pocas ocasiones, pero esos escritos y esas voces fueron «voces en el desierto» cuando no fueron voces ahogadas por la violencia cruenta o por la violencia legal de las autoridades. Lo mismo que no se clava un clavo con un solo martillazo, hace falta mucha repetición y muchas voces que año tras año martillen contra la dura pared de los intereses creados y contra la rutina que oxida el espíritu de los hombres y contra el terror sacro que guarda la entrada de las creencias religiosas. (…)
Extractado de la obra de Salvador Freixedo: El Cristianismo, un mito más.
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Si, la Biblia es la palabra de Dios. Aparece en ella "aparentes contradicciones" por causa de las fallas humanas, eso pasó porque Dios usó simples mortales para escribirla; eso no invalida la inspiración divina que utilizó a hombres piadosos y elegidos para servir al Creador y Señor de todas las cosas.
D.C.- Cantidad de envíos : 25
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
hola, D.C., ¿Has leido algo del post anterior a parte del titulo?
Los "libros" seleccionados como válidos en el siglo XVI por ciertos elegidos para que todo el mundo se parta la cara en nombre de dios. No hombre no, hay muchos otros libros, vamos a compartir lo aprendido sin rencores y con la mente abierta y despierta!!
A parte de que no todo está en los libros.
“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha". V.H.
PAZ
Los "libros" seleccionados como válidos en el siglo XVI por ciertos elegidos para que todo el mundo se parta la cara en nombre de dios. No hombre no, hay muchos otros libros, vamos a compartir lo aprendido sin rencores y con la mente abierta y despierta!!
A parte de que no todo está en los libros.
“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha". V.H.
PAZ
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Hola!
Me parece un tema interesantísimo,si me permitis opinar...
Yo creo que aqui falla la base,las creencias en las que hemos sido indoctrinados,y ha llegado el momento de saber la Verdad por nosotros mismos.
Seamos realistas,la Biblia,ha sido manipulada y transgiversada.El mismo Jesucristo reconoce que sus discípulos,al no entender al 100% lo que EL los decia,transgiversaron sus palabras y en sus evangelios no plasmaron ni mínimamente lo que El maestro queria transmitirles sobre lo que realmente es el Padre/Madre de toda la creación.
Imagínate lo que hicieron los romanos con "la palabra de Dios".Y como ya dije a tu marido MKB,un Dios que "usa","utiliza" no es EL verdadero creador de TODO,si no un ser que jugó a ser Dios.
Tu misma lo dices,"simples mortales" y si nos hubiese creado "directamente" EL verdadero creador,seriamos inmortales y eternos(de hecho nuestras almas lo son).
La Biblia afirma que los Elohim dijeron:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”
A nuestra imagen,en plural.Por eso somos mortales,porque nos crearon seres mortales que se hicieron pasar por Dioses.Pero nuestra alma es eterna,porque fué creada por El Dios único.
“…Tomó, pues, Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase…”
(Génesis 2:15)
"…Yo he creado al genio y a la humanidad sólo para que me adoren…"
(Corán 51:56)
Y de estas perlas hay muchas.Es el momento de la Verdad.
Un saludo!
Me parece un tema interesantísimo,si me permitis opinar...
Yo creo que aqui falla la base,las creencias en las que hemos sido indoctrinados,y ha llegado el momento de saber la Verdad por nosotros mismos.
Seamos realistas,la Biblia,ha sido manipulada y transgiversada.El mismo Jesucristo reconoce que sus discípulos,al no entender al 100% lo que EL los decia,transgiversaron sus palabras y en sus evangelios no plasmaron ni mínimamente lo que El maestro queria transmitirles sobre lo que realmente es el Padre/Madre de toda la creación.
Imagínate lo que hicieron los romanos con "la palabra de Dios".Y como ya dije a tu marido MKB,un Dios que "usa","utiliza" no es EL verdadero creador de TODO,si no un ser que jugó a ser Dios.
Tu misma lo dices,"simples mortales" y si nos hubiese creado "directamente" EL verdadero creador,seriamos inmortales y eternos(de hecho nuestras almas lo son).
La Biblia afirma que los Elohim dijeron:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”
A nuestra imagen,en plural.Por eso somos mortales,porque nos crearon seres mortales que se hicieron pasar por Dioses.Pero nuestra alma es eterna,porque fué creada por El Dios único.
“…Tomó, pues, Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase…”
(Génesis 2:15)
"…Yo he creado al genio y a la humanidad sólo para que me adoren…"
(Corán 51:56)
Y de estas perlas hay muchas.Es el momento de la Verdad.
Un saludo!
Lurumagno- Cantidad de envíos : 237
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Primeramente paz a ti tambien. Si, yo he leido y estoy totalmente de acuerdo que Dios es mucho más que su propia revelación escrita(biblia); sólo que me concentré en contestar la pregunta del post("¿la biblia es realmente la palabra de Dios ...?") por el motivo de que las contradicciones pueden cerrar el oido y el corazon de algunas personas y creo que la biblia es para ayudar al ser humano y no para ser rechazada completamente por el.
Es bueno cuando vamos a leer la biblia no leer como un libro mas, es mejor creermos que Dios la dejó a nosotros y pedir sabiduría divina pa entenderla y aplicarla, asi no vamos cometer errores de interpretación y atrocidades fanaticas
Ah, y no soy hombre. A propósito, "la mujer barbuda" es hombre o mujer???jejej
¡saludos gente!
Es bueno cuando vamos a leer la biblia no leer como un libro mas, es mejor creermos que Dios la dejó a nosotros y pedir sabiduría divina pa entenderla y aplicarla, asi no vamos cometer errores de interpretación y atrocidades fanaticas
Ah, y no soy hombre. A propósito, "la mujer barbuda" es hombre o mujer???jejej
¡saludos gente!
D.C.- Cantidad de envíos : 25
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Si,estas en lo cierto,has dado en el clavo: biblia con contradicciones = personas que se alejan de Dios.
Por eso hemos de buscar la verdad en nuestra propia experiencia.
No hay que ser fanáticos como tu bien dices,el fanatismo nubla la mente y el corazón.
Un saludo!
Pd: No sé,pero tiene un nick curioso jeje
Por eso hemos de buscar la verdad en nuestra propia experiencia.
No hay que ser fanáticos como tu bien dices,el fanatismo nubla la mente y el corazón.
Un saludo!
Pd: No sé,pero tiene un nick curioso jeje
Lurumagno- Cantidad de envíos : 237
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Está excelente Lurumagno, sólo cuidado para no alejarte demasiado en tu busqueda por la verdad, en el camino habrá demasiadas mentiras que te querrán atrapar.
D.C.- Cantidad de envíos : 25
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Fecha de inscripción : 29/04/2010
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
tema muy delicado para tocar, saludos a todos
paton262- Cantidad de envíos : 41
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
paton toca el tema,estamos para enriquecernos y experimentar
Lurumagno- Cantidad de envíos : 237
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Localización : Madrid
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
es un tema muy bueno para tratar, es algo que me fascina, el tema es que no creo en dios ni en religiones, por lo tanto, seria algo complicado, me gustaria poder ver el video D.C. pero ando flojo de coneccion y tiempo, es cierto? la encontraron? el fin de semana lo voy a mirar, seria muy bueno que fuese cierto, saben el cuento del cura nuevo que le pide al viejo que le permita revisar los escritos antiguos, para ver si por casualidad hay en error de traduccion??????
paton262- Cantidad de envíos : 41
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Fecha de inscripción : 03/12/2009
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
donde esta el video de D.C. ?????
paton262- Cantidad de envíos : 41
Nivel de Aportación : 44
Fecha de inscripción : 03/12/2009
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
paton262 escribió:donde esta el video de D.C. ?????
buena pregunta, pero no me doy por vencida soy testaruda. Dios es el unico que puede ayudarnos, me preocupa que muchos desacreditan Su palabra. Creo que la palabra de Dios es la unica arma contra el sistema cuando nos quiere oprimir..bueno aqui el tema es otro, "¿la biblia es realmente la palabra de Dios?"
que les parece contestar después de dar un vistazo en ese video (y por favor admin no echen fuera otra vez esa perla..)
D.C.- Cantidad de envíos : 25
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Fecha de inscripción : 29/04/2010
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
A ver , no voy a entrar en cuetiones filosoficas , pero eso de encontrar el arca de noe es un fake , la madera del arca se ha descompuesto hace tiempo , no pueden quedar restos de ella.
Invitado- Invitado
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
A parte ke se encontraron varias arcas repartidas por varios puntos geograficos.
Un antiguo compañero del foro que he visto ke ya no tiene la cuenta, estuvo en el "arca" hace años
Un antiguo compañero del foro que he visto ke ya no tiene la cuenta, estuvo en el "arca" hace años
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
DOS CUENTOS DE HADAS.
Autor: Hernán Toro
Publicado en: Blogs del periódico El Tiempo - Noviembre 15 de 2007
El libro sagrado de los musulmanes, el Corán, narra una anécdota interesante:
"Sulaimán heredó a Dawud (1) y dijo: "¡Hombres! Se nos ha enseñado el lenguaje de los pájaros y se nos ha dado de todo. ¡Es un favor manifiesto!" Las tropas de Sulaimán, compuestas de genios, de hombres y pájaros, fueron agrupadas ante él y formadas. Hasta que, llegados al Valle de las Hormigas, una hormiga dijo: "¡Hormigas! ¡Entrad en vuestras viviendas, no sea que Sulaimán y sus tropas os aplasten sin darse cuenta!"
Sonrió al oír lo que ella decía y dijo: "¡Señor! ¡Permíteme que Te agradezca la gracia que nos has dispensado, a mí y a mis padres! ¡Haz que haga obras buenas que Te plazcan! ¡Haz que entre a formar parte, por Tu misericordia, de Tus siervos justos!" Pasó revista a los pájaros y dijo: "¿Cómo es que no veo a la abubilla? ¿O es que está ausente? He de castigarla severamente o degollarla a menos que me presente, sin falta, una excusa satisfactoria".
No tardó en regresar y dijo: "Sé algo que tú no sabes y te traigo de los Saba una noticia segura. He encontrado que reina sobre ellos una mujer, a quien se ha dado de todo y que posee un trono augusto. He encontrado que ella y su pueblo se postran ante el sol, no ante Alá. El Demonio les ha engalanado sus obras y, habiéndoles apartado del camino, no siguen la buena dirección, de modo que no se prosternan ante Alá, Quien pone de manifiesto lo que está escondido en los cielos y en la tierra, y sabe lo que ocultáis y lo que manifestáis. Alá, fuera del Cual no hay otro dios, es el Señor del Trono augusto". Dijo él: "Vamos a ver si dices verdad o mientes. Lleva este escrito mío y échaselo. Luego, mantente aparte y mira qué responden". (Sura 27,16-28)
Cualquier persona razonable reconoce inmediatamente en este texto una fábula, un cuento de hadas. ¿Por qué? Porque incluye todos los elementos típicos. Le ruego paciencia al lector mientras explico algo que resulta evidente para cualquier persona racional:
1. El texto adjudica a los pájaros, por ejemplo las abubillas, un lenguaje tan sofisticado como el humano, tanto, que le permite expresar conceptos como "noticia", "reina", "trono", "augusto", "postrarse", o "Dios". Cualquier persona razonable sabe que ningún pájaro tiene una capacidad mental suficiente para albergar tales ideas.
2. Adjudica a las hormigas un lenguaje igual de complejo: éstas comprenden ideas como "tropa", "darse cuenta", e incluso, saben el nombre de un ser humano. Toda persona razonable sabe que una hormiga es prácticamente un robot automático, sin plasticidad mental, que responde por instinto, y que no tiene capacidad semántica en el cerebro.
3. Incluye seres mágicos. Según él, los genios (djinn) hacían parte de los ejércitos de Sulaimán. Con "genio" no se refiere aquí a persona de cociente intelectual alto: se refiere a estos seres mágicos que según el folklore oriental podían vivir en lámparas de aceite (como el Genio de Aladino). Toda persona razonable sabe que los genios como el de Aladino, pertenecen al mundo de las hadas: son seres del imaginario infantil.
4. No se da un sólo indicio de que el hablar de los animales sea un milagro. El relato simplemente acepta que los animales pueden pensar y hablar en su propio lenguaje, y que el protagonista Sulaimán era capaz de traducirlos.
5. El cuento llega a niveles tan cómicos como presentar un ejército de pájaros en formación marcial... Al parecer, Sulaimán no hubiera tenido ningún inconveniente en filar 20 gallinas para una foto...
Es obvio. Tal relato nunca ocurrió. Los animales no hablan, no tienen capacidad semántica suficiente para albergar conceptos complejos, y los genios mágicos no existen; son seres de fantasía. Esta historieta del Corán, así les duela a los musulmanes; es un cuento de hadas. No importa cuánto esfuerzo hagan los creacionistas islámicos para defender "científicamente" la existencia de un lenguaje complejo en las hormigas y en las aves: este texto es una fábula. Cualquier persona razonable, creyente o atea, se da cuenta de ello.
Cuando los creyentes cristianos ríen justificadamente ante la ingenuidad y la simpleza de esta fábula, que millones de musulmanes consideran palabra inerrante de su divinidad, no deberían olvidar otro cuento de hadas de otro libro clásico. Dice así:
"Se levantó Balaam de madrugada, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab. Cuando iba, se encendió la ira de Yahveh y el Ángel de Yahveh se puso en el camino para estorbarle. Él montaba la burra y sus dos muchachos iban con él. La burra vio al Ángel de Yahveh plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano. La burra se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balaam pegó a la burra para hacerla volver al camino. Pero el Ángel de Yahveh se puso en un sendero entre las viñas, con una pared a un lado y otra a otro. Al ver la burra al Ángel de Yahveh, se arrimó a la pared y raspó el pie de Balaam contra la pared.
Él le pegó otra vez. Volvió el Ángel de Yahveh a cambiar de sitio, y se puso en un paso estrecho, donde no había espacio para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Vio la burra al Ángel de Yahveh y se echó con Balaam encima. Balaam se enfureció y pegó a la burra con un palo. Entonces Yahveh abrió la boca de la burra, que dijo a Balaam: «¿qué te he hecho yo para que me pegues con ésta ya tres veces?» Respondió Balaam a la burra: «Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba.» Respondió la burra a Balaam: «¿No soy yo tu burra, y me has montado desde siempre hasta el dia de hoy? ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo?» Respondió él: «No.» Entonces abrió Yahveh los ojos de Balaam, que vio al Ángel de Yahveh, de pie en el camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y postró rostro en tierra. El Ángel de Yahveh le dijo; «¿Por qué has pegado a tu burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido a cerrarte el paso, porque delante de mí se tuerce el camino. La burra me ha visto y se ha apartado de mí tres veces. Gracias a que se ha desviado, porque si no, para ahora te habría matado y a ella la habría dejado con vida.» " (Números 22,21-33 BJ).
Cualquier persona razonable reconoce inmediatamente en este texto una fábula, un cuento de hadas. ¿Por qué? Porque incluye todos los elementos típicos. Le ruego paciencia al lector mientras explico algo que resulta evidente para cualquier persona racional:
1. El texto adjudica lenguaje humano a los animales, por ejemplo las burras. Tanto que les permite expresar frases con conceptos como castigo, pertenencia, obediencia o costumbre. Cualquier persona razonable sabe que ningún semoviente tiene la capacidad mental para argumentar con tal complejidad.
2. La fábula considera que los animales saben hablar; su único problema es vocal. Cuando Yahvé les abre la boca, ¡pueden conversar perfectamente con un ser humano en su mismo idioma!
3. El cuento incluye seres mágicos. Según él, hay ángeles con espadas que pueden hacerse visibles antes burras o ante personas, discriminadamente, a voluntad. Toda persona razonable sabe que los ángeles con espadas pertenecen al mundo de la fábula: son seres del imaginario infantil.
4. No hay la más mínima evidencia de que sea Yahvé quien se hace pasar por la burra, a la manera de un ventrílocuo: el texto es unánime en que la burra es la que habla.
5. El texto muestra a una persona a la cual le habla un burro y no se inmuta. Para Balaam, una burra parlante es el pan de cada día.
Es obvio. Tal relato nunca ocurrió. Los animales no hablan, no tienen capacidad semántica suficiente para albergar conceptos complejos, y los ángeles mágicos no existen; son seres de fantasía. Esta historieta de la Biblia, así les duela a los cristianos fundamentalistas; es un cuento de hadas. No importa cuánto esfuerzo hagan los creacionistas cristianos para defender la inerrancia bíblica, es un hecho que este texto es una fábula.
Cualquier persona razonable, creyente o atea se da cuenta de ello.
¿Por qué tanto cristiano fundamentalista puede percibir claramente los absurdos cuentos infantiles del Islam, pero es incapaz de aceptar la naturaleza evidentemente fabulesca de buena parte de la Biblia?
Por la misma razón por la cual es tan fácil para un Musulmán ver los cuentos absurdos de la Biblia, mientras le resulta inconcebible poner en la misma categoría al Corán. Es por un doble estándar: una forma del fenómeno de "doblepensar orwelliano" (2).
Cada persona nace en una cultura con sus propias creencias irracionales y sus propios textos sagrados considerados "verdad divina". La irracionalidad de la fe impuesta por un adoctrinamiento forzado, impide al creyente fundamentalista el criticar su propia religión. Sólo los racionalistas que logran liberarse de ese yugo epistemológico-religioso son capaces de pensar coherentemente ante cualquier tipo de relato.
El racionalista ve lo obvio: la Biblia, el Corán y todos los demás textos religiosos están repletos de cuentos de hadas y fábulas que nunca ocurrieron. Este tipo de relatos absurdos e infantiles son otra muestra más de lo insostenible de la "inerrancia bíblica" para las personas racionales.
Notas:
[1]. Sulaimán y Dawud son dos transliteraciones frecuentes de las voces árabes para los conocidos reyes bíblicos Salomón y David.
[2] Véase: "La creencia en Yahvé desde una mirada orwelliana" en:
http://www.eltiempo.com/participacion/blogs/default/un_articulo.php?id_blog=3349595&id_recurso=350002611
Autor: Hernán Toro
Publicado en: Blogs del periódico El Tiempo - Noviembre 15 de 2007
El libro sagrado de los musulmanes, el Corán, narra una anécdota interesante:
"Sulaimán heredó a Dawud (1) y dijo: "¡Hombres! Se nos ha enseñado el lenguaje de los pájaros y se nos ha dado de todo. ¡Es un favor manifiesto!" Las tropas de Sulaimán, compuestas de genios, de hombres y pájaros, fueron agrupadas ante él y formadas. Hasta que, llegados al Valle de las Hormigas, una hormiga dijo: "¡Hormigas! ¡Entrad en vuestras viviendas, no sea que Sulaimán y sus tropas os aplasten sin darse cuenta!"
Sonrió al oír lo que ella decía y dijo: "¡Señor! ¡Permíteme que Te agradezca la gracia que nos has dispensado, a mí y a mis padres! ¡Haz que haga obras buenas que Te plazcan! ¡Haz que entre a formar parte, por Tu misericordia, de Tus siervos justos!" Pasó revista a los pájaros y dijo: "¿Cómo es que no veo a la abubilla? ¿O es que está ausente? He de castigarla severamente o degollarla a menos que me presente, sin falta, una excusa satisfactoria".
No tardó en regresar y dijo: "Sé algo que tú no sabes y te traigo de los Saba una noticia segura. He encontrado que reina sobre ellos una mujer, a quien se ha dado de todo y que posee un trono augusto. He encontrado que ella y su pueblo se postran ante el sol, no ante Alá. El Demonio les ha engalanado sus obras y, habiéndoles apartado del camino, no siguen la buena dirección, de modo que no se prosternan ante Alá, Quien pone de manifiesto lo que está escondido en los cielos y en la tierra, y sabe lo que ocultáis y lo que manifestáis. Alá, fuera del Cual no hay otro dios, es el Señor del Trono augusto". Dijo él: "Vamos a ver si dices verdad o mientes. Lleva este escrito mío y échaselo. Luego, mantente aparte y mira qué responden". (Sura 27,16-28)
Cualquier persona razonable reconoce inmediatamente en este texto una fábula, un cuento de hadas. ¿Por qué? Porque incluye todos los elementos típicos. Le ruego paciencia al lector mientras explico algo que resulta evidente para cualquier persona racional:
1. El texto adjudica a los pájaros, por ejemplo las abubillas, un lenguaje tan sofisticado como el humano, tanto, que le permite expresar conceptos como "noticia", "reina", "trono", "augusto", "postrarse", o "Dios". Cualquier persona razonable sabe que ningún pájaro tiene una capacidad mental suficiente para albergar tales ideas.
2. Adjudica a las hormigas un lenguaje igual de complejo: éstas comprenden ideas como "tropa", "darse cuenta", e incluso, saben el nombre de un ser humano. Toda persona razonable sabe que una hormiga es prácticamente un robot automático, sin plasticidad mental, que responde por instinto, y que no tiene capacidad semántica en el cerebro.
3. Incluye seres mágicos. Según él, los genios (djinn) hacían parte de los ejércitos de Sulaimán. Con "genio" no se refiere aquí a persona de cociente intelectual alto: se refiere a estos seres mágicos que según el folklore oriental podían vivir en lámparas de aceite (como el Genio de Aladino). Toda persona razonable sabe que los genios como el de Aladino, pertenecen al mundo de las hadas: son seres del imaginario infantil.
4. No se da un sólo indicio de que el hablar de los animales sea un milagro. El relato simplemente acepta que los animales pueden pensar y hablar en su propio lenguaje, y que el protagonista Sulaimán era capaz de traducirlos.
5. El cuento llega a niveles tan cómicos como presentar un ejército de pájaros en formación marcial... Al parecer, Sulaimán no hubiera tenido ningún inconveniente en filar 20 gallinas para una foto...
Es obvio. Tal relato nunca ocurrió. Los animales no hablan, no tienen capacidad semántica suficiente para albergar conceptos complejos, y los genios mágicos no existen; son seres de fantasía. Esta historieta del Corán, así les duela a los musulmanes; es un cuento de hadas. No importa cuánto esfuerzo hagan los creacionistas islámicos para defender "científicamente" la existencia de un lenguaje complejo en las hormigas y en las aves: este texto es una fábula. Cualquier persona razonable, creyente o atea, se da cuenta de ello.
Cuando los creyentes cristianos ríen justificadamente ante la ingenuidad y la simpleza de esta fábula, que millones de musulmanes consideran palabra inerrante de su divinidad, no deberían olvidar otro cuento de hadas de otro libro clásico. Dice así:
"Se levantó Balaam de madrugada, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab. Cuando iba, se encendió la ira de Yahveh y el Ángel de Yahveh se puso en el camino para estorbarle. Él montaba la burra y sus dos muchachos iban con él. La burra vio al Ángel de Yahveh plantado en el camino, la espada desenvainada en la mano. La burra se apartó del camino y se fue a campo traviesa. Balaam pegó a la burra para hacerla volver al camino. Pero el Ángel de Yahveh se puso en un sendero entre las viñas, con una pared a un lado y otra a otro. Al ver la burra al Ángel de Yahveh, se arrimó a la pared y raspó el pie de Balaam contra la pared.
Él le pegó otra vez. Volvió el Ángel de Yahveh a cambiar de sitio, y se puso en un paso estrecho, donde no había espacio para apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Vio la burra al Ángel de Yahveh y se echó con Balaam encima. Balaam se enfureció y pegó a la burra con un palo. Entonces Yahveh abrió la boca de la burra, que dijo a Balaam: «¿qué te he hecho yo para que me pegues con ésta ya tres veces?» Respondió Balaam a la burra: «Porque te has burlado de mí. Ojalá tuviera una espada en la mano; ahora mismo te mataba.» Respondió la burra a Balaam: «¿No soy yo tu burra, y me has montado desde siempre hasta el dia de hoy? ¿Acaso acostumbro a portarme así contigo?» Respondió él: «No.» Entonces abrió Yahveh los ojos de Balaam, que vio al Ángel de Yahveh, de pie en el camino, la espada desenvainada en la mano; y se inclinó y postró rostro en tierra. El Ángel de Yahveh le dijo; «¿Por qué has pegado a tu burra con ésta ya tres veces? He sido yo el que he salido a cerrarte el paso, porque delante de mí se tuerce el camino. La burra me ha visto y se ha apartado de mí tres veces. Gracias a que se ha desviado, porque si no, para ahora te habría matado y a ella la habría dejado con vida.» " (Números 22,21-33 BJ).
Cualquier persona razonable reconoce inmediatamente en este texto una fábula, un cuento de hadas. ¿Por qué? Porque incluye todos los elementos típicos. Le ruego paciencia al lector mientras explico algo que resulta evidente para cualquier persona racional:
1. El texto adjudica lenguaje humano a los animales, por ejemplo las burras. Tanto que les permite expresar frases con conceptos como castigo, pertenencia, obediencia o costumbre. Cualquier persona razonable sabe que ningún semoviente tiene la capacidad mental para argumentar con tal complejidad.
2. La fábula considera que los animales saben hablar; su único problema es vocal. Cuando Yahvé les abre la boca, ¡pueden conversar perfectamente con un ser humano en su mismo idioma!
3. El cuento incluye seres mágicos. Según él, hay ángeles con espadas que pueden hacerse visibles antes burras o ante personas, discriminadamente, a voluntad. Toda persona razonable sabe que los ángeles con espadas pertenecen al mundo de la fábula: son seres del imaginario infantil.
4. No hay la más mínima evidencia de que sea Yahvé quien se hace pasar por la burra, a la manera de un ventrílocuo: el texto es unánime en que la burra es la que habla.
5. El texto muestra a una persona a la cual le habla un burro y no se inmuta. Para Balaam, una burra parlante es el pan de cada día.
Es obvio. Tal relato nunca ocurrió. Los animales no hablan, no tienen capacidad semántica suficiente para albergar conceptos complejos, y los ángeles mágicos no existen; son seres de fantasía. Esta historieta de la Biblia, así les duela a los cristianos fundamentalistas; es un cuento de hadas. No importa cuánto esfuerzo hagan los creacionistas cristianos para defender la inerrancia bíblica, es un hecho que este texto es una fábula.
Cualquier persona razonable, creyente o atea se da cuenta de ello.
¿Por qué tanto cristiano fundamentalista puede percibir claramente los absurdos cuentos infantiles del Islam, pero es incapaz de aceptar la naturaleza evidentemente fabulesca de buena parte de la Biblia?
Por la misma razón por la cual es tan fácil para un Musulmán ver los cuentos absurdos de la Biblia, mientras le resulta inconcebible poner en la misma categoría al Corán. Es por un doble estándar: una forma del fenómeno de "doblepensar orwelliano" (2).
Cada persona nace en una cultura con sus propias creencias irracionales y sus propios textos sagrados considerados "verdad divina". La irracionalidad de la fe impuesta por un adoctrinamiento forzado, impide al creyente fundamentalista el criticar su propia religión. Sólo los racionalistas que logran liberarse de ese yugo epistemológico-religioso son capaces de pensar coherentemente ante cualquier tipo de relato.
El racionalista ve lo obvio: la Biblia, el Corán y todos los demás textos religiosos están repletos de cuentos de hadas y fábulas que nunca ocurrieron. Este tipo de relatos absurdos e infantiles son otra muestra más de lo insostenible de la "inerrancia bíblica" para las personas racionales.
Notas:
[1]. Sulaimán y Dawud son dos transliteraciones frecuentes de las voces árabes para los conocidos reyes bíblicos Salomón y David.
[2] Véase: "La creencia en Yahvé desde una mirada orwelliana" en:
http://www.eltiempo.com/participacion/blogs/default/un_articulo.php?id_blog=3349595&id_recurso=350002611
Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
No he leido todo cuanto habéis escrito y opinado (porque es mucho) pero contestando a la pregunta que dá título al hilo...... yo estoy convencida de que la Biblia, como han apuntado muchos autores y estudiosos, es un remedo de creencias mucho más antiguas, que ni siquiera pertenecen a la mitologia del pueblo hebreo.... por lo menos yo me tomo el antiguo testamento como una versión muy muy resumida ( e interesada) de antiguos hechos de otras humaninades anteriores a la nuestra y principios de esta.... vamos en plan edición de bolsillo para entendernos.
imila- Cantidad de envíos : 15
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Re: La “Palabra de Dios”(…) ¿Es realmente la Biblia la palabra de Dios? ¿O es, más bien, una invención de los hombres?.
Os recomiendo este hilo:
https://redjedi.forosactivos.net/historia-oculta-f35/quien-es-jehova-yahve-t665.htm?highlight=yahve
Se habla, entre otras, de un interesante análisis de los textos bíblicos que pone de relieve las diferencias entre antiguo y nuevo testamento, y entre el mensaje de Yahvé/Jehová y el mensaje de Jesús (nada que ver!).
https://redjedi.forosactivos.net/historia-oculta-f35/quien-es-jehova-yahve-t665.htm?highlight=yahve
Se habla, entre otras, de un interesante análisis de los textos bíblicos que pone de relieve las diferencias entre antiguo y nuevo testamento, y entre el mensaje de Yahvé/Jehová y el mensaje de Jesús (nada que ver!).
projectedheroi- Cantidad de envíos : 825
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